Al rey Jorge II de Gran-Bretaña se le pasó un día por la cabeza la idea de cerrar el Parque de Saint-James y convertirlo en su jardín particular para su personal uso y disfrute, lo que habría provocado la ira de los londinenses, que gustaban pasearse en él. Consultando la idea al político y diplomático Lord Chesterfield, se aventuró a preguntarle cuánto costaría semejante proyecto. Éste, recurriendo a la típica concisión británica, le constestó:
-"Solo una corona, Señor."
Cogiendo al vuelo la indirecta, el monarca abandonó inmediatamente su proyecto.
Anécdota de: Jorge II, Rey de Gran-Bretaña e Irlanda, Elector de Hannover (1683-1760).
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