A la reina Victoria I le llegaron un día rumores de que cierto ministro suyo andaba hablando mal de ella por los salones londinenses. Ante la noticia, Su Graciosa Majestad no se alteró en absoluto. Por toda respuesta al delator, sentenció:
-"No pienso ocuparme de lo que el ministro opine de mi; lo que debe importarle es lo que opino yo de él!"
Anécdota de: Victoria I, Reina de Gran-Bretaña e Irlanda, Emperatriz de la India (1819-1901).
¡Eso si es tener conciencia de su propio poder!!
ResponderEliminar