¿Has pensado alguna vez cuantas historias se esconden tras un retrato? Pues ésas son las que componen lo que llamamos "Historia".
viernes, 29 de marzo de 2013
domingo, 24 de marzo de 2013
LAS TULERÍAS: redescubriendo un palacio en 3D
EL PALACIO DE LAS TULERÍAS
reconstitución virtual de un palacio histórico
Iniciado en la 2ª mitad del siglo XVI para la reina Catalina de Médicis a las afueras de la capital del Sena, y unido al viejo palacio del Louvre mediante una larguísima galería que bordea aún el muelle Norte del río, fue completado bajo el reinado de Luis XIV y ocupado en varias ocasiones por éste y sus sucesores, se convirtió en la residencia oficial de Luis XVI después de 1789. A raíz de la revolución, y durante el Consulado, el palacio volvió a recuperar su papel de residencia oficial del poder con Napoleón y en sede de la corte imperial. Después de 1814, con la restauración de los Borbones, siguió ostentando el rango de principal residencia de la monarquía a pesar de las dos revoluciones siguientes (la de 1830 y la de 1848), al ser nuevamente elegido por el último monarca francés Napoleón III. Fue este último emperador el que consiguió hacer realidad el sueño de sus antecesores: reunir en un único y vasto complejo los dos palacios históricos. La fecha de 1870, con la caída del IIº Imperio y la sublevación de los comuneros durante la ocupación prusiana, significó el final de una larga historia de 300 años cuando el palacio de Las Tulerías fue incendiado y finalmente arrasado durante la IIIª República.
A partir de grabados, fotografías y planos, se ha podido reconstruir virtualmente las estancias oficiales del desaparecido palacio, que sirvieron de marco de las monarquías borbónica y napoleónica. He aqui algunas de las muy logradas recreaciones del interiorismo del palacio de Las Tulerías:
Fachada del Palacio de Las Tulerías desde el Patio del Carrusel.
La Sala de los Guardias.
La Sala del Trono.
El Salón de Apolo, lugar de recepciones.
El Salón Luis XIV o comedor de diario, con la mesa dispuesta en su centro.
El Salón de Luis XIV o comedor de diario desde diferentes ángulos.
La Galería de Diana, antaño Galería de los Embajadores, que precedía los apartamentos reales e imperiales.
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sábado, 23 de marzo de 2013
miércoles, 20 de marzo de 2013
SHUVALOV: el Padre de la Cultura Rusa
IVAN IVANOVICH SHUVALOV
1727-1797
"Padre de la Cultura Rusa"
Nacido en 1727, Ivan Ivanovich, conde Shuvalov, hace su aparición en el escenario público gracias a su presentación en la corte de la cuarentona emperatriz Elizaveta I, la cual se prendó de él en 1749. Tenía entonces 22 años de edad y un físico agradable que fueron la clave de su éxito para entrar a formar parte del restringido círculo de la zarina. En aquel mismo año, Elizaveta o Isabel I, que bien podría ser su madre al doblarle la edad, lo tomó como amante sin por ello deshacerse de su amado pastor cosaco y tañedor de laúd, Razumovski. Su ascenso hasta la alcoba imperial levantó ampollas en el canciller Bestuzhev-Rjumin, quien temía que las consecuencias para Razumovski y él fueran una caída en desgracia. Para subsanar el contratiempo, presentó a Isabel al joven y hermosísimo Beketov, hechura suya con apenas 18 años de edad. Si bien la jugada del canciller pareció afortunada, al ser admitido por la emperatriz (que le cubrió de riquezas) y nombrado ayudante de Razumovski, con alojamiento en palacio, el crédito del conde Shuvalov ni siquiera se resintió de la recién incorporación del flamante "juguete sexual". Isabel I, pasmosamente ecuánime hasta en sus más íntimos asuntos de alcoba, se las ingenió para arreglarselas con sus tres amantes: Razumovski, Shuvalov y Beketov, formando un inusual cuarteto de lo más armonioso.
Retrato de Elizaveta I Petrovna (1709-1762), Emperatriz de Rusia entre 1741-1762.
La decisiva intromisión de Pedro Shuvalov, tío del favorito, acabaría por romper ese cuarteto amoroso al inducir a Beketov a aplicarse cierta pomada en la cara que, según le dijo, le conservaría la piel fresca y lozana. El efecto contrario no se hizo esperar cuando le produjo a Beketov una violenta erupción cutánea, y los Shuvalov se apresuraron a asegurar a Isabel I que el joven padecía una enfermedad venérea. Horrorizada, Isabel se distanció, refugiándose en Tsarskoye Selo para entregarse a la oración, mientras el pobre Beketov era conminado a hacer las maletas y abandonar de inmediato el palacio de Invierno. Con semejante golpe, los tíos Shuvalov, Pedro y Alejandro, se convirtieron en los árbitros supremos de la corte rusa. Pedro se encargó de la cartera de asuntos internos, embolsándose millones e introduciendo monopolios comerciales. Fundó cajas de ahorro, reformó la moneda y mejoró la artillería rusa. En cuanto a Alejandro Shuvalov, éste se convirtió en el temible Inquisidor Principal de la Cancillería Secreta. Decían las gentes de él que sus facciones se contraían nerviosamente, en consecuencia de su cometido de torturador. Afotunadamente, el conde Iván Ivanovich Shuvalov se reveló de mejor pasta que sus tíos. Aparte de iniciar una loable carrera militar, llegando a ser teniente general, se erigió en un generoso protector de jóvenes escritores que pugnaban por abrirse camino, manteniendo correspondencia con Voltaire, y sugiriendo a la emperatriz la feliz idea de fundar la Universidad de Moscú en 1755, y la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo en 1757, participando activamente en ambas fundaciones. Se puede decir que la beneficiosa influencia de Shuvalov sobre Isabel I de Rusia, fue todo un triunfo más teniendo en cuenta que la soberana, aparte de ser ostentosamente inculta, estaba convencida de que la lectura era perjudicial para la salud. En contrapartida, Shuvalov fue agraciado con ascensos militares y condecorado con la Orden Imperial de San Alejandro Nevski. Se convirtió en el reconocido mecenas de las artes y ciencias rusas, asociando su nombre a la eclosión cultural de Rusia a imagen y semejanza de la Europa Occidental, en la 2ª mitad del siglo XVIII.
Retrato de Catalina II "la Grande" (1729-1796), Emperatriz de Rusia entre 1762 y 1796.
La repentina muerte de Isabel I en 1762, obligó a Shuvalov a tomar sus distancias con el nuevo reinado que se iniciaba con Pedro III, que menospreciaba la cultura alabando la vida de los cuarteles militares. Abandonó pues su país para iniciar una gira europea larga de 14 años, residiendo principalmente en Francia y en Italia, donde completó su extensa cultura cosmopolita. No volvería a Rusia hasta 1777, donde le fue dispensada por Catalina II "la Grande", la mejor de las acogidas. El mismo año de su regreso triunfal a San Petersburgo, se vió agraciado con el cargo de Gran Chambelán de la Corte Imperial y condecorado con las órdenes de San Vladimiro y de San Andrés, además de conservar hasta su muerte, en 1797, la imperecedera fama de ser el más culto y generoso mecenas de su país. Fallecería a la edad de 70 años.
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lunes, 18 de marzo de 2013
LA MONARQUÍA ESPAÑOLA EN LA ROCA TARPEYA
Un régimen acabado,
necesitado de cristiana sepultura
El próximo martes, 19 de marzo, el director del Centro Nacional de Inteligencia, general Félix Sanz, antiguo jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), comparecerá ante la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso para dar cuenta del intenso, demoledor para la institución monárquica, affaire Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la "princesa" alemana que irrumpió con la fuerza de un torrente en el corazón cansado de un Rey ya muy baqueteado a la altura de 2004 por historias de cama, desde su ya lejano primer largo apareamiento conocido con la mallorquina Marta Gayá. A diferencia de tantas otras mujeres como han pasado por su vida, de las que hay memoria por retazos perdidos entre escoltas, personal de la Casa, amigos de francachela y encubridores varios, la historia de Corinna, de soltera Larsen, ha adquirido una dimensión nueva y muy peligrosa para el futuro de la Corona, una dimensión política erigida sobre las columnas del discurso que la propia "princesa" levantó en su entrevista en el semanario ¡HOLA!: "El trabajo que he realizado para el Gobierno español, cuando se me ha pedido, ha sido siempre delicado y confidencial. Son asuntos clasificados, situaciones puntuales que yo he ayudado a solucionar por el bien del país".
Las preguntas que, a borbotones, surgen después de escuchar una declaración de parte semejante ya fueron formuladas aquí el 3 de marzo. Interrogantes, en todo caso, inquietantes para la seguridad del Estado y alucinados para ese español medio que, de pronto, descubre la existencia de una moderna Mata Hari habilitada, comisión mediante, para hacer "trabajos" que, al parecer, no es capaz de llevar a cabo ni el Gobierno, ni sus embajadas en el exterior, ni sus servicios secretos. Abochornados por el lance, han sido varias las fuerzas que han pedido la presencia del general Sanz en las Cortes. Estamos ante un militar de alta graduación a quien el Gobierno Rajoy ha mantenido en el cargo por exigencia expresa del Monarca: con el escándalo Urdangarin y el escándalo Corinna, sexo y dinero, as usual, gravitando sobre su cabeza, el Rey necesitaba mantener al militar al frente de los servicios de inteligencia para poder seguir durmiendo tranquilo, como esta semana contó en estas páginas Federico Castaño.
Ni PP ni PSOE pondrán en apuros al responsable del CNI. El acuerdo entre ambos partidos al respecto ha llegado al punto de expulsar de la comparecencia al Grupo Mixto, en el que se cobija un testigo particularmente incómodo: la Esquerra Republicana de Cataluña. Lo de Félix Sanz será, pues, un paseo militar, nunca mejor dicho, un garbeo distendido que superará con dos largas cambiadas a base de negar la evidencia. La evidencia, sin embargo, es abrumadora para el futuro de España. Los problemas personales del Rey –el pésimo ejemplo que desde el punto de vista de la moralidad pública ha expandido de arriba abajo por el cuerpo social español-, los escándalos del Rey, se han convertido en uno de los grandes problemas de España, si no el mayor, hasta el punto de resultar necesario retorcer el normal funcionamiento de las instituciones para disimular, modular, ocultar los chispazos que diariamente llegan hasta la ciudadanía desde las alturas de esa conducta impropia. La vivencia diaria de unos servicios de inteligencia obligados a ocupar buena parte de su tiempo y recursos en tapar los deslices del titular de la Corona (tal que la presencia de Corinna en el recinto de el Pardo, en la puerta trasera del palacio de la Zarzuela, durante los últimos 6 años) no hace sino confirmar esa idea de que el Monarca se ha convertido en parte del problema de España, causa –si bien no única- del desprestigio de sus instituciones y obstáculo que se yergue frente a ese proceso de regeneración democrática que demanda como inaplazable una mayoría de españoles demócratas.
El sainete de la ex mujer de Kashogui
Para tapar evidencias ha sido necesario montar un sainete periodístico según el cual la cobradora de la comisión devengada por la firma, por parte de un consorcio de empresas españolas, del contrato para la construcción del AVE entre las ciudades de Medina y La Meca no ha sido la mencionada Corinna, sino una bella empresaria iraní que pasaba por allí, una tal Shahpari Zanganeh, mujer casada en su día con el magnate Adnan Kashogui, experto en el tráfico de armas fabricadas en España desde su empresa Alkantara, en la que tuvo por socio al mismísimo INI. ¿Misterio aclarado y a otra cosa, mariposa? Pues no, señor, porque desde hace tiempo se sabe que la Zanganeh, una mujer a la que Juan Miguel Villar-Mir –mecenas del Rey desde hace años, papel en el que ha sustituido a Manuel Prado y Colón de Carvajal y, más recientemente, a Alberto Alcocer- emplea para engrasar sus negocios de la península arábiga, es socia desde siempre de nuestra afamada Corinna, de modo que aquellos 135 millones de comisión muy bien podrían haberse repartido en tres partes y no precisamente iguales, al decir de las fuentes.
Va a ser difícil taparlo todo, enmascararlo todo, confundir a todos. Hay cosas especialmente graves, tal que las gestiones que sirvieron para desactivar un asunto tan espinoso como la violación de una modelo española ocurrida en Ibiza en la madrugada del 12 de agosto de 2008, en un camarote del yate de lujo Turama, alquilado por la familia real saudí y fondeado frente a las costas de la isla. Según la denuncia presentada en una comisaría ibicenca, el supuesto violador era el príncipe Al-Waleed bin Talal bin Abdul Aziz Al-Saud, un personaje habitual en la lista Forbes, quien habría amenazado con adjudicar el contrato del AVE antes citado a un consorcio francés en caso de resultar imputado. Don Juan Carlos felicitó al príncipe saudí una vez que la Audiencia Provincial de Baleares anunció el archivo de la causa. ¿Eran estos los asuntos "delicados y confidenciales" a los que aludía Corinna?
El viernes conocimos el contenido de una nueva remesa de correos que el exsocio de Iñaki Urdangarin ha entregado al juzgado que investiga el caso Nóos. Las bombas que periódicamente van saliendo del arsenal de Diego Torres no solo hacen cada día más complicada la situación judicial del yerno del Rey y de su hija -¿cómo es posible que la señora de Torres esté imputada y no la de Urdangarin?-, sino la propia posición del Rey, cada vez más indefendible desde esa neutralidad impostada que pretende el establishment judicial, político y mediático. En esos correos, Iñaki le pide al Rey que haga "un par de gestiones" para atraer patrocinadores de marcas de lujo al Valencia Summit, uno de los eventos con los que el duque se lucró a costa del erario público. Esos patrocinadores "podrían venir si el Señor les anima a aceptar la invitación", escribe el talonmanista en su correo a la Casa del Rey. ¿Por qué Iñaki se comporta de esa guisa? Porque es lo que ha visto hacer en casa de su suegro desde que puso pie en Palacio, razón por la cual "pasar el cepillo" le parece la cosa más natural del mundo. Una cuestión de costumbre.
Las aventuras de Corinna como gestora de fondos
Esta semana hemos tenido, por fin, cumplida información en este diario del Fondo de Infraestructuras Hispano-Saudí en el que 14 empresas españolas se embarcaron en 2007 con la idea de forrarse con los contratos que iban a llover en Arabia Saudí gracias a la fraternal amistad que une al Rey, patrocinador del Fondo, con la monarquía saudí, proyecto en el que la "entrañable amistad" se empleó a conciencia buscando dinero entre empresarios y family offices de la capital. La aventura acabó como el rosario de la aurora. Los empresarios que intentaron recuperar lo invertido recibieron del entonces secretario de Estado de Comercio, Pedro Mejía, la protesta de que poco podía hacerse porque "se trataba de un asunto muy delicado a nivel nacional". El Fondo se liquidó el 12 de abril de 2010, después de que los paganos aceptaran un acuerdo por el que perdían la pasta entregada y se comprometían a pagar el 0,85% de las aportaciones totales comprometidas, a cambio de liquidar sus compromisos. Como fiduciario de la liquidación, un tal Energy & Infrastructure GP Limited, nacido en paraíso fiscal de "padres" desconocidos, tras el cual, no obstante, los afectados adivinan la mano de una "princesa". La palmada fue de 21 millones de dólares.
Como en toda tragedia con ribetes de farsa que se precie, también aquí hay espacio para el humor, negro en este caso. Esta semana supimos, en fin, que Alberto Alcocer ha puesto a la venta su lujoso helicóptero. El anuncio correspondiente anima a los potenciales compradores advirtiendo, sin cortarse un pelo, que el aparato "fue inaugurado por un Rey" (sic). La realidad es que no fue solo inaugurado, sino que sirvió para depositar más de una vez en Zarzuela a Arturo Fasana, un gestor de fondos suizo que en Credit Suisse Ginebra maneja la llamada "cuenta de los españoles", por la que han desfilado unos 15.000 millones de euros de 54 clientes, todos de alto copete, entre ellos, naturalmente, Francisco Correa, epicentro de la trama Gürtel. Les ahorro la moralina, pero es evidente que una situación como la descrita no se sostiene. No hay país que pueda abordar su futuro lastrado con carga pesada. Va siendo hora de que los españoles demos cuerda nueva al reloj de la Historia.
Artículo de: Jesús Cacho in "VOZ PÓPULI" http://www.vozpopuli.com/nacional/22916-un-regimen-acabado-necesitado-de-cristiana-sepultura
sábado, 16 de marzo de 2013
Anécdotas Históricas -211-
Dotado de un aplomo sorprendente, Joseph Fouché, apodado justamente el "Carnicero de Lyon" debido a su crueldad durante la sangrienta represión que capitaneó contra aquella ciudad sublevada en plena Revolución Francesa, tuvo el siguiente intercambio de palabras con el emperador Napoleón I:
Napoleón: -"¿Habéis sido sacerdote?"
Fouché: -"Si, Sire Napoleón."
Napoleón: -"¿Y habéis votado la muerte del Rey?"
Fouché: -"Es el primer servicio que he rendido a Vuestra Majestad."
Anécdota de: Joseph Fouché, Conde del Imperio, Ier Duque de Otranto (1759-1820), Senador del Ier Imperio, Ministro de la Policía Francesa.
viernes, 15 de marzo de 2013
miércoles, 13 de marzo de 2013
LA CABEZA DE ENRIQUE IV: un misterio resuelto
LUIS XIV SÍ FUE EL HIJO LEGÍTIMO DE LUIS XIII
Las viejas teorías y los rumores persistentes sobre la presunta bastardía del rey Luis XIV de Francia ya no tienen aval alguno que pueda, por más tiempo, darles crédito entre los hambrientos de regios chismes y aficionados a la pequeña historia que se cuece entre bambalinas. El año 2013 ha dado una estocada mortal al tan cacareado orígen espúreo del Rey-Sol, y todo gracias a la prueba de ADN llevada a cabo en un laboratorio de Barcelona por encargo de un médico forense y un historiador franceses.
Cotejo entre un retrato del rey Enrique IV de Francia y su calavera autentificada./ Abajo, reconstrucción virtual en 3D del verdadero rostro de Enrique IV.
Todo empezó con el redescubrimiento de la calavera momificada del rey Enrique IV de Francia y de Navarra en 2010, de manos del médico forense y paleopatólogo Philippe Charlier. El descubrimiento de la regia calavera en manos de un coleccionista, ampliamente publicitada en Francia, llevaron al Dr. Charlier y al escritor Jean-Pierre Babelon, el mejor biógrafo del rey Enrique IV, a anunciar que por fín tenían entre manos a la auténtica, la que se tenía por desaparecida desde que los revolucionarios profanaran su sepultura y decapitaran su cadáver en 1793. Desde ese momento, empezó la larga travesía de la investigación científica: Charlier quería cotejar el ADN de la calavera real con una reliquia de su descendiente guillotinado Luis XVI, y que consistía en un pañuelo empapado en la sangre del mártir el día de su ejecución (21 de enero de 1793), celosamente guardado en una colección privada. Tras dos pruebas no concluyentes por culpa de las partículas de plomo procedentes del ataúd original de Enrique IV, una tercera llevada a cabo en un laboratorio de Barcelona despeja todas las dudas sobre la identidad de la calavera y, de rebote, sobre la filiación legítima entre el primer rey Borbón y su descendiente Luis XVI al coincidir ambos ADN's (separados por 7 generaciones).
Dado el éxito de la prueba científica del ADN entre ambas reliquias, que certifica el innegable parentesco de los dos monarcas, se ha esclarecido de repente muchos otros puntos oscuros que aún pesaban sobre los descendientes de Luis XIII y Ana de Austria: Luis XIV es realmente el hijo de ambos y no el fruto de un supuesto desliz de la infanta española con algún que otro cortesano francés, como se aventuraron no pocos historiadores en sugerir.
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FONTAINEBLEAU, 1598: Enrique IV se topa con la cacería fantasmal
La Cacería Fantasmal o
La Leyenda del Montero Mayor
LA EXTRAORDINARIA AVENTURA DEL REY ENRIQUE IV
Desde la mañana, la cacería real recorre los soto-bosques persiguiendo un ciervo. La comitiva hará un alto para desayunar patés y varias botellas de vino de Jurançon, que el monarca hace llevar en todos sus desplazamientos por los oficiales de Boca. Pero de momento todo el mundo está en ayunas, y ese detalle es importante para nuestro relato.
De repente, el rey tira de las riendas de su montura y se para en seco:
-¡Escuchad! grita a los demás.
Todos los jinetes se paran y ponen la mano en la oreja para escuchar. Oyen entonces, procedente de la lejanía que sitúan a media legua de su posición, a casi 2 km., los ladridos de una jauría, gritos y cuernos sonando...
-¿No es una ilusión? pregunta el rey. ¿Lo oís bien, como yo, trompas de caza y perros ladrando?
El Conde de Soissons, primo del rey, que ha puesto su enorme mano tras el pabellón auricular, responde afirmativamente:
-Si, Majestad, ¡es increíble!
-Increíble, podéis decirlo, prosigue Enrique IV. Y me gustaría saber quien se atreve a cazar al mismo tiempo que yo...
-¿Puede, dice uno de los jinetes, que se trate de un eco que nos vuelva, con un largo intervalo de tiempo, nuestros propios gritos y el sonido de nuestras trompas? Ya se han reseñado este tipo de fenómenos...
-No es posible, dice el rey. Nuestras trompas no han emitido ninguno de los sonidos que estamos oyendo ahora...¡Escuchad!
En efecto, los sonidos que llegan a los oídos del grupo -sin duda ahogados en la distancia y la espesura del bosque- no corresponden a ninguno de los que han acompañado, desde la mañana, la cabalgata del rey y de sus compañeros.
-Hay que ir a ver quienes son esas gentes, dice el rey. Esto me intriga.
En ese momento está a punto de dar un golpe de talón en el flanco de su montura cuando, bruscamente, los mismos sonidos, los mismos gritos, los mismos ladridos estallan a veinte pasos del monarca y de su comitiva, como si, por arte de magia, la misteriosa cacería hubiese hecho un prodigioso salto bosque a través.
Sorprendidos, el rey y sus amigos se vuelven hacia el camino cercano de dónde parece proceder el ruido de cuernos y de jauría. Se les hiela la sangre: ¡el camino está vacío!
-¿Los véis? pregunta el rey.
Pero nadie ve nada. Detrás de los árboles tan solo penetran los rayos del sol, iluminando los hierbajos. Y sin embargo, ese invisible grupo de cazadores, la música de los cuernos, la ruidosa jauría están allí cerca, muy cerca. Se oyen gritos, estallidos de voz, caballos relinchando, metales chocando entre sí.
De repente, aquellos ruidos ensordecedores se desplazan. Venían de la derecha, ahora vienen de en frente, luego de la izquierda, finalmente de detrás de ellos y, nuevamente a la derecha. Invisible, la cacería fantasma gira lentamente entorno al rey y de sus compañeros. Enrique IV se inquieta:
-¡Soissons, dice el rey, avanzad e id a ver lo que está pasando!
Algo atemorizado, el Conde de Soissons, a lomos de su corcel, va lentamente hacia el sitio de donde proviene el ruido y vuelve enseguida:
-Sire, no veo nada. Sin embargo, oigo como Vos las voces de los perros y las trompas...
-¡Pues si que es extraño! dice el rey desconcertado.
En aquel preciso instante, un gran hombre vestido de negro, barbudo e hirsuto, de larga y espesa cabellera, con ojos llameantes, surge de entre los matojos y chilla con voz atronadora:
-¿Queréis verme?¡Pues heme aquí!
Se vuelve hacia el rey y le suelta:
-¡Enmendaros!
Y, acto seguido, desaparece ante los atónitos ojos del monarca y de sus compañeros.
De pronto, se hace el silencio en todo el bosque. Ya no se oye siquiera un grito, un ladrido, ni una sola trompa, ni pisadas de caballos. La cacería fantasmal parece haberse volatilizado.
-¡Buscad a ese hombre! grita el rey.
Todo el mundo se pone a rebuscar entre los matojos, detrás de los árboles, de los hierbajos, de las rocas,...¡nada! El extraño personaje también se ha desvanecido.
-¡Marchémonos, dice el rey, y vayamos a interrogar a algún campesino!
Y sin mediar palabra, casi en silencio, todo el mundo se pone en marcha y regresa a Fontainebleau. Hasta los más gallardos jinetes van cabizbajos. Cada uno de ellos parece estar preso de un temor supersticioso, hasta tal punto que nadie osa interrumpir el sepulcral silencio. Ni siquiera el rey, normalmente tan dicharachero, tan alegre, siempre dispuesto a soltar algún chiste.
Al cabo de media hora de marcha por los caminos de musgo y de hierbajos, la pequeña tropa llega a una clariana. Allí se encuentran carboneros y leñadores. Enrique IV los manda acercarse y les cuenta que ha visto surgir ante sus ojos, como un diablo, un misterioso personaje con los ojos llameantes.
Los leñadores asientan con la cabeza:
-Es el Montero Mayor, dice uno de ellos. Caza a menudo por aquí...
-¿El Montero Mayor? pregunta el rey, ¿quién es ése?
-Es un fantasma que se pasea por este bosque... ¡Oh! Parece ser que no es malvado. Nosotros, le vemos de vez en cuando. Pero para decir bien las cosas, no es que nos guste mucho eso... Una vez, al Montero Mayor, yo lo he visto cerca de Franchard. Salió de tierra, aqui, delante mío... a dos pasos. Me ha mirado un buen rato sin decirme nada. Yo no me atrevía a moverme. Entonces estalló en una carcajada y desapareció lentamente cual humareda...
-¿Y decís que este Montero Mayor es un fantasma? pregunta el Conde de Soissons.
-¡Por Dios! Seguro que no es humano como nosotros. ¡Es el Montero Mayor! También le llaman el "Cazador Negro". A veces está acompañado por todo un grupo invisible. Una cacería que hace un ruido del demonio, con jauría de perros, gritos, voces, trompas...
-Es lo que hemos escuchado, añade el rey.
-Pues eso es la Caza de San Huberto, concluye el leñador.
Y le explica al monarca que es una misteriosa cacería compuesta de fantasmas de hombres, de caballos y de perros que vagan, desde hace mucho tiempo, por el bosque de Fontainebleau.
Tremendamente impresionados, Enrique IV y sus compañeros regresaron sin tardanza al castillo real de Fontainebleau, dónde les faltó tiempo para contar a las damas y demás cortesanos su extraordinaria aventura.
En pocas semanas, todo el reino se enteró, maravillado, que el rey de Francia se había topado con un fantasma.
En consecuencia, mucha gente empezó a especular sobre aquel extraordinario hecho. Unos hablaban de una tentativa de atentado, otros de una aparición diabólica... Finalmente, la gente de miras estrechas, concluyeron que el rey había sido víctima del abuso de cazadores furtivos, algo bromistas, que se habrían divertido haciendo ruidos de trompas, imitando a una jauría, y dando voces.
Pero no cuadraba en esa explicación razonada, el por qué ese supuesto cazador furtivo gritó al rey "¡Enmendaros!".
¿Acaso guarda relación con la conducta disipada del rey? Estaba a punto de divorciarse de Margarita de Francia, esposa estéril, y planeaba casarse con su amante y favorita oficial Gabrielle d'Estrées, madre ya de uno de sus bastardos. Dieciocho meses después de aquel extraño encuentro del rey con el Montero Mayor, falleció envenenada Gabrielle d'Estrées, y Enrique IV acabó por tomar por esposa, como se sabe, a María de Médicis, Princesa de Toscana.
Algunos rumores aparecieron entonces. Se murmuraba en Fontainebleau que el rey no había sido víctima de una broma pesada, sino de una maquinación urdida por un gran personaje. ¿Cual? Pues el Legado del Papa, ni más ni menos.
¿Cual era su objetivo, urdiendo semejante montaje? Pues se puede decir que el entonces legado del Papa, que ya se encontraba por entonces en París, era Alejandro de Médicis, y que pretendía que el rey de Francia se decidiese a casarse con su rolliza prima. Se contaba entonces que, para impactar al rey y llevarle a repudiar a Gabrielle d'Estrées, el legado habría contratado el servicio de los supuestos cazadores furtivos para montar todo aquel tinglado.
La explicación se mantendría en pie si no fuera que, años después, las apariciones del Montero Mayor se reproducen en 1630, en 1647, en 1672... persiguiendo y atemorizando a los cazadores de ciervos que se aventuran a perseguir sus presas en el bosque de Fontainebleau. Incluso en 1698, el propio Luis XIV, nieto de Enrique IV, revive la misma escena que aconteció a su abuelo 100 años atrás!
"Un personaje de aspecto sobrenatural surgió de pronto ante mí, asustando a mi montura, y diciéndome unas palabras." Cuenta en sus Memorias el mismísimo Luis XIV.
Palabras que el gran monarca no quiso jamás repetir ni revelar a nadie.
Pero las apariciones no acaban allí. Una turista inglesa que se paseaba en el bosque de Fontainebleau, en el año 1897, contó que tuvo un encuentro con un gigantesco hombre con ojos que parecían dos brasas llameantes, mientras que a su alrededor, pasaba cerca de ella una cacería invisible de la cual tan solo oía los ruidos de ladridos, caballos y trompas...
Fotografía de la encrucijada dónde Luis XIV se topó con la cacería fantasmal en 1698, y en la cual se elevó posteriormente la llamada "Croix du Grand Veneur" (Cruz del Montero Mayor).
¿Qué se puede entonces pensar acerca del legendario "Montero Mayor"?
Unos dirían que se trataría de simples vagabundos, hirsutos y amenazantes que la imaginación, el recuerdo de leyendas populares transforman en seres sobrenaturales. Otros dirían que se podría tratar de alucinaciones, o sea, de personajes irreales, enteramente creados por el inconsciente, de "fantasmas concretizados", como suelen precisar los psicoanalistas. Y en este caso, Freud, cuya líbido siempre se halla despierta, explicaría que ese cazador es, claro está, un símbolo sexual ya que es velludo!
Aparte de esas interpretaciones, la hipótesis de una alucinación individual o colectiva no puede ser totalmente rechazada, ya que el "Montero Mayor" es un personaje que reencontramos en la mayoría de los folklores occidentales. En el Norte de Europa se le conoce como "el Cazador Negro".
¿Y la caza fantasmal? También se puede tratar de un mito europeo. En algunas provincias francesas recibe distintos nombres, como en el Blésois, donde se le llama "la Cacería voladora de Teobaldo el Tramposo", en Touraine se le llama "la Cacería Briquette", "la Cacería de Arquin" o "la Jauría de Helquin". La lista es larga, pues casi todas las provincias tienen su cacería legendaria... En Suecia se la conoce como "la Cacería de Odín", y en Alemania como la "Wooden Heer".
La célebre escritora George Sand, se interesó mucho por esos fenómenos extraños e inexplicables. Llegó incluso a recopilar algunas de esas leyendas y hechos sobrenaturales. Otra escritora, Madeleine Bosquet, en su obra "La Normandía novelesca y maravillosa", publicó numerosos informes policiales y judiciales sobre hechos inexplicables.
Un testigo digno de confianza fue el poeta Ronsard...
Retrato del poeta Pierre de Ronsard (1524-1585).
Una noche que volvía a su casa, en las cercanías de Vendôme, el poeta que, sin embargo, estaba aquejado de una leve sordera, oyó el ruido de una cacería y vió aparecer de la nada un jinete que intentó agarrarle y subirle a su montura. Otro habría hecho la señal de la cruz para desvanecer esa visión, pero Ronsard, que había sido soldado, prefirió desenvainar su espada, y tanto el jinete negro como la siniestra cacería se desvanecieron de pronto.
Impresionado por semejante encuentro, dejó su historia escrita en uno de sus poemas.
En él, explicaba que se encontraba en un cruce de caminos dominado por un pilar coronado por una crucifixión, a eso de las doce de la noche, cuando oyó a toda una jauría seguirle el paso; se le apareció un jinete montado en un caballo negro, totalmente descarnado y con los huesos a la vista, haciéndole ademán de cogerle la mano para que subiera a su montura. En ese mismo momento, vió a su alrededor a una horrenda tropa de picadores que perseguían una sombra, que le recordaba a un recién fallecido y odiado usurero de la villa de Vendôme, que en vida se mereció el desprecio de la gente por sus maldades. De no ser por su reacción, ante el miedo, desenvainando la espada y repartiendo golpes a diestro y sienestro, provocando la súbita desaparición de aquellos demonios, bien pudiera ser que aquel jinete acabase por raptarle.
Fuentes publicadas:
-"Diario", de Pierre de L'Estoile, s.XVI-XVII.
-"Creencias y Leyendas del centro de Francia", de Laisnel de La Salle, 1875.
-"Curiosidades de las tradiciones, de las costumbres y de las leyendas", de Ludovic Lalanne, 1847.
-"Historia de Francia y de los acontecimientos memorables durante el reinado de Enrique IV", de Pierre Mathieu, 1605.
-"Himno de los Demonios", de Pierre Ronsard.
-"Memorias", de Maximilien de Béthune, Duque de Sully, 1625.
in "HISTORIAS MÁGICAS DE LA HISTORIA", de Louis Pauwels & Guy Breton, 1977.
viernes, 8 de marzo de 2013
miércoles, 6 de marzo de 2013
Anécdotas Históricas -210-
Cuando el 11 de junio de 1775, día de su solemne coronación en la catedral de Reims, el rey Luis XVI de Francia recibe la pesada corona real de manos del arzobispo y éste se la ciñe, no puede evitar decirle con una mueca de dolor:
-"¡Me molesta!"
Aquella frase, repetida entre los altos dignatarios de la corte, fue interpretada como un mal augurio.
Anécdota de: Luis XVI, Rey de Francia y de Navarra (1754-1793).
martes, 5 de marzo de 2013
Anécdotas Históricas -209-
El diario del Doctor Héroard, médico a cargo del cuidado del joven Delfín Luis de Francia -futuro rey Luis XIII-, es un regalo en cuanto a anécdotas y curiosidades sobre la infancia de este príncipe desde su nacimiento hasta 1627. En dicho diario, el galeno anota a finales del año de 1602:
-15 de septiembre de 1602: a las ocho, el paje de Monsieur de Longueville llega para saber cómo se encontraba; el Delfín lo interpela con un "Eh!" y le enseña su pene.
-23 de septiembre: muy animado y alegre, el Delfín ordena a todos los cortesanos que le besen el pene.
-27 de septiembre: (el Delfín) juega con su pene y empuja su vientre hacia dentro para verlo mejor.
-16 de agosto: despertado a las 8 horas, el Delfín manda buscar a la Señorita Béthouzay y le dice: "Zézaie, mi colita hace el puente levadizo; ahora se levanta, ahora se baja."
Anécdotas de: Luis XIII, Rey de Francia y de Navarra (1601-1643).
Anécdotas Históricas -208-
Una tarde del mes de junio de 1604, sonadas las 18 horas, la nodriza del entonces Delfín Luis -futuro rey Luis XIII- entra en los reales aposentos del heredero de 2 años de edad y le presenta su pezón, preguntándole si le apetece mamar. El precoz Delfín, que ya hablaba con mucha coherencia a pesar de su corta edad, acogió el seno de su nodriza con frialdad y, dándole la espalda al tiempo que le mostraba su trasero, espetó soezmente:
-"¡Haga usted mamar mi culo!"
Anécdota de: Luis XIII, Rey de Francia y de Navarra (1601-1643).
CURIOSIDADES -96-
La sonrisa más cara de la historia
Maria-Luisa de Parma, Reina consorte de España y de las Indias (1751-1819), famosa por su escandalosa conducta, su estupidez y sus derroches, tuvo nada menos que 24 embarazos; y no todos sus hijos fueron de su marido, el rey Carlos IV. De tanto parir, su físico se resintió hasta el punto de perder gran parte de su dentadura, convirtiéndola en una caricatura de sí misma. Goya, pintor poco complaciente con su real modelo, la pintó repetidas veces con la boca hundida y apenas con labios aunque supo, a pesar de su prematura fealdad, realzar la belleza de sus bien torneados brazos, de los que Maria-Luisa era harta orgullosa.
Para corregir sus rasgos faciales, deformados por la ausencia de dientes, la reina mandó que ejecutaran para ella diferentes dentaduras postizas, a cual más extravagante y cara, como aquella conformada ¡por 32 diamantes! Seguramente, la sonrisa más cara de la historia.
Maria-Luisa de Parma, Reina consorte de España y de las Indias (1751-1819), famosa por su escandalosa conducta, su estupidez y sus derroches, tuvo nada menos que 24 embarazos; y no todos sus hijos fueron de su marido, el rey Carlos IV. De tanto parir, su físico se resintió hasta el punto de perder gran parte de su dentadura, convirtiéndola en una caricatura de sí misma. Goya, pintor poco complaciente con su real modelo, la pintó repetidas veces con la boca hundida y apenas con labios aunque supo, a pesar de su prematura fealdad, realzar la belleza de sus bien torneados brazos, de los que Maria-Luisa era harta orgullosa.
Para corregir sus rasgos faciales, deformados por la ausencia de dientes, la reina mandó que ejecutaran para ella diferentes dentaduras postizas, a cual más extravagante y cara, como aquella conformada ¡por 32 diamantes! Seguramente, la sonrisa más cara de la historia.
viernes, 1 de marzo de 2013
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