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jueves, 25 de diciembre de 2014

CURIOSIDADES -170-

"Es de mal nacidos ser un desagradecido"



Cuando el general golpista Francisco Franco Bahamonde (1892-1975) emprendió su "cruzada" fascista y ultracatólica para derrocar la IIª República Española a sangre y fuego, contó con un distinguido patrocinador exiliado desde 1931: el ex rey Alfonso XIII de España (1886-1941). El ex monarca que había renunciado a permanecer en el trono tras la arrolladora victoria republicana en las elecciones municipales, diciendo que prefería exiliarse antes que ver verter la sangre de los Españoles, no caviló en el momento de dar su apoyo al general rebelde otorgándole una financiación harto generosa: nada menos que 2 millones de libras Esterlinas!

Obviamente, el confiado Alfonso XIII albergaba la esperanza de que, con semejante dádiva, Franco, una vez victorioso, le pagaría naturalmente su apoyo con la devolución del trono y la corona española. Pero nunca tuvo lugar el regreso del exiliado rey y Franco, convertido en el Caudillo de España, se aferró al poder hasta su muerte. 

sábado, 10 de mayo de 2014

CURIOSIDADES -149-

"Balance de una dictadura"



El general golpista y dictador Francisco Franco Bahamonde , que gobernó con mano de hierro a España durante casi 40 años (1938-1975), después de sumirla en una sangrienta guerra civil, dejó tras de si una impresionante lista de víctimas:
 
-180.000 víctimas durante la Guerra Civil y los primeros años de la dictadura.
-280.000 presos en las cárceles españolas.
-200.000 presos esclavizados.
-50.000 muertos por enfermedades y desnutrición.
-30.000 niñas y niños separados forzosamente de sus familias.
-6.000 casos de bebés robados durante el franquismo.
-500.000 exiliados.
-entre 6.000 y 7.000 exiliados españoles murieron en el campo de concentración de Mauthausen.
-2.500 fosas comunes.
-Más de 180 campos de concentración.
-200.000 personas desaparecidas.

Anécdotas Históricas -246-



En París, el pintor y artista malagueño Pablo Picasso se vió preguntar por un oficial nazi, a propósito del cuadro del Gernika:

-"¿Es usted el autor de este cuadro?"

-"¡Los autores son ustedes!" respondió secamente Picasso.

Anécdota de: Pablo Picasso, pintor y artista (1881-1973).

 

viernes, 9 de agosto de 2013

CURIOSIDADES -105-

"Crímenes sin castigo"



Entre 1939 y 1975, la dictadura del General Francisco Franco Bahamonde asesinó a 344.921 víctimas. Aún quedan en España nada menos que 1.097 fosas comunes sin exhumar.

Ahora sabemos que los crímenes de la dictadura franquista han rebasado cualquier expectativa. Según la Oficina para la Atención de las Víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura del actual Ministerio de Justicia aún quedan 1.097 fosas pendientes de exhumación. En el 2008, se calculó que la dictadura había hecho desaparecer a 152.237 personas. Si añadimos este dato a las ejecuciones dictadas por los tribunales franquistas, obtendremos una cifra de 344.921 víctimas. Negar que Franco perpetrara un genocidio es un acto de mala fe, que no soporta el contraste con datos verificables.

 

domingo, 21 de julio de 2013

ACTUALIDAD: España no es país para historiadores

España impide a los historiadores investigar en sus archivos

300 investigadores piden al Gobierno que desbloquee de inmediato el acceso a la documentación diplomática española de carácter histórico y que desclasifique los 10.000 documentos militares de los años 1936 a 1968
Alejandro Torrús / Madrid 12/07/2013 para PÚBLICO.ES


España tampoco es lugar para historiadores. El Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación mantiene clasificada como "secreta" y "reservada" desde 2010 la práctica totalidad de su documentación incluyendo los fondos históricos de su archivo compuestos por papeles diplomáticos del siglo XV al XX, mientras que el Ministerio de Defensa canceló en mayo de 2012 1a publicación de 10.000 documentos que estaban listos para su desclasificación.

La conclusión es contundente: "En España es imposible, a día de hoy, llevar a cabo una investigación histórica completa que tenga en cuenta algún aspecto internacional", señala a Público David Jorge, investigador y profesor de la Universidad de Wesleyan (Connecticut).



En términos prácticos, el Estado español impide a los profesionales de la investigación histórica realizar investigaciones de temáticas tan diversas como la represión franquista, las negociaciones para la liberación de los españoles secuestrados en Malí y Somalia, las relaciones entre la dictadura de Primo de Rivera y la Sociedad de Naciones o la política del Protectorado español en Marruecos. "Es una cuestión de salud democrática . Me pregunto a qué tiene miedo el Estado para impedir la investigación", incide David Jorge.

La situación se hace más dramática cuando se compara a España con los países de su alrededor. Ningún otro país ha bloqueado el acceso a documentación histórica que data de los siglos XVI al XX. Una decisión que ha motivado graves problemas en numerosas investigaciones históricas (muchas de ellas financiadas, paradójicamente, con dinero público), pero que también atenta, asegura David Jorge, contra "los principios de transparencia" que se le presuponen a un Estado democrático de derecho.

Para pedir el fin de esta situación de bloqueo que arrancó en 2010, y que aún no tiene fecha de solución, alrededor de 300 investigadores, entre los que se encuentran Ángel Viñas, Jean-Marc Delaunay, Helen Graham y Ángeles Egido León, así como personalidades del mundo de la cultura como la escritora -y ex directora de la Biblioteca Nacional de España- Rosa Regàs, han dirigido una petición al Gobierno y a los grupos parlamentarios del Congreso y el Senado para exigir que se desbloquee de inmediato el acceso a la documentación diplomática española de carácter histórico y se garantice el acceso a los 10.000 documentos militares de los años 1936 a 1968 que el ministro de Defensa, Pedro Morenés, ha decidido retener pese a estar listos para su desclasificación desde 2011.


Moratinos, en el origen





La clasificación del archivo de Exteriores fue descubierto por los investigadores Álvaro Jimena Millán y Carlos Sanz Díaz, del departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, cuando en en marzo de 2011 solicitaron autorización al Archivo General del Ministerio de Asuntos Exteriores para consultar documentación en relación a sus investigaciones de carácter académico. Jimena trató de acceder a los informes sobre las relaciones de España con China, Japón y Filipinas de 1975 a 1982. Sanz investigaba las relaciones relaciones hispano-alemanas entre 1970 y 1982.

La contestación fue la misma para los dos. "Recibimos una negación por escrito en las que se nos decía que esa documentación era secreta en función de una acuerdo del Consejo de Ministros del 15 de octubre de 2010, que no estaba publicado", explica Sanz a Público. El acuerdo secreto al que remitió Exteriores fue tomado en el Consejo de Ministros de 15 de octubre de 2010, con Zapatero de presidente. En él se otorgó la clasificación de secreto a todo documento relacionado con 17 materias comprendidas en un listado tan genérico que blinda prácticamente cualquier dato que afecte a las relaciones diplomáticas.


La promesa incumplida de Margallo





En junio de 2012, el actual ministro de Exteriores José-Manuel García Margallo aseguró que revisaría el acuerdo alcanzado por el Ejecutivo de Zapatero para determinar con mayor precisión las materias que afectan a la seguridad y defensa nacional procediendo, después, a poner a disposición de los investigadores todos aquellos documentos que no afectaran a la seguridad nacional.

Sin embargo, muy lejos de solucionar la situación, la acción del Ministerio de Margallo ha dado otra vuelta de tuerca al asunto. En septiembre de 2012, Exteriores cerró el acceso a su Archivo General y dispersó sus fondos entre el Archivo Histórico Nacional y el Archivo General de la Administración sin comunicar si esos fondos serán algún día consultables de nuevo, y en su caso cuándo y en qué condiciones.


Libertad de información


El profesor de Historia de la Universidad Complutense de Madrid Carlos Sanz considera que el problema generado por la opacidad del Estado respecto a sus archivos va más allá que los daños ocasionados a los "innumerables proyectos de investigación en marcha". "Se trata del daño a la imagen y el prestigio del país más allá de nuestras fronteras, así como de la degradación de la calidad de la democracia española que se derivan de unas decisiones que nos alejan de los estándares europeos e internacionales de protección de derechos democráticos básicos como el de libertad de información e investigación", sentencia Sanz.


 

sábado, 13 de octubre de 2012

FRANCO: El azote de los Masones



Franco y la masonería

 
 
En la España de los siglos XIX y XX la masonería tuvo momentos de gran poder hasta la Guerra Civil de 1936. Con la dictadura del general Francisco Franco, los masones se convirtieron en el símbolo por excelencia de los enemigos de la Patria, y fueron perseguidos sin tregua. ¿Qué tenía la masonería para que Franco la odiara tanto? ¿Era cierta la famosa confabulación judeo-masónica? ¿Es verdad que Franco fue masón en algún momento de su vida?

por Javier Navarrete

"Lo de Franco con la masonería era una verdadera fijación, una manía persecutoria, aunque la idea de la confabulación judeo-masónica no es suya, se acuña a finales del siglo XIX por autores antimasónicos, algunos pertenecientes a los jesuitas. Franco la toma de ellos, incorporándola a su particular discurso contra los masones." Así se expresa el masonólogo Alberto Valín, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Vigo, confirmando que, para Francisco Franco Bahamonde, la masonería se convirtió en una verdadera obsesión, algo así como un enemigo personal al que atribuía todos los males de la Patria.

De hecho, el flamante general dio tempranas muestras de su peculiar fobia, antes de iniciarse la Guerra Civil. Cuando fue nombrado director de la Academia Militar General de Zaragoza, los enemigos que más encarnizadamente persiguió, expurgándolos como cizaña de aquel ámbito sagrado, fueron el comunismo, los masones y la sífilis, para él verdaderos jinetes del Apocalipsis. Y al levantarse en armas contra el gobierno republicano en julio de 1936, ya proclamó que lo hacía para liberar a España del comunismo y la masonería. El diario El defensor de Córdoba lo dejaba claro el 24 de ese mes: "Luchamos para formar un solo frente nacional contra los judíos y las logias de masones, contra Moscú y las sociedades obreras de tipo marxista". El 15 de septiembre, Franco publicó el primer edicto antimasónico de la España sublevada, declarando a la francmasonería fuera de la ley y culpando a sus miembros de "crimen de rebelión".

Archivo General de la Guerra Civil

Cumpliendo con esta proclama, persiguió a la masonería con especial empeño. En las ciudades que iban cayendo al avance de sus tropas, los masones eran encarcelados, sus bienes confiscados y anotados los datos de parientes y amigos. Por citar dos entre innumerables ejemplos, el local de la Logia Turdetana de Córdoba fue incendiado, y el Templo Masónico de Santa Cruz de Tenerife, incautado y convertido en sede de Falange.

Su afán inquisidor fue tan exhaustivo que el fichero de miembros y simpatizantes engordaba de forma espectacular, por lo que, en 1937, nombró a Marcelino Ulibarri director del Servicio de Recuperación de Documentos, con sede en Salamanca, para reunir allí todo lo incautado a las logias y centralizar la información sobre sus miembros. Y cumplió su misión mejor que bien. El profesor Valín, buen conocedor de la documentación elaborada en esa época, señala que "siendo alrededor de 4.500 los masones activos en la España de 1936, el Servicio llegó a confeccionar más de 80.000 expedientes personales de masones y simpatizantes, fichando incluso a quienes lo habían sido en el siglo XIX, tanto en la Península como en las colonias". Hoy es el Archivo General de la Guerra Civil, y cuenta con el más importante fondo documental sobre la masonería y su persecución en esos tiempos.

Perseguidos después de muertos

Entre los muchos datos que reflejan la peculiar obsesión de Franco por acabar con la masonería y borrar, incluso, el rastro de su memoria, resulta llamativo el que, el 21 de diciembre de 1938, diera un plazo de dos meses para eliminar de todos los cementerios cualquier símbolo masónico que existiera en sus tumbas y panteones.

Cuando, en 1939, dictó la Ley de Responsabilidades Políticas que declaraba fuera de la ley a las logias masónicas y a sus miembros, tuvo la cruel argucia de hacer retroactiva su aplicación hasta 1934, lo que le permitió perseguir impunemente a todos aquellos que eran masones cuando su actividad resultaba perfectamente legal en los años previos a la Guerra Civil.

Su inquina llegó a establecer que las sanciones económicas se cobrarían "aunque el responsable falleciere antes de iniciarse el procedimiento", haciéndolas efectivas con cargo a la herencia, e incluso responsabilizando de la deuda a los herederos. Ni la muerte, pues, limpiaba la mancha de ser masón.

La amenaza permanente

Terminada la contienda, en marzo de 1940 Franco promulgó la Ley para la Represión de la Masonería y el Comunismo, creando el Tribunal Especial del mismo nombre para su aplicación. Esta ley castigaba a masones y simpatizantes con penas que alcanzaban los 30 años de cárcel para los grados más altos. La masonería, en definitiva, representaba tan grave pecado que nadie podía ser miembro de un Tribunal de Honor militar si tenía algún pariente, hasta segundo grado de consanguinidad, que hubiera sido masón.

Franco convirtió su monomanía antimasónica en uno de los pilares ideológicos del Régimen, y en sus discursos nunca faltaba la tradicional coletilla sobre la confabulación judeo-masónica unida al comunismo internacional. La masonería era la amenaza permanente del "enemigo que acecha en la sombra" y la causa de todos los desastres históricos de España, desde la pérdida de Gibraltar a la de los territorios de América, pasando por Cuba y Filipinas. Incluso hubo quien consideró a la IIª República Española, en bloque, como una "operación masónica", ya que seis de sus jefes de gobierno pertenecieron a la masonería y en las cortes constitucionales de 1931, de los 470 diputados existentes, se estima que 150 eran masones. Repartidos, eso sí, entre todos los partidos políticos, tanto de la izquierda como del centro y la derecha.

¿Perteneció Franco a la masonería?

Parece imposible que quien tanto empeño puso en acabar con la masonería, hubiera sido masón. Y, sin embargo, hay datos que apuntan en esta dirección y la posibilidad de que sea cierto, reconoce el profesor Valín, "todavía se discute en algunos foros".

Francisco Franco Bahamonde pertenecía a una familia de ideas liberales y marcada vocación militar, en la que no faltaron miembros de la masonería. Entre ellos, uno de los hermanos de Francisco: Ramón, quizás el más brillante de todos. Aviador militar, fue el héroe que realizó la travesía del Atlántico sur en el famoso hidroavión Plus Ultra. Claramente liberal y antimonárquico, cuando se produjo el levantamiento dirigido por su hermano se alineó, sin embargo, en sus filas. Otro hermano, Nicolás, no llegó a ser masón pero se quedó en puertas ya que se hizo rotario, antesala entonces de la masonería.

¿Y Francisco Franco? El conocido investigador de la masonería española Ferrer Benimeli apuntó la posibilidad de que, cuando menos, Franco intentara ingresar en la masonería siendo teniente coronel, en Larache, hacia 1926. Citó dos logias como probables objetivos del intento: la Lukus y la Lixus. Al parecer, fueron sus propios compañeros de armas los que le pusieron el veto por no reunir los méritos necesarios. Algunos afirman que volvió a intentar el ingreso en 1932, ya en Madrid, con el mismo resultado. No obstante, no se ha encontrado documentación que corrobore definitivamente esta sospecha, y el tema sigue siendo objeto de estudio.

En cualquier caso, si fuera cierto, es muy posible que Franco guardara profundos agravios contra la organización que lo rechazó. Una malquerencia a la que se sumaba su aversión a las ideas liberales y a los movimientos políticos en los que habían participado los masones durante la turbulenta IIª República. Quizá fuera esto lo que despertó su fobia, activa hasta tal punto que llegó a escribir personalmente artículos en la prensa y una novela que culminó en la película Raza, dando así rienda suelta a su obsesión antimasónica…

 
"Franco y la Masonería" in "Mas Alla" Nº194, Abril 2005.