Esta anécdota fue transmitida por Madame de Rouzé a sus descendientes, cuando en plena Revolución Francesa y reinando el régimen de terror impuesto por Robespierre, se encontraba apresada en la cárcel del Bouffay, en Nantes, en el verano de 1794, y de la cual consiguió salir viva.
Madame de Rouzé, aristócrata francesa perteneciente a una familia de chuanes, espera la muerte encarcelada en la terrible cárcel del insalubre y tétrico castillo du Bouffay, en la ciudad de Nantes. Una tarde de finales de julio de 1794, mientras está mirando desde la ventana de su celda, que da a la calle, ve a una mujer librarse a una curiosa pantomima. Levanta varias veces hasta las rodillas los bajos de su vestido, pretendiendo atraer la atención en éste. Luego, se agacha otras tantas veces. Seguidamente, agarra una piedra mostrándola con insistencia a los prisioneros que empiezan a agolparse contra los barrotes de sus ventanas, atraídos por el extraño juego de la mujer. Finalmente, pasa su mano por la nuca en un gesto inequívoco y familiar para la gente allí apresada, que no deja ninguna duda sobre su significado. De repente, Madame de Rouzé cae en la cuenta y descifra la adivinanza mimetizada: falda (robe), agacha (baisse), piedra (pierre), guillotinado (guillotiné) !
No puede reprimir la emoción y se exclama en voz alta:
-"¡Robespierre ha sido guillotinado!"
En un instante, la noticia recorre toda la cárcel cual reguero de pólvora; estallan gritos de incontenible alegría, se multiplican los abrazos, lloros, risas llenas de emoción inundan las celdas, empujándoles a bailar y a cantar, celebrando la muerte del sangriento asesino.
Anécdota de: Madame de Rouzé, prisionera de la Cárcel del Bouffay, Nantes (Francia), 1794.
No hay comentarios:
Publicar un comentario