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sábado, 25 de febrero de 2017

CURIOSIDADES -208-

"De reina sílfide a emperatriz paquiderma"



La Reina Victoria I de Gran-Bretaña e Irlanda (1819-1901) ha dejado, en la memoria colectiva -gracias a no pocas películas-, una imagen de vieja enana enjoyada, gorda, viuda, amargada y canosa, siempre vestida de negro y de trato poco afable.

Sin embargo, cuando ascendió al trono británico en 1837, computando apenas 18 años de edad, era una mujercita de preciosos ojos azules, diminuta, algo rolliza, mofletuda y grácil, con un talle de 50 cms. Se parecía enormemente a su abuelo el rey Jorge III, tanto que decían de ella que parecía "el rey Jorge con faldones"...



Cuando casó con su primo-hermano el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, descubrió los placeres de la intimidad matrimonial haciendo temblar la cama, cosa que le encantó sobremanera. Sin embargo, las facturas de tales placeres le resultaron harto desagradables: cuando se encontraba encinta, Victoria sufría sus embarazos como una travesía del infierno que culminaba con dolorosos alumbramientos. Es más, aborrecía a los recién nacidos de su vientre, a los que consideraba pequeños monstruos desagradables, arrugados y chillones. Ni por asomo quiso darles el pecho, ya que le daba un asco tremendo. De hecho, Victoria parecía carecer de sentimientos maternales y sus hijos no eran más que un estorbo a sus ojos. En ese aspecto, su marido Alberto fue mejor padre y más atento a su prole que ella, y varios grabados de la época lo remarcan así. Para colmo, sus ocho sucesivos embarazos habían deformado su cintura: de sus 50 centímetros de soltera, había pasado a los 96 centímetros de casada. Siendo una mujer de pequeña estatura (1 metro 52 centímetros), el hecho de que se dilatara su cintura con los embarazos, no mejoró su aspecto.



Pero el asunto de su real cintura empeoraría después de perder al amor de su vida en 1861. Viuda y destrozada, la llamada "Viuda de Windsor" se abandonó totalmente al único placer que le quedaba: la comida. El resultado fue que, en su vejez, la soberana de 1 m. 52, convertida en la emperatriz de la India y cabeza de un imperio colonial inmenso, se ensanchó a imagen y semejanza de éste, llegando a tener 142 cms. de cintura. 

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