El novelista Honoré de Balzac solía atravesar temporadas con graves problemas financieros y, precisamente, durante una de ésas en que no tenía dinero, un ladrón se dedicó a forzar todos los cajones de las cómodas de su domicilio sin encontrar ni una moneda. Al descubrir el robo fallido, Balzac fue a comisaría a poner la pertinente denuncia riéndose.
-"¿De qué se ríe usted?" le preguntó el policía.
-"¡Me hace gracia que alguien piense que puede encontrar dinero en mis cajones de noche, cuando yo no lo encuentro ni de día!"
Anécdota de: Honoré de Balzac, escritor (1799-1850).
No hay comentarios:
Publicar un comentario