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viernes, 25 de marzo de 2011

EL BARÓN VON MÜNCHHAUSEN

retrato del Barón Karl Friedrich Hieronymus von Münchhausen (1720-1797), realizado en 1740.

El Barón von Münchhausen, personaje real y literario.


Comúnmente, la gente tomaba al célebre personaje del Barón de Münchhausen por fruto de la fecunda imaginación de algún escritor alemán llamado Rudolf Erich Raspe, a partir de unos cuentos publicados en Inglaterra en 1785. Nada más lejos de la realidad...

Karl Friedrich Hieronymus, Barón von Münchhausen, fue un hombre que existió realmente en el siglo XVIII, tan real como los barones von Frankenstein, cuyo apellido fue utilizado por la escritora británica Mary Shelley para su novela de terror fruto de una apuesta con Lord Byron, Polidori y Sir Percy Bysshe Shelley (su marido), cuando se encontraban residiendo en Suiza.

El Barón Karl Friedrich Hieronymus von Münchhausen nació el 11 de mayo de 1720 en la localidad de Bodenwerder, en la región del Weserbergland perteneciente al ducado soberano de Braunschweig (o Brünswick), feudo ancestral de la Casa Real Británica de entonces (la dinastía de Hannover); y falleció a los 76 años el 22 de febrero de 1797. Dedicado a la carrera militar, tradición muy observada en su honorable familia, se puso al servicio de Rusia a partir de 1740, en calidad de mercenario, para combatir a los Turcos Otomanos en Crimea.

Después de las conquistas rusas, a las que contribuyó pagando de su persona, y ciertamente nostálgico de sus heroicidades, se divirtió relantándolas a sus amigos no sin adornarlas con detalles tan increíbles como exageradas. Su fecunda imaginación llegó a ser tan legendaria como su homólogo francés, el célebre Cyrano de Bergerac que, por cierto, también existió.

Las increíbles historias con tintes surrealistas del barón habrían, sin duda, muerto con él de no haber sido por el escritor Rudolf Erich Raspe, que se preocupó por recuperarlas y ordenar sus relatos que en 1785, habían sido publicadas en lengua inglesa. Tras los pasos de Raspe, otro escritor alemán llamado Gottfried Bürger se preocupó en difundirlas en lengua alemana aunque, más que una traducción literal, operó un "remodelamiento" de sus aventuras y las publicó en 1786. Es pues una recuperación de un imaginario colectivo amplificado por lo maravilloso y lo increíble, y de la truculencia de un militar nostálgico de sus hazañas bélicas.

Al favor de un estilo literario que hace piruetas con la sátira, se pierde en la truculencia y roza casi la vena poética, Bürger ha dado al pintoresco héroe una personalidad literaria que no es desmentida por la posteridad, incluso en la gran pantalla.

Si ciertos temas reescritos o añadidos por el autor pertenecen al imaginario colectivo que le precede desde la antigüedad, la figura del héroe salvándose de una marisma tirándose de los pelos, atando su caballo a lo que cree ser un tronco de árbol pero que resulta ser un campanario, arriesgando su vida por una botella de vino, descubriendo el cráneo abierto de un empedernido bebedor,... no ha hecho más que tomar los rasgos del mismísimo Münchhausen.

El Síndrome de Münchhausen
En 1951, Richard Asher fue el primero en describir un esquema de automutilación, donde los pacientes se inventaban historias sobre enfermedades. Recordándose del Baron von Münchhausen, Asher puso su nombre a este síndrome. Dicho síndrome es una patología psiquiátrica igualmente llamada patomimia o desarreglo ficticio, caracterizado por la necesidad de simular una enfermedad, sin buscar en ello un provecho directo.

Existe también el "Síndrome de Münchhausen por procuración", también llamado "Síndrome de Meadow", que describe a pacientes llevando a sus hijos de manera repetitiva a las urgencias pediátricas por síntomas que ellos mismos han provocado. Este síndrome sería el responsable del 8 al 20% de las muertes súbitas e inexplicables de los bebés.

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