Powered By Blogger

domingo, 3 de abril de 2011

LA PRINCESA VON AUERSPERG

LA PRINCESA WILHELMINA VON AUERSPERG
Un Capricho Imperial




Maria Wilhelmina, Princesa von Auersperg, de soltera Condesa von Neipperg y del Sacro Imperio, nació el 30 de abril de 1738 y falleció el 21 de octubre de 1775, hija de los Condes Wilhelm Reinhard von Neipperg y Maria Franziska Theresia von Khevenhüller-Frankenburg, que gozaban de una privilegiada relación con el emperador Francisco I de Lorena.


Retrato del Conde Wilhelm Reinhard von Neipperg (1684-1774).

Presentada por su padre en la corte imperial a la edad de 16 años, sus contemporáneos tomaron buena nota de su belleza y sobre todo de la hermosura de sus manos, amén de su carácter natural y desenvuelto, se caracterizaba por su "frescura" y por no tener pelos en la lengua. Caída en gracia a ojos de la emperatriz Maria-Teresa, fue casi de inmediato incluída entre el séquito de las damas de compañía de la soberana y admitida en el círculo de la Familia Imperial. De hecho, había impactado a Francisco I quien, bastante harto de las desbordantes muestras de afecto de Maria-Teresa, se prendó de Wilhelmina. Poco tiempo pasaría para que ésta, ante los avances del emperador, de 30 años mayor que ella pero aún atractivo y seductor, se aviniera sin problemas a convertirse en su amante secreta (1754).


Retratos de los Emperadores Francisco I de Lorena (1708-1765) y Maria-Teresa I de Austria (1717-1780), obra de Martin Van Meytens.

Francisco I y Wilhelmina solían encontrarse de noche en el Pabellón de Té, a medio camino entre el castillo y la glorieta que domina los jardines de Schönbrunn, para dar rienda suelta a sus pasiones amatorias. Se supo, y pronto hubo quien informó puntualmente a la emperatriz que su joven dama de compañía entretenía nocturnamente a su marido. La reacción de Maria-Teresa no se hizo esperar. Indignada, sermoneó severamente a la descarada y le buscó marido para alejarla de la corte y del emperador, creyendo asi que Francisco I desistiría. En cuestión de días, Maria-Teresa encontró en el príncipe Johann Adam Joseph von Auersperg al esposo idóneo: pertenecía a una gran y acaudalada familia checa, era sobrino de los príncipes de Liechtenstein, tenía 34 años y estaba disponible desde hacía dos años tras enterrar a su joven esposa Katharina von Schönfeld. No tenía residencia fija en la capital, por lo que la emperatriz confiaba en que se llevaría a sus lejanas posesiones de Bohemia a la flamante esposa.


Retrato del Príncipe Johann Adam von Auersperg (1721-1795).

Sin muchas objeciones, más que nada porque Wilhelmina von Neipperg solía gustar muchísimo a los hombres, Johann Adam von Auersperg aceptó tomarla como su segunda esposa y pasar la luna de miel en sus tierras checas, tal y como le recomendaba la emperatriz. No se sabe muy bien cuándo tuvo lugar la ceremonia en Viena, pero se barajan las fechas de 1755 y 1756 según diversas fuentes.

El caso es que el plan de Maria-Teresa no tardó en descalabrarse al intervenir su marido. Francisco, lejos de renunciar a su exquisita amante de apenas 18 años que sabía cómo hacer temblar su cama, envió un correo especial al flamante novio para invitarle a que se instalase con su esposa en la corte, con el pretexto de darle algún cargo. Auersperg no podía negarse, asi que la pareja principesca regresó a Viena y los amoríos del emperador con Wilhelmina se reanudaron para mayor disgusto de la emperatriz.

Pese a las escenas privadas que se libraron entre Maria-Teresa y Francisco I, en las que ésta intentó por todos los medios disuadirle de seguir manteniendo su relación con la princesa von Auersperg, el emperador siguió de tapadillo y a intermitencias, haciéndole de alcahuete y organizador de escapadas el príncipe de Ligne cada vez que le picaba.

Con la súbita muerte de Francisco I en el palacio de Innsbrück, días después de asistir toda la Familia Imperial y la corte a la boda del archiduque Leopoldo con la Infanta de España Maria-Luisa de Borbón (1765), cesó el escándalo.

Retrato de la Emperatriz Vda. Maria-Teresa I de Austria (1717-1780).


Durante los funerales organizados para el entierro del tan querido esposo, Maria-Teresa prohibió terminantemente a todas sus damas que llevasen maquillaje con sus vestidos de riguroso luto; orden que por cierto se extendió a todos los miembros de la corte imperial. Sin embargo, desafiante, la princesa von Auersperg hizo acto de presencia, haciendo ostentación de su pena y vestida de negro aunque perfectamente maquillada. Empezaron los murmullos de las otras damas escandalizadas y la emperatriz se giró hacia ella para reprender a la descarada que había osado embadurnar su rostro con colorete y sus labios con vermellón. Sin ruborizarse y con altanería, la rebelde Wilhelmina le espetó brutalmente: -"No sabía yo que mi cara perteneciera al Estado!".

Después de aquel desafortunado intercambio de palabras, la princesa von Auersperg abandonó la corte.


Fotografía del Palacio Auersperg-Rosenkavalier, Viena, Austria.

Se sabe que en 1771, el príncipe Johann Adam von Auersperg adquirió el Palacio Rosenkavalier en Viena (Palacio Auersperg desde entonces) y que él y su mujer se instalaron allí durante las temporadas invernales, alternando con su castillo de Rottenhaus en Bohemia durante las épocas estivales. Cuatro años más tarde, sin haber dado hijos a su marido, Wilhelmina falleció a la edad de 37 años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario