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miércoles, 27 de abril de 2011

LA CONDESA DE WARWICK: de aristócrata a socialista

DAISY, CONDESA DE WARWICK

1861 - 1938



Lady Frances Evelyn "Daisy" Maynard nació el 10 de diciembre de 1861 en la mansión familiar de Easton Lodge (Great Dunmow, Essex Co.) siendo una de los tres hijos habidos entre el Muy Honorable Coronel Charles Henry Maynard y la Honorable Blanche Adeliza Fitzroy, descendiente ésta del rey Carlos II de Inglaterra, de Nell Gwyn y de la duquesa de Cleveland. Su abuelo paterno fue Henry Maynard, 3er Vizconde y 8º Barón Maynard, del cual heredaría en 1865 al fallecer prematuramente su padre 3 meses antes.

La mansión de Easton Lodge, en Great Dunmow, Essex, según una acuarela de 1834.

Viuda su madre y dos años después de haber enterrado al marido, volvió a casarse con un importante miembro de la corte británica muy apreciado por la reina Victoria, el 4º Conde de Rosslyn*. Del segundo matrimonio de su madre con Lord Rosslyn nacerían sus medio-hermanas y medio-hermanos que siguen:

-Lady Millicent Fanny St. Clair-Erskine (1867-1955), futura Duquesa de Sutherland.

-James Francis Harry St. Clair-Erskine (1869-1939), 5º Conde de Rosslyn.

-Hon. Alexander FitzRoy St. Clair-Erskine (1870-1914).

-Lady Sybil Mary St. Clair-Erskine (1871-1910), futura 13ª Condesa de Westmoreland.

-Lady Angela Selina Bianca St. Clair-Erskine (1876-1950), futura esposa del teniente coronel Sir James Stewart Forbes.


Retrato del Príncipe Leopold de Gran-Bretaña, Duque de Albany (1853-1884), hijo menor de la reina Victoria I y del Príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha.

Siendo una beldad e hijastra de su querido y apreciado Lord Rosslyn, la reina Victoria consideró a la joven Daisy como una excelente opción entre las jóvenes casaderas de la alta sociedad que pudieran dar su mano a su hijo menor el príncipe Leopold, Duque de Albany. Aunque la reina deseaba que tal compromiso se celebrase, Leopold rechazó tal posibilidad al hallarse su corazón ocupado por otra mujer. Puesto que no iba a haber tal boda y que Daisy seguía siendo un partido interesante por ser una rica heredera, le encontraron finalmente un novio adecuado en la persona de Francis Richard Charles Greville, Lord Brooke, heredero del 4º Conde de Warwick. Tras celebrarse el noviazgo, Daisy y Francis se casaron en 1881 y nacieron, casi consecutivamente, tres de sus cinco hijos. En 1893, la flamante Lady Brooke se convirtió en la 5ª Condesa de Warwick al fallecer su suegro y ella y su marido se mudaron al histórico Castillo de Warwick, residencia solariega de la familia Greville que en 1871 había sufrido un devastador incendio y una posterior reconstrucción.


Caricatura de Francis Greville, Lord Brooke (1853-1924), 5º Conde de Warwick a partir de 1893, según el dibujante Spy para la revista Vanity Fair.

Entre 1882 y 1904, los Condes de Warwick tuvieron los siguientes hijos:

-Leopold Guy Francis Maynard Greville, Lord Brooke (1882-1928), futuro 6º Conde de Warwick.

-Lady Marjorie Blanche Eva Greville (1884-1964), futura 2ª Condesa de Feversham of Ryedale y luego 1ª Baronetesa Beckett.

-Hon. Charles Algernon Cromartie Greville (1885-1887).

-Hon. Maynard Greville (1898-1960).

-Lady Mercy Greville (n.1904), futura Sra. Dean, luego Sra. Gamble y finalmente Sra. Marter.


Retrato de Lady Frances Evelyn "Daisy" Maynard Greville, Lady Brooke y luego 5ª Condesa de Warwick en 1893.


Retrato de los Príncipes de Gales, Alberto Eduardo "Bertie" y su esposa la princesa Alexandra de Dinamarca con dos de sus hijos en su finca de Sandringham; obra de H. von Angeli, 1876.

A partir de 1881, Daisy se convirtió en una de las más distinguidas damas de la alta sociedad londinense que todo el mundo invitaba bajo cualquier pretexto. Lady Warwick pasó a ser, junto con su marido, un importante miembro del círculo de Marlborough House formado entorno a los príncipes herederos Albert Edward "Bertie" y Alexandra de Dinamarca, Príncipes de Gales. Mundana, sociable, coqueta, elegante, bella e inteligente, se codeaba con lo más granado de la high society, con los poderosos y los embajadores extranjeros y, a partir de 1883, empieza a tener varios flirteos extraconyugales con personajes de gran peso y poder político... Como la discreción no era una de sus principales virtudes, casi siempre se sabía al momento con quién había tenido devaneos amorosos sin que por ello se ofendiera su esposo, siempre en pos de una ocasión para sacar partido de los "asuntos" de alcoba de su mujer y obtener beneficios o ventajas. A fin de cuentas, en la alta sociedad británica como en el resto de la vieja Europa, se veía como cosa normal y provechosa para promocionar la carrera política o social del marido consentidor. Llegados a este punto, no puede sorprender que Daisy se convirtiera desde 1883 en la amante del Príncipe de Gales**, que era como hacerse con el premio gordo de la lotería. ¿Qué mejor partido que ése?

La asiduidad de Bertie con Daisy llevó al marido a pagar de su bolsillo la construcción de una estación de tren en la finca familiar de Easton Lodge y una conveniente y discreta ruta que pudiera ser utilizada por el real amante en sus visitas privadas. Durante casi 15 años, el Príncipe de Gales fue un invitado habitual de Lady Warwick, siendo su punto de encuentro Easton Lodge.


Retrato de Daisy, Lady Warwick, a sus 38 años en 1899.

Sin embargo y, por lo visto, simultáneamente, Daisy se convirtió en la amante secreta de Lord Beresford, por el cual sentía una pasión muy violenta y mucho menos interesada como su relación, consentida por su marido, con el heredero del trono. Su falta de prudencia, y sobretodo su correspondencia privada con Charles Beresford, a quien le confió demasiadas intimidades, precipitaron el final de su "affair" con Bertie. Cuando el Príncipe de Gales se enteró de la secreta infidelidad de Lady Warwick y de su indiscreción sobre su relación sentimental, el asunto tomó otros tintes y degeneró prontamente en un conflicto entre él y Lord Beresford. El príncipe, por lo visto, quiso recuperar una carta comprometedora que Lady Warwick había escrito a Lord Beresford y que dicha carta había caído en manos de Lady Beresford. Las trifulcas entre Lord Beresford y el Príncipe de Gales no cesaron hasta que intervino el Marqués de Salisbury, entonces primer ministro del Gobierno de Su Graciosa Majestad, para poner un término a semejante escándalo y conseguir un entendimiento entre las dos partes. Aunque la intervención del primer ministro consiguió calmar las aguas, la relación entre el Príncipe de Gales y Lord Beresford se rompió definitivamente y, en 1898, el real amante dejaba a la Condesa de Warwick por la bella Alice Keppel, cesando toda relación con ella y su marido.



Por culpa de sus repetidas indiscreciones sobre sus "affairs" con otros eminentes personajes masculinos, Lady Warwick acabó siendo apodada en sociedad como "The Babbling Brooke" (la Balbuceante Brooke) y, según dicen, se inspiraron en ella para componer la popular canción de "Daisy Bell".


Retrato de la Condesa de Warwick con su hijo menor el Honorable Maynard Greville, según J. Singer Sargent en 1904-1905.

Dada su ruptura con el Príncipe de Gales y futuro rey Eduardo VII, Daisy se dedicó a escribir y a publicar una docena de libros, convirtiéndose en una activa y feroz socialista a partir de sus repetidos encuentros con el periodista y editor del "The Clarion" Robert Blatchford, autor de una dura crítica contra ella y su modo de vida a raíz de su famoso "Bal Poudré"(1), celebrado en su castillo de Warwick en la década de 1890. Los argumentos de Blatchford causaron tal impacto en la condesa que ésta acabó uniéndose a la Federación Social-Demócrata en 1904. Se convirtió en la principal benefactora de la organización al entregarle grandes sumas de dinero para su financiación y apoyando, en particular, su campaña para conseguir comedores gratuitos para los escolares. Erigida en principal benefactora de numerosas parroquias, favoreció un clero netamente socialista, se opuso como pacifista a la Gran Guerra de 1914-1918 y acogió con satisfacción la Revolución de Octubre en Rusia. Tras la Iª Guerra Mundial, se unió abiertamente al Partido Laborista, militando en sus filas y apoyando a sus candidatos.



Su gran labor social y sus esfuerzos por mejorar las condiciones de la clase obrera fue, desde luego, notoria. Llegó incluso a fundar una escuela de costura en Easton (Essex) y otra de agricultura para mujeres, convirtiéndose también en la generosa anfitriona de los encuentros de los sindicalistas nacionales organizados en su mansión de Easton Lodge. En esa misma finca, creó hermosos jardines y hasta un pequeño zoológico para uso y disfrute del público, y acogió al novelista H.G. Wells como arrendatario de una de sus casas ubicada en su propiedad entre 1910 y 1928.

Su círculo de amistades cambió radicalmente al convertirse en el icono del socialismo británico, reuniendo en su casa a artistas, escritores y políticos de inicios del siglo XX, con los que compartía las mismas o similares convicciones políticas. Entre sus nuevas amistades podríamos citar a Gustav Holst, H.G. Wells, Ramsay MacDonald, Ellen Terry, A. A. Milne, Manny Shinwell, George Bernard Shaw, H. De Vere Stacpoole y Charles Chaplin.


Jorge V, Rey de Gran-Bretaña e Irlanda (1865-1936).


En 1910, a la muerte del rey Eduardo VII, Daisy trató torpemente de extorsionar a su sucesor el rey Jorge V: amenazó con publicar toda una serie de cartas de amor escritas por el difunto monarca si no le compensaban monetariamente. El caso es que Lady Warwick atravesaba una mala temporada, económicamente hablando, por culpa de sus extravagancias y beneficencias. Lejos de amedrentarse, Jorge V consiguió impedir tales publicaciones gracias a la intervención de su experimentado y astuto consejero privado, Lord Stamfordham (2), quien logró detener la impresión aduciendo que los derechos de autor de tales cartas eran propiedad exclusiva del rey.


La 5ª Condesa de Warwick en una de sus últimas fotografías y a la edad de 75 años.


El 5º Conde de Warwick moriría en 1924 y Daisy, condesa vda. de Warwick, acabaría sus años entre serias penurias económicas; sus prodigalidades, su extrema generosidad para con los sindicatos obreros, el partido Laborista (al que quiso ofrecer su mansión de Easton Lodge como sede), sus escuelas y sus obras sociales y benéficas, acabaron por pasarle factura ya que, aunque había heredado una considerable fortuna de su abuelo, ésta había enormemente menguado hasta el punto de verse abocada al patético episodio de tener que chantajear a la Casa Real, para sacar rédito económico de las cartas de amor del finado Eduardo VII. La que fue antaño una de las mujeres más bellas del Imperio Británico durante la Belle Époque, icono del socialismo y del movimiento pacifista de inicios del siglo XX, falleció finalmente el 26 de julio de 1938 con 76 años, cubierta de deudas y casi arruinada.


El Castillo de Warwick, Warwickshire, a vista de pájaro.

El primogénito y heredero del mayorazgo, Leopold Guy Francis Maynard Greville, Lord Brooke, sucedió a su padre en el título condal como 6º Conde de Warwick en 1924 y falleció escasamente cuatro años después, en 1928. Había abrazado la carrera militar combatiendo en la Guerra de los Boer entre 1899 y 1901, siendo ascendido al grado de 2º teniente de la Life Guard en noviembre de 1900, para luego servir como ayuda de campo de Lord Milner entre 1901 y 1902 en Sudáfrica. Corresponsal de Reuters durante la Guerra Ruso-Japonesa de 1904-1905, prosiguió como ayuda de campo del Inspector General de las Fuerzas Armadas en 1907. Por sus eminentes servicios en el seno del Ejército Británico, el 6º Conde fue condecorado con la Real Orden Victoriana (M.V.O.). Se había casado con Elfrida Marjorie Eden, que le dio 3 hijos.




Su finca de Easton Lodge sería heredada por su hijo menor el Honorable Maynard Greville y, en 1939, la mansión y su parque serían requisados por el Ministerio de Guerra para la Royal Air Force con los consiguientes destrozos. Pero la IIª Guerra Mundial no fue tan nociva para la mansión ancestral de los Maynard como el terrible incendio que destruyó sus tres cuartas partes en 1950, salvándose tan solo el ala conocida como "Ala Warwick", que siguió siendo residencia privada de Lady Mercy Greville, hija pequeña de Daisy. Las ruinas ennegrecidas de Easton Lodge fueron finalmente arrasadas poco después.

En cuanto al castillo de Warwick, clasificado monumento nacional por su dilatada historia y la belleza de su arquitectura gótica y tudoriana, fue finalmente vendido por el nieto de Daisy, el 7º Conde de Warwick (Charles Guy Fulke Greville, 1911-1984) al Museo Tussaud de Londres.



(*)_Se trata de Robert Francis St. Clair-Erskine, 4º Conde de Rosslyn (1823-1890) que, antes de heredar el título en 1866 llevó el de Lord Loughborough. Fue un eminente cortesano de la Era Victoriana y un político escocés perteneciente al Partido Conservador que gozó de la amistad de la reina Victoria y del primer ministro Lord Salisbury. Casaría el 8 de noviembre de 1866 con la viuda de Charles Henry Maynard, heredero del 3er y último Vizconde Maynard, Blanche Adeliza Fitzroy (1839-1933).

(**)_Futuro rey Eduardo VII de Gran-Bretaña e Irlanda a partir de 1901.

(1)_Del francés "Bal Poudré", Baile Empolvado, que consistió en un extravagante baile de disfraces ofrecido en 1895, en el incomparable marco del castillo de Lord y Lady Warwick, y en el que todos sus distinguidos invitados tuvieron que vestirse a la moda del siglo XVIII con pelucas rizadas y empolvadas.

(2)_Arthur John Bigge, 1er Barón Stamfordham (1849-1931), fue el Secretario Privado de la reina Victoria durante los últimos años de su reinado y principalmente del rey Jorge V, sobre el que ejerció gran influencia. Fue él quien sugirió al rey cambiar el nombre de la dinastía Sajonia-Coburgo-Gotha por el de Windsor y quien le convenció para no acoger en suelo británico a la derrocada familia imperial rusa, forzándoles a quedarse en Rusia (con la consecuente encarcelación de éstos y posterior ejecución sumaria en Ekaterinburg).

lunes, 25 de abril de 2011

Cita de la Semana



9/"Señor, guardame de mis amigos que de mis enemigos ya me guardaré yo."


 
frase de: François Marie Arouet de Voltaire, escritor y filósofo (1694-1778).

sábado, 23 de abril de 2011

LORD SANDWICH

EL IVº CONDE DE SANDWICH

1718 - 1792



John Montagu, 4º Conde de Sandwich, Vizconde Hinchingbrooke y Barón Montagu of St. Neots (1718-1792), fue un ilustre miembro de la aristocracia británica que nació en Westminster en 1718, y falleció en Londres en 1792. Nieto y sucesor del 3er Conde de Sandwich -fallecido en 1729-, e hijo de Lord Hinchingbrooke, del que quedó tempranamente huérfano a los 4 años, fue educado en los más selectos colegios (Eton y Trinity College de Cambridge) y con los mejores profesores de su tiempo, como correspondía a una persona de su rango, Lord Sandwich realizó entre 1738 y 1739 su "Gira Europea", viajando por los distintos países que formaban el itinerario recomendable para un joven aristócrata de veinte años, para complementar su refinada educación que, como mandaba entonces la tradición entre los miembros de la élite europea, tenía que ser esencialmente cosmopolita. Por aquel entonces se seguía el "adagio" según el cual un hombre no era nadie si no se hacía conocer fuera de las fronteras de su país. El viaje, como no, consistía en visitar las principales cortes europeas más prestigiosas, cultivar amistades con miembros de la élite local, dar que hablar de uno mismo, presentarse en sociedad y ser admitido en los más brillantes salones donde solía reunirse la flor y nata de la alta sociedad. De rigor eran las visitas instructivas en los museos, acceder a las colecciones de arte privadas, a las fábricas de tapices y porcelanas y a los balnearios de moda, frecuentar el teatro y acudir a algún que otro baile de máscaras. Sin embargo, Lord Sandwich fue más allá de las tradicionales rutas turísticas (Francia, Italia) al incluír en su gira España, Gibraltar, Malta, Grecia, Turquía y Egipto.


Retrato de Lord Sandwich vestido a la Turca, según Liotard.

De hecho, y durante su "gira", y siguiendo la mejor tradición inglesa, recogió o se apoderó de millares de objetos de arte, entre ellos una lápida de mármol cuya enigmática inscripción no fue descifrada hasta 1743 por el profesor Taylor, que bautizó la pieza con el nombre de "Mármol de Sandwich".

Destinado a hacer carrera en la política y miembro por derecho de la Cámara de los Lores, ocupó sucesivamente importantes cargos: en 1744 fue nombrado segundo Lord del Almirantazgo Británico. Dos años después, el rey Jorge II le nombró embajador plenipotenciario (1746). En 1748, conseguía ser nombrado primer Lord del Almirantazgo. A esa importante cartera ministerial, que correspondería hoy día al ministerio de la Marina, regresaría a menudo, avalado por sus años de experiencia y gran eficacia. Pasó también a ser Lord de Justicia (ministro de Justicia), vicetesorero adjunto de Irlanda,...


Retratos de la cantante de ópera Martha Ray y de Lord Sandwich; ambos formaron pareja durante 17 años sin poder casarse legalmente, hasta que ella fue brutalmente asesinada en Covent Garden por un suspirante celoso, el Capitán James Hackman. Tuvieron 9 hijos.

Alternó su importante vida pública con una vida privada jalonada de pequeños escándalos y tragedias: su esposa, Lady Dorothy Fane, de la que se separó en 1755, fue declarada loca por un tribunal y encerrada (1767), y tomó por amante a la joven Martha Ray, una hermosa y exitosa cantante de 17 años con la que vivió en concubinato sin atreverse a divorciarse de la primera, le dio entre 5 y 9 hijos y fue brutalmente asesinada en la Opera House de Covent Garden (1779)... Eventos que hicieron correr ríos de tinta entre sus contemporáneos.



Su pasión por el juego no tenía medida. Solía enfrascarse en partidas interminables, olvidándose hasta de comer. Hacía caso omiso cuando su mayordomo le anunciaba que su almuerzo o su cena estaba servida, lo que desesperaba a su cocinero, harto ya de prepararle platos que se enfriaban y que al final debía tirar... En un arranque de hartura, su "chef" decidió buenamente ponerle un filete de buey entre dos mitades de un panecillo y servírselo a su mesa de juego. La genial idea le vino un día de 1762 y sorprendió tan gratamente al Conde de Sandwich que éste mandó que, cuando se encontrara jugando una partida, siempre se le sirviera el almuerzo o la cena de esta guisa. A raíz de aquella iniciativa, el cocinero confeccionó bocadillos variados que pronto se hicieron muy populares entre los miembros de la alta sociedad londinense. El novedoso estilo de comer cualquier cosa entre dos rebanadas de pan hizo furor y se puso de moda hasta en las encopetadas fiestas de la corte del rey Jorge III. Evidentemente, lo que hoy se conoce como bocadillo, fue bautizado como "sandwich" en honor al conde.

Décadas después, el "Sandwich" fue rápidamente adoptado entre las clases populares y sigue siendo el estilo de comida rápida preferido de niños y adultos que no quieren pasarse horas en la cocina.



En realidad, a Lord Sandwich se le deben tres cosas: la famosa lápida con sus inscripciones descifradas en 1743 por Taylor, el archipiélago de las Islas Sandwich en el Océano Pacífico (actuales Islas Hawaii), de las que tomó posesión en nombre del rey Jorge III el célebre capitán Cook en 1778 (su protegido), las Islas Sandwich del Sur y la Isla Montagu al Sur del Océano Atlántico en 1775, y la Isla Montague frente a Alaska cuando Lord Sandwich era entonces primer Lord del Almirantazgo, y finalmente, la feliz ocurrencia culinaria del "Chef" del conde, bautizado con su nombre.

Cabría aqui destacar que, en 1774, Lord Sandwich tuvo a su servicio a un nativo de la Polinesia llamado Omai que organizó la primera barbacoa celebrada en los jardines de su mansión de Hinchingbrooke House, al cocinar para la familia un cordero sobre piedras ardientes.


Hinchingbrooke House, mansión solariega de los Condes de Sandwich, en Huntingdon, Cambridgeshire, Inglaterra. Antiguo convento de monjas desde el s.XI, perteneció sucesivamente a las familias Cromwell (s.XVI) y Montagu (s.XVII-XX) hasta su venta en 1963, tras la muerte del 9º conde de Sandwich, convirtiéndose en una escuela privada. 

Al final de su vida, el 4º Conde de Sandwich bien pudo felicitarse de ver asociado su nombre a tres "descubrimientos" tan dispares y, aunque sus calaveradas de alcoba han caído en el olvido, millones de personas repiten diariamente su nombre cuando tienen hambre y pocas ganas de cocinar...



viernes, 22 de abril de 2011

Anécdotas Históricas -49-



Otra anécdota sobre Nell Gwyn y la Duquesa de Portsmouth, contada por la Marquesa de Sévigné en una de sus cartas.

El día en que se anunció el deceso del rey de Suecia en la corte londinense, la Duquesa de Portsmouth, para no variar en sus costumbres, revistió el color del luto doliéndose de la pérdida de ese "pariente" suyo. Poco tiempo después, vino a sorprender la noticia de otra defunción: la del rey de Portugal. Saltando sobre la ocasión, la ocurrente Nell Gwyn hizo su aparición en el patio del palacio de Whitehall a bordo de su carruaje ostentosamente cubierto con crespones negros... Y, con su inigualable gracia, explicó a los cortesanos divertidos:

-"La Duquesa y yo nos hemos repartido el mundo; ella se queda con los reyes del Norte y yo con los del Sur!"


Anécdota del siglo XVII.

SIR HENRY MORGAN: de pirata a caballero

SIR HENRY MORGAN
1635 - 1688



Sir Henry Morgan, bucanero, pirata y corsario galés (Llanrhymni, Gales 1635-Port-Royal, Jamaica 1688), fue un hombre de gran capacidad para la navegación y un excelente estratega naval, que puso sus cualidades al servicio de la Corona Británica (en calidad de corsario), y actuó en el mar Caribe asolando la flota española. Miembro de la flota de Christopher Mings, fueron muy conocidas sus acciones contra el puerto de Santiago de Cuba. Asociado al holandés Eduard Mansvelt y al gobernador de Jamaica, Thomas Modyford, formó una compañía integrada por filibusteros que atacaron duramente los puertos y zonas de Puerto Príncipe, Maracaibo, Portobello, el Archipiélago de Providencia y la ciudad de Panamá.

La mejora de las relaciones entre España y Gran-Bretaña tras el ataque a Panamá, en el segundo tercio del siglo XVII, provocó la fingida detención de Henry Morgan y su traslado a Londres, dónde fue condecorado y nombrado caballero por el rey Carlos II. En 1681, de nuevo en Jamaica, fue nombrado gobernador de la isla. Fallecería en 1688, dueño de extensas propiedades y rodeado de gran respeto.

Los orígenes y hazañas de Sir Henry Morgan

Hijo del granjero Robert Morgan, de Monmouthshire, fue raptado en Bristol siendo aún un muchacho y enviado a Barbados, dónde fue vendido como esclavo al dueño de una plantación. Las leyes inglesas de entonces (mediados del siglo XVII), posibilitaban unas relaciones laborales que rozaban la esclavitud. Sin embargo, este episodio de su vida siempre fue negado e incluso ganó un juicio por libelo contra William Crooke, editor de un libro que así lo aseguraba: "The Buccaneers of America", escrito por Henri Esquemelin y de gran éxito comercial.

En 1654, Oliver Cromwell preparó la invasión de Haití y mientras la flota permanecía en Barbados, Henry Morgan escapó de su propietario y, a sus 19 años, fue reclutado. El 31 de marzo de 1655, la flota de 35 barcos y 8.000 soldados inició la toma de Santo-Domingo que se tradujo en un completo fracaso para los asaltantes. Dos semanas más tarde, los ingleses tomaron el enclave menor que era la Jamaica española. En tiempos del rey Carlos II, para incrementar la defensa de la isla, se ofrecen patentes de corso a los piratas que operaban en la zona desde Jamaica. Morgan adquiere experiencia ejerciendo la piratería a bordo de barcos con base en Port-Royal.

En el primer documento que menciona a Morgan, se le identifica como capitán de uno de los barcos que navega bajo la patente de corso otorgada a Sir Christopher Mings. Pirata que había participado en la invasión de Jamaica y que en un afortunado asalto, había robado un millón y medio de piezas de oro a los españoles. En 1666, consigue el mando de su propio barco y pronto organiza operaciones de varios barcos piratas que actúan sobre Puerto Príncipe y Portobello. El saqueo de Portobello fue particularmente brutal, cometiéndose a gran escala violaciones, torturas y asesinatos. Los planes de Morgan se coordinaban con el gobernador de Jamaica, a quien correspondía naturalmente una parte del botín, al igual que al rey Carlos II de Inglaterra.

Morgan intentó tomar Portobello (1668) al mando de nueve bajeles; el castillo de Santiago, una de las fortalezas de la plaza fuerte, cayó, pero para tomar la fortaleza de San Jerónimo tuvo que recurrir a medios menos militares. Sacó de los conventos a los curas y monjas, utilizándolos como escudos humanos; pudo tomar el fortín y señorear la villa y su puerto durante unos días. Saqueos, incendios, violaciones y pillajes se cometieron de forma indiscriminada. Finalmente, pidió 150.000 pesos para abandonar la plaza.



En 1669, se introdujo con 400 hombres en el lago Maracaibo, a bordo de pequeñas embarcaciones. Los barcos españoles se hicieron a la mar y Morgan se detuvo en el lugar algunas semanas, torturando a los civiles y tratando de obtener rescate a cambio de la entrega de la ciudad. Sólo pudo obtener 5.000 piezas de oro porque el pirata francés, François L'Olonnais tuvo gran éxito saqueando la ciudad tres años antes. Apostados en la salida al Caribe, tres galeones españoles comandados por Don Alonso del Campo, el Magdalena, Luis y La Marquesa. Morgan lanzó un pequeño barco contra el "Magdalena" y varios tripulantes encendieron mechas y se lanzaron al agua; se produjo entonces una explosión de tal magnitud que el "Magdalena" se hundió. El capitán del "Luis", ordenó una torpe maniobra y chocó contra unos bajos. Los piratas se aprestaron a rodear a "La Marquesa", que resultó apresada tras una encarnizada lucha. Luego, Morgan ordenó un asalto frontal a la fortificación española que custodiaba el estrecho. En el primer asalto, perdió a 30 hombres. Luego ordenó que los hombres embarcaran en lanchas y simularan un desembarco fuera de la vista de los españoles, quienes temiendo un ataque desde tierra, cambiaron la orientación de sus cañones y Morgan pudo entonces escapar.

En el año de 1670, España reconoció la posesión de Jamaica por parte de los Ingleses y lo aceptó como un hecho consumado. Esta claudicación animó aún más las ansias del corsario, incitándole a probar suerte en el Golfo de México. Las costas de Yucatán y de Veracruz fueron escenario de múltiples saqueos y pillajes.

Agustín de Bracamonte, gobernador de la plaza de Panamá, pidió un día a Morgan una de las armas con las que se había tomado Portobello. Morgan le envió una pistola con sus respectivas balas y el siguiente mensaje: "Guárdela un año, pasado el cual le prometo que iré a buscarla a Panamá." Por respuesta, Don Agustín de Bracamonte le escribió: "No se tome el trabajo de venir a Panamá, porque aqui no le irá tan bien como en Portobello."

La respuesta del español, que iba acompañada de una sortija, debió de parecerle insolente al corsario, quien decidió solemnemente cumplir su promesa.

A finales del año 1670, Morgan partió para Panamá con 35 barcos y 2.000 piratas ingleses y franceses, lo que suponía un ataque sin precedentes por parte de un pirata. La toma del primer fuerte le costó a Morgan nada menos que 200 muertos y numerosos heridos. El desplazamiento posterior a través de la selva que ordenó, resultó ser demasiado agotador y poco sorpresivo. La ciudad de Panamá estaba defendida por 500 hombres a caballo y 2.000 soldados de a pie, al mando del gobernador Don Guzmán y formados por esclavos y milicianos mal entrenados. Los toros bravos preparados para ayudar en la defensa no resultaron en absoluto efectivos. El desafortunado ataque frontal de los españoles a caballo, fue prontamente disuelto en dos descargas de mosquetes. El fuego declarado por causas desconocidas, convirtió en cenizas las sedas y especias almacenadas. Los asaltantes acamparon durante 28 días, torturando a civiles para encontrar riquezas escondidas y, cuando decidieron marcharse, Panamá quedó reducida a cenizas. Dos años más tarde, hubo que reconstruirla nuevamente tras ser totalmente arrasada. En cambio, el botín para los piratas resultó bastante pobre: 200 piezas por pirata.

Ante la amenazante reacción española, el rey Carlos II de Inglaterra decidió el arresto de Henry Morgan, aunque el gesto conciliador del monarca respondía más bien a una comedia táctica: Morgan fue cómodamente alojado en una cárcel, y de manera temporal, para luego nombrarle oficialmente caballero (título nobiliario de "Sir"), condecorarle y acordarle la nominación de gobernador de la Isla de Jamaica.

El retiro de Sir Henry Morgan



En la última etapa de su vida, Sir Henry Morgan cambió por completo de actividad, dedicándose a cargos más pacíficos y honorables, debido en parte a su nueva condición de caballero, gobernador y terrateniente. Precisamente porque Inglaterra siempre había visto con buenos ojos las actividades del pirata, que entraban de lleno en sus planes políticos, no tuvo incoveniente en encargar a Morgan la gobernación de la Isla de Jamaica. Una vez instalado en su respetuoso cargo, el viejo pirata persiguió tenazmente a todos cuantos se dedicaban a sus mismas actividades de antaño. Nunca más volvió a hacerse a la mar. Hasta su muerte, acaecida el 25 de agosto de 1688, vivió rodeado de lujo y confort en Port-Royal.

Anécdotas Históricas -48-


Retrato de Louise Renée de Pénancoët de Kéroual, Duquesa de Portsmouth (1649-1734).

Louise Renée de Pénancoët de Kéroual*, Duquesa de Portsmouth y de Aubigny, amante del rey Carlos II de Inglaterra y madre de uno de sus hijos naturales, pertenecía a una rancia y linajuda familia de la aristocracia bretona (los Condes de Kéroual) cuyo lustre había sido opacado por su paulatino empobrecimiento. Sin embargo, la hermosa dama de facciones aniñadas podía presumir de sus reales ascendencias ya que emparentaba, aunque lejanamente, con los reyes de las dinastías de Valois y de Borbón. Sobre su habitual jactancia de estar emparentada con lo más granado de la nobleza gala, existe una anécdota que hace sonreír:


Retrato de Nell Gwyn (1650-1687), actriz.

Un día en que llegó a Londres la noticia de la muerte de un príncipe francés, la altiva duquesa de Portsmouth hizo pública ostentación de su pena por aquél llevando riguroso luto. Se dio la casualidad que, al mismo tiempo, también se supo del deceso del Khan de los Tártaros. Su rival en el corazón y la cama del rey, la socarrona, ocurrente y procaz actriz de teatro Nell Gwyn, de orígenes mucho más humildes, decidió entonces revestir igualmente el luto y de esta guisa apareció en la corte. Hubo quien le preguntó sobre el motivo de su duelo:

-"Es por el Khan de los Tártaros...", puntualizó Nell Gwyn.

-"Y, ¿qué relación teníais vos con él?", inquirió el curioso y sorprendido cortesano.

-"La misma que tenía la duquesa de Portsmouth con el príncipe!", espetó la mordaz Nell.


(*)_El nombre se ortografiaba indistintamente como Quérouaille, Kérouaille, Kéroualle o Kéroual.


Anécdota del siglo XVII.

martes, 19 de abril de 2011

VICIOS, LOCURAS, MANÍAS & ENFERMEDADES REGIAS -15-



Carlos I de Austria, Rey de las Españas, de las Indias y Emperador del Sacro Santo Imperio Romano Germánico (1500-1558), que en Alemania llevaba el ordinal de Carlos V y era comúnmente llamado "Carlos Quinto", tuvo por progenitores al archiduque Felipe "el Hermoso" de Austria y a la Infanta Juana "la Loca" de Aragón y de Castilla que, a la larga, también fueron reyes de Castilla-León... que no de Aragón y de sus reinos del Mediterráneo, ya que aún vivía y coleaba el abuelo materno Don Fernando II de Aragón, viudo de la catolicísima abuela Doña Isabel I de Castilla.

Nació pues la noche del 24 de febrero de 1500, en medio de nauseabundos y pestilenciales perfumes, ya que su augusta y esquizofrénica madre lo parió en un retrete cuando se celebraba una fiesta en el palacio de Gante. Sus padres se llevaban a matar: Felipe "el Hermoso" era un putero incorregible que andaba ya amargado por los enfermizos ataques de celos de Juana, haciéndole ésta la vida imposible con sus ataques de histeria y sus reproches en público.


Los padres de Carlos I-V de Austria: Felipe I "el Hermoso" y Juana I "la Loca".

Educado por su tía paterna la archiduquesa Margarita de Austria, viuda por dos veces, y por el cardenal Adriano de Utrecht -que a la postre se convertiría en papa-, Carlos de Austria creció como un adolescente inicialmente apático, bonachón, maleable, preso de iniciales ataques epilépticos, mentalmente retardado, inútil en idiomas y pésimo en matemáticas. Se dijo también que era de carácter grave, flemático, algo indeciso, pacífico, aparentemente frío, de alma templada y religiosa, que gustaba de la soledad, poco amigo de la risa, bastante avaro y rencoroso, y siempre reacio a conceder favores. A esas apreciaciones se unen un defecto físico embarazoso: una mandíbula inferior salida, un prognatismo heredado del lado paterno que, a la hora de comer, transforma el placer de deglutir en trabajo tedioso y enervante, incapaz de masticar correctamente, por lo que las indigestiones y las indisposiciones se convierten en su pan de cada día. El caso es que, al tener la mandíbula tan salida, su manera de hablar adquiría tintes duros, secos... Le era difícil cerrar la boca, y siempre andaba abierta dándole un aspecto alelado. Sin embargo, dicho defecto no impidió al personaje darse unos atracones de órdago en la mesa a lo largo de sus 58 años de vida.

Tenía dos fobias incontrolables: hacia las arañas y los ratones. Ver arácnidos y roedores le producía auténtico terror.


Busto muy revelador sobre la fisionomía del entonces adolescente Carlos I de Austria (1500-1558), realizado en 1518.

Aunque su aprendizaje fue lento, Carlos consiguió expresarse en perfecto francés, además de hablar el flamenco, su lengua natal. En cuanto al castellano y el alemán, los aprendió sobre la marcha y tardíamente. Sintió pronta afición por la música (su gran pasión), la lectura y los relojes, asi como por el arte (prueba de ello son su amistad con los pintores Tiziano y Lucas Granach), la historia... y en menor medida por la cartografía y los instrumentos científicos de su tiempo, la filosofía y la astronomía.

Su principal entretenimiento era la caza que, con la edad, fue en aumento. Y por lo que se refiere a los juegos de salón o de azar, los detestaba.

A diferencia de su padre, Carlos supo dominar muy bien sus impulsos sexuales. En su época de juventud tan solo se le conoce una aventura con la noble flamenca Margrethe Van Geist, cuando tenía 21 años y se encontraba en Flandes. De ese escarceo juvenil nació en 1522 Margarita de Austria, su única hija bastarda a la que reconoció enseguida y que, llegado el día, sería la progenitora del célebre Alejandro Farnesio. Más tardía fue su aventura con la joven y bella Barbara Blomberg, siendo ya viudo de la bellísima reina-emperatriz Isabel de Portugal (desde 1539), naciendo de aquellos otoñales amores un hijo bastardo llamado Don Juan de Austria (1547).

Cuando murió su abuelo materno el rey Fernando II de Aragón, Carlos se convirtió en el nuevo rey de las Españas con el ordinal de Carlos I y con tan solo 16 años, aunque en realidad se vio asociado al trono de su madre la reina Juana I "la Loca", auténtica reina propietaria que, por entonces, ya no se dominaba y andaba recluída. Sus inicios como soberano inexperto rodeado de una cohorte de nobles flamencos ambiciosos, no mejoró en nada su imagen en sus nuevos reinos ibéricos. Que fuera en Castilla, en Aragón o en Cataluña, la impresión que dio a sus súbditos fue nefasta y no sólo porque no supiera ni una palabra de castellano o de catalán.

Retrato del rey-emperador Carlos I-V realizado hacia 1532.


Retrato del rey-emperador Carlos I-V de Austria, realizado en 1533 por Tiziano.


En febrero de 1525, cuando resulta vencedor en la batalla de Pavía y es derrotado y hecho prisionero el rey Francisco I de Francia (la noticia llega a la corte española en mayo), Carlos I se enfrenta a un acuciante problema pecuniario: debe 14 meses de paga a los 6.000 lansquenetes de la guarnición de Pavía, 5 meses a los 25.000 soldados reclutados por el Condestable de Borbón, 7 meses a los soldados de infantería españoles y 2 años a los caballeros!!! ¿el oro de las Américas? Había servido en parte para sobornar a los electores alemanes para que le concedieran la corona imperial en 1520 y, por otro lado, para ir a parar a los cofres de los banqueros flamencos a los que ya se les adeudaba mucho. La falta de liquidez fue una constante para el gobierno del rey-emperador y el oro de las minas Americanas tan solo servía para tapar agujeros, agujeros que no paraban de multiplicarse y agrandarse por culpa de las interminables campañas bélicas europeas y porque en el imperio donde no se ponía el sol siempre habían múltiples frentes que atender y mantener. Por eso, durante todo su reinado, Carlos I-V tuvo que lidiar con las cortes de sus reinos como un insistente pedigüeño, para obtener los fondos necesarios para cubrir gastos.



Hasta los 28 años, Carlos I-V de Austria gozó, relativamente, de excelente salud. Después de esa edad, empezaron las molestias: ataques de asma y de gota que llegó incluso a inmovilizarle durante semanas. A esos males se unieron las hemorroides, las hernias, las ictericias... El rey-emperador envejeció prematuramente, por lo que a sus 48 años ya parecía un sesentón desilusionado y derrotado por tantas contrariedades. Su sueño de crear un imperio unido y en paz se vio truncado por la Reforma de Lutero, las intrigas de los papas y los nacionalismos de un Enrique VIII y de un Francisco I. Con la espalda arqueada, la respiración entrecortada, teniendo que echar mano de un bastón para ir de un cuarto a otro, sufría con demasiada frecuencia de esa gota que era capaz de arrancarle los alaridos más terroríficos, hasta el punto de oír sus espeluznantes gritos en las habitaciones que se encontraban debajo de las suyas. Cuando empeoraban sus ataques, se le hinchaba la lengua, escupía flemas viscosas y se le atrofiaba el paladar, y las recetas supuestamente curativas de los médicos no contribuían a una mejoría, como tampoco su desmedido amor a la comida.



Retirado en Yuste tras abdicar en su primogénito Felipe II, Carlos I-V pasó sus últimos años viviendo en un palacio de 8 habitaciones adosado al monasterio, cuyos interiores fueron austeramente decorados y donde predominaba el negro en cortinajes y paños. Desde que había enviudado, el rey-emperador no había vestido otra cosa que trajes de luto en seda, a menudo ribeteados de armiño o de pelo de cabrito. Para desplazarse de una estancia a otra, utilizaba una silla con ruedas y, para descansar, otra fija cubierta de almohadones y con alargos para descansar en alto las piernas. Aunque aquejado de mil males y con las extremidades deformadas por la gota y los reumatismos, murió de fiebre palúdica el 21 de septiembre de 1558, a las 2 de la madrugada. 

Anécdotas Históricas -47-



Esta anécdota la atribuye Dn. José Antonio de Urbina al rey Alfonso XIII de España.

En el transcurso de un almuerzo oficial ofrecido por Alfonso XIII en palacio, uno de los invitados que no había visto en su vida un lavafrutas ni para qué servía, creyó que el bol con agua que cada uno tenía al lado de su plato servía para bebérselo. Asi que, ni corto ni perezoso, aquel caballero lo cogió y se lo bebió de un trago para mayor asombro de los allí presentes. Percantándose el rey de la metedura de pata del invitado, y para evitar que se pusiera en ridículo, hizo lo propio de manera inmediata: cogió su bol de agua y también se lo bebió. Puesto que el monarca había imitado al pobre hombre, los demás comensales, que no iban a ser menos, hicieron lo mismo sin mediar palabra.

Un hermoso ejemplo de educación y de cómo evitar que se ponga en evidencia la ignorancia de un invitado ante los demás.



Anécdota de: Alfonso XIII, Rey de España (1886-1941).

lunes, 18 de abril de 2011

BARBANEGRA

EDWARD TEACH DRUMMOND alias "BARBANEGRA"

1680 - 1718



Nacido en 1680, en Bristol (Inglaterra), su verdadero nombre fue Edward Drummond, aunque posteriormente se le conociera como Edward Teach, apodado "Blackbeard" (Barbanegra, en inglés). Se enroló a bordo de un navío corsario inglés durante la Guerra de Sucesión Española, al servicio de la reina Ana I de Gran-Bretaña e Irlanda, entre 1702 y 1713. Pese a su temeridad y a su valentía en el abordaje de numerosos navíos franceses, nunca obtuvo un ascenso como se lo merecía.

Quizás por despecho, se convierte en pirata en el año 1716. En esa misma época, el capitán pirata Hornigold le confía el mando de un sloop. Durante dos años, Teach acompaña a Hornigold con su sloop, hasta el día que aborda un gran navío mercantil francés. Recibiría entonces, en noviembre de 1717, de su capitán el mando de un navío francés armado de 40 cañones: "Le Concorde", rebautizado con el nombre de "Queen's Anne Revenge" (La Revancha de la Reina Ana).

En 1718, Teach se separa de Hornigold y toma la decisión de zarpar por su cuenta, encabezando a 300 hombres y con 4 navíos. A partir de ese momento, se dedica a amenazar las costas de la Carolina, a multiplicar los abordajes, los pillajes y las masacres. En tan solo un año, contabiliza nada menos que 40 navíos, víctimas de su piratería. En consecuencia, el gobernador Spotswood pone precio a su cabeza y llama al teniente Maynard, al frente de un navío de guerra llamado "Pearl", para que lo capture.

Después de varios días de búsqueda, Maynard consigue dar con Barbanegra en la bahía de Ocracoke (Estado de Washington, U.S.A.). El pirata es advertido de la presencia de Maynard, pero no pareció preocuparle demasiado.



A la mañana del 22 de noviembre de 1718, el abordaje se inicia y un feroz combate sigue. Teach y Maynard acaban por verse las caras, cada uno estando armados de un sable y de una pistola. Se libran entonces a un duelo a pistola. Teach es herido y, luego, los dos hombres se enfrentan empuñando los sables; el de Maynard se rompe bajo los asaltos de su terrible adversario. Teach se abalanza sobre Maynard para darle el golpe de gracia, cuando un marinero le asesta una violenta puñalada en la nuca. Soportando estoicamente su dolor, la sangre inundándole, Barbanegra continúa el combate con coraje y determinación, pese a sus múltiples heridas, cuando un segundo marinero se interpone en el enfrentamiento, asestándole varias puñaladas. Finalmente, Maynard consigue abatirle con un certero disparo y Teach se desploma.



Sobre el cadáver inerte de ese diablo de Teach se censaron nada menos que 25 heridas, 5 siendo por balas. Maynard hizo decapitarle para exponer su cabeza al final del mástil más alto, como advertencia para todos los piratas de los Caribes o de otros lares. Muy a pesar de que su cabeza fuera expuesta luego en plena plaza pública, muchos marinos y colonos rechazaron creer que había muerto, por lo que muchos actos de piratería le fueron póstumamente atribuidos.

¿Quién fue Edward Teach?



Edward Teach, supuestamente apellidado Drummond, tuvo varios apodos: Barbanegra, Teach, Thatch, Tash, Ned,... y, por lo que se ve, se casó con 14 mujeres! Nativo de la ciudad portuaria de Bristol, dónde vio la luz en 1680, cayó a manos de Maynard, su más acérrimo enemigo y perseguidor, en un tremendo combate en la Bahía Estadounidense de Ocracoke (Costa de Washington, cerca de Annapolis, EE.UU.), el 22 de noviembre de 1718; tenía 38 años de edad.

Entre sus relaciones, se pueden citar a Israel Hands, Anne Bonny, Benjamin Hornigold, Steed Bonnet y al famoso Jack Rackham "el Rojo" (cuyo estandarte: una calavera acompañada de dos sables entrecruzados, se hizo muy popular). Se le atribuye la nada despreciable cifra de 40 navíos abordados.


Bandera o estandarte del pirata Barbanegra

Edward Teach o Drummond, alias "Blackbeard" o Barbanegra, tenía a decir de testigos oculares, un aire imponente, era alto, muy fornido y con un aspecto terrible. Llevaba una barba negra llena de grasa que le cubría el pecho, haciendo gala de una falta de aseo repulsivo, apestando a sudor mezclado con el ron y la pólvora de cañón. Sus ropajes, siempre en mal estado y ajados, eran testigo visible de sus numerosos combates, siendo de color oscuro, mancillados de sangre y de diversas bebidas. Algunos capitanes se daban una imagen de "caballero" vestidos de finos tejidos y muy apreciados, prefiriendo la negociación, mientras que Barbanegra prefería cultivar su imagen de furia, de monstruo sanguinario. En combate, su barba era trenzada en una decena de coletas recogidas por cintas anudadas y de color rojo sangre. Tenía por costumbre añadir dos mechas encendidas prendidas a su sombrero, y que colgaban a lo largo de su rostro, para impresionar a sus adversarios. Para distraerse del aburrimiento, solía disparar a ciegas sobre sus marinos para observar el impacto de sus balas y sus consecuencias. Se justificaba diciendo: "Si no matase a uno de cuando en cuando, acabarían por olvidarse de quien soy yo!"

Tras una buena captura, gustaba esconder o enterrar sus botines y tesoros en una costa desierta, ayudado por uno o dos de sus hombres. Volvía a su navío solo: "¡Montan guardia!" decía a los demás extrañados. De hecho, era cierto, aunque fuesen guardianes... muertos. A Barbanegra no le gustaban los testigos que pudiesen revelar el emplazamiento de sus tesoros enterrados. Siempre rehusaba dar indicaciones sobre cómo encontrar sus cofres: "Solo el diablo y yo sabemos dónde se encuentran mis tesoros, y el diablo se quedará con todo!"

Tesoros perdidos



Antes de su muerte, alguien preguntó a Barbanegra acerca del emplazamiento de sus tesoros enterrados, y si una de sus 14 mujeres sabían algo, pero él respondió con una diabólica carcajada, añadiendo que solo el diablo y él sabían dónde se encontraban...

Los piratas no siempre podían llevarse consigo el producto de sus pillajes, por falta de espacio o por temor a caer en manos de navíos de guerra lanzados contra ellos, por lo que numerosas islas del Pacífico tienen la reputación de contener formidables tesoros. El archipiélago de las Galapagos, el archipiélago de Recilla-Gigedo, las Islas de Malpedo, Clipperton, Bancs, o la Isla de Cocos (quizás la más señalada), son famosas porque en aquellos tiempos eran los lugares preferidos de los piratas para esconder allí sus botines. La Isla de Cocos ha sido víctima de numerosas búsquedas, de excavaciones y de dinamitaciones con tal de dar con esos legendarios tesoros enterrados. Muchos fueron ciertamente encontrados, pero muchos más quedan todavía por ser descubiertos. Queda una pregunta pendiente: ¿dónde escondió Barbanegra sus tesoros?

Hasta hoy, los buscadores exploran concienzudamente las costas de Carolina del Norte y Virginia, respaldados por rumores y diarios de a bordo de diversos marinos de los siglos XVII y XVIII. Pocos tesoros han sido desenterrados y, casi siempre, los gastos implicados se revelan demasiado elevados para proseguir con esas excavaciones.



En 1987, Phil Masters, un alto ejecutivo norteamericano poseedor de una empresa especializada en la búsqueda y recuperación de navíos hundidos, descubre un importante documento a base de frecuentar las bibliotecas: un antiguo compañero de Barbanegra, capturado en octubre de 1718, había declarado todo lo que sabía durante su juicio, con tal de evitar la pena de muerte por piratería. Indicó el lugar dónde habría desaparecido en las aguas el "Queen's Anne Revenge": en la entrada de la Bahía de Beaufort, al oeste, a 2 kms de la costa. La investigación y la búsqueda del navío emblemático de Barbanegra costaron a Phil Masters, nada menos que 8 años para encontrar los fondos necesarios para llevar a cabo la campaña de búsqueda. Tras vanos intentos, descubrieron a 8 metros de profundidad, un ancla surgiendo del fondo marino. La búsqueda dió sus frutos: se encontraron diversas bolas de cañón y una campana que, sin duda, pudieron pertenecer al navío de Barbanegra. Sin embargo, los archivos revelaron que en ese lugar se producieron 4 naufragios en el siglo XVIII: "El Salvador" en 1750, "Susannah" en 1753, "Betsy" en 1771 y el "Polly" en 1793.

En septiembre de 1998, el Estado de Carolina del Norte asi como varias universidades y empresas participan en las búsquedas oficiales. Numerosos objetos son reflotados tales como cañones, botellas de ginebra, ... y un plato de estaño en el cual quizás Barbanegra tomó sus comidas antes de que el navío se hundiera en las aguas. Todo parece indicar que se trata realmente de los restos del "Queen's Anne Revenge", ya que la forma de los tres anclas descubiertos y varias botellas, pertenecen a un velero de principios del siglo XVIII. Dieciocho cañones, diferentes entre si, evocan que proceden de diferentes navíos y que seguramente fueron fruto de anteriores pillajes sobre otras embarcaciones abordadas. Anotemos que ninguno de los navíos anteriormente mencionados, y que se hundieron en dicha bahía, poseyeron tantos cañones como el barco de Barbanegra, que tenía en su haber 40...

Pero, ¿qué pasa con los tesoros de Barbanegra?

Solo el diablo y él lo saben...

EL OLONÉS, un pirata cruel

JEAN DAVID NAU alias FRANÇOIS L'OLONNAIS "el Cruel"

1630 - 1669



Todos los filibusteros sin excepción, que sean franceses, holandeses, ingleses o indios, se hallan unidos incondicionalmente por su odio a España y todo lo que sea español.

Los Españoles habían casi exterminado a los Indios, habían hecho prueba de tanta crueldad en Holanda, que ahora pretendían, con la bendición del Papa, ser los únicos e incontestables dueños de un continente entero inmensamente rico. Por estas razones, los filibusteros se sentían moralmente con el derecho de combatir a los Españoles para sustraerles el oro y la plata que despojaban para apropiarse de esas cuantiosas riquezas.

Algunos eran empujados por una motivación extremadamente fuerte como Daniel Monbars, llamado "el Exterminador", Bartolomeo "el Portugués" o Roque Brasileiro, apodado "la Roca".

Pero uno de esos capitanes filibusteros más conocido, aunque sea por las peores razones, fue el bucanero Jean David NAU, apodado "el Olonnais" (o Lolona, el Olonés). Llegado desde joven, había tenido que sufrir en carne propia los 3 años de esclavitud antes de verse admitido en la restringida sociedad de los bucaneros. Los años que pasa entonces en el bosque, con el peligro permanente de caer prisionero a manos de los lanceros españoles y de ser quemado vivo, hacen nacer en él un odio sin límite contra los españoles.

Cruel Pirata

Después de varios años de "cacería", el joven bucanero decide por fin surcar los mares como filibustero. Convertido en pirata, el Olonnais da sobradas pruebas de su coraje y valentía, además de su determinación, cuando en el momento en que el capitán cae mortalmente herido en combate, es elegido sucesor suyo. Pese a varias incursiones exitosas, acaba perdiendo su navío en medio de una tremenda tempestad. Sin embargo, su reputación como capitán-corsario le permite, con el apoyo del gobernador francés de la Isla de La Tortuga, de armar rapidamente una nueva embarcación.

Escapa de la Muerte



Tras varias incursiones coronadas por el éxito, su navío naufraga no lejos de Campeche (Península de Yucatán, Golfo de México). El Olonnais había adquirido tal reputación de crueldad para con los prisioneros españoles, que todos los navíos del Rey de España, todas las ciudades-colonias combatían contra él hasta el último hombre. Cuando los españoles acaban por encontrarle, no muestran piedad alguna para el equipaje del pirata; todos son ejecutados o asesinados sin contemplaciones. El Olonnais escapa a la muerte gracias a una astucia: se cubre de sangre y se esconde bajo los cadáveres de sus hombres. Tras la marcha de los españoles, consigue hacerse con un uniforme y consigue llegar hasta Campeche; allí convence a algunos esclavos con los que sustrae una canoa y regresa a la Isla Tortuga... a remo!

Y de nuevo nuestro protagonista consigue, con el apoyo incondicional del gobernador francés, armar un tercer navío. Mientras los españoles festejan su "victoria" sobre el temible pirata, al que creen muerto, el Olonnais ya está haciendose a la mar para capturar más galeones españoles ante el puerto de La Habana.

La Toma de Maracaibo

Es con Michel "el Vasco", otro gran jefe filibustero, que el Olonnais toma la cabeza de la primera gran expedición de filibusteros (1666), contra el continente suramericano. Los dos filibusteros reúnen para esta gran campaña 8 veleros y un cuerpo de desembarque de 650 hombres bajo sus órdenes. Sobre la ruta de Maracaibo, objetivo del ataque, toman buenos botines entre los cuales un gran velero español cargado de cacao y con un tesoro de 300.000 táleros de plata.

Maracaibo se encuentra situada al extremo del lago del mismo nombre, en Venezuela, comunicando con el mar a través de un estrecho canal, siendo éste defendido por una fortaleza. El Olonnais y el Vasco desembarcan sus tropas fuera del alcance de los cañones del fuerte y lo asaltan, haciéndose con él. Luego remontan el canal y atacan la ciudad, que contaba entonces con 4.000 almas, que se defenderá con todas sus fuerzas. Mientras están ocupados en el pillaje de la ciudad, reciben el aviso de que un destacamento español de refuerzo ha sido enviado para socorrer a los habitantes. El Olonnais toma el camino con un grupo de 380 hombres, para ir al encuentro del destacamento y consigue acabar con él no lejos de la pequeña ciudad de Gibraltar. En el bando español, se registran 500 hombres caídos en combate, mientras que entre los filibusteros tan solo censan 40 muertos y 30 heridos. El Olonnais pasará 6 semanas en la ciudad de Gibraltar, librándose al pillaje y al saqueo para abandonarla con un fabuloso botín a cuestas. Pero una epidemia se declara entre los piratas, queman la ciudad y regresan hacia Maracaibo, que saquean de nuevo. El botín se eleva a 260.000 monedas y a un montón de objetos de culto y joyas valoradas en 100.000 coronas.

La Incursión tierra adentro



Para la siguiente expedición, L'Olonnais intenta devastar y librar al pillaje un país entero: el Nicaragua español. Tras su éxito de Maracaibo, reúne 6 navíos y 700 filibusteros bajo sus órdenes. El primer objetivo de la campaña es el Cabo de Gracia de Dios, pero la flotilla se ve sorprendida por una tempestad y las corrientes marinas empujan los filibusteros hasta el Golfo de Honduras; deciden entonces "limpiar" las costas del golfo hondureño hasta que el tiempo les permita reanudar con su expedición. Sus víctimas son pequeñas aglomeraciones de pescadores de tortugas, generalmente indios nativos. Destrozando sus cabañas y hundiendo sus canoas, arrasan con la supervivencia de esos nativos. En consecuencia, el botín se revela pobre, aunque va en aumento el odio que despiertan entre los indios.

La primera presa, de cierta importancia, será un velero español armado de 30 cañones, en Puerto Caballo. El Olonnais decide entonces hacer una incursión tierra adentro. Obligan a sus prisioneros a hacerles de guías hacia la ciudad de San Pedro. El avance se revelará duro para los filibusteros, no solo por los obstáculos naturales sino también por las sucesivas escaramuzas contra los españoles, al corriente del proyecto del pirata. En el curso de esa marcha forzada, L'Olonnais hace prueba de una gran crueldad: "...Tenía por costumbre descuartizar y arrancar la lengua a las personas que, bajo tortura, no le proporcionaban información. Si hubiera podido, habría arrancado la lengua a todos los españoles. A menudo, ocurría que algunos de esos desgraciados prisioneros, bajo tortura, jurasen mostrarle el lugar dónde se escondían sus compatriotas con sus riquezas. Luego, si no conseguían llevarle al sitio prometido, morían de una muerte aún más cruel que los que expiraban torturados. (...) Un buen día, l'Olonnais abrió, de un sablazo, el pecho de un español y le arrancó el corazón aún palpitante..."

La caída de San Pedro

Tras una empecinada resistencia de los soldados españoles, San Pedro cayó a manos de los filibusteros cuando la mayoría de sus habitantes ya habían tomado el camino de huída, y tomando el tiempo de poner a salvo sus bienes. Sin gran botín, l'Olonnais incendia la ciudad y regresa a la costa, muy debilitado. A pesar de que la insatisfacción sea grande entre los filibusteros, después de una larga marcha sin éxito y costosa en vidas humanas, l'Olonnais consigue dominarlos con la promesa de un rico botín. Cuando el navío español tan esperado llega, tras tres meses, se percatan de que es un adversario difícil de abatir con sus 41 cañones y sus 130 hombres. Finalmente vencedores, los filibusteros se percatan de que no hay oro ni plata como se esperaba, sino un cargamento de papel y acero. Esta nueva decepción mina la cohesión de los piratas y empiezan las divisiones internas: una parte toma la decisión de regresar a la Isla Tortuga bajo el mando de un nuevo capitán, Vauquelin. Otro segmento, bajo las órdenes de Pierre "Le Picard" (el Picardo), prosigue con su sueño de conseguir ese botín, aunque sin éxito. El Olonnais permanece con 300 hombres en el golfo de Honduras, a la espera de nuevas presas que no se presentan... Parece ser que la suerte ha abandonado al capitán.

Punto final de una leyenda



L'Olonnais naufragará con sus hombres en un banco de arena. El equipaje se halla hambriento y, pese a todas las medidas (descarga de cañones y objetos de peso), el navío no consigue volver a flote. Durante 6 meses, L'Olonnais debe defenderse de los incesantes ataques de los Indios y, finalmente, con tan solo 150 hombres consigue mediante barcas planas construidas por ellos, llegar hasta la desembocadura del Río San Juan, que le abre el camino hacia el lago Nicaragua. Pero una vez allí, los Indios y los españoles le fuerzan a retroceder. Deberá continuar con ayuda de las velas, haciendo las costas del golfo de Darién. Bajado a tierra para encontrar víveres y agua potable, es hecho prisionero por los nativos. Sin duda se trataba de una tribu de caníbales, ya que según un testigo: "...lo despedazaron y descuartizaron, lo asaron y... se lo comieron."

domingo, 17 de abril de 2011

Anécdotas Históricas -46-



Legendaria fue la rivalidad existente entre dos monstruos de la gran pantalla como Bette Davis y Joan Crawford, famosas las dos por tener un fuerte e indomable carácter. Ambas llegaron a compartir cartel en la película "¿Qué fue de Baby Jane?"... En cierta ocasión y aludiendo a Joan Crawford, la mordaz Bette Davis dejó caer:

-"No le mearía encima aunque estuviese envuelta en llamas!"


anécdota de: Bette Davis, actriz (1908-1989).