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lunes, 30 de diciembre de 2019

ACTUALIDAD: Suficiencia y Soberbia


LA SOBERBIA SERÁ LA PERDICIÓN DE ESPAÑA

El tsunami democrático europeo hace estragos en España



La reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea hará historia. Y no únicamente dentro del marco jurídico-político del Estado Español, también en el internacional. Para empezar, el requisito que dice que los eurodiputados tienen que pasar primero por el Congreso a jurar la Constitución ha sido borrado de un plumazo porque, como afirma la sentencia, impecablemente democrática, la calidad de eurodiputado sólo (¡sólo!) la otorga la ciudadanía con sus votos, ninguna formalidad ulterior estatal. España, pues, tendrá que pintarse su “formalidad” al óleo ya que no se puede subordinar el veredicto de las urnas a ningún caprichito nacionalista. Estamos hablando de una sentencia que crea jurisprudencia, que afecta a todos los estados miembros de la UE y que será un referente en el futuro.

Otra razón por la cual esta sentencia hará historia es porque constituye una descalificación contundente de la judicatura española y pone en evidencia que no está al servicio de la justicia, sino al servicio del Estado, de manera que acusa, juzga y condena en función de los intereses políticos. El llamado “juicio del Procés”, como hemos visto, ha sido una farsa repugnante, una burla al derecho democrático y un acto de venganza contra Catalunya por haber quitado la máscara al Estado Español y mostrado la fantasmada que supuso su famosa “Transición”: una pura escenificación de la filosofía del príncipe de Salina, el personaje de Tomasi di Lampedusa, encarnada en esta frase: “Era necesario que alguna cosa cambiara para que todo continuara como antes”.

Pero la bomba jurídica lanzada por el TJUE sobre el Estado Español ha tenido otros efectos, especialmente en los ámbitos simbólico, psicológico y moral: un gigantesco descrédito que lo emparenta con Turquía, una humillación que le ha dejado en estado de shock –recordemos cómo se escondieron Pedro Sánchez y Miquel Iceta- y un batacazo moral imborrable. Otra cosa son los golpes de efecto que hace y que hará para aparentar que Europa le resbala. La notificación de la sentencia contra el Presidente Quim Torra el mismo día que Europa condenaba a España es un ejemplo, cosa que demuestra hasta qué punto no hay separación de poderes en el Estado Español. Los cajones y las carpetas judiciales se abren y cierran en función de los intereses políticos de cada momento.

No es casual que la letra del himno de Catalunya defina a esta gente como “ufana y soberbia”. La suficiencia y la soberbia son rasgos definitorios del Estado Español y, cuatro siglos después, sigue fiel a ese talante. Esperar un cambio, por tanto, es soñar. No solo no cambiará sino que nunca, nunca, nunca cumplirá ni uno de los pactos que haga con Catalunya o con algún partido catalán. Nunca. Todos los acuerdos, todos los pactos, todos los compromisos que no estén tutelados por una instancia internacional serán automáticamente incumplidos por España sin el menor reparo ni escrúpulo, por la sencilla razón de que su fanatismo místicoreligioso establece que la unidad de España está por encima de los derechos humanos y, en consecuencia, justifica la violación de éstos.



Estos días, el mundo ha tenido una prueba de las chabacanas presiones españolas a David Sassoli, presidente del Parlamento Europeo, exigiéndole que aplazara tanto como pudiera cualquier decisión vinculada con la sentencia y con sus efectos en las personas del Presidente Carles Puigdemont, el vice-presidente Oriol Junqueras y el conseller Toni Comín. En este sentido, fue un espectáculo esperpéntico el comportamiento de Josep Borrell, abandonando, rabioso, la eurocámara para no tener que oír las directrices de Sassoli, y el de Iratxe García, presidenta del grupo socialista europeo y mano derecha de Pedro Sánchez, amenazando a Sassoli y gritándole “¡tú no puedes hacer esto a España!¿Te das cuenta de lo que vas a hacer?”. El diario francés Libération lo titulaba “Ataque de nervios español en Estrasburgo”, y lo explicaba muy gráficamente hablando de funcionarios españoles infiltrados a las órdenes de Madrid y del comportamiento histérico de Iratxe García. Lo decía así: “García pierde el control de sus nervios y se pone a gritar”. Y continuaba: “Rabiosa, tira los dossieres al suelo, pero Sassoli, en absoluto alterado por la violencia española, no cede”. El episodio se repitió cuando García intentó impedir la fotografía de Puigdemont y Comín luciendo el distintivo dentro de la eurocámara, pero fracasó estrellándose contra la democracia y, como hemos visto, la fotografía dio la vuelta al mundo.

La sentencia del TJUE, ya lo vemos, es un tsunami democrático que ha hecho estragos en España, la ha herido profundamente en su orgullo y ha demostrado que lo único que le interesa de Europa son las ayudas económicas. España sólo es europea geográficamente hablando, porque de pensamiento nunca lo ha sido. Por esto, cuando Europa no le ríe las gracias, la maldice. “¡Con Alemania no se habrían atrevido!” gritaron los políticos españoles mientras vomitaban su bilis. Es para contestarles que si los quince inmigrantes africanos que ellos asesinaron cuando intentaban llegar a la costa de Ceuta en 2014, hubiesen sido alemanes no se habrían atrevido, cobardes racistas! “La Guardia Civil nos disparaba a bocajarro” explicaba Hervé, un superviviente camerunés que escapó a la matanza.

Estas reacciones paroxísticas, como ahora considerar que Europa no deja que España haga lo que le venga en gana, revelan un inmenso complejo de inferioridad, un despecho por haber visto refutada aquella máxima española que dice “la ley soy yo” y un reconocimiento implícito de la culpa. Eso es, España sabe de sobras que ha violado los derechos humanos, y lo que le escuece no es que Europa lo haya visto sino que ose reprochárselo. Su reacción, pues, viene de esta conclusión: “Tengo derecho a violar los derechos humanos en nombre de la unidad de España cuando quiera y como quiera, y si me lo reprochan es porque soy yo; a otro no se lo echarían en cara”. Es la reacción de la soberbia.

Digamos finalmente que la maniobra española para inhabilitar el President Quim Torra, propia de un Estado absolutista dentro del cual los votos no tienen ningún valor y los dirigentes políticos se quitan y se ponen en función de su sumisión al régimen, forma parte de esta violación sistemática de los derechos políticos y civiles. España sitúa la Junta Electoral –que es un órgano ultranacionalista español- por encima del Presidente de la Generalitat y le acusa de desobedecer por no haber retirado del balcón de palacio la pancarta que pedía libertad para los presos políticos. Opina el Estado Español que no hay presos políticos y que, por tanto, la pancarta no podía ampararse en la libertad de expresión. ¿A que es alucinante ese razonamiento? Pues claro que lo es, pero éste es el nivel. Sin embargo, la sentencia del TJUE deja bien clara la existencia de estos presos políticos y la violación de los derechos políticos y civiles que ha supuesto el “juicio del Procés”, razón por la cual todas sus consecuencias deberían quedar sin efecto. Hablando en plata en tres puntos: uno, el President Torra hacía uso de la libertad de expresión colgando una pancarta; dos, defendía un derecho humano básico; y tres, su exhibición tenía y tiene más sentido que nunca.

Dice un antiguo proverbio que “toda perdición tiene su origen en la soberbia”, y es bien cierto. La soberbia será la perdición de España. No lo sabe ni lo quiere saber, pero lo será. Se diría que necesita inventarse enemigos, como la independencia de Catalunya, para no tener que afrontar esta terrible verdad, pero día tras día avanza inexorablemente hacia su destino.

Artículo de Víctor Alexandre / in elmon.cat
29-12-2019.

viernes, 27 de diciembre de 2019

ACTUALIDAD: Así roba Madrid a toda España


ASÍ ROBA MADRID A TODA ESPAÑA

Madrid recauda el 49% del IVA y el 39% del IRPF con solo ser el 14% de la población.



Recaudación de impuestos en España de enero a septiembre del 2019

-IRPF

España: 63.843 millones
Madrid: 25.030 millones (39,2%)
Catalunya: 12.891 millones (20,2%)

-IVA

España: 54.056 millones 
Madrid: 26.593 millones (49,2%)
Catalunya: 13.003 millones (24,1%)

-Impuesto Sociedades

España: 8.440 millones
Madrid: 2.726 millones (32,3%)
Catalunya: 1.966 millones (23,3%)

-Impuestos especiales

España: 16.049 millones
Madrid: 13.473 millones (84%)
Catalunya: 1.166 millones (7,3%)


Les he puesto también los datos de los impuestos especiales porque incluye el de hidrocarburos, tributo que este 2019 pasó a ser estatal en esa recentralización que no para.


Bien...

Si sumamos los impuestos de arriba más el de tráfico exterior, no residente, etc nos sale que Madrid ha recaudado hasta el septiembre 69.932 millones de los 149.221 millones totales. Es decir, el 46,9%...
Catalunya el 20,4%.

Veamos los datos económicos de Catalunya (16% de la población) y de Madrid (14,3%).


-Exportaciones:

Catalunya 25,1%
Madrid 10,6%

-Industria:

Catalunya 22,5%
Madrid 9,9%

-Comercio de Bienes:

Catalunya 22,8%
Madrid 8,9%

-Turismo:

Catalunya 23,1%
Madrid 8,6%

-Servicios:

Catalunya 19,8%
Madrid 34,8%


Concretando:

El peso económico de los diferentes sectores económicos en Catalunya es acorde a los impuestos que pagan los catalanes.
No así en Madrid...

Madrid tiene el 14,3% de la población pero recauda el 46,9% de los impuestos.

Madrid está un 50% por debajo de su peso poblacional en Exportaciones-Industria-Comercio-Turismo (no así en Servicios) y en cambio recauda el 39,2% del IRPF; el 49,2% del IVA; y el 32,3% del impuesto de sociedades. 

Es decir, la mitad de todas las facturas con IVA que pagan los españoles es a empresas con sede en Madrid; donde viven 6,6 millones recaudan lo mismo que donde viven 40 millones.


Ese efecto sede hace también que el IRPF sea brutal. Okey, es algo normal; el salario de los funcionarios de los ministerios de Madrid y del Ibex 35 son altos. Aunque esos sueldos salen de los impuestos que pagan el resto de los españoles mediante su declaración de renta y consumo con IVA...

Por ejemplo, cuando usted paga la gasolina en una estación de REPSOL, está pagando el sueldo de su sede en Madrid con 4.000 trabajadores con remuneraciones fabulosas.

Por cierto, una pequeña anomalía se observa en el impuesto de sociedades que no está a la altura del IRPF e IVA. Una muestra que, además de expoliar los ingresos de otras comunidades, esas empresas situadas en Madrid hacen ingeniería fiscal para no pagar impuestos.

Cada vez quieren pagar menos; en lo que vamos de año, por el impuesto de sociedades, Madrid ha recaudado un -4,7% respecto al año pasado, eso ha provocado un efecto dominó en España (-3,2%) No así en Catalunya (+2,4%).

Esta singularidad de brutal recaudación de una región (casi única en el mundo occidental) hace que España no pueda tener un cambio de financiación ya que, si a Madrid le dieran más del 50% del IRPF, estaría sobrefinanciada. Algo que sí corrige el IVA.


Algún día se darán cuenta los españoles que el problema no es Catalunya, es Madrid.


Fuente: https://www.agenciatributaria.es/AEAT.internet/Inicio/La_Agencia_Tributaria/Memorias_y_estadisticas_tributarias/Estadisticas/Recaudacion_tributaria/Informes_mensuales_de_Recaudacion_Tributaria/2019/2019.shtml

Artículo de Jordi Català / in Spain Crisis.

lunes, 23 de diciembre de 2019

ACTUALIDAD: El Bochornoso Show Español en el Parlamento Europeo


LA ARROGANCIA CASTELLANA ARRUINA A ESPAÑA



La noticia no trascendió al público español, gracias a las malas artes de los dueños de los medios de comunicación nacionales, -que adoptan el papel de auténtica guardia pretoriana del régimen del 78 difundiendo mentiras y fomentando la incultura política entre los españoles-, pero al otro lado de los Pirineos, ya todo el mundo ha leído el relato de la bochornosa actitud de los representantes españoles en Bruselas que precedió el levantamiento de veto contra Carles Puigdemont y Toni Comín en la sede europarlamentaria, tras saberse la sentencia del TJUE a favor de Oriol Junqueras y reconociendo su inmunidad con efecto retroactivo. De hecho, es la segunda noticia más leída.

El solo hecho de leer el artículo del diario “Libération” titulado “Crise de nerfs Espagnole à Strasbourg / Ataque de nervios español en Estrasburgo”, da vergüenza ajena. Pero, ¿qué tipo de gentuza se ha colado e infiltrado en las instituciones europeas? Se pregunta legítimamente uno al leer el relato. El diario parisino ha reconstruido minuciosamente la presión, llevada al límite, que aplicaron los representantes de Madrid para evitar, in extremis, que tanto Puigdemont como Comín fuesen acreditados como eurodiputados en el Europarlamento. Los hechos se desencadenan cuando salta la noticia de la sentencia del tribunal de Luxemburgo. El corresponsal francés del diario en Bruselas, explica que una parte de la administración del Parlamento Europeo, infiltrada en demasía* por funcionarios españoles a las órdenes de Madrid, igual que en la Comisión, exige que la cuestión sea, de entrada, retrasada lo más que se pueda con el pretexto de ser estudiada por el servicio jurídico (que ya había incurrido en irregularidades y fraude contra los diputados catalanes bajo las órdenes del corrupto Tajani), antes de adoptar una posición y aplicarse la sentencia. Hablando en plata, los españoles pretendían groseramente bloquear de facto y sine die la aplicación de la sentencia del TJUE. Ahora se explica por qué el Parlamento y la Comisión, trufados de “agentes” españolísimos, dieron su apoyo a España delante del TJUE. Pero la cosa se torció para los intereses españoles, ya que se toparon con un nuevo presidente de la Eurocámara, David Sassoli que, si bien es italiano como su infausto y avergonzador predecesor, es partidario de acabar con las intromisiones y arbitrariedades de los estados miembros. De hecho, la decisión del tribunal de Luxemburgo ha sido una buena noticia para el Europarlamento, que así se libera de las interferencias espurias y demás arbitrariedades como ese exigido juramento a la constitución española que choca frontalmente y es incompatible con el ordenamiento jurídico europeo. Y como la norma europea está por encima de la española, la deja como lo que es y siempre ha sido: una disposición ilegal e inaceptable, invalidada.

Es entonces cuando la presidenta del grupo Socialista, la española Iratxe García, exige reunirse con el presidente David Sassoli antes de que éste dé la noticia ante el Parlamento. Cuando ésta comprende que Sassoli no cambiará de parecer y no cederá ante las presiones y las estrafalarias exigencias españolas, Iratxe García pierde literalmente los papeles ante Sassoli, espetándole a voz en grito “¡Tú no puedes hacer esto a España!¿te das cuenta de lo que vas a hacer?”. Acto seguido, viendo que ya no tiene nada que hacer, por impotencia y despecho, una rabiosa Iratxe García echando espumarajos por la boca, lanza los dosieres a los pies del presidente. Éste, impávido ante las violentas invectivas y malas maneras de la española, no se doblega ante sus amenazas y comparece para dar la noticia, advirtiendo a España que aplique la sentencia. El tono de Sassoli transpira enfado con España. La sentencia del TJUE se respetará, se aplicará y reconocerá inmediatamente y de forma pública. Lo que no cuenta el periodista es que, justo antes de que apareciera el presidente Sassoli, Josep Borrell, cabreado como una mona, batió retirada por la puerta trasera: abandonó el hemiciclo visiblemente humillado, enfadado y despotricando (¡cómo no!) del presidente. Su "España Global" acababa de acusar una derrota en toda regla. La misma tarde, Sassoli otorgaba las acreditaciones a Carles Puigdemont y a Toni Comín como eurodiputados.

Pero el esperpéntico espectáculo de los representantes españoles no se para ahí. Acaban cubriéndose de gloria intentando, de manera harto patética como infructuosa, impedir que los eurodiputados catalanes sean fotografiados por la prensa dentro del hemiciclo del Parlamento Europeo y que luzcan sus distintivos. Fracasan estrepitosamente y se consume entonces el naufragio español en aguas europeas. No hay mejor muestra del odio visceral e irrefrenable de estos representantes españoles, que les lleva a perder las formas, sin caer en la cuenta que afean y hunden al país que representan. Otra cosa: la evidente falta de respeto de la representante española Iratxe García hacia el Presidente Sassoli, pone en relieve una concepción patrimonial de la UE que no se corresponde con la realidad.

¿De dónde diablos sacaron a esta impresentable socialista? ¿Fue en la Universidad de Valladolid dónde le enseñaron a comportarse así en los despachos? ¿Como una mujer zafia, malencarada? Parece un Borrell con faldas, porque no encuentro gran diferencia entre uno y otro personaje en su forma de mal llevar las contrariedades. No saben qué quiere decir y en qué consiste el fair play. Ni hablemos de diplomacia. 



Cuando se hizo pública la sentencia del TJUE reconociendo la inmunidad de Junqueras desde su elección, y de rebote la de Puigdemont y Comín, estallaron las castizas cabezas de políticos, magistrados, policías, militares,  tertulianos y periodistas españolísimos. Las explosiones fueron en cascada. El efecto dominó hundió bajo el Tsunami catalán la certeza de que España aún tenía la sartén por el mango en Bruselas. Pero el trío corrupto formado por Tajani, Tusk y Juncker, debidamente comprados y cebados por Madrid, fue barrido y sustituido por otro que ya está harto de la arrogancia de los pedigüeños/corruptores mesetarios. La tortilla ha dado la vuelta y la época de los paños calientes con Madrid ha pasado. La justicia española se ha retratado solita al convertirse en un tribunal inquisidor, igual que sus cuerpos de seguridad salpicados por el perjurio, la violencia gratuita y la sangre de sus víctimas torturadas, igual que su clase política, su ejército, su prensa y su monarquía que dan protección y alas al renacimiento fascista en España, gran enemigo de la Unión Europea y apóstol de la autarquía franquista.


La ahora llamada “doctrina Junqueras” ha sentado un precedente que ha torpedeado y hecho añicos la línea de flotación del nacionalismo español. También ha supuesto una cascada de hostias como panes para los endiosados y muy politizados jueces de su Tribunal Supremo, de su fiscalía general y de su coro de enardecidos hooligans desneuronados. Más que España, es Castilla, que pretende pertenecer al club europeo pero sin doblegarse a sus reglas. Imponer las suyas si acaso. Solo quiere sus ventajas y ninguna restricción a sus pretensiones**. Quiere ser europea más que nada para “cortar el bacalao” y para figurar en el ajedrez de la unión como si fuera una pieza importante (espejismos ambos), pero no está dispuesta a renunciar a su esencia francocasposa que pretende perpetuar los tiempos del NO-DO y al establishment franquista. Segundas partes nunca fueron buenas, y más en el caso de la prolongación de un régimen instaurado por un tirano y prolongado por sus hechuras de sangre real, ya impopulares representantes de una dinastía de dudosa ascendencia. Atada y bien atada estuvo España, pero las ataduras, como todo, se desgastan y acaban por romperse por ese afán de tensarlas década tras década.

El TJUE les ha abollado el orgullo de un mazazo. Ha reventado algunos eslabones de las pesadas cadenas que amarran España al pasado. Son arrogantes, no pueden evitarlo. Se comportan como niños consentidos y hasta ahora nadie les había parado los pies. Por eso ahora se han vuelto unos furibundos anti-europeos de la noche a la mañana. La “Doctrina Junqueras” ha humillado a toda la élite filofranquista en su guerra sin cuartel ni honor contra los independentistas catalanes. “Puta Europa” gritan ahora ultrajados políticos y periodistas rebosantes de bilis. A buenas horas. Claman por un brexit a la española, un “Spexit” (que uno se pregunta por qué no se dice Spainexit, en vez de utilizar el nombre de un medicamento), porque no admiten haber perdido la batalla del Europarlamento, ni admiten que el tribunal de Luxemburgo les diga a su Tribunal Supremo que ha prevaricado, falseado, trampeado, que ha cometido atropello deliberado contra los presos políticos catalanes, que han vulnerado los derechos políticos de sus víctimas, que han violado la inmunidad europarlamentaria y encarcelado arbitrariamente retorciendo leyes por motivos puramente políticos. Hay que comprender cómo se deben de sentir cuando alguien les dice que su “consolidada democracia” es más bien, en todo su conjunto, una guarrada que es necesario coger con pinzas, que ya toca higienizarla, sanearla, limpiarla, reformarla, mejorarla, europeizarla, porque pronto se lo sugerirán los hombres de negro agitando su larga lista de deudas contraídas e impagables.

En cualquier caso, el Spexit nunca tendrá lugar y España no podrá independizarse de Europa por su cara bonita. España ya no pertenece a los españoles sencillamente porque sus gobernantes la han hipotecado repetidas veces, aparte de haberla saqueado hasta lo indecible. Debe el doble o el triple de lo que vale y no tiene con qué pagar si los catalanes la plantan. España es una empresa en quiebra que pronto entrará en suspensión de pagos. Tampoco es cierto que Madrid esté por delante de Catalunya en cuanto a producción de riqueza, eso es hacer trampas al solitario y se ha convertido en una malsana y fea costumbre en España: mentir y creerse sus propias mentiras. Y las mentiras tienen las patas muy cortas. No le auguro nada bueno en el futuro, eso si le queda algo de futuro como país.

Notas:
(*)_España sólo representa el 8% en la U.E., sin embargo el funcionariado español, que es abiertamente catalanófobo en Bruselas o en Estrasburgo, ha invadido las instituciones europeas doblando incomprensiblemente ese porcentaje (16%), lo que seguramente es criticado y mal visto por los demás estados miembros dada la inaudita e incomprensible sobrerrepresentación de España. 

(**)_Hasta la fecha de diciembre de 2018, España es el estado miembro con más expedientes abiertos por infracciones en la UE: 97 en total. Pero la cifra ya se ha superado en 2019. Eso se debe a que España no aplica o aplica demasiado tarde y de mala gana las directivas europeas, cuando no las infringe. Esas infracciones conllevan multas millonarias que el gobierno español se guarda muy mucho de publicitar a ojos de sus conciudadanos.


ACTUALIDAD: Bofetadas a los Jueces Españoles


LA CULPA ES DE LOS JUECES DEL SUPREMO



"Resulta difícil subvertir un Estado regido por el imperio de la ley sin abogados, o celebrar juicios farsa sin jueces"
Timothy Snyder. Sobre la tiranía.
La culpa es de los jueces del Tribunal Supremo. Desde el principio, y llevamos avisándolo tiempo. No alcanzo a creer que yo pueda entender la dimensión de los problemas y ellos no. Llevo desde junio diciendo que la inmunidad de un cargo electo es sagrada. Que la inmunidad de los parlamentarios está dispuesta para protegerles del Ejecutivo y también del Judicial y que, por tanto, se escapa de la lógica democrática que este último pueda desposeerles de ellos de un plumazo. ¿Puede un juez o una norma administrativa local desposeer a un electo y a sus casi dos millones de votantes de sus derechos políticos en una democracia? Pues no. Eso es lo que dijimos y eso es lo que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dice ahora. Recuerden una cosa, ¡oh, grandes jueces y grandes fiscales de este país llamado España!: si han de adorar a algún becerro de oro, procuren que sea la democracia, la ley y los derechos fundamentales. Cualquier otra cosa es espuria. La patria, tal y como la consideran, sus carreras o el favor del público o de los políticos.
Nadie les pide que rindan pleitesía a eso. Ni dios, y ustedes no lo son. O sea, no son dios. No son el dios democrático ni el dios de los Ejércitos ni el dios de la razón de Estado. Solo les pedimos que apliquen la ley. No que la inventen o la reinventen o la reescriban o que nos salven. Solo que la apliquen con profesionalidad.
La cuestión es que los jueces del Tribunal Supremo, y algunos significativamente como Manuel Marchena o Pablo Llarena, han pensado que están en una pugna en la que deben salir triunfantes. Ellos y el Estado. No, señores, no. Ustedes no tienen que salvar España ni sus culos. Ustedes tienen que impartir justicia y usar su saber técnico para ello. Los resultados no son de su incumbencia. Cuando a un juez o a un fiscal se le pasa un día el plazo para prorrogar la prisión preventiva a los dos años, ¿saben lo que pasa? Que no tienen que pensar en si el tipo es malo como los hermanos Malasombra o no. No. Lo que tienen que hacer es dejarlo en libertad. Y así todo. Las formas, impuestas por el legislador, les atañen. No se trata de que ustedes las surfeen si no obtienen el resultado buscado. Por cierto ¿por qué buscan resultados? Ustedes no pueden tener intereses. No solo no pueden tener intereses personales, sino tampoco políticos. ¿Por qué tienen que fijarse una fecha para dictar sentencia porque luego hay elecciones? ¿Qué narices le importa a un juez todo eso? ¿O sí le importa? Si es así, díganlo de una vez. O sus carreras. ¿Qué narices tiene que ver todo esto con si quieren que les nombren aquí o allí o llegar a donde han planeado?
No dejen que les cuenten milongas. Todos los errores cometidos por el Tribunal Supremo en el asunto catalán tienen, entre otras cosas, un componente personal y otro narcisista. Los salvadores de la España Una y Grande. ¿Juraron en alguna parte eso o juraron respetar y hacer respetar las leyes?
El TJUE les ha dejado ahora con el culo al aire, Excelentísimos Señores de la la Sala Segunda del Tribunal Supremo. ¿Y saben por qué? Porque ustedes se están haciendo trampas al solitario desde el principio. Porque ustedes se han sentado en una partida de ajedrez con los abogados que defienden a los acusados catalanes, mientras que los fiscales del Tribunal Supremo se han constituido en fuerza de choque,como si su misión fuera darles las condiciones para el jaque mate. Sucede que esa no es su función. Puede que a Manuel Marchena le pueda su alma de fiscal, siempre lo fue hasta que lo hicieron juez por decisión política, pero no entiendo qué aire les ha dado a los otros. No, no es su función. No tienen que salvar nada ni retorcer el derecho para conseguir un objetivo. Simplemente tienen que aplicar la ley sin que les detenga lo que esto produzca. No, un juez que debe ordenar derruir urbanizaciones ilegales no puede pararse porque esto vaya a dejar en la calle a sus ocupantes. No, un juez que tenga que pronunciarse sobre las cláusulas suelo no puede andar pensando en los sufrimientos de los bancos (aunque este Tribunal Supremo lo hizo, con gran vergüenza); no, un juez que cree que hay que preguntarle al TJUE sobre la inmunidad de un electo no puede mantenerlo en prisión y sentenciarlo.
Es que no hace falta tener tantos galones como ustedes. Si preguntan a un tribunal que les es superior, y el TJUE es superior y eso forma parte del ordenamiento jurídico español mal que les pese a los fachas, deben ESPERAR a obtener esa respuesta. La cuestión PREjudicial es PRE, o sea, que es anterior a que ustedes puedan operar. La trampa de hacerlo en una pieza separada y no en la principal, me van a perdonar, pero es una trampa de colegiales. Yo entiendo que haya compañeros de tribunales y profanos que les aplaudan la gracieta pero es que ustedes, Excelentísimos, no están para hacer gracietas. Ustedes entendieron que había dudas respecto a la inmunidad de Oriol Junqueras y por eso preguntaron –y debían, su pecado no es preguntar sino pasar de la respuesta– y su obligación era ser consecuentes con ello. Ni plazos, ni sacar la sentencia en la fecha prevista por si me tienen que nombrar, ni porras en vinagre. Lo siento, Señoría, si se convierte en otro magistrado 2, al que le jorobaron por ser consecuente. Si la consecuencia, la honestidad y la dignidad te perjudican, te lo tragas. Eso hace la gente con valores.
Uno de sus fallos ha sido haberse querido convertir en tahúres porque pensaban que los abogados de la defensa y los acusados se la estaban jugando así. Fíjense que ni siquiera estoy hablando de la espuria acusación ficcional presentada por el fallecido Maza. No, les hablo de lo que sigue. Puigdemont y los otros se fueron –no se fugaron sino que se fueron, antes de que nadie les persiguiera, porque Maza se largó de la lengua y les avisó vía El Mundo antes de presentar querella ninguna– y a ustedes les pareció un truqui de la baruqui. Ni siquiera se lo discuto. Saben perfectamente que está en la mano de un abogado defensor intentar usar todos los resquicios del sistema para preservar a su patrocinado. ¡Ahhh, pero ustedes no son defensores, sino que son jueces! A ustedes no les compete sentarse en la mesa del ajedrez como si estuvieran jugando una partida con ellos. ¡Que no! ¡Que ese puesto en todo caso será de la Fiscalía y no suyo! Y no se podrán quejar de que la Fiscalía del Tribunal Supremo, porque la FGE está desaparecida y en coma, no lo haya jugado a tope. Entonces ¿qué hace el Excelentísimo Llarena ensayando tácticas ridículas e inadmisibles como el quita y pongo de euroórdenes? Dignidad, excelentísimos señores, y profesionalidad. ¿Qué hace la Sala presentando una cuestión PREjudicial para la que pide un procedimiento de urgencia, sentenciando sin esperar porque tiene un calendario, interesado, que cumplir?
Miren, señores magistrados, en este país es lo más sencillo bailarles el agua y hacerles el rendivú, sin eso habría más periodistas señalándoles, pero eso en Luxemburgo no juega. Tampoco debería jugar en el Tribunal Constitucional. Están demasiado acostumbrados a que los inventos y las jugarretas se las certifiquen por mera conveniencia política de la espuria razón de Estado. Pero está Europa y eso nos salva. Está Europa e impide que ustedes se conviertan en un poder sin control que campe sobre los otros poderes y eso sin refrendo democrático.
Europa nos salva.
Europa nos protege.
Por eso van a activar el artículo de expulsión de la Unión Europea para evitar que los regímenes autoritarios de Hungría o Polonia domestiquen al judicial a su imagen.
Por eso van a evitar que ustedes se crean el Cid y pretendan arreglar con un uso no alternativo sino indiferente del Derecho lo que creen necesario.
¡Bendito salvavidas europeo! Solo los fascistas quieren matarlo...

Artículo de Elisa Beni / in eldiario.es
21-12-2019.

sábado, 21 de diciembre de 2019

ACTUALIDAD: Puigdemont, la imagen que España no quería


La entrada de Carles Puigdemont y de Toni Comín en el Parlamento Europeo para recoger su acreditación de eurodiputado este viernes y las imágenes de ambos circulando sin impedimentos por la Eurocámara, a la espera de poder participar en el primer pleno que tendrá lugar el próximo 13 de enero, es el segundo mazazo a la justicia española en 24 horas. La resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) declarando la inmunidad de Oriol Junqueras tras ser proclamado electo al Parlamento Europeo ha desencadenado un auténtico tsunami sobre el Estado español, que asiste impasible y noqueado a un ridículo sin parangón en la Unión Europea en un tema nada menor como es el de la vulneración de los derechos políticos.




Puigdemont y Comín ya son eurodiputados; Junqueras tendría que haber sido puesto en libertad pero el Supremo se resiste como gato panza arriba; Clara Ponsatí será eurodiputada a partir de febrero; los abogados del president en el exilio hacen votos para que el juez Manuel Marchena pida el suplicatorio de los electos independentistas confiando en que la norma del Parlamento Europeo permita una nueva sacudida al Estado español; y la justicia belga no va a dar respuesta a la extradición reclamada por el juez Pablo Llarena por sedición ya que el delito no existe y eso lo sabe todo el mundo. De todo, lo más interesante vuelve a afectar al corazón del Parlamento europeo, ya que, a diferencia de lo que sucede en las Cortes españolas, las peticiones de suplicatorio tienen un camino más largo y también de mucho mayor calado. Así, los suplicatorios son vistos y analizados a fondo durante tres meses por la comisión de Justicia en vista pública que a buen seguro acabará desmenuzando el juicio. ¿Quiere el juez Marchena que eso suceda? Veremos.

Junto a la euforia del independentismo por las victorias de Junqueras y Puigdemont emerge el gran silencio de personajes que han sido letales durante estos dos años con sus mentiras o sus exageraciones. Josep Borrell, siempre tan parlanchín, parece haber enmudecido de golpe. El PSOE y sus barones parecen haber desaparecido de la escena pública y eso que tienen por delante la investidura de Pedro Sánchez. La ministra Isabel Celaá y la vicepresidenta Carmen Calvo han sido tan discretas como cautas, no sea el caso de que la investidura prepactada acabe descarrilando. Los medios de papel catalanes tratan de encontrar un punto de anclaje con la realidad después de haber usado con profusión calificativos como "golpistas", "prófugos", "cobardes" y otros por el estilo. Varias octavas por encima están los diarios de papel de Madrid, en una campaña de Estado contra el independentismo desde hace dos años.




La justicia europea ha puesto al descubierto que la justicia española iba desnuda. La corte de propagandistas desbocados, dispuestos a hacer cualquier cosa por la unidad de España o incluso para no desairar al Gobierno español, sea el que sea, no saben muy bien qué explicar a sus lectores. La gran mentira ha caído como un castillo de naipes mientras se escucha que Europa, siempre que ha podido, ha ido en contra de España. El europeísmo de una parte de la clase dirigente y del deep state se ve ahora que era más bien coyuntural mientras ministros del PP hasta hace cuatro días avalan sin pudor el Spexit cuando, también hace muy poco tiempo, decían que los europeos pata negra eran ellos y los independentistas los que querían romper la UE. Spain.

José Antich / in El Nacional.Cat
21-12-2019.

lunes, 28 de octubre de 2019

ACTUALIDAD: Demo ... ¿Qué?


ESPAÑA ES UNA DEMO … ¿QUÉ?




“España es una democracia consolidada”. Ése es el mantra que se repite una y otra vez desde La Moncloa y desde las sedes del PP, PSOE y C’s, y hasta se publicita insistentemente desde España Global, el nuevo juguete de propaganda goebbeliana en manos de un arrogante, peligroso a la par que senil Borrell, secundado por una fanatizada arpía salida de UPyD. Dime de qué presumes y te diré de qué careces, reza el sabio dicho. Daría risa si no fuera que resulta tristemente desolador. Lo grave es que lo dicen y lo repiten hasta la saciedad, cual pandilla de zombis, sin estallar en carcajadas. Solo se ríen en “petit comité”. A puerta cerrada. Lo peor es que se lo creen, o no. Digamos que los de “arriba” no, pero los de “abajo” sí. Cinismo no les falta. Les sobra. Cretinez también. Hasta provoca helor en el alma oír a estos mentirosos compulsivos.

¿De qué tipo de democracia hablan esos mediocres aprendices de políticos?¿De qué clase de democracia puede presumir un país en cuya trayectoria se amontonan golpes de Estado, alzamientos militares y dictaduras desde su constitución en 1812? Con un decepcionante ministro del Interior español como el encubridor de torturadores Grande-Marlaska que, traicionándose a sí mismo y sin caérsele la cara de vergüenza, afirma que “sólo el Estado tiene el monopolio de la violencia”, o con una vicepresidenta del gobierno como Carmen Calvo que cumula tantas declaraciones contradictorias en su repertorio de alambicadas contestaciones a la prensa sobre derechos y libertades que, ya a estas alturas, ha quedado como una auténtica indocumentada. Para muestra, dos botones a las órdenes de un inepto majadero en funciones, irresponsable y sofista poltronero de triste figura que se esconde tras la bandera españolista para no afrontar sus desastres, deshonor, atropellos y fracasos.

En qué consiste un régimen democrático, cómo observarlo y cómo aplicarlo correctamente, tampoco se encuentra a nadie del panorama político-intelectual castizo capaz de ilustrarlo sin caer en un ridículo jacobinismo centralizador e integracionista a la francesa inaplicable en un país plagado de particularidades idiomático-culturales ancestrales. Hay un par o tres de salvedades. Un Vestrynge, un García-Trevijano o un Cotarelo. Éstos han viajado, leído y culturizado. El resto es ralea cobarde que, por miedo o estrechez de miras, hacen de eco propagandístico, siguiendo la corriente de la prensa nacional españolista que no se ruboriza a la hora de mentir, tapar y manipular a su antojo cualquier noticia en telediarios y tertulias deleznables. España no es Francia, ni viceversa, por muchas ganas tengan de que así sea. Spain is different es una frase que lo dice todo de un país relativamente joven en una vieja Europa que supo hacerse un lifting en la segunda mitad del siglo XX.

Un país cuyo estado niega el acceso de sus archivos históricos a historiadores extranjeros, ni los desclasifica, carece totalmente de higiene. Apesta.

Un país donde hay “Jueces para la democracia”, ¿qué está contando sobre la calidad de su justicia?¿Que hay “jueces para la dictadura”? Asusta.

Un gobierno que permite, incluso protege de tapadillo la apología del franquismo, fundaciones y partidos que la promueven, ¿qué deja entender a sus vecinos? Atufa.

Y ¿qué dice de ella misma su monarquía?

Diez monarquías hay en Europa. Nueve de ellas han sabido o conseguido, con fortuna e inteligencia, sobrevivir a todo tipo de contratiempos que, para otras, significaron su hundimiento y merecida desaparición. La décima, española, la echaron en 3 ocasiones: en 1808, 1868 y 1931. Y en 3 ocasiones volvieron: en 1814, 1874 y 1975. La primera y la tercera por imposición, la segunda por un golpe militar. Nunca al abrigo de un referéndum, pero sí de la mano de un dictador. Los seis fueron Borbones, lo que da a entender que esta dinastía tiene un verdadero problema crónico a la hora de encarar acertadamente su papel institucional. Nunca supieron cual era su sitio ni cuales sus limitaciones. Los Borbones siempre confundieron la velocidad con el tocino, churras con merinos. Todo el campo no es orégano, pero para ellos sí. Éste es el problema que se perpetúa cíclicamente, amén de la pronunciada alergia hereditaria a todo lo que suena a democracia y laicismo. Mandan, manosean y ordenan en todo aunque éticamente no les toque hacerlo. Las lecciones de sus tres exilios no les han enseñado nada. No han retenido nada. Excepto la avaricia y el enriquecimiento ilícito “porque de este país…” no se fía. Para qué decir más.



ACTUALIDAD: NO AL DIÁLOGO


NO HAY DIÁLOGO CON TORRA



Solo los más cegados pueden creer aún que la violencia resolverá la crisis del Estado. Pedro Sánchez, con la inconsciencia a que le lleva una fatídica combinación de arrogancia y falta de inteligencia, reclama al presidente Torra que condene la violencia, cosa que Torra siempre ha hecho. De manera notoria, en el discurso pronunciado en Stanford por invitación del Martin Luther King Jr. Institute. De discursos como éstos y en una institución tan simbólica por los valores que el presidente español presume liderar, Sánchez no ha hecho ninguno y parece ser que no le llueven invitaciones para hacerlos. Para el presidente español no se trata de un formulismo institucional, que Torra ha satisfecho con la convicción del que nunca ha sido violento. Eso Sánchez no lo da por bueno, porque lo que pretende es una auto-inculpación que Torra no le puede conceder. Y no puede, porque ni él ni nadie de su gobierno, ni ninguno de los votantes que le eligieron, ni la inmensa mayoría del independentismo no han hecho jamás profesión de violencia teórica ni práctica. Torra, y con él la gran base social del independentismo, adoptaron tempranamente un modelo de activismo inspirado en Gandhi y en Martin Luther King, y una estrategia de desobediencia civil inscrita con letras de oro en los anales de la democracia. Durante décadas, el texto de Henry David Thoreau ha sido el referente para los escolares norteamericanos, que han aprendido que desobedecer leyes injustas es un deber para las personas decentes.

Es Sánchez quien, como jefe del gobierno del Estado, dispone de las herramientas de la violencia y las aplica en sustitución de la política. Cuando von Clausewitz decía que la guerra es la continuación de la política por otros medios, quería decir que no puede ser una finalidad en ella misma. Cuando se confunde la esencia instrumental y se desplazan los objetivos políticos, se pone el Estado a merced de la suerte o de la desgracia. Habiendo pasado en poco tiempo de rechazar la violencia policial a aplicarla sin miramientos, Sánchez se expone con esa falta de consistencia a ser víctima de un acontecimiento aleatorio. Cuando instruyó a la abogada del Estado Rosa María Seoane para que defendiera el delito de sedición para los presos políticos, Sánchez apostaba su carrera a una carta muy azarosa, con el mismo espíritu ludópata con el que decidió convocar elecciones antes que formar un gobierno de izquierdas apuntalado por el independentismo catalán.

La evidencia indica que Sánchez ha perdido el norte. Ni él ni el desarbolado socialismo español no tienen siquiera alguna posibilidad sino que tampoco intención alguna de reconducir el Estado al marco democrático del cual se salió hace tiempo. Ya no hablamos ni de recuperar los principios que el socialismo se ha ido despojando por el camino para flotar electoralmente hasta acabar como una cáscara vacía a merced de cualquier galerna. Según Hanna Arendt, la acción violenta se gobierna por la categoría “fines y medios”. Esto quiere decir que el fin siempre tiene el riesgo de verse sobrepasado por los medios que justifica. Puesto que el desenlace de la acción jamás es del todo previsible, los medios empleados para conseguir un objetivo político acostumbran a ser más importantes para el futuro que no el objetivo en sí.

Para el devenir del Estado español, la violencia de estos días será más determinante que no el objetivo tácito de restablecer la convivencia. La violencia arbitraria y descontrolada de la policía es la que da la talla moral de quienes la ordenan y la cubren con la razón de Estado. Pero, como pasa siempre con la violencia, su irracionalidad intrínseca impide prever sus efectos. A pesar del aparatoso desequilibrio de poder entre manifestantes desarmados y fuerza pública armada con toda una batería de herramientas para infligir daño, el desenlace no es siempre el esperado. Disponer de un sofisticado instrumental de agresión no garantiza la victoria. Precisamente porque los avances tecnológicos y la inversión en un arsenal represivo dan al Estado una superioridad incontrastable, su fuerza moral decrece en proporción al incremento de la potencia nociva de los medios y en la medida que se ponen en manos de irresponsables.

Hace falta remontarse hasta las postrimerías del franquismo para encontrar la intensidad y la brutalidad de las cargas de estos últimos días. Las pelotas de goma, raras en aquella época, son tan copiosas ahora como las descargas electrónicas en las salas de videojuegos. No importa que en Catalunya estén prohibidas; el ministro del ramo replica que la prohibición no atañe a su policía. Parece ser que, para el ministro del Interior, juez de profesión, la ley no es jurisdiccional sino que se aplica o se deja de aplicar según los colectivos que se muevan por el territorio.

Nada es más instructivo que hacer un viaje en el tiempo. Si se comparan los policías de ahora con los del final de la dictadura, el contraste es favorable a la policía franquista. He visto confrontaciones muy duras entre obreros y “grises”, pero no he visto el desenfreno ni la voluptuosidad con la que la policía española y los Mossos se han explayado estos días contra manifestantes inofensivos. He pasado indemne por medio de un grupo de “grises” que perseguían estudiantes y ninguno hizo el más pequeño gesto de pegarme. Deduzco que los abuelos de los actuales números eran mucho más disciplinados, si no es que eran mejores personas. Puede ser porque muchos de ellos ya no creían en el régimen y acometían la faena sin entusiasmo, porque no es igual servir a un régimen caducado que a otro que da coletazos.

La incertidumbre que la violencia introduce en el embate entre legalidad y legitimidad, entre represión y democracia, eleva el riesgo de un acontecimiento aleatorio, no porque la despleguen unos incontrolados, sino porque ella misma es el principal elemento de descontrol. Una vez descontrolada, ya no es posible trazar el límite. Decía Proudhon: “la fecundidad de lo inesperado excede de lejos la prudencia del estadista”. Esta frase, Sánchez debería de copiarla cien veces con buena letra, y al acabar, volverla a copiar cien veces más, visto que la prudencia no es precisamente su fuerte. Si llega, el acontecimiento fortuito con efectos cataclísmicos para el Estado no vendrá del independentismo, que ha buscado exhaustivamente el acuerdo, sino, como decía Arendt, de aquellos sectores entre los cuales el dicho “no hay ninguna alternativa a la victoria” aún tiene vigencia.

La falta de alternativa, causa de la larga serie de derrotas que ha recibido España los últimos siglos, impele a Sánchez a tratar Catalunya como un país sin derechos y la Generalitat como una institución subalterna, de la cual no emanan obligaciones ni responsabilidades para el Estado. Negándose no tan solo al diálogo, del cual hace ostentación frente a Europa, sino a recibir la llamada de su homólogo catalán, que es, quiera o no, el primer representante del estado en Catalunya, Sánchez hace dejadez de sus funciones, y esto es especialmente grave en medio de la crisis más grande desde que el actual régimen superara la etapa del rodaje.

Con su negligencia, Sánchez destruye la posibilidad de abordar el obligado diálogo entre instituciones. Y lo hace de la manera más estúpida, violentando a Torra, reclamándole que condene la violencia como precio de una comunicación, que sin un cambio de actitud en quien la comanda sería manifiestamente inútil. En Catalunya, hablando estrictamente, no hay más violencia que la que el Estado impone trasladando en ella la plantilla empleada en el País Vasco. De ahí vienen los descerebrados intentos de colgar el cartel de “terrorismo” a un movimiento integralmente pacífico. Sánchez pretende que Torra se responsabilice de la perturbación que el mismo Estado ha planificado infiltrando agentes de su propia policía y del nacionalismo español ultra. Dicho de otra manera: Sánchez exige que Torra cargue con la violencia desencadenada por él mismo en la fatua esperanza de someter por la vía de siempre un territorio que cada día que pasa se aleja más y más deprisa cuanto más irrumpe coactivamente el Estado en la dignidad de la gente. Si no quiere hablar con el presidente Torra, ¿con quién hablará Sánchez? Cuando finalmente se de cuenta que ha de hablar con alguien, ¿a quién encontrará al otro lado de la línea?¿Con quién negociará que represente legítimamente al pueblo de Catalunya?¿Hará volver a Puigdemont como hizo Suárez con Tarradellas?¿Negociará con la ANC?¿Con los CDR?¿O ya no estará a tiempo de negociar con nadie?

Artículo traducido al castellano de Joan Ramon Resina.