ELEONOR DE URGELL
la desdichada princesa
Muerte de la tía Isabel
Un año justo después de la muerte del conde Jaime de Urgell, murió también su hermana Sor Isabel en el monasterio de Sixena. Isabel de Urgell tuvo que ser una mujer con una excelente formación, dado que se sabe que tuvo a su cuidado a otras monjas a las que enseñó y educó, tal y como consta en su testamento y a las que cedió sus aposentos conventuales. Sus restos fueron depositados en un arca de madera policromada a su imagen y semejanza, vestida con el hábito de religiosa sanjuanista y con las manos cruzadas sobre su pecho. En la misma caja se conserva otro retrato más pequeño de ella, representada sentada leyendo un libro y con un monóculo, actitud poco habitual en un retrato femenino de aquella época. La caja funeraria fue colocada en la encrucijada izquierda de la iglesia, en un lugar elevado, y actualmente se conserva en el Museo Diocesiano de Lérida. Nótese que, pese al incomprensible olvido al que se vió condenada por la Historia, tras su fallecimiento el convento entró en decadencia y, a partir de entonces, ninguna joven procedente de la nobleza como ella entró a profesar en el cenobio.
Nuevos Proyectos de boda para Eleonor y Juana de Urgell
En la primavera de 1435, Eleonor y Juana residían aún en la corte de Barcelona. La vida en la corte no debió de ser muy agradable si tenemos en cuenta que la reina María sufría, desde joven, graves problemas de salud y la falta de dinero era constante.
Retrato de perfil del rey Alfonso V "el Magnánimo" de Aragón.
En el mes de agosto, Juana, de 21 años de edad, se casaba con el avejentado Conde de Foix, dos veces viudo y que falleció a los 9 meses de su 3er matrimonio. El heredero del condado de Foix, en cambio, se había casado con Eleonor de Aragón, sobrina del rey Alfonso V "el Magnánimo". Al quedarse viuda Juana, el rey ordenó que volviese inmediatamente, bajo amenaza de perder sus bienes, y que no se concertase ningún otro matrimonio sin su consentimiento, para no caer en el mismo error que con su hermana mayor. El monarca se estaba arrepintiendo de haber concedido la mano de Isabel de Urgell al infante don Pedro de Portugal, duque de Coimbra, pero en cambio veía con buenos ojos que Juana se casase con el rey de Chipre. Ese arrepentimiento del rey por el matrimonio portugués, bien pudiera ser que algo tuviera que ver con los infructuosos intentos del duque de Coimbra de liberar al conde Jaime de Urgell. La oposición de la corte portuguesa a los Trastámara se intensificó tres años más tarde, a raíz de la muerte del soberano luso y con el inicio de la regencia del duque de Coimbra.
Juana de Urgell era una dama ya famosa por su gran belleza. Su hermosura fue celebrada por varios poetas contemporáneos en sus obras, incluso por el célebre consejero del rey Alfonso, Íñigo López de Mendoza, futuro marqués de Santillana.
En el mes de octubre de 1436, el rey, desde Nápoles, concertó el matrimonio de Eleonor de Urgell con el Conde de Nola, Raimondo Orsini. Aquel ilustre aristócrata italiano había pasado al bando del rey Alfonso, conservando su cargo que tenía en la administración angevina y con la promesa de obtener importantes donaciones ligadas a su matrimonio con Eleonor. Orsini, en un principio, pidió la mano de Juana, condesa viuda de Foix, pero el rey prefirió darle a Eleonor. En el mes de diciembre de aquel mismo año, el monarca envió a Antonio Mastrillo, miembro de una importante familia de caballeros de Nola, en calidad de procurador del conde Raimondo, para desposar a Eleonor.
Por su parte, Eleonor rehusó de plano ese matrimonio concertado con el Conde de Nola, ya que no era su deseo alejarse tanto de su patria. Más adelante, en el mes de mayo de 1437, el rey envió nuevas órdenes para que se llevasen a la joven, incluso por la fuerza, para casarse en Nápoles. En esa ocasión, Eleonor tuvo que comparecer ante la reina, el arzobispo de Zaragoza y los embajadores del rey, estando acompañada por su tía Cecilia y, sin dejarse intimidar por los presentes, se mantuvo en sus trece de rechazar esa boda que no deseaba. Se negaba tajantemente en alejarse de Cataluña y tampoco le hacía gracia recibir en dote el ducado de Amalfi. En su postura abiertamente rebelde, le siguió su hermana Juana, condesa viuda de Foix, desafiando las ordenes del rey que le invitaban a abandonar el condado para volver a Barcelona. En consecuencia, se secuestraron los pocos bienes que tenía en Cataluña.
Con tal de evitar que la obligasen a casarse por la fuerza, Eleonor apeló a todos los que eran susceptibles ayudarla, y especialmente a su hermana Isabel, duquesa de Coimbra. Inmediatamente, su cuñado Pedro de Portugal escribió a los reyes de Aragón para defender a la desventurada Eleonor. Incluso el rey Eduardo de Portugal, hermano de Pedro, y el rey Juan II de Castilla, intercedieron en su favor ante Alfonso V de Aragón. María contestó con evasivas a Pedro de Portugal, descargandose de cualquier responsabilidad en el asunto, y afirmando de paso que era voluntad de su marido el rey que Eleonor se casase. Éste, desde Capua, despachó correos para contestar a los reyes de Portugal y de Castilla, así como al duque de Coimbra, poniendo por las nubes al conde de Nola (el novio italiano), y considerando que los motivos para que Eleonor se negase, no tenían fundamentos.
Durante aquel verano, la reina María resolvió apartar a Eleonor de la compañía de su tía Cecilia, obligándole a residir con ella para intentar que entrase en razón. Según el propio testimonio de la soberana, cuanto más insistía en el asunto de la boda, más reacia se mostraba Eleonor, amenazando con lanzarse al mar si la embarcaban por la fuerza.
En consecuencia, el viaje a Italia se fue retrasando gracias a la negativa de Eleonor y por problemas de seguridad. Finalmente, el 28 de mayo de 1438, Eleonor fue embarcada camino de Nápoles, aprovechando una embajada de prohombres valencianos que iban a visitar al rey Alfonso V. Viajaban en una galera mandada por Requesens y también les acompañaban Joan de Prades, que más adelante se casaría con la hermana de Eleonor, Juana de Urgell.
La reina se encargó de reclamar el dinero para financiar el viaje de Eleonor, adjuntando también una carta dirigida al Conde de Nola, recomendándole afectuosamente a la joven novia. Tomaron rumbo a Mallorca y, de allí, se dirigieron a Sicilia, considerando este recorrido como el más seguro, desembarcando en el puerto de Gaeta. Se daba por sentado que, en un mes, llegara la novia a buen puerto.
Llegada a Nápoles
Gaeta se había erigido como capital alternativa del gobierno de Alfonso V, ya que los angevinos aún conservaban el control sobre la ciudad de Nápoles. Durante aquel verano, el rey no se preocupó del matrimonio de Eleonor, demasiado atareado con la guerra que estaba librando contra el duque de Anjou. A finales de septiembre, Eleonor y dos embajadores de Barcelona, llegados un mes antes embarcaron en Gaeta rumbo al golfo de Nápoles. Los embajadores catalanes enviaron una carta a los consejeros de la Ciudad Condal, donde describieron minuciosamente los hechos de aquellos días. Así se quedaron durante una semana en Castelmare di Stabia y después, con embarcaciones menores, se trasladaron al Castello del' Uovo, más cercano a Nápoles, que el rey Alfonso V había asediado. Aquella ciudad, situada a los pies del Vesubio, era la capital de una zona muy fértil y fácil de labrar, con un clima muy benigno.
Eleonor y los embajadores se alojaron, aquella noche del 4 de octubre de 1438, en el Castello del' Uovo, situado sobre un promontorio volcánico de la bahía napolitana, y que había sido residencia de la reina Juana de Anjou antes de que se terminasen las obras de acondicionamiento del castillo nuevo. Al día siguiente, en domingo, los embajadores de Barcelona acudieron a visitar al rey en el campamento real. El monarca, después de tomar su almuerzo, se desplazó hasta el Castello del'Uovo para hablar con Eleonor de Urgell y, después, saliendo de la cámara, hizo llamar a los embajadores para hablar con ellos.
En un principio, se tenía que celebrar los esponsales de Eleonor con el Conde de Nola pero, a raíz de la muerte del Infante Pedro el 17 de octubre de 1438, fulminado mientras atacaba con bombardas la ciudad, la boda se retrasó hasta primeros del mes siguiente.
El día 15 de noviembre, desde Capua, el rey concedió en dote a Eleonor el ducado de Amalfi. El año de 1439, el rey también nombró Raimondo Orsini príncipe de Salerno, convirtiéndolo así en uno de los principales barones del reino.
El hijo de Leonor
En el mes de junio de 1442, el rey Alfonso conquistaba nuevamente la ciudad de Nápoles. Leonor, ya Duquesa de Amalfi, Condesa de Nola y Princesa de Salerno, habría parido un hijo varón tal y como se desprende de una carta que le envió la reina María interesándose por el niño. También pedía a un funcionario real que visitase a la duquesa de su parte y le llevase noticias suyas. En el mes de mayo del año siguiente, la reina volvería a escribir a Leonor pidiendole que le contestase y le mantuviese al corriente de cómo se encontraban ella y el niño. Parece ser que, de todos modos, el niño en cuestión falleció siendo muy joven (1448), ya que no consta en ningún documento; por lo visto, el matrimonio Orsini no tuvo ningún hijo que les sobreviviese...
El hijo mencionado de Leonor habría sido, según la leyenda negra de los Trastámara, envenenado por un tal cura Corella, ayo del rey Fernando, poco tiempo después de la muerte del rey Alfonso; parece ser que los napolitanos no deseaban al rey Fernando por su bastardía, prefiriéndole el hijo de los Salerno que era descendiente de la Casa de Aragón, y el bastardo, por celos y temor a verse apartado del trono por los grandes de Nápoles, mandó eliminarlo.
Nola
Nola era una antigua ciudad de origen etrusco que floreció en tiempos de la antigua Roma y durante los primeros siglos del Cristianismo. La ciudad sería destruida por los Vándalos y reconstruída durante la época medieval conservando aún algunos vestigios del esplendor de la antigua ciudad romana (el anfiteatro y el templo de Augusto). Según Ambrogio Leone, escritor nolense nacido a mediados del siglo XV, la ciudad tenía unos 4.000 habitantes y casi la mitad de la superficie interior era un espacio libre con muchas zonas verdes. Una doble muralla rodeaba su perímetro, con una puerta de entrada a cada punto cardenal con una fortaleza en su puerta principal, de la que se salía camino de Nápoles.
Desde finales del siglo XIII, los Orsini eran condes de Nola y se habían ido sucediendo con más o menos dificultades durante las distintas dominaciones del reino de Nápoles. El conde Raimondo recuperó el condado de mano del gran senescal y favorito de la reina, al casarse con la hermana de éste: Isabella Caracciolo. La reina Juana II le nombró entonces Maestre Justiciero, título que conservaría bajo la dominación aragonesa.
La buena relación del conde de Nola con el rey Alfonso, parece que continuó puesto que figuró en un lugar preferente dentro del séquito del rey cuando éste hizo su triunfal entrada en Nápoles (febrero de 1443). El conde de Nola encabezaba el séquito de los nobles napolitanos después de su primo, el Príncipe de Tarento, y al lado del hijo bastardo del rey, Don Fernando, duque de Calabria. Este acontecimiento quedaría inmortalizado en el arco de triunfo mandado construir por el rey, en el castillo nuevo de aquella ciudad. Un año después, Raimondo Orsini también figuraba en la comitiva que acompañó hasta Ferrara a la hija bastarda del rey, prometida en matrimonio.
El conde de Nola disponía de palacio propio en Nápoles, y desde el cual desempeñaba su cargo de Maestre Justiciero, cargo que a la larga acabaría siendo más honorífico que real.
En aquellos años, Raimondo Orsini y su esposa Leonor de Urgell fundaron el convento de Sant'Angelo in Palco, y siguieron con la construcción del convento de San Francesco, de la catedral y del Palacio Orsini, que a día de hoy siguen siendo los edificios más notables de la ciudad condal de Nola. Las calles habían sido pavimentadas y las murallas reforzadas. El propio Raimondo ofreció un cirio pascual hermosamente esculpido a la iglesia de San Francesco y que actualmente se puede aún admirar en la catedral de Nola.
La ciudad de Nola también había sido residencia ocasional de la Familia Real. La magnificencia de la corte napolitana en los últimos años del rey Alfonso "el Magnánimo" se puso de manifiesto con la visita del emperador Federico II en la primavera del 1452. La comitiva real se desplazó hasta Nola, alojándose unos días en la ciudad, con tal de disfrutar de la cacería con halcones y visitar los magníficos picaderos de yeguas que tenía el rey en una zona próxima.
Aquella década de los años cincuenta se había inaugurado con el flagelo de la peste y aún vería otro desastre como el terremoto de 1456, que ocasionó muchas muertes y desgracias en todo el reino napolitano. Aquella zona próxima al Vesubio siempre había estado sometida a un gran peligro de actividad sísmica y volcánica.
En el mes de junio de 1458, moría el rey Alfonso "el Magnánimo". Mientras agonizaba, su hijo bastardo Fernando y su esposa e hijos eran alojados en Nola para escapar de la peste que azotaba la ciudad de Nápoles. El papa Calixto III había negado la investidura real a Fernando por su orígen bastardo. Sin embargo, el papa Borgia moriría poco tiempo después y su sucesor, Pío II, si le reconoció; de este modo, Fernando fue coronado rey y soberano de Nápoles en febrero de 1459, de manos del legado pontificio.
El mismo año de 1459, también falleció sin hijos legítimos el Conde de Nola. Las posesiones del difunto fueron entonces repartidas entre sus tres hijos bastardos: Felice, el mayor, recibió el condado de Nola y el principado de Salerno; Daniello, el mediano, recibió el condado de Sarno; y Giordano, el condado de Atripalda.
Tragedias en la Casa de Urgell
El año de 1444, Juana, hija menor del Conde de Urgell, matrimoniaba con Juan, conde de Prades y primogénito del conde de Cardona. El año siguiente, les nacía el primer hijo llamado Juan, heredero del condado. Otro hijo llamado Jaime nacería, luego una niña llamada Catalina, pero la condesa Juana moriría poco después dejando huérfanos a sus tres hijos menores de edad.
En Cataluña seguía residiendo la última hermana del Conde de Urgell, Cecília, que el 11 de febrero de 1446 compró la torre de Bellesguard al comendador de Miravet. Aquella torre había sido el último palacio donde residió el rey Martín I "el Humano". Dos años más tarde, por mediación de su sobrino el conde de Prades, llegó a un acuerdo con el rey sobre los derechos que tenía sobre la herencia de sus padres y de su finado hermano Juan, que falleció sin testar. Cecilia de Urgell cedía al rey un tercio de los bienes heredados. Al mismo tiempo, renunció a los derechos que tenía sobre Balaguer, que ya poseía Juana de Navarra, por donación de su hermano el rey Alfonso, y sobre algunos otros lugares del antiguo condado cedidos o vendidos por el rey Fernando.
Aquellos años también fueron transcendentales en la vida de la otra hermana, Isabel, ya que su esposo pasó a ejercer la regencia de Portugal durante la minoría de edad del hijo de su difunto hermano. Desgraciadamente, la vida de Isabel se torció al subir al trono su sobrino, aún estando casado con su hija también llamada Isabel. El enfrentamiento del joven rey Alfonso y de su tío el duque de Coïmbra, culminaría con la muerte de este último en el campo de batalla de Alfarrobeira, en 1449, y con la confiscación de sus bienes y el exilio de su esposa e hijos. Isabel y sus hijos serían acogidos en la corte de Borgoña, siendo duquesa de Borgoña la hermana del difunto duque de Coïmbra. Las relaciones familiares entre el nuevo duque de Coïmbra con el rey de Portugal no se restablecieron hasta un año más tarde, gracias a la mediación de la reina Isabel, su hermana. Sin embargo, ésta fallecería en el postparto en 1455, tras dar a luz al heredero del trono luso.
En aquellos años, la duquesa viuda Isabel volvería a Portugal, así como su primogénito el condestable Pedro, que había vivido siete años desterrado en Castilla. El mismo año de 1456, el papa Calixto III -de la familia valenciana de los Borja, italianizada en Borgia- nombraría a Jaime, otro hijo de los Coïmbra, cardenal de San Eustaquio en Florencia. La nominación produjo gran desagrado al rey Alfonso "el Magnánimo", puesto que estaba enemistado con la familia real portuguesa desde los tiempos de la regencia del Infante Pedro, cuando su hermana, reina de Portugal, fue expulsada y falleció en extrañas circunstancias en tierra castellana. Las relaciones entre el papa y el rey Alfonso no hicieron más que empeorar, sobretodo cuando el pontífice se negó a reconocer derechos dinásticos a su bastardo Fernando, y a conceder la nulidad matrimonial con la reina María, ya que el monarca pretendía contraer matrimonio con su amante Lucrezzia d'Alagno. Hay quien ve en la actitud del pontífice romano un reconocimiento a la memoria del malogrado conde de Urgell. Fueron muy significativas las palabras de alegría del papa Calixto III, cuando le comunicaron la muerte del Magnánimo: "Ya se ha roto el yugo, ya somos libres!".
Desgraciadamente, el joven cardenal Jaime de Portugal moriría tres años después de su nombramiento, a la edad de 25 años. Su hermano Juan, casado con Carlota, reina de Chipre, había muerto dos años antes, al parecer envenenado. La otra hermana, Brites, esposa de Adolfo de Ravenstein, conde de Clèves, también murió supuestamente asesinada. Por tanto, aquellos años cincuenta debieron ser fuente de grandes tristezas para Eleonor de Urgell, que tuvo que asistir al trágico final del esposo y de los hijos de su hermana Isabel, la muerte de su otra hermana Juana y, finalmente, la desaparición de su esposo Raimondo Orsini...
Muerte y Testamento de Cecilia de Aragón y de Cabrera
El sábado 31 de diciembre de 1458, Cecilia de Urgell, tía de la duquesa Eleonor, residente en la torre de Bellesguard, de la parroquia de Sarrià, hizo testamento ante el notario de Barcelona Francesc Matella. Elegía como albaceas a Juan Folch de Cardona, conde de Prades; Sancha Ximenis de Foix y de Cabrera; Aldonza de Cardona, viuda de Galcerán Ademar de Santapau; y el reverendo guardián del convento de los frailes de Sant Francesc de Barcelona. Juan de Prades era el heredero del condado de Cardona y había casado en primeras nupcias con la sobrina de Cecilia de Urgell, Juana de Urgell, y posteriormente con una hija de los Cabrera. La otra albacea, Sancha Ximenis de Foix y de Cabrera, era hija del difunto vizconde y de su primera esposa y, por tanto, hijastra de Cecilia. Se había casado con Arcimboldo de Foix, hermano del también difunto conde Juan de Foix, primer esposo de Juana. Asi vemos que las familias condales de Foix, de Cardona y de Urgell tenían establecidos en aquella época diversos vínculos matrimoniales entre ellas y con la casa vizcondal de Cabrera.
En su testamento, Cecilia elegía sepultura en la iglesia del convento de los frailes franciscanos de la Ciudad Condal, en las escaleras que subían desde el coro hasta el altar mayor. En la misma iglesia tenían sepultura su cuñada, la Infanta Isabel, y la madre de ésta, la reina Sibila. Dejaba la torre de Bellesguard y una casa que tenía en la calle de Cucurella al entonces vizconde de Cabrera y conde Mòdica. A su sobrina Eleonor de Urgell, a la que nombraba con el título de Princesa de Salerno, le dejaba la mitad de lo que podía corresponderle en la herencia de sus padres y, en su defecto, a sus hijos y descendientes. De la otra mitad hacía heredera otra sobrina, Isabel, duquesa de Coïmbra y sus hijos y descendientes. Y en sustitución a éstos, una y otra mitad las dejaba a Juan de Cardona, hijo del conde de Prades y de la difunta Juana, o a sus hijos.
El 24 de octubre de 1460, al ser ya difunta Cecilia, el notario hizo público el testamento de la finada.
Un año antes, Eleonor de Urgell enviuda de Raimondo Orsini, conde de Nola, de Sarno, duque de Amalfi y principe de Salerno, que fallece en su castillo de Nola y recibe cristiana sepultura en la iglesia del convento de Sant'Angelo in Palco. La tumba, con su estátua yaciente del conde de Nola, esculpida en bajo relieve sobre la losa sepulcral, y flanqueada por una cornisa con inscripciones latinas, llevaron a ciertos historiadores a pensar que Eleonor de Urgell había precedido a su marido en la muerte, puesto que su nombre también está incluído en ellas. Sin embargo, documentos posteriores dan fe del gobierno de la condesa de Nola en su ducado de Amalfi.
Eleonor, Duquesa de Amalfi
Amalfi había sido una de las antiguas repúblicas marítimas de Italia, una potencia autónoma y activa que controló durante tres siglos los mercados del Mediterráneo, y mantuvo intensos intercambios con Oriente. Las poblaciones estaban situadas en la costa de la península de Sorrento, levantadas en una empinada pendiente encarada al golfo de Salerno. La zona gozaba de una situación protegida de los vientos fríos del Norte, que le daba un clima suave muy apreciado. La costa amalfitana era un lugar con magníficos paisajes y sus hermosas ciudades como Amalfi, Ravello o Positano, siguen a día de hoy teniendo gran fama.
El documento de donación, como dote, del ducado de Amalfi al matrimonio formado por Eleonor de Urgell y Raimondo Orsini, que el rey Alfonso hizo el 15 de noviembre de 1438 desde Cápua, fue íntegramente publicado por Matteo Camera. Esta acta se encontraba entre los protocolos notariales del notario Francesco Campulo d'Amalfi, donde también se conservan otros documentos referentes a Eleonor.
Una vez recibido el ducado por los condes de Nola, éstos mandaron inmediatamente un representante suyo para que tomara posesión del ducado e instalaron un comandamiento civil y militar renovable cada año. Éste, al tomar posesión, juraba actuar con estrecha observación a los privilegios de la ciudadanía local. El historiador Camera consideraba humana y benigna la actuación de los duques sobre la población y, en cambio, como bárbara y rígida la actuación de los representantes del gobierno napolitano durante este período.
Los duques de Amalfi habían ordenado, en agosto de 1453, la fundación del castillo de Santa Maria La Nova y de la torre de Chiunzo a Tramonti. Frecuentemente, los Orsini habían supervisado los asuntos ducales desde Nola o desde su corte de Salerno. Pero en 1454, durante el mes de julio, los amalfitanos realizaron grandes preparativos para recibir a la duquesa Eleonor que, por vez primera, visitaba Amalfi.
Tumba con el bajo relieve representando a Raimondo Orsini, Conde de Nola, Príncipe de Salerno y Duque de Amalfi, en Sant'Angelo in Palco.
Poco después de la muerte de su marido, Eleonor se retiraba en su ducado, tal y como parecen señalar los documentos oficiales amalfitanos, ejerciendo el gobierno. A finales de noviembre de 1459, Leonor hacía las pertinentes gestiones para terminar la construcción del castillo y de la torre, tal y como habían solicitado sus habitantes en Tramonti.
Rebelión
Tal y como manifiesta Matteo Camera, Eleonor se había convertido en una enemiga oculta del rey Fernando, al cual oficialmente manifestaba devoción y fidelidad, pero secretamente favorecía al partido del duque de Anjou, enemigo del aragonés. El monarca sospechando de la mala fe de Eleonor, la amenazó con privarla de su principado de Salerno y de su ducado de Amalfi. La princesa intentó defenderse y manifestó al rey su fidelidad en una carta humilde y halagadora fechada a 17 de enero de 1460. En aquella misiva, le aseguró que le avisaría en el caso de que los enemigos o rebeldes se encontrasen en su ducado, y le recordó su acción en la que hizo apresar una galera francesa cargada de azúcar y especias, que imprudentemente se había aproximado a la playa de Amalfi.
Busto del rey Fernando I de Nápoles (1424-1494).
Por otro lado, Eleonor no quería malmeterse con los hijos bastardos de su difunto esposo, ordenando a sus vasallos que no pusieran obstáculo alguno ni ocasionaran molestias al conde de Sarno. El 20 de febrero del mismo año, Eleonor daba su consentimiento para las obras de fortificación de Maiori, con tal de defender mejor la ciudad.
Desde el momento en que el rey empezó a confiscar los bienes de los partidarios del duque de Anjou en el ducado amalfitano, las universidades y representación de los respectivos procuradores, se reunieron durante el mes de marzo y, con la aprobación de Eleonor, establecieron un capítulo para la seguridad común.
Pese a la carta de protesta enviada al rey, la duquesa, en el momento en que el duque de Anjou pone un pie en el ducado, tomó su partido. Amalfi y otras ciudades del ducado se rebelaron contra la autoridad del aragonés. Aquella primavera, Juan de Anjou y el Príncipe de Tarento ocuparon el condado de Nola.
El 7 de julio de 1460, la batalla de Sarno supuso la derrota de los aragoneses y parecía segura la rendición de Nápoles. Pero Fernando no tardó en recuperarse, ayudado por el duque de Milán y por el sobrino del papa. A Felice Orsini le fue confiscado el condado de Nola, ya que con sus hermanos y siguiendo a su primo el Príncipe de Tarento, se habían rebelado contra el rey.
En los meses de septiembre y diciembre, muchos prohombres amalfitanos que habían favorecido la causa de los Anjou, fueron apresados y encarcelados, sus bienes confiscados. El rey también confiscó el ducado de Amalfi a Eleonor, acusándola de rebelión y de crimen de lesa-majestad, por haber ayudado a Juan, duque de Lorena.
En mayo de 1461, el rey casaba su hija natural, María, con Antonio Todeschini Piccolomini, sobrino del papa Pío II, y les cedió el ducado de Amalfi como dote.
Desde la batalla de Sarno, la ciudad de Nola estaba en manos de Orso Orsini, que había sido consejero del Magnánimo, pero que en ese momento figuraba en el bando rebelde. En diciembre de 1461, tras un largo asedio y un período de tregua, Orso Orsini se rindió al rey y éste, poco después, le cedió el condado de Nola y de Atripalda. Desde ese momento, ese Orsini fue fiel al rey.
En cuanto al principado de Salerno, también confiscado, sería entregado a Roberto de San Severino, conde de Marsico.
Las últimas pistas sobre Eleonor
Según el historiador de Amalfi, Matteo Camera, la rebelde duquesa Eleonor, perseguida y convertida en fugitiva, se embarcó rumbo a España. No se sabe en qué se basa el historiador para afirmar tal cosa, ya que no consta ningún documento más sobre la princesa aragonesa. A falta de datos, tan solo se puede afirmar que falleció pasado el mes de marzo de 1460, ya que consta que seguía viva en esas fechas. En las terribles circunstancias en las que se encontraba, parece improbable que Eleonor consiguiera volver a Nola y recibir sepultura al lado de su difunto marido, aunque así lo atestigua la lápida funeraria con sus inscripciones latinas en el convento de Sant'Angelo in Palco.
Aquel año de 1461, Cataluña se encontraba enfrentada al rey Juan II, que había sucedido a su hermano Alfonso al frente de Aragón. Al año siguiente, se iniciaba la cruenta guerra civil entre este monarca autoritario y las instituciones del principado catalán. Éstas llegarían a ofrecer la corona condal de Barcelona al nieto del conde Jaime de Urgell, el condestable Pedro de Portugal. La duquesa vda. Isabel de Coïmbra redactó varios correos destinados a su hijo y a las autoridades catalanas. Pero la tragedia siguió cebándose en esa familia, con la muerte en 1466 del condestable Pedro, a los tres años de su llegada a Cataluña y sin haber conseguido el propósito de deshacerse del yugo de los Trastámara.
Herederos más cercanos del rey Martín I "el Humano" de Aragón
*_Por grado de parentesco:
1/-Jaime II "el Desdichado", Conde de Urgell, bisnieto del rey Alfonso III "el Benigno" de Aragón.
2/-Alfonso, Duque de Gandía, nieto del rey Jaime II de Aragón.
3/-Luis de Francia, Duque de Anjou, nieto del rey Juan I de Aragón.
4/-Enrique III de Trastámara, Rey de Castilla + Fernando de Antequera, nietos del rey Pedro IV "el Ceremonioso" de Aragón.
Eleonor de Urgell, hija de Jaime el Desdichado y su trayectoria por el Reino de Nápoles. / Texto de Virginia Costafreda Puigpinós / traducción de Arnau Lucas.