EL CONDE DE MONTENEGRO Y DE MONTORO
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LA REVUELTA DE MANACOR DE 1835
Ramón Despuig Safortesa nació en Palma el 23 de julio de 1768 y murió en la misma ciudad el 1 de diciembre de 1848. Era hijo de Juan Despuig Dameto, conde de Montenegro y Montoro, y de Isabel Safortesa y Sureda. La pareja tuvo otros tres hijos, Tomás, Juan y Salvador, todos ellos solteros, como Ramón. Y una hija, María Luisa, casada con José Despuig Fortuny. Esta pareja acabó siendo heredera universal de los bienes y títulos familiares.
Los Despuig eran una familia muy conocida en Mallorca. Sus antepasados habían acompañado el rey Jaume I en la conquista de la isla. Según Jaume Salvà, las propiedades mallorquinas de su padre eran, en primer lugar, Raixa, en el término de Bunyola, finca donde el cardenal Antoni Despuig Dameto -tio de Ramón- instaló un famoso museo con esculturas procedentes de excavaciones de Italia y unos jardines que se hicieron famosos en toda la isla. Además, poseía Son Serralta y Son Ferratjans en el término de Puigpunyent; Son Huguet en el de Petra; Son Garreta en el de Campanet; Son Puigdorfila y el cobertizo de Son Siderol en el Prado de San Jorge y el cobertizo de Son Net en el término de Palma. También contaba con diferentes fincas urbanas en Palma y otros pueblos de la isla (Salvà, 1964). Por el lado de la herencia del condado de Montoro y Montenegro tenía otras propiedades en Aragón (ACMJ).
Retrato del Cardenal Antoni Despuig i Dameto (1745-1813).
Durante el siglo XVIII, la persona de su familia que contó con una mayor proyección fue su tío, el cardenal Despuig. Este, de personalidad y espíritu curioso, amante de las artes y de las ciencias, se dedicó a promover la cultura en Mallorca. Y también influyó en la educación de sus sobrinos. Fue mentor de su sobrino primogénito. Quizá por ello, Ramón recibió una sólida educación. Cimentó los valores de la Ilustración y de la necesidad de una regeneración política y social, lo que era bien común en algunos sectores de las clases altas españolas y europeas del momento. Según Aina Pascual, cuando contaba con diecisiete años, en 1785, acompañó a su tío en un viaje a Roma (Pascual, 2008).
La tradición familiar dictaba que los primogénitos hicieran la carrera militar. En 1793, a los veinte y cinco años, Ramon Despuig era capitán y mandaba el Regimiento de Jaén, y en 1794 participó en la Guerra de la Convención (1793-1795) contra la Francia revolucionaria, entrando en combate (AGMS). Un año después, su padre le cede el título de conde de Montoro y el 8 de marzo de 1796 obtiene el grado de teniente coronel. Finalizada la guerra con Francia, se dedicó a preparar conjuntamente con Pedro Caro, III marqués de la Romana, la conquista de Menorca, entonces bajo dominación inglesa. Empero, esa empresa no se llevó a cabo (AGMS). En abril de 1801 escuchó a Gaspar Melchor de Jovellanos en el trayecto de Barcelona a Mallorca, cuando se dirigía prisionero en la isla (Llabrés, 1958, p. 6).
El 23 de julio de 1804, a los treinta y seis años, pide el destino en Mallorca, por problemas familiares, dada la avanzada edad de su padre y la obligación de atender los negocios familiares. Al cabo de un mes, el 23 de agosto, le conceden el cargo de coronel agregado del Regimiento de Mallorca, pero sin sueldo (AGMS).
Así, al estallar la Guerra del Francés (1808-1814) en mayo de 1808, Ramón Despuig se encuentra en Mallorca. La Junta Suprema lo nombró fiscal militar de la isla. En 1809 es comisionado en Sevilla. Allí, el 15 de junio, pide a la Junta Central el grado de brigadier y se lo conceden el 16 de noviembre. Esta petición fue avalada por el conde de Ayamans, entonces presidente de la Junta Suprema de Mallorca y miembro de la Junta Central. El 27 de octubre de 1811 asciende a teniente coronel y lo destinan al primer Regimiento de Infantería de Mallorca. El año 1812 participó en la División Mallorquina, encabezada por el general Wittingham, en el frente de Cataluña, mandando la primera sección (AGMS).
Cuando contaba 45 años, en 1813, mueren su tío y su padre. Pasa así a ser el nuevo conde de Montenegro y el nuevo cabeza de familia. A partir de aquí, se convertirá en un nuevo referente político y social. Despuig era una persona que se identificaba con los principios del reformismo ilustrado y que destacó como liberal moderado. Ese mismo año fue elegido diputado a Cortes; se incorporó a la cámara el mes de septiembre y juró el cargo el día 20 del mismo mes. Participó en la comisión de Agricultura y en la comisión Militar. Durante el tiempo que fue diputado -hasta el regreso de Fernando VII a España en marzo de 1814, cuando abolió la Constitución de 1812 -, casi no intervino.
Retrato de Fernando VII "el Deseado", Rey de España (1784-1833).
Parece ser que durante el Sexenio Absolutista (1814-1820) no fue objeto de represión. El 21 de febrero de 1815 se le encomienda el Regimiento Provincial de Mallorca. Pero, cuando el 3 de marzo de 1817 pide el ascenso a mariscal de campo, se le deniega (AGMS). Poco más sabemos de él en esa época. El 16 de marzo de 1820, cuando llega la noticia del acatamiento real a la constitución después de la sublevación de Riego, Ramón Despuig, como coronel de Milicias, participa en la Junta Militar. Y el mismo día hacen jurar la constitución en toda la guarnición. Personalmente participa en las patrullas nocturnas para asegurar la tranquilidad pública. Y el día 17 la junta de autoridades de la isla le nombra Jefe Político interino. En el pleno del día 23 de marzo de 1820, Francisco Massanet, regidor síndico, explicó las habilidades del nuevo Jefe Político interino, el conde de Montenegro. Inmediatamente después, presentó una propuesta que fue aceptada por unanimidad: pedir al rey que sea nombrado el conde como Jefe Político en propiedad (AMP, sig. AH2173 / 3, actos llenos). Esta petición no consiguió la ratificación. La Junta Provisional ya había redactado una minuta, de 10 de marzo, que aún no había llegado a las Islas, sobre el nombramiento de los Jefes Políticos de las provincias, donde se decidía que fueran repuestos los mismos que ocupaban el cargo en 1814, cuando no existiera ninguna causa mayor que lo impidiera (Buldain, 1988, p. 66). De forma que da paso a la entrada de Guillermo Ignacio de Montis al cargo.
En mayo de 1820 fue elegido diputado por segunda vez. Presenta los poderes día 5 de agosto y jura el cargo día 9. Fue elegido miembro de la comisión de Agricultura y participó numerosas veces en comisiones de etiqueta, es decir, en representación de las Cortes a la hora de presentar al rey los decretos para sancionar o, de lo contrario, para recibir a la familia real en la cámara. En esta legislatura se le conocen algunas intervenciones. Unas, en debates sobre el estamento militar o la Milicia Nacional, de la que era un buen conocedor por su profesión. Otros, en defensa de los intereses de la isla, lo que hizo conjuntamente con los diputados Guillermo Moragues y Rullán y Miguel de Victorica.
En 1822, finalizada su segunda etapa como diputado, a mediados de febrero, regresa a Mallorca. También en su anterior destino militar. Al poco tiempo, el 19 de mayo, el Jefe Político renuncia al cargo por motivos de salud y Ramon Despuig lo ocupa por segunda vez interinamente. Así, tuvo que afrontar el levantamiento realista de Campos, del 1 de diciembre de ese año, cuando los partidarios del absolutismo del pueblo se levantaron en armas y la ocuparon. Se presentó personalmente con una fuerza armada y aplacó la sublevación de forma pacífica. El día 1 de febrero de 1823 entregó el gobierno político de la isla a Genís Quintana y Ferrer, nuevo propietario del cargo.
A finales de 1823, con la abolición del sistema constitucional tras la intervención del ejército francés para restaurar el poder absoluto de Fernando VII, Despuig es objeto de represión y es declarado impurificado. Apela y promueve un expediente de purificación, de forma que el 25 de febrero lo declaran impurificado en primera instancia. Más tarde, en 1827, vuelve a promover una segunda petición a la Superior Junta de Purificación. Ésta, de acuerdo con nuevos informes, opina que el cargo anterior que obligó a la anterior junta se había disipado. Por lo que consigue la purificación el 27 de marzo de este año (AGMS). Durante esta época, la llamada Década Ominosa (1823-1833), parece ser que destacó por su humanidad en favor de los necesitados (Pujol, 1849).
Como consecuencia del cambio político de la corona de 1832 y de la nueva convocatoria de elecciones municipales, en marzo de 1833 es elegido miembro del consistorio de Palma. Y el día 27 de abril es elegido representante del Ayuntamiento para asistir al juramento de la princesa Isabel como reina el día 20 de junio en Madrid, conjuntamente con el marqués de la Romana (AMP, AH2145 / 2, actos llenos) . En esta estancia en la capital, el 17 de julio es ascendido a mariscal de campo. El 3 de agosto solicita la cruz de la Real Orden Militar de San Hermenegildo y se le concede el 18 de diciembre. Y el 8 de octubre es destinado como coronel de infantería del Regimiento Provincial de Mallorca (AGMS). Al poco tiempo del regreso a la isla, el 1 de diciembre, llega la noticia en Palma que ha sido nombrado gobernador y capitán general de Baleares, en sustitución de Juan Antonio Monet del Barrio, que fue muy celebrada en la capital isleña (DB, suplemento de 1 de diciembre de 1833 y 8 de enero de 1834). El día 30 de diciembre fue nombrado hijo ilustre de la ciudad.
Su conocimiento profundo de la Milicia aseguró la tranquilidad pública en una época políticamente azarosa. Además, y conjuntamente con el gobernador civil de esta época, Guillermo Moragues y Rullán, con el carácter pro ilustrado de ambos personajes, mejoraron la situación de las Islas en diferentes aspectos, como las comunicaciones, la asistencia social o la instrucción pública. El 26 de enero de 1835 se le remitió el oficio de Prócer del Reino, cargo que juró en Mallorca el 19 de febrero. Pero no participó en la Cámara de Próceres, por su dedicación a la Capitanía General de las Islas.
La revuelta carlista en Manacor: la Llorençada de 1835
En 1835, en el contexto de la primera guerra carlista (1833-1840), tuvo que afrontar por segunda vez un levantamiento contrario al orden liberal. El 10 de agosto, en un solo golpe, los reaccionarios se hicieron con el pueblo de Manacor, pero en 30 horas el ejército ya había controlado por completo la situación. La primera noticia pública la encontramos en el Diario Balear, en un suplemento de día 12 de agosto. Este escrito lo firmaba el capitán general, conde de Montenegro. Informaba sobre la columna móvil enviada a Manacor, dirigida por el teniente coronel Juan Ramos de Montes. La información está firmada el día 11 y dice que ha entrado a las 9 de la mañana en el pueblo. Había prisioneros a los que ya habían hecho confesar y estaban a punto de ejecutar pero, añade, ahora el pueblo gozaba de la misma tranquilidad de antes de los hechos. El único problema fue que se encontraron con un prisionero herido de bala, que en aquellos momentos estaba expirando. Aseguró que el entusiasmo y la moral de la columna era inexplicable (DB, suplemento de 12 de agosto de 1835).
La reacción política del capitán general ante el intento de golpe de mano fue inmediata. El mismo día 12 en la que se informaba a la población de los hechos, se daba la orden de suprimir todos los conventos de regulares de la provincia. Esta coincidencia nos invita a confirmar que uno de los focos de la reacción contra el gobierno liberal en la isla eran miembros de las órdenes regulares. Esto no quiere decir que estuvieran implicados en los hechos exactamente todos los conventuales de estas instituciones. Pero, como quedaría patente en la explicación posterior de los hechos, varios religiosos fueron los instigadores. Y hemos de contar también con el contexto: época de desamortización. De forma que, probablemente, los conventos estaban más radicalizados, entre contrarios y favorables.
Algunos autores no ven esta relación causa efecto, y se contentan con decir que se ejecutaron muy rápidamente los decretos de desamortización de 19 de febrero y 13 de marzo del ministro y presidente del Consejo de Ministros, Juan Álvarez de Mendizábal (Ferrer Flórez , 2002, p. 55). Estos decretos hacía meses que permanecían en los cajones de los despachos mallorquines. ¿Por qué el 12 de agosto, de repente, se decide cerrar todos los conventos y desalojarlos de forma rápida? ¿Qué había pasado para obligar a la autoridad a actuar de forma tan inminente y drástica? Entendemos que la respuesta es simple. Además, la verdad es que el desempleo se produjo en Palma en un tiempo récord de cuatro horas. Esta reacción supuso la dispersión de muchos religiosos, con el número de los que parece ser que no hay demasiado acuerdo. Unos comentan que fueron 801 (Llabrés, 1959, p. 569) y otros 764, como Pascual Madoz (Ferrer Flórez, 2002, p. 56).
En el mismo diario también se dan noticias del Alcalde constitucional de Manacor. Parece ser que el mismo día 10 el Alcalde, sobornando uno de los sublevados, pudo avisar a las autoridades militares de la revuelta a pesar de que su casa estuviera rodeada de facciosos. Y a las 9 de la mañana de día 11, confirma que llegaba la tropa y que al cabo de una hora, a las 10, todo estaba ya controlado. Una parte de los elementos de la conjura se pudieron encarcelar, otros huyeron (DB de 13 de agosto de 1835, p. 4).
El día 13 continúa la información al diario con otro suplemento que explica con más detalle los hechos del día 11, cuando llegó la columna (DB, suplemento de 13 de agosto de 1835). Los problemas de Manacor no eran unos hechos aislados de los del resto del Estado, en cuanto a la seguridad del sistema político. Pocos días antes, en Zaragoza se detectó un plan que intentaba dar lugar a un golpe de estado. De forma que al cabo de dos días, el 14, se informaba también al diario de la revuelta de Zaragoza y de la orden de tomar, también en las Islas, medidas para lograr la deseada tranquilidad pública. Por eso se les ordenaba crear una Comisión Militar para juzgar cualquier tentativa anticipadamente. La comisión de Mallorca la compusieron Jaume Sureda, teniente coronel del Regimiento Provincial, como Presidente, y los vocales Antoni Gutiérrez, Francisco Iraola y Manuel Santander, coroneles del mismo regimiento, así como Vicente Valor, ministro de la Real Audiencia (DB de 14 de agosto de 1835, p. 4). El último de estos suplementos inmediatos a los hechos de Manacor se publicó el mismo 14 de agosto, e informa que ya habían iniciado un sumario y se habían dictado 36 autos de encarcelamiento (DB, suplemento de 14 de agosto de 1835).
La respuesta inmediata a la revuelta había sido la militar. La segunda, la decisión del capitán general de cerrar todos los conventos de las Islas. Y ahora, con la situación militar absolutamente controlada, Guillermo Moragues, gobernador civil de entonces, publicó una proclama política, dirigida a la población. La relación política de Guillem Moragues y de Ramón Despuig no venía de estos años, era muy anterior. De forma que probablemente Moragues no quiso interponerse en el trabajo de control de la revuelta, que correspondía al conde como jefe militar. En cualquier caso, no hemos encontrado ninguna noticia o documento que asegure o presente indicios de lo contrario. Lo más probable es que fueran perfectamente acompasados. En este escrito, el gobernador civil constata que los facciosos no contaban con el apoyo popular, de forma que lo que había provocado incendios y sangre en otros lugares, en Mallorca se había conseguido llevar a cabo de forma tranquila y razonada.
Sobre la supresión de los conventos, el mismo diario dice: "La supresion se ha verificado en esta capital y se vá verificando en los pueblos con el mayor órden, sin ofensa ni insulto de nadie, y sin que en ninguna parte del haya Sido necesaria la presencia de la Fuerza armada ... » (DB de 15 de agosto de 1835, p. 4).
El sumario ya se había iniciado. El 19 de agosto el conde de Montenegro nombra fiscales de la causa a los capitanes Jaime Sureda Moragues y Joan Massanet. Y secretarios los Subtenientes Pere Sampol y Cayetano Socias (DB de 20 de agosto de 1835, p. 4). Algunos de los escapados pudieron ser encarcelados, pero otros, entre los que parece que figuraban los cabecillas de la revuelta, pudieron huir de Mallorca. El día 29 de agosto, Jaume Sureda, como fiscal, publica una llamada dando nueve días a los fugitivos para que se entreguen a la justicia, sobre todo a los principales responsables según él: Francisco Mas, alias Masset; Martí Bonet, Menor y Bartolomé Riera, apodado Tafal (DB de 31 de agosto de 1835, p. 4). Parece ser que Masset consiguió pasar a la península y unirse a las partidas de carlistas. Fue comandante de una de ellas y, por causa de unas heridas en el sitio de Morella de agosto de 1838, murió al cabo de un tiempo. Martí Bonet huyó a Francia, junto con otros sublevados, y al cabo de bastantes años fue indultado y regresó a Manacor, y Fina en Palma, en la Fonda del Vapor. Por su parte, Tafal tuvo tan mala suerte que el 1 de diciembre de 1835 seis nacionales lo cogieron en la finca de Son Cigala, en el término municipal de Felanitx. El 5 de enero siguiente fue fusilado en la explanada de Santa Catalina de Ciudad de Palma (Pascual, 1876).
Dada la coyuntura estatal de guerra, para asegurar la tranquilidad pública y la seguridad individual, Ramon Despuig crea una junta consultiva que sirva como Consejo Provincial. Los miembros que participan son: Martín María Boneo, Luis Montis, el Defensor Juan Antonio Fuster, el vizconde de Sant-Simon, Pedro Jerónimo Alemany, Antonio Ferrer Quintana, Miquel Salvà Cardell, Miquel Pizà y Nadal, Bernat Nadal, Pedro Andreu y Pedro Juan Morell (DB de 26 de agosto de 1835, p. 4).
El proceso del sumario y el resultado del posterior juicio llevó problemas a las autoridades. En la parte más radical de los liberales, que contaba con un cierto peso en los cuarteles, le desagradó la sentencia. El lunes día 26 de agosto, el conde, en una visita a la Guardia Nacional recibió todo su apoyo, lo que agradeció y que quedó reflejada en un suplemento que hizo publicar el día siguiente (DB, suplemento de 27 de octubre de 1835). Pero el día en que se conoció la sentencia, por la noche, se provocó un altercado. Se esperaba un escarmiento público de las personas que participaron en la revuelta y la comisión sólo condenó a la pena capital los cabecillas que se encontraban fugados. Para algunos, esto se entendía como un signo de debilidad que en el futuro podría fomentar nuevos intentos. Se publicó un artículo en la revista El Eco del Comercio de Madrid, número 555. El Diario Balear no había mencionado nada de este altercado. Y una vez publicado, reproduce el artículo en su diario. El articulista asegura que juntaron 1.400 militares armados de la Guardia Nacional en la plaza de Cort. Entonces, la prisión estaba bien cerca de la plaza del Ayuntamiento, así como la Capitanía General. El capitán general envió una comisión, ya que uno de los objetivos que se proponían era violentar y fusilar directamente a los prisioneros. De forma que tuvo que prometer la revisión de la causa, para aplacar el tumulto. Y también decía que bastante gente pedía la destitución de los rectores de Porreres, Montuiri y Alaró. Además de exponer desacuerdo con algunas actuaciones del gobernador civil.
Con la promesa de la revisión de la causa se desactivó el alboroto. El mismo día, otro articulista responde que no eran 1.400 hombres, sino muy pocos. Tan pocos que una guardia de 12 hombres, de la prisión, los pudo detener. En cambio, sí era cierto que estos hombres lograron tocar generala y, como era su obligación, se presentaron armados todos los militares que les correspondía. Pero añadía, el hecho no fue más allá (DB de 21 de noviembre de 1835, p. 2).
Obviamente, hoy no podemos entrar a evaluar estos hechos si sólo contamos con estas declaraciones. Pero algo más que la que describe el segundo articulista debía ocurrir. Al cabo de tres días, el capitán general, «Deseoso de satisfacer la ansiedad pública por cuantos medios legales estén á los Alcances de mí autoridad con respecto á la causa fallo sobre el infausto Levantamiento ocurrido en el pueblo de Manacor», decide enviar el expediente al Tribunal Supremo de Guerra y Marina, para que adopte la decisión más justa (DB 1835:4 de 24 de noviembre). La respuesta de dicho tribunal se produjo el día 30 de mayo de 1836, y su remisión fue publicada por el capitán general, cuando la recibió, el mismo día 14 de junio. Por ello, se publicó el día 15. La respuesta decía que se volvía la causa exactamente igual para su ejecución, lo que inmediatamente puso en manos del regente (DB de 15 de junio de 1835, p. 4).
Final de las actuaciones públicas de Ramón Despuig
Ramón Despuig siempre participó en el sector liberal moderado de su época. Guillermo Moragues, su amigo, a principios de 1836 partió como nuevo magistrado de la Audiencia de Barcelona. Le sustituyó en el cargo José María Bremon, y a este le siguió Pascual Togores, conde de Ayamans, a finales de junio del mismo año (DB de 30 de junio de 1836, p. 4). Los acontecimientos producidos en julio de 1836, con el pronunciamiento de los sectores más progresistas del liberalismo a favor de la Constitución de 1812, se extendían por la península, sobre todo por Andalucía, Extremadura, Zaragoza y Valencia. Los liberales más progresistas tenían mucha más fuerza, aunque la Corona no cedía a las presiones. El día 20 de agosto la Diputación de las Islas hizo publicar en el diario un acuerdo suyo, pidiendo a la Corona un gran remedio a la situación, es decir, que accediera a promulgar de nuevo la Pepa, la Constitución de 1812 (DB de 20 de agosto de 1836, p. 3). Y el día 21, también lo hizo el Ayuntamiento de Palma (DB de 21 de agosto de 1836, p. 4).
Tras reunir la Junta de Autoridades, el capitán general con el gobernador civil -conde de Ayamans-, el intendente, el regente y otros firmaron otra representación a la reina, en la que notificaban el malestar de la población . Los acontecimientos de la península habían encontrado su eco en Palma. Por ello, insistían en que dictara las providencias que juzgare más indispensables para promover la paz. Pero no se declaraban abiertamente por la posición progresista (DB de 21 de agosto de 1836, p. 4). El 22 de agosto, en un barco procedente de Ibiza, llegó una Gaceta extraordinaria que mandaba publicar la Constitución gaditana. Y el mismo día, la Junta de Autoridades decide publicar una proclama donde informa que han acordado la publicación de la Constitución de 1812 (DB, suplemento de 22 de agosto de 1836).
Era una ruptura política, ahora a favor del progresismo liberal. La consecuencia fue que el 22 de septiembre Ramon Despuig dejó el cargo de capitán general de las Islas, después de haber presentado la dimisión el 1 de septiembre anterior (Llabrés, 1959, p. 626). Posteriormente, también se aceptó la dimisión del gobernador civil, el conde de Ayamans. Así, a partir del 1 de septiembre, Ramon Despuig vuelve a entrar en nómina como mariscal de campo y vuelve a la vida privada.
Durante un tiempo estuvo retirado de la política, pero terminada la regencia del general Baldomero Espartero (1840-1843) España entró en una nueva etapa política marcada por el predominio del liberalismo moderado. El 25 de agosto de 1845, a los 77 años, Despuig fue nombrado senador vitalicio, cargo que ejerció hasta su muerte el 1 de diciembre de 1848, a los 80.
"El Conde de Montenegro y la Revuelta de Manacor" / Artículo del Pr. Valentí Valenciano López.
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