"El moderno excusado de Su Graciosa Majestad"
Sir John Harington of Kelston, Kt. (1560-1612), apodado "el Picante Ahijado" -ya que su madrina era la Reina de Inglaterra-, fue un conocido cortesano, poeta y escritor que tuvo el favor de la Reina Elizabeth I y la protección del Conde de Essex que, por pretender públicamente traducir al inglés el Orlando Furioso de Ariosto, fue expulsado de la corte por la soberana condicionando su retorno a ésta únicamente si regresaba con la obra totalmente traducida. Lejos de tirar la toalla, se empeñó en hacer la traducción completa ganando el desafío real y recuperando el favor, amén de poder reaparecer en la corte en 1591. El reto, todo hay que decirlo, le supuso unos cuantos años lejos de Londres.
Sin embargo, Harington debe su postrera celebridad a un invento suyo, que perfeccionó e instaló en su residencia de Kelston, en el condado de Somerset. Se trata, nada más y nada menos, de una silla oradada acoplada a un tanque de agua, toda una modernez en inodoros en la Inglaterra Isabelina. En pocas palabras, presentó un váter con cisterna cuya agua evacuaba las deposiciones fecales. Y lo hizo tras publicar su obra Un Nuevo Discurso de un Tema Antiguo, llamado la Metamorfosis de Ajax (1596), una alegoría política que encerraba un ataque a la monarquía y en el que describía su novedoso inodoro con válvula de agua y conducto de evacuación. En cualquier caso y, a pesar de firmar con seudónimo, Sir John Harington fue nuevamente expulsado de la corte y se salvó de verse juzgado por la temible Cámara Estrellada (The Star Chamber), gracias a la benevolencia de la mismísima Elizabeth I, que seguía teniéndole en alta estima.
Por otro lado, su retrete modernizado le atrajo las continuas burlas de sus amigos, lo que le llevó a no volver a fabricar ningún otro más después del suyo propio y del que regaló a su madrina Elizabeth I para su real cuarto de aseo en su Palacio de Richmond.
A pesar de su tropezón político, el moderno retrete de Harington fue adoptado por la reina, y tanto él como ella fueron los únicos en tener un váter que se limpiaba solo en toda Inglaterra.
Dicho esto, sería más correcto precisar que Sir John Harington no inventó el váter moderno. Más bien lo reinventó y lo reintrodujo en cierto modo en Europa, ya que se ha descubierto en las antiguas civilizaciones del Valle del Indo y Minoica, instalaciones de letrinas con cisternas que se limpiaban con chorros controlados de agua. En siglos posteriores, y en plena Edad Media, ya existía un modelo parecido en los aposentos reales del Castillo de Vincennes, en Francia, y cuya cisterna recogía el agua de la lluvia.
Sir John Harington of Kelston, Kt. (1560-1612), apodado "el Picante Ahijado" -ya que su madrina era la Reina de Inglaterra-, fue un conocido cortesano, poeta y escritor que tuvo el favor de la Reina Elizabeth I y la protección del Conde de Essex que, por pretender públicamente traducir al inglés el Orlando Furioso de Ariosto, fue expulsado de la corte por la soberana condicionando su retorno a ésta únicamente si regresaba con la obra totalmente traducida. Lejos de tirar la toalla, se empeñó en hacer la traducción completa ganando el desafío real y recuperando el favor, amén de poder reaparecer en la corte en 1591. El reto, todo hay que decirlo, le supuso unos cuantos años lejos de Londres.
Sin embargo, Harington debe su postrera celebridad a un invento suyo, que perfeccionó e instaló en su residencia de Kelston, en el condado de Somerset. Se trata, nada más y nada menos, de una silla oradada acoplada a un tanque de agua, toda una modernez en inodoros en la Inglaterra Isabelina. En pocas palabras, presentó un váter con cisterna cuya agua evacuaba las deposiciones fecales. Y lo hizo tras publicar su obra Un Nuevo Discurso de un Tema Antiguo, llamado la Metamorfosis de Ajax (1596), una alegoría política que encerraba un ataque a la monarquía y en el que describía su novedoso inodoro con válvula de agua y conducto de evacuación. En cualquier caso y, a pesar de firmar con seudónimo, Sir John Harington fue nuevamente expulsado de la corte y se salvó de verse juzgado por la temible Cámara Estrellada (The Star Chamber), gracias a la benevolencia de la mismísima Elizabeth I, que seguía teniéndole en alta estima.
Por otro lado, su retrete modernizado le atrajo las continuas burlas de sus amigos, lo que le llevó a no volver a fabricar ningún otro más después del suyo propio y del que regaló a su madrina Elizabeth I para su real cuarto de aseo en su Palacio de Richmond.
A pesar de su tropezón político, el moderno retrete de Harington fue adoptado por la reina, y tanto él como ella fueron los únicos en tener un váter que se limpiaba solo en toda Inglaterra.
Dicho esto, sería más correcto precisar que Sir John Harington no inventó el váter moderno. Más bien lo reinventó y lo reintrodujo en cierto modo en Europa, ya que se ha descubierto en las antiguas civilizaciones del Valle del Indo y Minoica, instalaciones de letrinas con cisternas que se limpiaban con chorros controlados de agua. En siglos posteriores, y en plena Edad Media, ya existía un modelo parecido en los aposentos reales del Castillo de Vincennes, en Francia, y cuya cisterna recogía el agua de la lluvia.