"Pequeño pero matón"
Uno de los mejores y más eficaces espías del mundo se llamaba Richebourg (1768-1858) y era francés.
Sus "características" físicas eran su mejor arma de espionaje, apenas media unos 58 centímetros con lo que podía, tranquilamente disfrazarse de bebé y así cruzar las líneas enemigas en brazos de alguna colaboradora durante la Revolución Francesa.
Uno de los mejores y más eficaces espías del mundo se llamaba Richebourg (1768-1858) y era francés.
Sus "características" físicas eran su mejor arma de espionaje, apenas media unos 58 centímetros con lo que podía, tranquilamente disfrazarse de bebé y así cruzar las líneas enemigas en brazos de alguna colaboradora durante la Revolución Francesa.
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