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domingo, 12 de febrero de 2012

Anécdotas Históricas -122-



En 1862, la Colección de Precisos Históricos comenta que "Le Messager ha publicado la anécdota siguiente, sacado de las anotaciones y papeles inéditos de Monsieur de Malesherbes, ministro y amigo del virtuoso y desafortunado rey Luis XVI. Podremos fijarnos que era el 21 de enero de 1784, nueve años exactos antes de la decapitación del rey, cuando la cabeza del coloso de nieve rodó sobre el pavimento."

El invierno de 1783-1784 era de un rigor espantoso. Las iglesias, los talleres, los lugares públicos estaban cerrados. París parecía desierta. No se encontraba a nadie por las calles. Los más ricos se veían forzados a quemar sus muebles para calentarse. Los pobres morían de frío en sus graneros. La caridad misma se mostraba impotente: el bolsillo del rey estaba vacío.

Conmovido por los informes diarios de Lenoir, teniente general de la policía, Luis XVI tuvo la idea de reponer en vigor las ordenanzas relativas al Gran Despacho de los Pobres, y que daba a ese despacho el derecho de levar anualmente, en París, una tasa sobre los príncipes, señores, burgueses, artesanos y otros habitantes de cualquier condición social: gentes del clero, comunidades eclesiásticas o laicas, todos... a excepción de los pobres.



Esa ordenanza fue publicitada en todas las plazas y aclamada por el pueblo. Días después, se dispuso de dinero, se recuperó la esperanza. Finalmente, el tiempo mejoró. El pueblo quiso dar testimonio de su alegría alzando, frente a la estátua ecuestre del rey Enrique IV sobre el Pont-Neuf, una estátua de nieve de Luis XVI cuya altura sobrepasaba el segundo piso de las viviendas. Los rasgos del rey eran de un parecido perfecto. Sobre la cabeza de la efigie se había colocado una corona de flores artificiales, donada por la modista de la Reina, Rose Bertin. En el pedestal de la estátua habían grabado esa inscripción: Nuestro amor por él nos reconforta.

Todo París quiso ver esa estátua improvisada y tan pintoresca. Pronto se puso de moda pasearse por el Pont-Neuf; las más elegantes damas, los más distinguidos caballeros se daban cita y se mezclaban con el populacho. El deshielo puso fin a esa moda. Una mañana, el 21 de enero de 1784, la cabeza del coloso se separó, desplomó y rodó sobre el pavimento.

Retrato de Guillaume de Lamoignon, Conde de Malesherbes (1721-1794), jurista, botánico y ministro francés que se encargó de la defensa de Luis XVI durante su juicio en 1792-1793.


Esa misma mañana, el Señor de Malesherbes atravesaba la Place Dauphine para dirigirse a la cárcel del Châtelet, donde solía acudir a visitar a los prisioneros y a darles limosna. Vio la caída de la cabeza del coloso, llevándose tal impresión que anotó ese curioso hecho en su cuaderno de notas, aunque jamás se le pasó por la mente que acababa de ser testigo de un sombrío pronóstico.

Anécdota del Siglo XVIII. 

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