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viernes, 10 de abril de 2015

BÁRBARA DE PORTUGAL, REINA DE LAS ESPAÑAS

MARÍA BÁRBARA DE BRAGANZA
REINA DE LAS ESPAÑAS Y DE LAS INDIAS
1711 - 1758
 
 

María Bárbara de Braganza, Infanta de Portugal (Lisboa, 1711-Madrid, 1758), esposa del rey Fernando VI (Madrid, 1713-Villaviciosa de Odón, 1759) era hija de los reyes de Portugal, Juan V y la Archiduquesa María Ana de Austria. Cuando se casó con Fernando en 1729 éste todavía era Príncipe de Asturias ya que su padre, Felipe V, se había hecho cargo del trono de nuevo tras la muerte de su hijo Luis I en 1724.


Según nos la describen los anales de la época, la reina Bárbara de Braganza era una mujer oronda y al parecer carente de atractivo físico. Pero para todos poseía una cualidad muy importante, poseía un gran corazón. Además, Bárbara de Braganza, amó profunda y sinceramente a su marido, Fernando VI, pese a que según parece era él quien no podía tener hijos.

Los reyes Bárbara de Braganza y Fernando VI protagonizaron uno de los reinados más tranquilos de la historia de España. Parece ser que esto se debió al carácter tranquilo de los monarcas dedicados sobre todo a la dirección del Estado. Según las crónicas de la época, el carácter melancólico de ambos monarcas se acentuó al no poder tener descendencia. Hecho éste que hizo que ambos demostraran su unión en sus aficiones comunes, como la música.

En todas las crónicas de la época, se recoge el hecho de que, la reina española Bárbara de Braganza fue una persona muy religiosa. Ejemplo palpable de ello, es que fue la fundadora del Real Monasterio de la Visitación, en Madrid, más conocido como las Salesas Reales.



Otra crónica relata que la fundación del Monasterio de las Salesas Reales se debió también a otras causas. Al parecer la reina Bárbara de Braganza había firmado en 1729 un contrato matrimonial con Fernando VI. Este contrato preveía, en caso de quedarse viuda, la posibilidad de permanecer en España o volver a Portugal. Cuando Bárbara llegó a reina en el año 1746, decidió mandar construir un monasterio que le sirviera de refugio para protegerse de la reina madre, Isabel de Farnesio, si fallecía Fernando VI.

Podemos comprobar en diversas crónicas, como la reina Bárbara de Braganza se implicó totalmente en todos los aspectos relacionados con las construcción del Monasterio de la Visitación, conocido después como las Salesas Reales. Bárbara decidió que además de convento, la fundación sería un colegio donde se educarían las jóvenes pertenecientes a la nobleza. Asimismo eligió la orden de religiosas de la Visitación para que se encargaran de él.

Al parecer, los numerosos gastos que provocaba la construcción del Monasterio de la Visitación fundado por la reina Bárbara de Braganza, hicieron que circularan por Madrid graciosas coplillas haciendo alusión al tema, como la siguiente:

Bárbaro edificio
bárbara renta
bárbaro gasto
bárbara reina.




Bárbara de Braganza ha sido una de la reinas de España más cultas, pues además de hablar seis idiomas con toda corrección, componía música sin dificultad. Esta gran afición a la música hicieron que ella y su marido Fernando VI protegieran a músicos tan importante como Domenico Scarlatti.

Al igual que su suegra Isabel de Farnesio, la reina Bárbara de Braganza, gran amante de la música organizó numerosos conciertos cortesanos. Son famosos hasta el extremo de "crear época" los organizados en el palacio de Aranjuez. Estos conciertos tuvieron como protagonista indiscutible al famoso y extravagante Carlo Broschi, conocido en toda Europa por Farinelli.



Según parece, el famoso cantante italiano, Carlo Broschi (Andria, Nápoles, 1705-Bolonia, 1782) conocido como Farinelli había llegado a la corte española en el año 1737. Durante los últimos años de reinado de Felipe V. Tras la muerte de éste, adquirió una gran influencia personal sobre su sucesor, el rey Fernando VI y su esposa Bárbara de Braganza. Ambos grandes aficionados a la música. Sucedió que en 1760, un años después de la muerte de Fernando VI, su hermanastro, Carlos III le desterró no sólo de España, sino de todos sus reinos.

Según los cronistas de la época la historia de las malas relaciones entre nuera y suegra se volvía a repetir. Tras su matrimonio con Fernando, Bárbara de Braganza no consiguió llevarse bien con su suegra la reina Isabel de Farnesio. Las malas relaciones quizá se debieran a que Fernando era hijastro de Isabel de Farnesio, y su relación nunca había sido de madre e hijo. O quizá se debió al carácter dominante que tenía Isabel, en contraposición con el carácter bondadoso y afable de Bárbara que no consintió que su suegra se inmiscuyera demasiado en su matrimonio ni en su reinado.




Bárbara de Braganza fue reina de España durante doce años, entre 1746 y 1758. Pese a que su matrimonio con Fernando VI había durado veintinueve años, la pareja no había podido tener descendencia. A pesar de ello fue una reina muy querida por los españoles, y en concreto por los madrileños, quienes directamente podían comprobar como apoyaba a su esposo en las tareas de gobierno. Fueron así doce años de un reinado pacifico y de renacimiento cultural.

Bárbara de Braganza murió el 27 de agosto de 1758 en el palacio de Aranjuez. Con tan solo cuarenta y siete años de edad, falleció como consecuencia de un proceso canceroso en el útero. Casualmente su fallecimiento se produjo pocos meses después de la terminación del Real Monasterio de la Visitación, fundado por ella, y al que había dedicado todas sus energías.

Los restos de Bárbara de Braganza fueron trasladados de Aranjuez, donde falleció, a Madrid. Según las crónicas de la época el traslado se hizo en medio de un deslumbrante cortejo fúnebre en el que participaron muchísimos madrileños que habían sentido la muerte de su reina. Los restos fueron depositados en la cripta del Monasterio de las Salesas Reales, mientras se construía la tumba en la iglesia del monasterio.

Parece ser que tras la muerte de Bárbara de Braganza su esposo, el rey Fernando VI, empezó a dar graves muestra de enajenación mental. Al igual que su padre Felipe V tras la muerte de su primera esposa María Luisa Gabriela de Saboya sufrió una gran depresión emocional. Retirado al castillo de Villaviciosa de Odón falleció, según parece de pena en 1759, un año después de la muerte de su esposa la reina Bárbara de Braganza.

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