"Ménage-à-Trois Imperial"
Todo el mundo conoce de sobras el flechazo entre el joven emperador Francisco-José I de Austria, rey de Hungría y de Bohemia (1830-1916) y su hermosa prima-hermana la duquesa Elisabeth en Baviera (1837-1898) alias Sissí, en la residencia imperial de verano en Bad Ischl (1853), y que un año más tarde culminó en boda.
La felicidad conyugal se quebró después de la luna de miel imperial: Sissí chocaba frontalmente con su suegra y tía materna, la archiduquesa Sofía, y con el envarado protocolo de la corte vienesa y, según las propias palabras de la flamante emperatriz consorte, despertó bruscamente de su sueño romántico para enfrentarse a un ambiente abiertamente hostil. En consecuencia, la pareja imperial se distanció tras el nacimiento de dos hijas y un hijo: Gisela, María-Valeria y Rodolfo. Francisco-José I, siempre ocupado con asuntos de Estado, y Sissí presa de depresiones nerviosas crónicas, dificultaron la cohabitación. Para huir del agobiante y envarado ambiente de la capital, la emperatriz decidió alejarse viajando de manera incesante y el emperador, aún muy enamorado de ella, acabó por dejarla libre diciéndole:
-"Prefiero saberte feliz lejos de mi, que desgraciada a mi lado."
Sin embargo, antes de ausentarse de manera intermitente y sin restricciones, Sissí eligió para su marido a una "pequeña amiga" que pudiera ofrecerle buena compañía mientras ella viajaba. La escogida fue la conocida actriz vienesa Katharina Schratt (1853-1940), una dama de físico totalmente opuesto al de la emperatriz, afectada por una inusual delgadez. El arreglo fue tan bien organizado y discreto, que ningún vienés supo de la verdadera naturaleza de la relación entre el monarca y la famosa actriz, instalada en una casa que se encontraba al lado de la glorieta del Palacio de Schönbrunn.
Todo el mundo conoce de sobras el flechazo entre el joven emperador Francisco-José I de Austria, rey de Hungría y de Bohemia (1830-1916) y su hermosa prima-hermana la duquesa Elisabeth en Baviera (1837-1898) alias Sissí, en la residencia imperial de verano en Bad Ischl (1853), y que un año más tarde culminó en boda.
La felicidad conyugal se quebró después de la luna de miel imperial: Sissí chocaba frontalmente con su suegra y tía materna, la archiduquesa Sofía, y con el envarado protocolo de la corte vienesa y, según las propias palabras de la flamante emperatriz consorte, despertó bruscamente de su sueño romántico para enfrentarse a un ambiente abiertamente hostil. En consecuencia, la pareja imperial se distanció tras el nacimiento de dos hijas y un hijo: Gisela, María-Valeria y Rodolfo. Francisco-José I, siempre ocupado con asuntos de Estado, y Sissí presa de depresiones nerviosas crónicas, dificultaron la cohabitación. Para huir del agobiante y envarado ambiente de la capital, la emperatriz decidió alejarse viajando de manera incesante y el emperador, aún muy enamorado de ella, acabó por dejarla libre diciéndole:
-"Prefiero saberte feliz lejos de mi, que desgraciada a mi lado."
Sin embargo, antes de ausentarse de manera intermitente y sin restricciones, Sissí eligió para su marido a una "pequeña amiga" que pudiera ofrecerle buena compañía mientras ella viajaba. La escogida fue la conocida actriz vienesa Katharina Schratt (1853-1940), una dama de físico totalmente opuesto al de la emperatriz, afectada por una inusual delgadez. El arreglo fue tan bien organizado y discreto, que ningún vienés supo de la verdadera naturaleza de la relación entre el monarca y la famosa actriz, instalada en una casa que se encontraba al lado de la glorieta del Palacio de Schönbrunn.