Powered By Blogger

martes, 31 de julio de 2012

CURIOSIDADES -51-



La reina María I de Inglaterra y de Irlanda (1516-1558) fue, desde su infancia, una persona desgraciada en todos los sentidos. Se puede decir que no tuvo, en todo lo ancho y largo de su vida, a nadie que la quisiera a excepción de su inflexible y católica progenitora, Catalina de Aragón y de Castilla, cuyo carácter intransigente parece haber desteñido sobre ella. Primogénita del rey Enrique VIII, que la relegó al rango de Lady Mary Tudor al quitarle el título de Princesa de Gales para dárselo posteriormente a su medio-hermano recién nacido Eduardo, sufrió el antes y el después del tempestuoso divorcio de sus padres; tuvo que tragarse su orgullo cuando su madre, exiliada, fue reemplazada por Lady Anne Boleyn, y aceptar a regañadientes a una media-hermana (Elizabeth) sobre la que vertería toda su amargura y rencor. Peor debió ser la noticia del nacimiento del único hijo varón de su padre, que la condenó a ser menos que nada... Y, ¡qué decir de las siguientes mujeres que desfilaron por el tálamo paterno!

Desgraciada como princesa, lo fue también como soberana pese a la buena acogida inicial de su pueblo tras batir a los leales de su prima Lady Jane Grey. Su obsesión por reconvertir toda Inglaterra a la fe católica supuso para su pueblo un martirio a base de sangre y fuego, que se cobró cerca de 300 víctimas. Su reforma monetaria para combatir la devaluación, que duraba desde finales del reinado de su padre, se tradujo en un fracaso. Su guerra contra Francia, a instancias de España, fue otro sonado fracaso: Inglaterra perdió la ciudad portuaria de Calais, su última posesión en tierra gala.

Desgraciada también en lo personal al tener un físico corriente y poco atractivo, se encontró avejentada a los treinta, sin cejas, con una boca cruel y los dientes podridos, por lo que los posibles pretendientes a su mano escasearon y los pocos que hubieron, todos católicos ellos, solo se mostraron dispuestos a sacrificar su repugnancia hacia ella por su corona y su trono.
Tras ser en vano barajada como posible novia de Carlos I de España y V de Alemania, fue cedida al hijo de éste, Felipe II, viudo ya de su mujer portuguesa y padre de un heredero varón. Entre ambas propuestas de matrimonio, se permitió rechazar al bien plantado primo Edward Courtenay, Conde de Devon. Si ella declaró estar enamorada del monarca español desde el momento en que vio su retrato de cuerpo entero ejecutado por Tiziano, Felipe hizo lo propio aclarando que lo suyo tenía que ver con la política y no con los sentimientos.



Con 38 años ella y 27 él, la real pareja no obtuvo la esperada unanimidad de los ingleses ni la tan ansiada descendencia que asegurase la continuidad de la monarquía.
Creyó, en dos ocasiones, haber caído encinta hasta que los médicos deshicieron el encanto diagnosticándole una vulgar retención de líquidos al padecer de hidropesía; un mal que debía de llevarla, finalmente, a la tumba con tan solo 42 años de edad. Se fue sin el consuelo de haber parido al tan ansiado heredero, abandonada por su marido y con la certeza de que su media-hermana Elizabeth, la odiada hija de la aborrecida Bolena, ocuparía su lugar en el trono y en el corazón de su amado Felipe.

Lo dicho, más que María la Sanguinaria, se merecía el apodo de María la Desgraciada

Cita de la Semana



"La mujer que hace mérito de su belleza, declara por sí misma que no tiene otro mayor."

Frase de: Julie de Lespinasse (1732-1776).

viernes, 27 de julio de 2012

Anécdotas Históricas -182-



En 1695, en el Real Sitio de Marly, saliendo de la mesa el rey Luis XIV seguido por sus cortesanos, sorprende a un criado que se mete en el bolsillo una galleta mientras recoge la mesa, aprovechando el momento en que salen todos de la estancia. Olvidando su dignidad, bastón en mano, persigue al infractor, le cubre de injurias, le propina bofetadas y golpes y acaba rompiendo su bastón sobre la espalda del desgraciado. Dirigiéndose en voz alta al Padre La Chaise, su confesor, que se encontraba entre la asistencia petrificada, espetó:

-"¡Padre, acabo de atizar a un canalla y he roto mi bastón sobre su espalda; pero no creo haber ofendido a Dios!"


Anécdota de: Luis XIV "el Grande", Rey de Francia y de Navarra (1638-1715).

jueves, 26 de julio de 2012

LAS JOYAS DE SISSÍ

LAS JOYAS DE SISSÍ



Una de las joyas "Star Sissi", que la emperatriz de Austria solía llevar prendidas en su peinado, robada en 1998 y que fue devuelta al Tesoro Imperial de los Habsburgo-Lorena, del Palacio de La Hofburg (Viena), en agosto de 2008 por el Gobierno Canadiense. / Abajo, detalle del famoso retrato de la Emperatriz Elisabeth "Sissi" de Austria (1837-1898), realizado en 1865 por Franz-Xavier Winterhalter, con sus estrellas prendidas en su hermosa cabellera.



En agosto de 2008, la prensa escrita y televisiva austríaca anunciaban la recuperación de la "Star Sissi" de diamantes que antaño perteneció a la más famosa de las emperatrices del siglo XIX: Elisabeth zu Bayern, Kaiserin von Oesterreich (Elisabeth en Baviera, Emperatriz de Austria), consorte del kaiser Francisco-José I, penúltimo soberano del Imperio Austro-Húngaro, que vivió entre 1837 y 1898.

Robada en 1998, en el curso de la exposición consagrada al centenario del asesinato de Elisabeth Amelia Eugenia von Wittelsbach, Duquesa en Baviera, más conocida bajo el apodo familiar de Sissi, la estrella ha sido finalmente restituida al Estado Austríaco por el gobierno de Canadá, dónde finalizó recientemente el juicio contra el ladrón de 35 años de edad.

Pese a que las estrellas de diamantes (que conforman una diadema si se desea o como broches por separado) fueron en su día puestas tras un cristal blindado, el ladrón canadiense consiguió dar el cambiazo reemplazando una de las joyas por una imitación. Un agente de seguridad se percató accidentalmente del subterfugio.

La estrella de Sissi no fue encontrada hasta un año después, gracias a las investigaciones llevadas a cabo en Canadá, a partir del robo cometido en un banco canadiense. De este modo, y por un casual, la policía descubrió el paradero de la "Star Sissi" en Winnipeg (en la provincia canadiense de Manitoba), en el domicilio de la abuela de uno de los sospechosos.



Retrato de Elisabeth, Emperatriz de Austria (1837-1898), según Georg Raab, 1875. / Abajo, el "set" de diamantes y rubíes de Sissi, compuestos por una diadema, una gargantilla y un broche pectoral, cuyas gemas pertenecieron a la reina Maria-Antonieta de Francia y a su hija Maria-Teresa, Duquesa de Angulema.



La emperatriz Elisabeth de Austria poseía una hermosa y admirada cabellera que decoraba a menudo, para las grandes ocasiones, con diademas y joyas que han sido inmortalizadas en sus retratos, cual catálogo de alhajas imperiales de la época. Un buen ejemplo es el retrato de Sissi con su diadema, gargantilla y broche de diamantes y rubíes, realizado por el artista Georg Raab en 1875. Y resulta curioso comprobar la trayectoria de dichas alhajas: habían pertenecido nada menos que a la reina Maria-Antonieta de Francia, que se los dejó en herencia a su hija mayor Madame Royale (la Princesa Maria-Teresa Carlota de Francia), posteriormente casada con el primogénito de su tío el conde de Artois (el rey Carlos X), Luis XIX de Francia, duque de Angulema y delfín de Francia, que reinó cinco minutos antes de abdicar. Al morir en el exilio, la duquesa de Angulema lo legó a sus parientes Habsburgo-Lorena. De ahí que pasaran a formar parte del joyero de la emperatriz Elisabeth de Austria.

martes, 24 de julio de 2012

CURIOSIDADES -50-



La frase atribuída al General Napoleón Bonaparte (1769-1821) durante la campaña de Egipto en 1798: "Desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan" nunca fue pronunciada por el militar corso. En realidad, se trató de una invención de una gaceta francesa que, al publicarse, gustó tanto a Bonaparte que no tuvo reparos en atribuírsela.

Anécdotas Históricas -181-



Julia, hija del emperador Augusto, tenía toda una legión de amantes. Pese a ello, sus cinco hijos se parecían tanto a su marido Marco Vipsanio Agripa, que no había lugar para poner en duda la legitimidad de aquellos.
Interrogada sobre ese hecho, contestó con soberbia:

-"¡No tomo pasajeros más que cuando la bodega del barco está llena!"

Anécdota de: Julia "la Mayor" (ob. 14 D.C.), hija del emperador Augusto y de Escribonia.

lunes, 23 de julio de 2012

Anécdotas Históricas -180-



Cuando en marzo de 1791, la reina Maria-Antonieta escribió a su hermano el emperador Leopoldo II para confiarle su proyecto de huída de París con el rey y su familia (la famosa huída interrumpida en Varennes), éste le contestó que "(...) no contara con una ayuda externa gratuita; no daría nada por nada."

Anécdota de: Leopoldo II de Austria-Lorena, Emperador del S.S.I.R.G., Rey de Hungría y de Bohemia, Archiduque de Austria, etc. (1747-1792).

Anécdotas Históricas -179-



Ante los alarmantes acontecimientos de la Revolución Francesa, el hermano de Maria-Antonieta, el entonces recién coronado emperador Leopoldo II de Austria, habría dicho a sus ministros:

-"Tengo una hermana en Francia, pero Francia no es mi hermana."

Anécdota de: Leopoldo II de Austria-Lorena, Emperador del S.S.I.R.G., Rey de Hungría y de Bohemia, Archiduque de Austria, etc. (1747-1792).

Cita de la Semana



"Echad los prejuicios por la puerta, y volverán a entrar por la ventana."

Frase de: Federico II "el Grande", Rey de Prusia y Elector de Brandenburgo (1712-1786).

viernes, 13 de julio de 2012

ACTUALIDAD: apaga tu televisor, baja a la calle y defiende tus derechos


Contra la desinformacion de las cadenas estatales y privadas a instancias del gobierno: apaga tu televisor, baja a la calle y defiende tus derechos!

jueves, 12 de julio de 2012

LADY JANE GREY, reina durante 9 dias

LADY JANE GREY
1537 - 1554


"la Reina de los Nueve Días"


Lady Jane Grey (1537-1554)
fue une de las 3 hijas de lady Frances Brandon, nieta del rey Enrique VII de Inglaterra, y de Henry Grey, duque de Suffolk, y en base a ese real parentesco figuraba como una más en la línea sucesoria al trono británico si venía a extinguirse la dinastía Tudor. Contra todo pronóstico, y por deseo testamentario de su primo y prometido el joven rey Eduardo VI, heredó de la corona cuando nunca pretendió a ella, convirtiéndose en el juguete clave de su suegro en sus pretensiones políticas. Lejos de tener el control de su vida, Jane Grey se vió envuelta en la lucha de poder entre facciones protestantes y católicas.

ficha técnica de Jane Grey

-Nace en Bradgate Manor, Leicestershire, en Octubre de 1537, hija de Lord Henry Grey (1508-1554) y de Lady Frances Brandon (1517-1559), Duques de Suffolk.

-Casada el 21 de Mayo de 1553 con Lord Guilford Dudley (1536-1554), hijo de John Dudley, duque de Northumberland, en Durham House (Londres). Sin hijos.

-Proclamada Reina de Inglaterra el 9 de Julio de 1553.

-Coronada el 10 de Julio de 1553.

-Gobierna a partir del 10 de Julio de 1553.

-Depuesta el 19 de Julio de 1553.

-Ejecutada el 12 de Febrero de 1554, en la Torre de Londres.

antecedentes familiares
Doble retrato de la princesa Mary de Inglaterra y su esposo Charles Brandon, 1er Duque de Suffolk.


Cuarta hija del rey Enrique VII de Inglaterra (1457-1509), el vencedor de Bosworth Field y sucesor de Ricardo III en 1485, y de Elizabeth de York (1466-1503), hija del rey Eduardo IV de Inglaterra y hermana del asesinado Eduardo V, la princesa Mary de Inglaterra (1496-1533), fue desposada en primeras nupcias con el rey Luis XII de Francia en 1514, de 34 años mayor que ella y que ya andaba por su 3er matrimonio, a instancias de su hermano el rey Enrique VIII para dejar bien atada la alianza anglo-francesa. La unión dinástica duró bien poco cuando Luis XII falleció en 1515, dejando a Mary viuda y sin hijos, al pretender cumplir con sus esfuerzos de obtener descendencia masculina de su joven consorte inglesa. Ésta andaba ya enamorada de un miembro de su séquito inglés, el hermoso Charles Brandon, duque de Suffolk (1484-1545), representante de Enrique VIII en la corte de Francia, y se sabe que ya mantenían relaciones adúlteras a espaldas del viejo Luis XII. Como Mary se había quedado viuda y sin hijos del fallecido rey, fue encerrada durante unos meses bajo estrecha vigilancia para comprobar si "la reina blanca" estaba o no en estado de buena esperanza del difunto. Sin embargo, las sospechas de infidelidad de ésta pusieron en pie de alarma a la madre del nuevo rey de Francia, Francisco I, el cual se había encaprichado de la hermosa Mary y amenazaba con romper su enlace matrimonial con la princesa Claudia de Francia, duquesa de Bretaña, hija del finado Luis XII y de Ana de Bretaña. La evidente relación amorosa de Mary con Charles Brandon, fue decisiva en la decisión de los franceses de devolver a ésta a su país de origen y que casara cuanto antes con su amante. El mismo año (1515), y con la bendición de su hermano Enrique VIII, Mary casaba con Charles y, dos años después nacía una hija, Lady Frances Brandon (1517-1559) -Francisca-.

Retrato de Lady Frances Brandon, 3ª Marquesa de Dorset y Duquesa de Suffolk / Abajo, retrato de Henry Grey, 3er Marques de Dorset y Baron Ferrers of Groby, Duque de Suffolk.



La hija de ambos, lady Frances Brandon, casaría a su vez con el apuesto Lord Henry Grey (1508-1554) en 1534, al cual transmitiría en herencia el ducado de Suffolk a la muerte de su padre en 1545, y daría tres hijas. A falta de herederos varones, las 3 niñas recibieron la más cuidada de las educaciones que se pudieran dar a unas muchachas que entraban automáticamente, y por derecho de cuna, en el orden sucesorio dinástico de la Casa Real Británica. También hay que decir que Frances Brandon se ocupó personalmente de esta educación y que se reveló como más puntillosa y severa que su marido en esas cuestiones, utilizando cuantas veces era requerido el látigo cuando éstas dejaban despuntar su natural rebeldía adolescente y su fuerte carácter. No se escatimaron medios en la instrucción de las muchachas, como tampoco se deshechó la formación humanista lanzada por Thomas More y Erasmo de Rotterdam, en esos albores del siglo XVI.

Frances Brandon era una mujer severa y orgullosa, consciente de su real ascendencia y de su papel en el tablero dinástico de Inglaterra. Por ello se preocupó de educar férreamente a sus hijas sin olvidar convertirlas en pozos de esa sabiduría necesaria por si la Providencia viniera a interesarse por ellas y destinarlas a desempeñar papeles claves en el escenario político. Intimamente le parecía remota la idea de que sus hijas pudieran un día alzarse por encima de la condición social a la que se encontraban relegadas. Se debía de tener en cuenta que Inglaterra entraba en esa crisis cismática provocada por el encaprichamiento del rey Enrique VIII con Ana Bolena y la negativa de Roma a proceder a la anulación de su matrimonio con la Infanta Catalina de Aragón, madre de la princesa de Gales. Desde 1533 se había consumado el espaldarazo de Enrique VIII a Roma al contraer matrimonio con Ana Bolena, y al recluír a Catalina de Aragón... Por si fuera poco, había declarado bastarda a la princesa de Gales, que permanecía alejada de Londres en su confinamiento en el castillo de Ludlow. En tan solo 3 años, las circunstancias se hicieron más oscuras al enviar al cadalso a Ana Bolena con falsas acusaciones y volviendo a declarar bastarda a su otra hija Elizabeth. En 1536, aún tibio el cadáver de Ana Bolena, Enrique VIII casaba por 3ª vez con lady Jane Seymour y, al año siguiente nacía el tan ansiado heredero varón...

de Eduardo VI a Jane I


Nació entonces el principito, el ansiado heredero varón del irascible y por fín satisfecho Enrique VIII, concebido a base de dos fracasos matrimoniales anteriores que costaron el confinamiento de por vida a Catalina de Aragón y la cabeza de Ana Bolena que, irónicamente dieron a luz a dos futuras soberanas cuyos contrastes serían tan dispares como la noche y el día. La tercera consorte de Enrique VIII, lady Jane Seymour, hermana de Edward Seymour, Conde de Hertford y Duque de Somerset (1500-1552), murió de sobreparto, víctima de esas fiebres infecciosas que acechaban a cualquier parturienta por falta de higiene de las comadronas y galenos que desconocían la esterilización del instrumental quirúrgico de entonces.

Retrato de la Princesa Maria de Inglaterra, alias "Lady Mary Tudor", unica hija habida entre Enrique VIII y Catalina de Aragon; retrato fechado en 1544, y atribuido al Maestro John.


Como la única hija superviviente de Catalina de Aragón, María, a la sazón confinada en el castillo galés de Ludlow, había sido declarada bastarda y privada de su título de Princesa de Gales, en su esplendidez habitual y su mala memoria, Enrique VIII otorgó el título de los herederos del trono a su nuevo hijo al que impuso el nombre de Eduardo. La difunta Jane Seymour había, en vano, intentado reconciliar al padre con la hija. Ahora, el abismo se había agrandado con ese otro nacimiento. Lo mirara desde cualquier punto de vista, la ex-princesa de Gales consideraba tanto a la hija de Ana Bolena y al hijo de Jane Seymour, como unos bastardos y los odiaba con esa rabia amarga tan bien alimentada por su padre, del mismo modo que daba por responsable de la infeliz muerte de su madre a éste.

Habría de esperar a que su padre, cada vez más obeso y tiránico, casara en 1543 con lady Katherine Parr, para que se procediera a instancias de esta última, a un acercamiento entre padre e hija. En tan espinosa reconciliación, la nueva consorte real supo demostrar un tacto y una diplomacia tan encomiables como provechosos para las partes interesadas. Dedicó todos sus esfuerzos en recomponer los lazos familiares y que Enrique VIII volviera sobre sus declaraciones de bastardía que afectaban a sus dos hijas: María y Elizabeth, y les devolviera a ambas el rango de princesas reales.



Muerto en 1547 Enrique VIII, el niño Eduardo VI subió al trono con la clara intención de proseguir con las medidas que afectaban la vida religiosa de su país, frutos de la sonada ruptura entre Londres y Roma. Se afianzaba por tanto la Reforma Protestante que, a diferencia del luteranismo o del calvinismo reinante en diversos países del Viejo Continente Europeo, tomaría tintes propios y hasta nombre propio: el anglicanismo. Desgraciadamente, la frágil salud de Eduardo VI hacía prever un reinado bastante corto, ya que pronto se reveló en él un mal tan temible como incurable: la tuberculosis. Andaba, además, dominado por su adorado tío materno, el hermoso Edward Seymour, 1er Conde de Hertford y flamante 1er Duque de Somerset, que había convertido en Lord Protector de Inglaterra, lo que equivalía a delegar en él todo el poder de la mismísima corona. Su hermano Thomas casó, para colmo, con la viuda del difunto Enrique VIII, Katherine Parr, que ya andaba enamorada de él aún en vida del rey... y por poco le fue de que el desconfiado soberano, siempre andando con sospechas, le diera el mismo pasaporte que a sus antecesoras coronadas.

Retrato de Edward Seymour, 1er Conde de Hertford y 1er Duque de Somerset (h.1506-1552)./ Abajo, retrato de Thomas Seymour, 1er Lord Seymour de Sudeley (1508-1549).



Ya en vida de su hermana Lady Jane Seymour, los hermanos Edward y Thomas habían gozado de la real protección de Enrique VIII. Incluso después de la muerte de su hermana la reina al dar a luz al futuro Eduardo VI, éstos siguieron manteniendo su privilegiada posición en la corte. Uno y otro ascendieron y acumularon cargos, títulos y prebendas gracias a la generosidad de Enrique VIII. Y, pese a la muerte del monarca en 1547, Edward y Thomas siguieron en el candelero cortesano, aunque el primero tuvo más fortuna al hacerse con las riendas del poder y gobernar el destino de Inglaterra; un triunfo que Thomas Seymour encajó bastante mal, ciertamente, y que le llevó a urdir un golpe de Estado contra su hermano.

Lady Jane Grey, siempre ensimismada en sus sabias lecturas, devorando las obras de Sir Thomas More y de Erasmo de Rotterdam, estaba siendo barajada como la novia ideal para el joven rey Eduardo VI. A éste no le desagradaba la idea, y en cuanto a Jane, lo único que le unía al rey era un afecto propio de prima a primo, un óptimo entendimiento, pero ni un solo instante rozó por su mente la perspectiva de convertirse en reina consorte de Inglaterra, aunque no le faltaban cualidades para ello...

Las ambiciones y las sórdidas maquinaciones de Thomas Seymour acabaron por levantar ampollas en el bando rival capitaneado por el influyente John Dudley, duque de Northumberland, que también acariciaba la idea de hacerse con el poder y deshacerse del todopoderoso duque de Somerset. El Consejo Privado de Su Majestad fue entonces advertido sobre los oscuros negocios de chantaje llevados a cabo por Thomas. Lord Seymour, en vez de defenderse ante el Consejo de las acusaciones que se virtieron contra él, planeó secuestrar al rey y fue pillado in fraganti por la guardia real. Encerrado en la Torre de Londres, ni siquiera su hermano, que se negó a firmar su sentencia de muerte, pudo intervenir en su favor. Su ejecución se llevó a cabo en marzo de 1549.

Somerset molestaba demasiado y se convirtió en el siguiente objetivo de sus enemigos, que se encargaron a conciencia de hacerle caer en desgracia acusándole también de alta traición. Su crimen: haber fracasado estrepitosamente en la guerra contra Escocia, aliada de Francia... También se había atraído las antipatías del rey, quien le culpó de haberle obligado, indirectamente y "por ley", a firmar la condena a muerte de su tío Lord Thomas Seymour. De todos modos, su sobrino Eduardo VI ya no podía hacerle de valedor, ni menos protegerle de las acusaciones del duque de Northumberland, al encontrarse ya bastante enfermo y en manos de los galenos. Northumberland se encargó de llevar ante el tribunal a Somerset, acusado de traición. Encontrado culpable, Somerset fue llevado al cadalso la mañana del 22 de enero de 1552 y decapitado.

John Dudley (c.1502-1553), Vizconde Lisle, 1er Conde de Warwick y 1er Duque de Northumberland.


Eliminado el gran rival, el duque de Northumberland pudo hacer y deshacer a su antojo, erigiéndose como Lord Protector de Inglaterra, arrancando su nominación de las moribundas manos del pobre Eduardo VI, que los galenos mantenían en vida clavado en su lecho y entre terribles sufrimientos.

En vista de la degradada salud del rey, Northumberland, hombre fuerte del momento, usó de su enorme influencia y poder para obtener la mano de Lady Jane Grey para uno de sus hijos, Guilford Dudley (1536-1554), haciendo relucir ante los ojos de los padres de aquella, la posibilidad de heredar la corona de manos de Eduardo VI si jugaban bien sus cartas. La alianza entre Northumberland y los duques de Suffolk se sellaría entonces con el matrimonio de sus hijos, con la promesa de subirlos al trono de Inglaterra menospreciando el orden sucesorio dispuesto por Enrique VIII antes de fallecer, donde dejaba bien claro que, si falleciera sin hijos Eduardo VI, la corona revertiría automáticamente a su primogénita María y, después de ésta, a Elizabeth...



La boda entre lady Jane Grey y lord Guilford Dudley se celebró finalmente en Durham House, en Londres, el 21 de mayo de 1553. Ni uno ni otro sentían atracción alguna y la boda tan solo respondía a la maniobra política y al juego de alianzas de los padres de ambos jóvenes. Es más, la duquesa de Suffolk tuvo que echar mano del látigo para que su hija se doblegara y aceptara de buen grado casarse con el hijo del duque de Northumberland. Marido y mujer al fin y al cabo, no dejaban de ser unos perfectos extraños y aprendieron en su luna de miel a conocerse.

Tras asediar sin tregua al moribundo Eduardo VI, Northumberland arrancó el testamento en el cual el pobre soberano de 16 años designaba a su amada prima Lady Jane Grey, como legítima sucesora suya y garante de la continuidad de la Iglesia Anglicana en su país, con tal de evitar que María, que permanecía siendo católica y fiel al Vaticano, subiese al trono y llevara a cabo su deseo de devolver Inglaterra al catolicismo.

Fue pues por expreso deseo de Eduardo VI que Lady Jane Grey se vió catapultada al trono y a ceñir una corona que ella no ambicionaba. Muerto Eduardo VI, el Consejo Real, respaldando el golpe de Estado del duque de Northumberland, ofrecía la corona a Jane Grey el 9 de Julio de 1553, con el apoyo unánime del clero reformado de la nación. Al día siguiente fue públicamente proclamada reina de Inglaterra (10-VII-1553) como Juana I y coronada el mismo día. Su marido, Guilford, rehusó formar parte de esa "mascarada" y rechazó la corona, conformándose con tener el papel de mero consorte.

Pese a las maniobras del duque de Northumberland y al respaldo del Consejo Real y del clero anglicano, el pueblo inglés y la mayoría de la aristocracia nacional rechazaba a la joven soberana impuesta, dando por sentado que la corona pertenecía naturalmente a la primogénita de Enrique VIII, María I.



En tan solo 9 días, el efímero reinado de Juana I se dió por terminado cuando María Tudor, a la cabeza de un numeroso y leal ejército, llegaba a las puertas de Londres, tras derrotar a las tropas del duque de Northumberland que había ido a su encuentro para derrotarla. El suegro de Juana I fue arrestado y encarcelado, pendiente de juicio por alta traición. Su ejecución no se hizo esperar demasiado... En cuanto a Jane y Guilford, fueron igualmente apresados en la Torre de Londres en espera de la decisión de la nueva soberana. María I tenía en cuenta que su pobre prima no había sido otra cosa que el juguete de las ambiciones de Lord Northumberland, y a punto estuvo de perdonarla. Desgraciadamente, su padre el duque de Suffolk cometió el craso error de unirse al levantamiento armado de Sir Thomas Wyatt, en un intento de liberar a su hija y devolverla al trono. Semejante acto inclinó definitivamente la balanza: María I puso contra las cuerdas a Jane Grey, presionándola para que abjurara de su fe anglicana a cambio de la real clemencia. Jane rehusó la oferta y prefirió poner la cabeza en el tajo. Su empecinamiento fue imitado por su marido Guilford que, si bien no llegaron a ser realmente marido y mujer en el sentido literal, acabaron por amarse y apoyarse mútuamente frente al martirio que se les venía encima.

Lamentando el rechazo de Jane Grey, María I ordenó su ejecución y la de su marido Guilford. El duque de Suffolk y el duque de Northumberland ya habían sido decapitados pocos días antes y sus cabezas figuraban en las picas de la Torre...



El 12 de febrero de 1554, con los ojos vendados y vestida de blanco, Lady Jane Grey, de 16 años, la "reina de los 9 días", se arrodillaba ante el tajo y buscaba, titubeante, con las manos dónde colocar su cabeza para facilitar la faena al verdugo. Su marido le siguió poco después.

En cuanto a su hermana Catherine, ex Condesa de Pembroke y Condesa de Hertford, la reina Elizabeth I la condenó a reclusión perpétua en la mansión de Cockfield Hall, donde fallecería de muerte natural en 1568, sin ceder ni un solo ápice de sus pretensiones al trono de Inglaterra. La tercera y menor de las hermanas Grey, Mary (nacida en 1540), fallecería diez años más tarde, en 1578...

NOTAS:

Eduardo VI, Rey de Inglaterra e Irlanda (1537-1553).
Hijo del 3er matrimonio de Enrique VIII con Lady Jane Seymour, accedió al trono inglés a la edad de 10 años, en 1547, prosiguiendo con la religión anglicana instaurada por su predecesor. De salud endeble y carácter débil, su reinado aparentemente pacífico estuvo dominado por las luchas internas de su corte. A la influencia de su tío Somerset, sucedió la no menos perniciosa del duque de Northumberland, el cual hizo que el joven rey testara a favor de su prima Jane Grey, designándola como sucesora suya cuando se encontraba a las puertas de la muerte.

Edward Seymour, Conde de Hertford y Duque de Somerset (1500-1552) era el hermano de Lady Jane Seymour, la 3ª esposa de Enrique VIII y madre del rey Eduardo VI. Se convirtió en Lord Protector de Inglaterra durante los primeros años del reinado de su sobrino hasta que su desmedida ambición y su fortuna amasada a expensas de la Corona, le atrajo muchos enemigos que se confabularon para provocar su caída y su posterior ejecución.

Lady Catherine Grey (1538-1568), Condesa de Pembroke y luego de Hertford. Segunda hija de lady Frances Brandon y de Henry Grey, duques de Suffolk y marqueses de Dorset, era la hermana de Lady Jane Grey. Casó en primeras nupcias con el Conde de Pembroke quien, en 1554, la repudió alegando que su matrimonio no se había consumado. Su 2ª boda secreta con Edward Seymour, Conde de Hertford (1539-1621), hijo del ejecutado Duque de Somerset, le atrajo las iras de su prima la reina Elizabeth I, quien mandó encarcelarla junto a su marido en la Torre de Londres. Tuvo dos hijos que fueron considerados ilegítimos y, por tanto, no aptos a la sucesión real.

John Dudley, Duque de Northumberland y Lord Protector de Inglaterra (1502-1553). Rival y enemigo de Edward Seymour, duque de Somerset, al cual finalmente consiguió desbancar del poder en 1552, se erigió en el nuevo regente del reino mientras Eduardo VI agonizaba de tuberculosis, abusando de éste para dar cuerpo a sus ambiciones personales. Fue él quien organizó el golpe de Estado a través del cual consiguió que la corona recayera en su nuera Jane Grey.

Lady Frances Brandon, Duquesa de Suffolk (1517-1559), sobrina carnal del rey Enrique VIII de Inglaterra, y que representaba la 2ª línea colateral de la Casa Real con derechos al trono si viniera a faltar la descendencia de su tío y la de su tía la reina viuda de Escocia Margareth, condesa de Angus. Casada en 1534 con Lord Henry Grey, le dió a éste 3 hijas que, con el tiempo, se alzarían como pretendientes al trono inglés... Viuda en 1554, al morir en el cadalso su marido, volvió a casarse en segundas nupcias con Sir Adrian Stokes el mismo año. Fallecería 5 años más tarde.

domingo, 8 de julio de 2012

CURIOSIDADES -49-



Paul Deschanel (1855-1922), 10º Presidente de la IIIª República Francesa entre el 18 de febrero y el 21 de septiembre de 1920 -tan solo 7 meses-, soportó mal los inconvenientes de su cargo. Era a menudo preso de ataques de angustia por culpa de sus obligaciones oficiales como Jefe de Estado, y sufría de manera crónica depresión y ansiedad, puede que acentuados por su palpable "inutilidad" y falta de poder de decisión en las cuestiones de Estado ya que, en realidad, el poder ejecutivo se concentraba en manos del presidente del Consejo de Ministros. A esto se sumó el descrédito resultante de los rumores malintencionados que la prensa de entonces se complació en difundir entre la opinión pública, como sus supuestos baños con los patos en el lago artificial del Palacio del Elíseo, con las carpas del lago del Castillo de Rambouillet o que se le encontrara un día encaramado a un árbol de los jardines Elíseos.

El episodio más célebre de su mala prensa fue su accidental caída del tren presidencial la noche del 23 de mayo de 1920, a las 23h15, en el curso de un viaje hasta la localidad de Montbrison; por ahogo o por culpa de un estado de semi-inconsciencia causado por la ingesta de un calmante, el presidente cae por la ventanilla y es encontrado casualmente por un obrero de los ferrocarriles, ensangrentado y en pijama sin ningún documento que pueda acreditar su identidad. En el tren presidencial, el séquito capitaneado por el ministro del Interior Théodore Steeg, no se percata de la desaparición del Presidente hasta las 7 de la mañana, poco antes de llegar a la estación de Roanne.
Aquel incidente dio pie a la prensa de la época para publicar caricaturas a menudo crueles e inspiró a no pocos cancioneros populares.

Hastiado y enfermo, acabó presentando su dimisión formal e inapelable al presidente del Consejo, pese a las presiones de su entorno que frenaron, en meses anteriores, sus reiterados intentos de dimitir del cargo. Al día siguiente de su marcha del Palacio del Elíseo, se internó en una casa de reposo de Rueil-Malmaison y recobró milagrosamente la salud. Pese a su evidente capacidad intelectual y su coherencia, el rumor de su supuesta demencia persistió hasta el final, lo que no impidió que fuera elegido senador en 1921 y presidente de la comisión de los Asuntos Exteriores para el Senado en 1922. Al poco, falleció de pleuresía.

sábado, 7 de julio de 2012

Anécdotas Históricas -178-



En 1913, el presidente francés saliente, Armand Fallières, dijo a su sucesor Raymond Poincaré, a las puertas del Palacio del Elíseo:

-"El puesto no es malo, pero no hay ascensos."

Anécdota de: Armand Fallières (1841-1931), 8º Presidente de la IIIª República Francesa entre 1906 y 1913.

Anécdotas Históricas -177-



El mariscal y presidente francés Conde Patrice de Mac-Mahon, Duque de Magenta, fue célebre por sus meteduras de pata. Un día declaró:

-"De la difteria, se muere o se queda uno idiota. De hecho, yo la padecí siendo un niño." 

Anécdota de: Marie Edmé Patrice Maurice de Mac-Mahon, Conde de Mac-Mahon, Duque de Magenta (1808-1893), Presidente de la IIIª República Francesa entre 1873 y 1879.

CURIOSIDADES -48-



Adolphe Thiers (1797-1877), primer presidente de la IIIª República Francesa entre 1871 y 1873, fue el responsable de la acuñación e imposición oficial del título de "Presidente de la República", cuando en su origen el cargo tenía el apelativo de "Jefe del Poder Ejecutivo de la República Francesa" (Chef du pouvoir éxécutif de la République Française). El título original le disgustó, argumentando que, con el apelativo de "Jefe" (en francés Chef), le confundirían con un cocinero de restaurante.

CURIOSIDADES -47-



La superstición popular de que los gatos negros traen mala suerte al cruzarse en el camino del ser humano, remonta a un incidente que tuvo lugar en la Edad Media: un caballero que iba a lomos de su montura por las calles de un pueblo italiano, caída ya la noche, fue sorprendido por un gato negro que cruzó repentinamente su camino, como si de una aparición diabólica se tratara; su caballo se asustó tanto que tiró violentamente al suelo a su dueño y éste se estrelló la cabeza contra el suelo encontrando así la muerte. Desde entonces, se demonizó al gato negro asociándole a la mala suerte y a la brujería.
En otros países como Irlanda, Inglaterra y Escocia, el gato negro se transformó en un símbolo de la buena suerte, prosperidad y protección.

Anécdotas Históricas -176-



En el curso de una visita oficial de los entonces reyes Gustavo VI Adolfo y Luisa de Suecia en Londres, esta última quiso hacer una escapada de incógnito, sin documentos de identidad y sin acompañantes por la ciudad del Támesis. En un momento dado de ese paseo por la urbe, casi es atropellada por un autobús pero todo queda en un gran susto. Aleccionada por el incidente, la reina Luisa volvió a salir al día siguiente a la calle con una nota aclaratoria colgando del asa de su bolso que rezaba: "Soy la Reina de Suecia".

Anécdota de: Louise Alexandra Mountbatten, Reina consorte de Suecia (1889-1965).

viernes, 6 de julio de 2012

Cita de la Semana




"El amor es el rey de los jóvenes y el tirano de los viejos."

Frase de: Luis XIV "el Grande", Rey de Francia y de Navarra (1638-1715).

domingo, 1 de julio de 2012

Anécdotas Históricas -175-



Cuando Eduardo VII era entonces Príncipe de Gales y antes de que su affaire con la Condesa de Warwick mandara al garete su gran amistad con Lord Charles Beresford, este último figuraba en su círculo de íntimos y asiduos a las cenas y fiestas que se ofrecían en Marlborough House, y en las cacerías de Sandringham.

Un día, el Príncipe de Gales mandó, como de costumbre, una invitación a Beresford para que acudiera a una de sus cenas semanales entre amigos. Lord Charles Beresford, cuya cena no apetecía en absoluto, respondió mediante un telegrama urgente: "Lamento no poder acudir. La mentira llegará por correo."

Anécdota de: Charles William de La Poer Beresford, 1er Barón Beresford (1846-1919), Almirante y Comandante en Jefe de la Royal Navy.

Anécdotas Históricas -174-



El rey Eduardo VII de Gran-Bretaña, que pasó por ser uno de los mejores monarcas ingleses y no solo por su imagen de bonachón, también tenía su carácter: muy temperamental, a veces entraba en violentos e incontrolables arranques de cólera.
Una noche en la que presidía una concurrida cena de gala en palacio, se manchó accidentalmente el pecho de su impoluta camisa de smoking al llevarse a la boca unas espinacas. Terriblemente enojado por haberse ensuciado y para sorpresa de todos los comensales, hundió repentinamente sus dos manos en el plato y se restregó rabiosamente todas las espinacas por todo el pecho.

Anécdota de: Eduardo VII, Rey de Gran-Bretaña e Irlanda, Emperador de la India (1841-1910).

Anécdotas Históricas -173-



En el curso de una visita oficial del kaiser Guillermo II de Alemania a Londres, haciendo de cicerone su tío carnal el rey Eduardo VII, ambos tuvieron que desfilar por las calles de la capital en carruaje. Ni tío ni sobrino se llevaban bien pero, de cara a la galería y ante tan nutrido público, ambos fingieron mantener una conversación tan amistosa como animada. En un momento dado, uno de los caballos que tiraban del carruaje de Estado en el que viajaban los dos soberanos, se relajó liberando un nauseabundo pedo que envolvió todo el coche y los alrededores. Ni el rey ni el emperador se inmutaron, fingiendo que no se habían percatado del desagradable olor. Al segundo y sonoro pedo caballuno, Eduardo VII se vio en la obligación de presentar disculpas a su sobrino prusiano. Guillermo II interrumpió a su tío:

-"Querido tío Bertie, por favor, no hace falta hablar de ello; estoy convencido que ha sido uno de los caballos."

Anécdota de: Eduardo VII, Rey de Gran-Bretaña e Irlanda, Emperador de la India (1841-1910) & Guillermo II, Rey de Prusia y Emperador de Alemania (1859-1941).