LADY ANNE BOLEYN
aka
ANA BOLENA
La Tragedia de una Reina
Lady Anne Boleyn, castellanizada en Ana Bolena siguiendo la mala costumbre de los íberos en traducir hasta los nombres propios, nació probablemente entre los años 1501 y 1507, fruto de un brillante matrimonio formado por Sir Thomas Boleyn, 1er Vizconde de Rochford y posteriormente 1er Conde de Wiltshire y de Ormonde, y Lady Elizabeth Howard, hija de los poderosos Duques de Norfolk. La Historia la recuerda sobretodo por ser la segunda de las seis consortes que tuvo el irascible rey Enrique VIII, segundo representante varón de la dinastía Tudor, y por su trágico destino: la de verse repudiada como su antecesora española, Catalina de Aragón, acusada de adulterio, de incesto y de crímen de lesa-majestad y, finalmente, decapitada tras escasos tres años de reinado. Ha sido, sin embargo, una de las reinas de Inglaterra más poderosas e influyentes de la historia de la monarquía británica, teniendo en cuenta su decisivo papel en la Reforma Inglesa, que impulsó personalmente hasta conseguir la ruptura con Roma y la Iglesia Católica y, con ello, la independencia del clero nacional. Tampoco hay que olvidar que fue la madre de una de las más celebradas y largamente recordadas reinas, Elizabeth I, bajo cuyo reinado Inglaterra emergió como una nueva potencia europea y vivió su Edad de Oro en la 2ª mitad del siglo XVI.
El Rey
Enrique VIII, fue un personaje que desde lo alto de su trono no se conformó con oponerse a leyes, reglas o preceptos. Él fue aún más allá de todo eso y se enfrentó a grandes figuras desde ministros, gobernantes e incluso hasta al mismísimo Papa. Nació en el pequeño poblado de Greenwich, Inglaterra, allá por el año 1491 y, como segundo hijo varón del monarca, recibió el título de Duque de York. Rey de Inglaterra de 1509 a 1547, Enrique VIII fue el sucesor del rey Enrique VII y de Elizabeth de York.
Retrato del Príncipe Arturo de Gales (1486-1502), primogénito del rey Enrique VII de Inglaterra y hermano mayor del que sería a la postre Enrique VIII siete años después de su desaparición. En noviembre de 1501 contrajo matrimonio con la Infanta Catalina de Aragón y de Castilla, y ambos se trasladaron a Ludlow Castle para su luna de miel donde, repentinamente, falleció de "sudor inglés" a la edad de 15 años.
Sucedió a su padre a causa del prematuro fallecimiento, en 1502, del primogénito, el Príncipe Arturo de Gales, su hermano.
Su primer matrimonio
Retrato de la Infanta Catalina de Aragón y de Castilla (1485-1536), Princesa Vda. de Gales y luego Reina de Inglaterra e Irlanda al casarse con su cuñado Enrique VIII el 11 de junio de 1509; tenía entonces 23 años.
A los dieciocho años, en el mismo año de su coronación (1509), contrajo matrimonio -principalmente por razones de Estado-, con la Princesa Vda. de Gales Catalina de Aragón, su cuñada (ya que Arturo su hermano había muerto en 1502). Catalina era hija de los Reyes Católicos quienes implementaron la política de los casamientos para afianzar su poder.
Su política
Retrato del rey Enrique VIII de Inglaterra e Irlanda, según una miniatura de 1526.
Enrique basó su política en la confiada alianza con España dirigida contra Francia, su tradicional rival.
Desde los inicios de su reinado apoyó al papado frente a la Reforma, e incluso escribió en 1521 un tratado (Defensa de los siete sacramentos) contra el credo luterano, por lo que se le concedió el título de "Defensor de la fe", pero la cuestión matrimonial (el querer casarse nuevamente, sin que hubiese muerto su legítima esposa) inició su distanciamiento y futuro rompimiento con la Santa Sede y con el Papa.
Ruptura con Roma
Retrato del Papa Clemente VII (1478-1534), Sumo Pontífice entre 1523 y 1534.
A falta de descendencia masculina del enlace con Catalina de Aragón, quiere Enrique romper su vínculo matrimonial; solicita la anulación al Papa, pero éste se opone (no olvidemos que Catalina de Aragón era la tía del Gran Carlos V, emperador de casi toda Europa y gran defensor del Catolicismo). La vida de Enrique VIII empieza a disiparse. Ya no es el de antes y empieza a tener amoríos con quien se le ponga a tiro.
Retrato de Henry FitzRoy, 1er Conde de Nottingham, 1er Duque de Richmond y de Somerset (1519-1536); fruto de una aventura del rey Enrique VIII con Lady Elizabeth Blount, fue inmediatamente reconocido por su padre y elevado al más alto rango e incluso destinado a sucederle en el trono si el rey viniera a fallecer sin hijos varones legítimos de su matrimonio con Catalina de Aragón. Casado en 1533 con Lady Mary Howard, hija de los Duques de Norfolk -y prima de Ana Bolena-, falleció prematuramente de tuberculosis (?) el 18 de junio de 1536, en Saint-James Palace, Londres.
Ante esta falta de descendencia masculina, Enrique VIII decide nombrar duque de Richmond a su hijo ilegítimo Enrique FitzRoy, anteponiendo los derechos de éste a los de su esposa y de su hija, María Tudor (nacida en 1516).
Retrato en miniatura de la Princesa María de Inglaterra en 1521 o 1525, única hija habida del matrimonio del rey Enrique VIII con Catalina de Aragón, y entonces saludada como Princesa de Gales antes de verse declarada bastarda.
Los problemas comienzan. Catalina es relegada a un segundo término. Piensa pedirle el divorcio. De hecho lo hace. Ella se opone. Luego, Enrique va más allá y le solicita al Papa la anulación. En 1527 inician las negociaciones, aludiendo, o alegando como pretexto, su parentesco. (Recordemos que Catalina era la esposa de Arturo, hermano de Enrique).
Retrato del Cardenal Thomas Wolsey, Lord Canciller de Inglaterra y Arzobispo de Canterbury.
Retrato de Sir Thomas Cromwell (c.1485-1540), 1er Barón Cromwell y 1er Conde de Essex, Lord Canciller de Inglaterra, Secretario de Estado entre 1532 y 1540, fue el sucesor del Cardenal Wolsey en los asuntos del Gobierno y el responsable de la disolución de los monasterios ingleses asi como del avance de la Reforma en todo el reino británico.
Cuando dichas negociaciones fracasan, ante la firme negativa de Clemente VII de otorgarle la anulación, se produce la caída del ministro Wolsey, siendo éste substituido por Thomas Cromwell. Luego, para lograr la sumisión del clero, Enrique VIII convoca al Parlamento (1529-1536) que dicta la anulación de muchos privilegios eclesiásticos.
Catalina, por su parte, había apelado al tribunal pontificio y a la ayuda de su sobrino Carlos V. El papa Clemente VII se había mostrado indeciso y conciliador, pero en 1529 el pontífice prohibió a Enrique VIII contraer nuevo matrimonio, aunque no se pronunció sobre el divorcio.
Retrato de Thomas Cranmer (1489-1556), Arzobispo de Canterbury en 1533; fue el primer arzobispo anglicano de Canterbury tras la ruptura con la Santa Sede.
No obstante, el arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, declaró nulo el matrimonio (esto el 23 de mayo de 1533) y Catalina terminó sus días recluida en distintos castillos, sin renunciar jamás a sus derechos de reina. Por su parte Enrique VIII recibía de parte del propio arzobispo de Canterbury la aprobación para su enlace con Ana Bolena.
Supuesto retrato de Lady Anne Boleyn, según H. Holbein.
En junio de 1533, Ana Bolena fue coronada como la legítima reina de Inglaterra. Con el tiempo, Ana quedó embarazada. Pero el gran sueño del Rey, que era tener un hijo varón, fue defraudado cuando nació su hija a la que llamaron Elizabeth. Esta niña fue posteriormente la gran Elizabeth I, reina de Inglaterra y única heredera de Enrique VIII. En enero de 1536, Ana dio a luz a un niño muerto el mismo día en que Catalina de Aragón falleció. Esta circunstancia unida al mal carácter de Ana y a que el Rey ya se había encaprichado con Lady Jane Seymour, dama de honor de Ana, hicieron que la reina perdiera el favor de Enrique. Acusada de traición y de adulterios, fue condenada a muerte y decapitada en la Torre de Londres a las 9 de la mañana del 19 de mayo de 1536.
¿Cual fue la causa de su muerte, antes incluso de que se cumplieran los tres años de su boda?
Sin duda, los celos. Fue acusada de cometer adulterio con numerosos personajes, que pagaron con la tortura y la vida hasta la más mínima proximidad a la reina. Tantas acusaciones hicieron pensar a los historiadores que todo fue un pretexto del rey para casarse, semanas después, con una nueva dama. Sin embargo, los últimos estudios acaban de descubrir que la reina estaba embarazada cuando fue ejecutada y que su condena se debió a una conspiración urdida por Thomas Cromwell, que hizo creer a Enrique VIII que el hijo no era suyo.
Antecedentes de amoríos con las damas de la familia Bolena
Retrato de Enrique VIII (1491-1547), Rey de Inglaterra y de Irlanda entre 1509 y 1547; según una pintura de alrededor de 1520.
La historia de Enrique VIII y de la familia Bolena había comenzado muchos años antes. Entre las jóvenes damas que en abril de 1514 acompañaron a María Tudor ‑hermana de Enrique VIII‑ en su viaje a Francia para casarse con el rey galo Luis XII, figuraban María y Ana, hijas de Thomas Boleyn y Elizabeth Howard, cuyo padre era el influyente duque de Norfolk. Por entonces, María tenía 17 años y Ana era una niña. En aquella deslumbrante corte francesa, María, joven atractiva, destacó por su carácter alegre, expansivo, coqueto y su afición "por intimar con los hombres" y parece que su hermana menor, Ana, "una graciosa, perspicaz e inteligente chiquilla", no le iba a la zaga.
Retrato de Lady Mary Boleyn (c.1500-1543), Lady Carey desde 1520 tras casarse con Sir William Carey de Aldenham.
Enrique VIII, el lujurioso
Recreación del Encuentro Anglo-Francés del Campo del Paño de Oro, celebrado entre el 7 y el 24 de junio de 1520 y en el que se entrevistaron el rey Enrique VIII de Inglaterra y el rey Francisco I de Francia. Este último pretendió obtener de su homónimo inglés el compromiso de la princesa María Tudor con el Delfín para deshacer las intrigas del emperador Carlos V pero fracasó.
Posteriormente, con motivo de la célebre reunión entre Enrique VIII y Francisco I de Francia, llamada del "Campo del Paño de Oro", celebrada en 1520, ambas hermanas retornaron a la corte gala y se supone que fue entonces cuando Enrique comenzó su "relación" con María Bolena, que duró hasta 1523, año en el que esta amante del rey fue casada con Sir William Carey. Pero las relaciones de Enrique con los Bolena aún eran anteriores: uno de los historiadores del período Tudor, J. D. Mackie, asegura que Lady Elizabeth Howard, la madre de María y Ana, ya había sido amante de un muy joven Enrique VIII. Las relaciones de Ana Bolena con Enrique VIII son más tardías. A comienzos de los años veinte del siglo XVI, Ana se trasladó a Flandes para entrar al servicio de Margarita de Austria ‑cuñada de la reina Catalina de Inglaterra, tutora hasta hacía poco del futuro Carlos V y, a la sazón, Gobernadora de los Países Bajos, donde permaneció hasta el año 1525-. Cuando se instaló de nuevo en Londres, Enrique VIII, que ya la conocía de vista, inició su trato con ella en alguna de las fiestas organizadas por el cardenal Thomas Wolsey, lord canciller del reino.
Meses después, como el joven Lord Henry Percy, hijo del 5º Conde de Northumberland, pretendiera la mano de Ana, fue oficialmente reprendido porque, según Wolsey, "esa grata doncella había sido destinada por su Majestad a otra importante persona".
Entre tanto, los encuentros entre Ana y el rey eran frecuentes y la familia Bolena progresaba: sir Thomas, el padre de Ana, recibió el título de Lord Rochford, un puesto en la Cámara de los Lores y fue nombrado Par del reino. Pero en la primavera de 1526, por recomendación de su padre, Ana se retiró a la propiedad familiar en el condado de Kent. Allí fue vanamente cortejada por su primo y poeta Sir Thomas Wyatt.
De esta época datan 17 cartas de Enrique VIII, conservadas en los archivos del Vaticano, en una de las cuales escribe a su amada: "Todo mi corazón, mi alma y mi ser te pertenecen y te espero anhelante el día en el que seáis mi cuerpo, lo que diariamente ruego a Dios me conceda". Y tras firmar: "Enrique, que no desea sino ser vuestro", agrega la posdata: "Indicadme algún lugar en el que pueda recibir vuestra respuesta de palabra y yo acudiré con todo mi corazón y con toda mi fuerza".
Así sucedió: en el castillo de los Bolena, Hever Castle, en la placentera campiña del condado de Kent, Enrique y Ana confirmaron su relación.
Pero la inteligente Ana no deseaba seguir el ejemplo de las anteriores amantes del rey ‑incluyendo a su hermana María y, probablemente, su madre‑ que en un momento dado fueron abandonadas o casadas "rutinariamente". Ana coqueteaba, se dejaba querer por Enrique, pero parece que no convivió con él hasta pasado un cierto tiempo y estar "más o menos segura" de una promesa de matrimonio. La reina Catalina ‑la hija de los Reyes Católicos‑ pasaba por alto los amoríos y las traiciones del rey; había aprendido a aceptarlos con serenidad. Para ella, en un principio, Ana Bolena era una amante más de su libertino marido.
Problema de Estado
Sin embargo, un asunto que con prioridad preocupaba a Enrique VIII era el de su sucesión en el trono. En 1526, la reina Catalina había cumplido los 41 años y se confirmó que no tendría más descendencia. De sus siete alumbramientos, solamente había sobrevivido la princesa María, una niña dócil de diez años, cuyo futuro no ofrecía sólidas garantías y, para evitar contiendas civiles, los consejeros del rey exigían un varón como heredero. Pero fue Wolsey quien, preocupado por el poderío de Carlos V (sobrino de su esposa), apoyó la idea de prescindir de la reina Catalina para unirle a una princesa francesa y reforzar así una alianza franco‑inglesa.
Thomas Wosley fue quien llevó adelante la idea política de anular el matrimonio de Enrique con Catalina y acercarlo a Ana Bolena.
En mayo de 1527, Wolsey, actuando como arzobispo de Canterbury, intentó celebrar un juicio al que fueron convocados Catalina y Enrique y en el que trató de establecer que su matrimonio era nulo porque la dispensa del papa julio II de 1503, que declaró la virginidad de Catalina tras sus cinco meses de vida marital con el príncipe Arturo, de 15 años de edad, no era válida.
Pero Catalina, que hasta su muerte sostuvo que no había consumado su primer matrimonio con el hermano mayor de Enrique VIII, se negó a asistir al juicio y las protestas del embajador español determinaron que la decisión se tomara en otro tribunal, compuesto por "los más sabios obispos de Inglaterra".
Finalmente, el caso llegó a Roma. Clemente VII decidió que el cardenal Campeggio se desplazara a Londres para dictar sentencia en el pleito matrimonial. Pero el 7 de mayo de 1527, Roma, que había desafiado a Carlos V, fue asaltada y saqueada por los ejércitos imperiales y el Papa, encerrado en su castillo de Sant'Angelo, difícilmente podía recomendar una sentencia contraria a la voluntad de Catalina, la tía del Emperador.
Debido a esta difícil situación todas las artimañas de Wolsey fracasaron y Enrique VIII, lo expulsó de su corte.
En 1529, el rey y Ana Bolena se alojaron en el palacio de Greenwich y aparecían juntos en fiestas y celebraciones, mientras "La buena reina Catalina" soportaba con entereza las ausencias del rey. Sin embargo, debido a la falta de popularidad de Ana Bolena, Enrique VIII fingía congraciarse con su esposa ‑siempre querida por su pueblo‑ y en varias ocasiones llegó a compartir mesa y amante con ella. Al fin, el 14 de julio de 1531, Enrique, sin despedirse de ella, la abandonó para no volver a verla más.
Los siguientes pasos de Enrique VIII en su litigio con Roma fueron imponer una multa de 100.000 libras al clero "por haber aceptado las órdenes de una nación extranjera" (Roma) y en 1532 suspendió la contribución anual a la Santa Sede, que suponía un tercio de las rentas de los obispados ingleses. La respuesta de Roma fue amenazar al monarca inglés con la excomunión y, si osaba casarse con Ana Bolena dejar "vacante" el trono de Inglaterra.
Doble retrato del rey Enrique VIII junto con Ana Bolena.
Pero Enrique VIII tenía prisa. Ana estaba embarazada y el heredero esperado debía nacer de un matrimonio legítimo. En su ayuda acudió Thomas Cranmer (sustituto de Wosley), que aprovechando la indecisión de Roma les casó el 25 de enero de 1533, en una ceremonia privada. El 23 de mayo, un tribunal compuesto por los "primeros jueces y obispos del reino" promulgó que el matrimonio de Catalina y Enrique era nulo y el 1 de junio Ana Bolena fue solemnemente coronada en la abadía de Westminster. Poco después, el Parlamento de 1534 aprobó el decreto de supremacía por el que el rey de Inglaterra y sus sucesores se constituían en jefes supremos de la Iglesia de Inglaterra. Todo aquel que osara dudar de esa supremacía podía ser condenado a muerte por crimen de alta traición. La ruptura con Roma era total.
Thomas Cranmer fue quien les casó en una ceremonia privada y no válida legalmente.
El 23 de marzo de 1534, Roma promulgó la esperada sentencia por la que declaraba válido el matrimonio entre Catalina de Aragón y Enrique VIII, pero llegaba demasiado tarde, cuando el Parlamento había aprobado múltiples leyes en su contra y el rey, por medio del soborno o la fuerza, controlaba todos los resortes del poder. Sin embargo, Enrique VIII, que pretendía conservar el dogma católico, era opuesto a la doctrina luterana, que consideraba "hereje y negativa", tendencia que sí favorecía su consejero y Lord del Sello, Thomas Cromwell, lo que con el tiempo le costaría la vida.
-1ª Parte-