EL MITO DEL DERECHO DE PERNADA
Se tiene por primer indicio del célebre "Derecho de Pernada" una canción satírica de principios del siglo XIII, de origen normanda, que evoca en verso francés la pésima condición del "villano", es decir del campesino dependiente de un noble señor feudal. Pero, sobretodo, menciona por vez primera lo que llamaríamos mucho más tarde el "Derecho de Pernada" y del que sabemos con certidumbre que realmente nunca existió.
Una leyenda cuidadosamente mantenida
Según ese documento, el señor normando habría tenido el derecho de acostarse con toda joven campesina viviendo en sus tierras, la primera noche de bodas, si contraía matrimonio con un hombre que no dependía de él; he aqui el por qué se ha llamado "el derecho de la primera noche" (jus primae noctis) o "derecho del señor". Este derecho que formaría parte del conjunto, complejo y múltiple, de los derechos señoriales durante el período feudal, se habría mantenido a lo largo de todo el Antiguo Régimen hasta la famosa noche del 4 de agosto de 1789, que protagonizó la abolición de todos los privilegios feudales en los primeros meses de la Revolución Francesa. Y respecto a esa célebre noche en la que cundió el general pánico entre la nobleza gala, hay que ser justos y honestos afirmando que de aquellos viejos privilegios y derechos feudales anacrónicos, no quedaba en realidad nada o casi nada.
De hecho, uno de los últimos rastros del derecho de pernada se encuentra en La Boda de Fígaro, obra teatral de Beaumarchais representada en 1787, y comedia que tuvo gran influencia social antes de la Revolución.
Retrato de Pierre Augustin Caron de Beaumarchais.
Entre el texto del siglo XIII y la comedia teatral de Beaumarchais, los eruditos del siglo XIX recuperaron una cincuentena de textos que atestiguaban de ese pretendido Derecho de Culada, que era tal y como se denominaba claramente en esa canción normanda.
Pero ese sombrío cuadro de costumbres bárbaras de tiempos pasados tiene un inconveniente: es absolutamente falso.
Pese a las ideas heredadas, el Derecho de Pernada jamás existió en la Europa Occidental Medieval. Obviamente, sería absurdo pretender absolver la Edad Media de cualquier brutalidad cometida contra las mujeres, o pretender que en aquella época un señor carecía de medios para imponer, en el aspecto sexual, su voluntad a aquellos que dependían de él. Sin embargo, no se trata de algún derecho reconocido.
Cuando el movimiento feminista, de finales del siglo XX, aborda y denuncia el "acoso sexual" en el ámbito laboral bautizándolo como "Derecho de Pernada", no se equivoca. En la Edad Media como en el siglo XX, y en todas las culturas, encontramos abusos sexuales fundados sobre el cúmulo de dos poderes: el poder social (ejercido por el señor sobre la campesina, o por el empresario sobre su empleada) y el poder sexual (la dominación masculina). Ese tipo de abusos puede ser reprimido o implícitamente tolerado, pero no se constituye como un derecho tanto en la Edad Media como en nuestra época.
La Estratagema de algunos monjes
Cómo, entonces, interpretar los documentos medievales y sobretodo la canción satírica normanda? Anotemos primero que ese texto presenta el derecho como de uso antiguo, transformado en un simple desembolso monetario ("cuatro monedas") para la generosidad del señor. De hecho, la gran mayoría de los documentos auténticos que evocan el "Derecho de Pernada", lo ubican en el pasado y lo presentan como orígen de una tasa o impuesto en vigor. Sin embargo, a finales de la Edad Media, no dudaban en inventarse cualquier cosa con tal de justificar numerosos impuestos señoriales, cuyo motivo primitivo ha sido olvidado. El derecho de pernada constituye pues, indudablemente, un mito explicando el orígen de una tasa particular que había que pagar al señor en el momento de una boda campesina.
Fotografía de la Abadía benedictina del Mont-Saint-Michel, en Francia.
Otro aspecto del texto normando llama poderosamente la atención de los historiadores contemporáneos: el poema, firmado por un tal "Estout de Goz", totalmente desconocido, se encuentra en medio de un conjunto de documentos y cartas que establecían los derechos señoriales y los títulos de propiedad o de usufructo sobre un dominio o tierra. Redactado por los monjes de la Abadía del Monte-Saint-Michel, esos pergaminos conciernen a los campesinos de Verson (hoy en el Departamento del Eure), y enumera todos las cargas y las tasas que tendrían que sufrir los villanos si se encontraban bajo la jurisdicción y el dominio de un señor laico. Por otro lado, el documento incluído en primera página dentro del paquete de pergaminos, da una serie más corta de las tasas debidas a los monjes por los padres de esos mismo villanos.
Esto nos lleva a pensar que, amenazados por la concupiscencia de algún señor que andaría tras sus tierras, los monjes redactaron unos documentos tendenciosos: oportunamente, como quien no quiere la cosa, su dominación se presenta como mucho más favorable a los campesinos que lo sería la de su rival. Y claro está, no habría que temer de unos hombres que, dedicados a la castidad, ejercieran sobre las jóvenes novias ese escandaloso derecho del cual habla la canción!
Polémica
Retrato de François-Marie Arouet de Voltaire, realizado en 1735.
Ese aspecto polémico juega ciertamente un gran papel en la constitución y el éxito del mito. A partir del siglo XV, es entre los magistrados y los oficiales reales, hostiles al poder de los nobles, que se encuentran con más frecuencia las menciones al derecho de pernada. El Siglo de las Luces recogería el testigo de la acusación y lo aplica al Antiguo Régimen en su conjunto; es en 1755 cuando Voltaire inventa la expresión Derecho de Pernada que, por cierto, tendría un éxito inmenso, no solo en Francia sino en toda Europa.
En cuanto a la comedia de Beaumarchais, ésta toma su sitio en toda una tradición literaria inaugurada a principios del siglo.
Finalmente, a principios del IIº Imperio Francés, la afirmación del "Derecho de Pernada" se ve confortada por una poderosa corriente anticlerical y republicana que pretende así oponer el nuevo mundo, nacido durante la Ilustración, a una sociedad caduca, fundada sobre la aristocracia, la monarquía y la religión. Es en esta época que los historiadores se prestan a recoger sistemáticamente cualquier testimonio sobre el derecho de pernada. Pese al empeño de éstos, la mayoría de los documentos han revelado ser falsos o tan solo mencionan una inocente tasa sobre las bodas contraídas fuera del dominio señorial.
De hecho, esas bodas implicaban una pérdida para el señor, ya que los hijos de la pareja, según las reglas de la época, podían pasar a depender de otro señor si lo deseaban. La tasa entonces percibida nada tenía que ver con el famoso Derecho de Culada, tan gráficamente representado en la canción normanda del siglo XIII.
Queda aún un pequeño lote de documentos auténticos que mencionan un derecho de pernada caído en desuso, e incluso un derecho en vigor compensable por un regalo simbólico, como una parte del banquete de bodas. Esos textos, muy raros y escasos, señalan a señores de finales de la Edad Media venidos a menos y casi tan pobres como sus villanos, y que se esforzaban en conservar su prestigio a través de la evocación de un pasado bárbaro y legendario, en el que sus antepasados tenían todos los derechos. Pero no se encuentran huellas de esta afirmación más que en los documentos privados, que no tienen valor oficial.
Por otro lado, se sabe de costumbres vejatorias o folclóricas ligadas a los enlaces matrimoniales, como por ejemplo comunidades de jóvenes solteros que se cobraban su "tasa" sobre el novio foráneo, mediante bromas y farsas que también se denominaban "Culadas" ...
El Derecho de Pernada, ese mito masculino que esconde la realidad de los abusos sexuales, ya no debe beneficiar el pretendido ejemplo medieval.
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