Powered By Blogger

lunes, 28 de noviembre de 2011

TANCREDE DE ROHAN, el hijo de nadie


TANCREDE DE ROHAN,
1630 - 1649



El Huérfano de Padre

En febrero de 1638, cuando fallece el 1er Duque de Rohan, Henri II, oficialmente sin heredero varón de su consorte Marguerite de Béthune-Sully, toda la fortuna, bienes y títulos son naturalmente heredados por la única hija superviviente de los 9 retoños habidos: Marguerite de Rohan (c.1620-1684), reconocida como la futura 2ª Duquesa de Rohan, Princesa de Léon y Condesa de Porhoët entre otros muchos de los títulos paternos transmitidos. Unos años después (1645), ésta contrae matrimonio con el Señor de Jarnac y de Apremont, Henri Chabot (1616-1655), un noble militar de ilustre estirpe y súbdito católico que, obligado por una cláusula del contrato matrimonial, tendrá que adoptar las armas y apellido de la Casa de Rohan para darle continuidad, y cuyos descendientes adoptarán el nombre de De Rohan-Chabot.

Retrato del 21er Vizconde Henri II de Rohan, 1er Duque de Rohan y Príncipe de Léon, Conde de Porhoët (1579-1638); según Dumonstier.

Retrato de Marguerite de Rohan, Princesa de Léon y Condesa de Porhoët (c.1617-1684), 2ª Duquesa de Rohan-Chabot en 1645, la gran heredera de la Casa de Rohan.



Sin embargo, y durante unos años, la herencia Rohan será duramente disputada a la 2ª Duquesa Marguerite de Rohan-Chabot por el que parece ser el hijo putativo de su difunto padre, el príncipe Tancrède de Rohan, del que se sabe a ciencia cierta su origen espúreo y que ha sido secretamente educado en Holanda, lejos de la corte francesa. Su madre no es otra que la mismísima Marguerite de Béthune-Sully, Duquesa Vda. de Rohan, quien contribuirá a enturbiar los años posteriores a 1638, al defender la causa de su bastardo y pretender que éste asuma la sucesión ducal. Aunque menor de edad, el joven príncipe, con el apoyo de su madre y por medio de sus representantes legales, impugnará el testamento del difunto Henri II de Rohan y cursará una demanda judicial ante el Parlamento para reclamar lo que cree le pertenece por derecho de nacimiento y porque, siguiendo el orden sucesorio en el que prima el varón sobre la hembra, es el único capaz de dar continuidad a la ilustre Casa de Rohan y asumir su jefatura, y evitar que ésta sea transmitida a los Chabot de Jarnac a través de su media-hermana.

Blasón de la Casa de Rohan.

Retrato de Marguerite de Béthune-Sully, 1ª Duquesa de Rohan (1595-1660), consorte del duque Henri II de Rohan y madre de Tancrède de Rohan, al que intentó en vano hacer reconocer como hijo legítimo de su marido, fallecido en 1638. 


Las luchas legales se enredarán y retrasarán entre el supuesto hijo natural del Duque de Rohan y la hija legítima del mismo, al estallar la guerra civil que enfrentan en un primer tiempo el Parlamento de París a la Corona y, en un segundo tiempo, a los Grandes del Reino al poder del Cardenal Mazarino, primer ministro de la regente Ana de Austria. Es la época de las Dos Frondas, que enfrenta a contrarios y partidarios del poder real ejercido por un italiano y una española, aprovechando la minoría de edad del joven rey Luis XIV. La corte, o lo que queda de ella, tendrá que abandonar nocturnamente y a hurtadillas la capital junto con la reina-regente y sus dos hijos, y encontrar refugio en Saint-Germain-en-Laye, lejos de París y del ejército de los Grandes, siempre amenazada de secuestro por el enemigo.

Tancrède de Rohan cometerá entonces el error de tomar partido contra la Corona, y se lanzará de lleno en un conflicto que nunca verá acabar. ¿La causa? La sentencia del Parlamento que, en 1646, recusa su demanda y le niega cualquier derecho sucesorio a la herencia del difunto Duque de Rohan. La boda de su media-hermana Marguerite de Rohan con el católico Henri Chabot, en 1645, bendecida por el rey y la regente, pesó sin duda para que la resolución judicial (favorable a la novia) pusiera punto y final a esa disputa y el hecho de que ya se sabía públicamente que Tancrède no era realmente el hijo de Henri II de Rohan, sino de otro gran noble a cuyos viriles encantos la Duquesa de Rohan no supo resistir.

Corriendo el año 1649, y ya mayor de edad (18 años), se hace matar al caer en una emboscada en medio del bosque de Vincennes, en un momento en que iba a recurrir la sentencia de 1646 que le había quitado el derecho a usar el nombre de Rohan y a pretender a la sucesión ducal, pese a los esfuerzos de su madre la Duquesa Vda. de Rohan.

Muerto el falso "pretendiente", cuya paternidad sigue siendo un misterio aún por esclarecer, Marguerite de Rohan y Henri de Chabot, Duques de Rohan-Chabot, asegurarán con su descendencia la continuidad del linaje:

-1 hijo muerto al nacer.

-Marguerite Gabrielle Charlotte de Rohan-Chabot (m.1720), c.c. Malo de Coëtquen, Marqués de Coëtquen = con descendencia.



-Anne-Julie de Rohan-Chabot (1648-1709), c.c. François de Rohan, Príncipe de Soubise = con descendencia.

-Gilone de Rohan-Chabot, muerto en la cuna.



-Louis de Rohan-Chabot, 3er Duque de Rohan-Chabot y Príncipe de Léon (1652-1727), c.c. Marie Elisabeth du Bec-Crespin de Grimaldi, Marquesa de Vardes = con descendencia.

-Jeanne Pélagie de Rohan-Chabot (m.1698), c.c. Alexandre Guillaume de Melun, Príncipe de Épinoy = con descendencia.

Un padre anónimo

Retrato de Louis Charles Gaston de Foix de Nogaret de La Valette (1627-1658), 3er Duque de Candale o de Foix-Candale, alias "el Hermoso Candale", Coronel de Infantería y heredero del 2º Duque de Épernon, que murió en acto de servicio en enero de 1658, a la edad de 31 años.


Tancrède "de Rohan" (1630-1649), hijo natural de Marguerite de Béthune-Sully, 1ª Duquesa de Rohan y Princesa de Léon, sigue siendo huérfano de padre por la siguiente razón: se le atribuye como padre natural a Louis-Charles Gaston de Nogaret de La Valette de Foix, conocido en la corte como el Duque de Candale o Duque de Foix indistintamente, y apodado por los cortesanos "el Hermoso Candale", al ser un apuesto oficial y un gran seductor de mujeres casadas o en edad de merecer. Ese "Don Juan remangafaldas" de alta cuna era nada menos que el hijo del 2º Duque de Épernon, Bernard de Nogaret de La Valette y de Gabrielle-Angélique de Borbón-Verneuil, hija legitimada del rey Enrique IV y de Henriette de Balzac d'Entragues, Marquesa de Verneuil. El título ducal de Foix-Candale, lo había heredado de su abuela paterna la princesa Marguerite de Foix, Condesa de Candale (1567-1593), 1ª Duquesa consorte de Épernon y gran heredera de un ducado con paridad en el Suroeste francés que, en 1587 (y bajo condiciones similares a las que afectaron el contrato matrimonial de los Rohan-Chabot*) consintió casar con Jean-Louis de Nogaret de La Valette, 1er Duque de Épernon (1554-1642), de linaje más humilde pero gran favorito del entonces rey Enrique III de Francia. La pareja tuvo tres hijos:



-Henri de Foix de Nogaret de La Valette, Conde de Candale, 1er Duque de Foix-Candale en 1621 (1591-1639) = sin descendencia.



-Bernard de Foix de Nogaret de La Valette, Conde de Candale, Duque de La Valette, 2º Duque de Épernon en 1642 (1592-1661) = con descendencia.

-Louis de Foix de Nogaret de La Valette, Cardenal de La Valette (1593-1639)


Retrato de Bernard de Foix de Nogaret (1592-1661), Duque de La Valette, Conde de Candale, 2º Duque de Foix-Candale y Par de Francia (1639) y 2º Duque d' Épernon y Par de Francia (1642); fue el padre de "el Hermoso Candale".

Volviendo al tema que nos preocupa, Tancrède "de Rohan" se ve atribuido como padre al "Hermoso Candale" de forma errónea. ¿Por qué? Por una sencilla razón como son las fechas contrastadas. El seductor Duque de Candale o de Foix (o de Foix-Candale), nació en 1627 y, su supuesto bastardo Tancrède "de Rohan" en 1630; asi que, a todas luces, se trata evidentemente de un error de atribución, teniendo en cuenta que hubieron, en esa primera mitad del siglo XVII, tres sucesivos titulares del ducado de Candale: Henri de Foix, 1er Duque de Candale y Par de Francia (creado en 1621 por Luis XIII), sucedido a su muerte por su hermano menor Bernard de Foix, Duque de La Valette, convertido en 1639 en el 2º Duque de Candale y a cuya dignidad renuncia a favor de su hijo y heredero Louis-Charles Gaston de Foix, convertido en el 3er Duque de Candale pero que, en 1630, tan solo computa 3 años de edad. Descartando al tercer duque, nos quedan los dos anteriores si hemos de creer que uno de ellos es realmente el padre natural de Tancrède "de Rohan" pero, ¿cual? De momento, el 1er titular de Candale falleció soltero y sin descendencia natural conocida, mientras que el 2º, fuera de su primer matrimonio con la hija legitimada del rey Enrique IV, y luego del segundo con Marie du Cambout-Coislin, tuvo varios bastardos nacidos de su relación adúltera con una tal Ninon de Lartigue. ¿Podría ser Bernard de Foix, 2º Duque de Candale y de Épernon, el padre del joven Tancrède de Rohan? Solo se puede especular... sin por ello olvidar que el entonces Bernard, conocido como Duque de La Valette, participó en 1629 en las represiones contra los protestantes del Languedoc y en el ataque del Paso de Susa, por lo que sus estancias en la corte fueron intermitentes.

(*)_El contrato matrimonial entre la Duquesa Heredera de Foix-Candale y el 1er Duque de Épernon, celebrado en 1587, exigía al contrayente adoptar los apellidos, títulos y armas de la Casa de Foix para si y su descendencia, para así asegurar la continuidad de ésta y evitar la extinción de su nombre y de sus ducados que, por ley, debían revertir a la Corona.

domingo, 27 de noviembre de 2011

LA PRINCESA DE SOUBISE


ANNE-JULIE DE ROHAN-CHABOT

PRINCESA DE SOUBISE

1648-1709



Nacida en 1648, Anne-Julie de Rohan-Chabot es hija de Henri de Chabot, Señor de Jarnac y d'Apremont, y de Marguerite, Duquesa de Rohan (heredera universal ésta de sus padres el duque Henri II de Rohan y de Marguerite de Béthune, hija ésta del célebre duque de Sully).

Los orígenes de nuestra protagonista son por lo menos ilustres: desciende, por su madre, del más antiguo linaje de Bretaña, los Rohan, vizcondes de Porhoët, cuya probada filiación remontaba hasta el año 1008 y entroncaba directamente con los antiguos reyes de Bretaña. Sus repetidos enlaces con la Casa Ducal de Bretaña terminarían en 1407, fecha de la última boda de los Rohan con los Montfort (dinastía ducal bretona). Vizcondes y luego condes de Porhoët, alcanzarían el rango ducal en 1603 con la erección de su vizcondado de Rohan, siendo el beneficiado el célebre general protestante y 21er vizconde Henri II de Rohan*, primer duque del nombre, Conde de Porhoët, Marqués de Blain y Príncipe de Léon (1579-1638). Mejor aún, el futuro generalísimo de los Ejércitos Protestantes, nieto de una princesa de Navarra (su abuela es Isabel de Albret, Princesa de Navarra y Vizcondesa de Porhoët, lo que le emparenta directamente con el rey Enrique IV de Francia), obtiene en 1604 la mano de una de las hijas de Maximilien de Béthune, 1er duque de Sully y ministro del rey Enrique IV, la anteriormente citada Marguerite de Béthune, sellando así las bases de su fortuna. Duque y Par de Francia, Enrique IV le otorga el cargo de coronel de la Guardia Suiza y de los Grisones (guardia personal del Rey); el resto de su biografía es propia de un gran caudillo militar cuya memoria sigue aún viva y presente en la Historia de Francia.

Retrato de Henri II, 1er Duque de Rohan y Par de Francia, Príncipe de Léon y Conde de Porhoët (1579-1638).

Retrato de Marguerite de Béthune-Sully, 1ª Duquesa de Rohan; según un dibujo de Dumonstier en 1608.

Pese a la gloria, al rango y a la fortuna adquiridas, Henri II de Rohan tan solo conservará de su esposa (protestante como él) una hija -de los 9 hijos nacidos- también llamada Marguerite (1617-1684) que, convertida en el mejor partido de Francia por entonces, verá desfilar un sinfín de pretendientes hasta que, en 1645, por inclinación más que por interés, concede su mano a un gentilhombre católico descendiente de los barones y condes de Jarnac, Henri de Chabot (1615-1655); el escándalo es mayúsculo: en el asunto, que adquiere pronto tintes de asunto de Estado, intervienen los Rohan, los protestantes, los católicos, la corte, el cardenal de Richelieu y hasta el rey Luis XIII en persona. La boda entre la gran heredera protestante y el caballero católico pudo finalmente llevarse a cabo con el beneplácito real, con la expresa condición de que los hijos nacidos de dicha unión fueran educados en la religión católica. Otra condición, esta vez impuesta por la novia en el contrato nupcial, especifica que todos los hijos nacidos del matrimonio llevarían el apellido compuesto de De Rohan-Chabot. El monarca dispone entonces que el novio asuma el título de duque de Rohan y las armas correspondientes, causando vivas protestas por parte de los demás miembros del clan Rohan; de este modo, y mediante cartas patentes firmadas por el rey, Henri de Chabot funda la Casa Ducal de Rohan-Chabot convirtiéndose en el 2º duque de Rohan y asumiendo los otros titulos hereditarios de su suegro: conde de Porhoët y de Lorges, príncipe de Léon, marqués de Blain y de La Garnache, barón de Mouchamps, señor de Héric y de Fresnay, primer barón de la nobleza y presidente-hereditario de los Estados de Bretaña. Aparte de todos los títulos nobiliarios rimbombantes, el flamante segundo duque de Rohan obtiene del rey el cargo de gobernador de Anjou. Fallece diez años más tarde (1655), después de haber flirteado peligrosamente con los rebeldes de la Fronda y conseguir que el rey le perdonara.

Retrato de Marguerite de Rohan, 2ª Duquesa de Rohan o de Rohan-Chabot (c.1617-1684), según el pintor Henri Beaubrun.

Grabado reproduciendo la efigie funeraria de Henri Chabot, 2º Duque de Rohan o de Rohan-Chabot y Par de Francia (1616-1655). Hijo de Charles Chabot, Señor de Saint-Gelais -fallecido en 1626-, y de Henriette de Lur, era el nieto de Léonor Chabot de Saint-Gelais, Barón de Jarnac, y de Marguerite de Durfort-Duras, y biznieto del autor del célebre "golpe de Jarnac", Guy I Chabot, famoso espadachín.


Anne-Julie de Rohan-Chabot crecerá pues huérfama de padre, como una joven virtuosa, comedida y tranquila que se ha beneficiado de una excelente educación proporcionada por su autoritaria madre; ésta la casa, sin consultarla claro está, en 1663 con un primo perteneciente a otra rama del poderoso clan Rohan. François de Rohan, Príncipe de Soubise, de doce años mayor que ella pero al cual dará nada menos que una decena de hijos:

-Anne-Marguerite de Rohan-Soubise (1664-1721)

-Louis de Rohan-Soubise (1666-1689)

-Constance-Emilie de Rohan-Soubise (1667-1684)

-Hercule-Mériadec de Rohan, Príncipe de Soubise (1669-1749)

-Alexandre-Mériadec de Rohan-Soubise (1670-1687)

-Henri-Louis de Rohan-Soubise (1672-1693)

-Armand-Gaston Maximilien, Cardenal de Soubise (1674-1749)

-Emilie de Rohan-Soubise (1678-1694)

-Eléonore Marie-Anne de Rohan-Soubise (1679-1753)

-Maximilien Gaston Guy de Rohan-Soubise (1680-1706)

-Frédéric-Paul de Rohan-Soubise (n./m.1685)

En 1665, la joven princesa de Soubise es una hermosa mujercita de 17 años, pelirroja y de ojos almendrados que no deja indiferente a los hombres de la corte. El rey Luis XIV, aún bajo los encantos de la Duquesa de La Vallière, repara en ella y muestra abiertamente interés. Lejos de desear que su hija caiga en las redes del monarca y vea su reputación comprometida, la Duquesa de Rohan se la lleva lejos de la corte durante un tiempo. La madre deseaba fervientemente que la hija no tuviera más ojos que para su marido y se dedicase enteramente a sus hijos y a su casa.

Retrato de Luis XIV "el Grande" (1638-1715), Rey de Francia y de Navarra de 1643 a 1715; según H. Rigaud.

Pese a todas las prevenciones maternas, la bella princesa de Soubise se dejó conquistar por el rey y el escándalo estalló públicamente en 1669, durante una estancia de la corte en Chambord y estando la interesada presente; se hizo público el rumor de que aquélla había compartido cama con el fogoso soberano, después de resistir a repetidos asaltos infructuosos.

Sin embargo, un nuevo astro subía en el firmamento cortesano, eclipsando a la princesa de Soubise: la bellísima e ingeniosa Marquesa de Montespan se convertía en la nueva favorita oficial del rey. Puestos a compararlas, la pelirroja princesa estaba en desventaja frente a la rubia beldad de la marquesa, no solo en el plano físico sino también en el carácter y forma de ser.

Anne se conformaría con llevar una apacible existencia, alternando sus compromisos en la corte con la vida conyugal y sus repetidos embarazos que iban sucediéndose de forma muy seguida.

Luis XIV volvió a reencontrarse con la princesa de Soubise en 1673. Muy a pesar de sus seis partos, ésta había conservado milagrosamente la figura y su lozanía gracias a un régimen autoimpuesto, según cuentan los rumores, que consistía en una alimentación sana y equilibrada de frutas, legumbres, verduras y carnes hervidas, amén del ejercicio físico y de mucho aire puro.

La princesa de Soubise solía entonces usar de un código visual y secreto para comunicarse con Luis XIV, para advertirle cuándo estaba su marido fuera de casa y se levantaba la veda: llevando un par de pendientes de esmeraldas en las orejas.

Pero a la larga, el Príncipe de Soubise se enteró del "comercio" existente entre su esposa y el soberano, y hasta vió con buenos ojos el particular interés de Luis XIV por su mujer, calculando los beneficios que podrían derivar de aquel adulterio casi clandestino. Complaciente y honrado por aquella real cornamenta, hizo todo lo posible para allanar el camino del rey hasta la alcoba de su mujer, acariciando incluso la idea de que ésta se quedara preñada y diera a luz a un bastardo real. El Príncipe ya fabulaba con las consecuencias de aquella preñez: favores, fortuna y elevación por encima de los demás cortesanos si Luis XIV se decidiese a convertirla en su favorita oficial.

En enero de 1674, Anne-Julie de Rohan-Chabot fue nombrada dama de palacio de la Reina Maria-Teresa, cargo nada desdeñable, y daba a luz el 26 de junio del mismo año a un hijo varón que fue inmediatamente reconocido por el Príncipe de Soubise como siendo suyo, aunque se supo que percibió, poco después, una gran cantidad de dinero; ¿quizá para comprar su silencio y tapar una más que dudosa paternidad?

Retrato del Cardenal Armand Gaston Maximilien de Rohan-Soubise (1674-1749), Gran Limosnero de Francia, Comendador de la Orden del Espíritu-Santo, Príncipe-Obispo de Estrasburgo y miembro de la Academia Francesa; obra de H. Rigaud.

Mucho más tarde, su hijo Armand-Gaston de Rohan-Soubise, que llegó a ser cardenal, príncipe-obispo de Estrasburgo, miembro de la Academia Francesa y Gran Limosnero de Francia, resultó tener un sospechoso parecido físico con Luis XIV. ¿Coincidencia?

Según testigos y contadores de dimes y diretes cortesanos, el príncipe de Soubise supo sacar muy buena tajada de su cornamenta, chantajeando sibilinamente al rey para que éste comprara su silencio y evitar asi que la marquesa de Montespan se enterase del desliz y provocase un escándalo.

Retrato de Anne-Julie de Rohan-Chabot, Princesa de Soubise (1648-1709); grabado de finales del siglo XVII.

Los amoríos secretos entre Luis XIV y la princesa de Soubise se reanudaron en el curso de 1675, cuando el rey se vió momentáneamente forzado a separarse de la marquesa de Montespan tras recibir serias amenazas de excomunión por parte de la Iglesia. Sin embargo, el comportamiento interesado de la princesa, que en el fondo demostró ser una mujer calculadora y nada sentimental en sus devaneos amorosos, empezó a aburrir al rey. A esto se unió el regreso triunfal de la marquesa de Montespan al lado del rey en 1676, con lo que la princesa fue definitivamente arrinconada y descartada. Pese al contratiempo sufrido, Anne-Julie de Rohan-Chabot permaneció en la corte por su cargo y siguió representando un peligro potencial para la favorita real hasta el día en que sufrió la pérdida parcial de su dentadura a raíz de un alumbramiento. Por entonces, Luis XIV dejó de mirarla y pasó página.

Anne-Julie de Rohan-Chabot, Princesa de Soubise, fallecería en 1709 a la edad de 61 años. Según se deduce, no habría resistido al "gran invierno" que hizo estragos en Francia y en toda Europa durante aquel año.

Nunca se pudo probar que el cardenal-príncipe Armand-Gaston Maximilien de Rohan-Soubise fuera el hijo natural de Luis XIV. Quizás fuera ciertamente el hijo del Príncipe François de Rohan-Soubise, tal y como figura en su acta de nacimiento y de bautizo... Los rumores de entonces corrían como reguero de pólvora y se tenían por verdades susurradas.


(*)_Nota: Henri II, 1er duque de Rohan y Par de Francia (1579-1638) era hijo de René II, 20º Vizconde de Rohan y de Porhoët, Príncipe de Léon (1550-1585), y de Catherine de Parthenay-L'Archevêque, Baronesa Vda. de Pont-L'Abbé y Dama de Soubise (1554-1631), rica heredera protestante del Poitou; por su padre, era nieto de Isabel d'Albret, Princesa Real de Navarra, hija del rey Juan II d'Albret y de Catalina de Foix, reyes de Navarra, y de René I de Rohan, 18º Vizconde de Rohan, Príncipe de Léon (1512-1552), que tuvieron cinco retoños:

-Françoise de Rohan, desposada con Jaime de Saboya, duque de Nemours.

-Louis de Rohan, Señor de Gié.

-Henri I de Rohan, 19º Vizconde de Rohan.

-Jean de Rohan.

-René II de Rohan, 20º Vizconde de Rohan (sucesor de su hermano).

sábado, 26 de noviembre de 2011

Cita de la Semana



"Menos mal que el pueblo no comprende nuestro sistema monetario y banquero ya que, si llegara a comprenderlo, creo que habría una revolución antes de mañana por la mañana."

frase de: Henry Ford, Presidente de la Ford Motor Company (1863-1947).

miércoles, 23 de noviembre de 2011

ELIZABETH RERESBY, LADY MONSON




la historia de un retrato y sus dos caras:

ELIZABETH RERESBY
VIZCONDESA MONSON DE CASTLEMAINE
1613 - 1695


La Leyenda
Lady Elizabeth Monson fue considerada por algunos historiadores como una de las primeras feministas de la Historia Británica por un hecho concreto que la hizo célebre en su tiempo, aunque a mi juicio tal calificación sea un tanto desproporcionada teniendo en cuenta lo que conlleva el feminismo moderno. Su nombre estuvo en boca de toda Inglaterra en una ocasión por haber atado de pies y manos a su tercer marido, al que había previamente desnudado, a las cuatro columnas del baldaquín de la cama con la ayuda de sus doncellas, y por haberle propinado un sinfín de latigazos simplemente porque ¡no estaba ella de acuerdo con sus opiniones políticas!

Y es que Lord Monson, en plena Revolución Inglesa, se había pasado al partido de los Parlamentarios e iba a firmar un documento en el que se pedía la ejecución capital del rey Carlos I en Londres.

Por supuesto, y mientras estuvo inmobilizado y repetidamente azotado por Elizabeth, Lord Monson se comprometió a retractarse de su acto de felonía, cosa que no hizo al ser liberado.

Al producirse la Restauración de la Monarquía en 1660, con el rey Carlos II, Lord Monson fue apresado y llevado ante los tribunales bajo la acusación de regicida en 1661. En consecuencia, Lord Monson dio con sus huesos en la cárcel y falleció en una celda de la prisión de Fleet.

El hecho de que Lady Elizabeth Monson fuera famosa por aquella demostración de fuerza, y que gozara del favor y respeto del admirado rey Carlos II, tuvo ciertamente que ver con que su marido no acabase con la cabeza en el tajo y fuera condenado al encierro perpétuo.

Retrato en miniatura del rey Carlos II de Inglaterra (1630-1685), según Samuel Cooper.

En el mismo año en que Lord Monson era juzgado y encontrado culpable de regicidio, Lady Elizabeth Monson fue retratada por el famoso pintor Sir Peter Lely en 1661. Lely, que había empezado su carrera de retratista a finales del reinado de Carlos I, sucediendo a Sir Anton Van Dyck, y que prosiguió durante el gobierno de los Cromwell padre e hijo, sería nombrado Primer Pintor del Rey por Carlos II al producirse la Restauración.

Se dice que Lady Monson, en vida, siempre fue una dama de maneras hombrunas, de genio y temperamento extraordinariamente masculinos a la par que brutales.

La Verdad

Hasta aqui todo suena fantástico, sin embargo, fiandome de los frutos de mi pequeña investigación, resulta que las fechas y los maridos no concuerdan, a menos que Lady Monson hubiera maniatado y fustigado a su segundo esposo, el Capitán Edmund Horner por haber impulsado una petición de pena capital contra el rey Carlos I, y no a su tercer marido Lord Monson con el que, al parecer, no casó hasta 1661, el año en que, para celebrar el enlace, Lord Monson encarga a Sir Peter Lely el retrato de la nueva vizcondesa. O puede ser que Elizabeth Reresby, viuda del capitán Horner y de Sir Francis Foljambe, casase mucho antes con William Monson y que las fechas estén equivocadas...

He aqui lo que he podido averiguar.

Elizabeth Reresby nació el 24 de febrero de 1613, siendo hija de Sir George Reresby (muerto en 1638) y de Elizabeth Tamworth (fallecida después de 1659), y precedida por su hermano Sir John Reresby, 1er baronet.

Casó en primeras nupcias (1638), con Sir Francis Foljambe, 1er Bt., luego con el capitán Edmund Horner, en tercer lugar con William Monson, 1er Vizconde Monson de Castlemaine (1607-1673) y, por cuarta y última vez (1676) con Sir Anthony Felton, 3er Bt.

Escudo de armas de los Monson, Baronets Monson of Carleton desde 1611.

William Monson, 1er Lord Monson of Castlemaine (1607-1673), fue -según la información que corre por internet- el hijo menor del parlamentario, almirante y cortesano Sir Thomas Monson, 1er Bt. Monson de South Carleton (1565-1641), Maestre de la Armería Real en la Torre de Londres y Halconero Mayor del Rey Jacobo I, ese mismo que tuvo el honor de ser uno de los primeros agraciados con un baronetado en 1611, arruinó su brillante carrera al verse involucrado en el asesinato de Sir Thomas Overbury, por lo que pasó un año entre los muros de la Torre de Londres, saliendo marcado para el resto de su vida y con su reputación y fortuna perdidas. Sir John Monson, 2º Bt. Monson of South Carleton (1600-1683), el primogénito de los 4 hijos y 5 hijas de Sir Thomas y de Margaret Anderson, y supuesto hermano mayor de William, fue a su vez diputado en el Parlamento bajo el reinado de Carlos I.

Doble retrato de Sir Thomas Monson, 1er Bt. Monson of Carleton, y de su primogénito Sir John Monson, 2º Bt., en un lienzo fechado en 1620 e identificado como del estudio del pintor Robert Peake.

De hecho, toda esta información que acabo de dar es totalmente errónea. Calificado de parlamentario radical y cuyo ejercicio como diputado en la Cámara de los Comunes se inicia en 1626 y sigue en 1628, 1640 y 1659 representando a Reigate, William Monson parece ser en realidad el segundo hijo del Almirante Sir William Monson de Kinnersley, en Horley (Condado de Surrey) y de Lady Dorothy Monson, nacida Dorothy Wallop de Bugbrooke, y no el hijo del favorito del rey Jacobo I, Sir Thomas Monson de Carleton, 1er Baronet, inculpado en el "Caso Overbury" que llevó a los Condes de Somerset al exilio y al cadalso al personal de la Torre de Londres.


Por lo visto, nuestro Honorable William Monson de Kinnersley, nació alrededor de 1599 y falleció entre 1672 y 1673 encarcelado en la prisión londinense de Fleet por regicidio. Apadrinado por Lord Suffolk y el Duque de Buckingham, entró en la corte de Saint-James en 1618, con visos a convertirse en un nuevo favorito del rey Jacobo I, siendo descrito como un "hermoso joven caballero" de cuidado aspecto y gran pulcritud, y aún mejor apariencia física. Tras ser recibido por el rey y despertar una evidente atracción física, fue armado caballero el 12 de febrero de 1623, y no en 1633. Después de eso, inicia una gira por el Continente Europeo y, al regresar, casa con la viuda del 1er Conde de Nottingham (el Gran Almirante Charles Howard de Effingham, muerto el 14 de diciembre de 1624 a la edad de 88 años), Margaret Stewart, hija de los Condes de Moray (Casa de Estuardo). Según se desprende, se baraja la posibilidad de que, con anterioridad, la Condesa de Nottingham y William Monson fueran amantes y se sabe, a ciencia cierta, que Lord Nottingham mantuvo encerrado por espacio de dos años y medio al hermano de William, John Monson, por ser un "peligroso papista". Por otro lado, la joven hermana de William, Jane Monson, contrajo matrimonio con el sobrino del Gran Almirante, Sir Francis Howard, cuyo hermano (Sir Edward Howard) había precedido a William en el cargo de diputado por Reigate entre 1600 y 1615.

Retrato de Charles Howard, 2º Barón de Effingham & 1er Conde de Nottingham (1536-1624), Gran Almirante de Inglaterra, según Daniel Mytens.

La flamante pareja conformada por el joven, guapo y vigoroso William Monson y la ya madura Condesa Vda. de Nottingham, debió de levantar no pocos comentarios en la corte londinense. Con la fortuna de ella y de su difunto enemigo, compraron las tierras y el castillo de Reigate, en el condado de Surrey, y otras fincas de explotación agraria que les aseguraron un tren de vida confortable. Tuvieron incluso un hijo, Stewart Monson, bautizado el 31 de marzo de 1628, pero éste murió en la cuna. El mismo año (23 de agosto de 1628), el rey Carlos I le concedió a William los títulos de 1er Barón Monson de Bellinguard y 1er Vizconde Monson de Castlemaine con paridad irlandesa. Margaret Stewart-Monson, 1ª Vizcondesa Monson, fallecería once años después, el 4 de agosto de 1639. En esos años, Lord Monson despilfarra la fortuna de su mujer y comete todo tipo de extravagancias; en cuanto a su papel político, obtiene el permiso de ausentarse cuanto quiera de las sesiones del Parlamento de Irlanda, lo que no le impide votar de cuando en cuando a través de un representante legal suyo. Para empeorar su situación, la familia política de su difunta esposa, los Howard, emprenden acciones legales contra él para arrebatarle sus tierras y castillo de Reigate. La situación de Lord Monson mejoraría sensiblemente cuando, al estallar la 1ª guerra civil, él toma partido por el Parlamento de Londres y los Howard se alinean en el bando del rey. En esa época, se torna muy activo en sus quehaceres parlamentarios aunque solo para defender sus intereses personales. En otras materias candentes, permanece discretamente en la sombra e interviene escuetamente una o dos veces en alguna que otra sesión de la Cámara de los Lores.


En mayo de 1646, contrae un nuevo matrimonio con Frances, hija de Thomas Alston de Polstead, terrateniente de Suffolk, y de Frances Blomfield. De esa unión solo nacería un hijo en 1647: Alston Monson (Lord Bellinguard) que, afortunadamente, le sobreviviría unos pocos años, ya que moriría en enero de 1675 y sería sepultado en St. Martin's-in-the-Fields el día 15 del mismo mes y año. En cuando a la 2ª Vizcondesa Monson, Lady Frances, ésta moriría prematuramente a comienzos del año 1651.

Viudo por segunda vez, contrae un tercer matrimonio (no se menciona fecha alguna) con una mujer que también ha enterrado a dos maridos, Elizabeth Reresby, viuda sucesivamente de Sir Francis Foljambe y del Capitán Edmund Horner. La Viuda Horner es entonces la hija de Sir George Reresby de Thribergh, un terrateniente del condado de Yorkshire, y de Elizabeth Tamworth. Podemos entonces aventurar que Lord Monson y su tercera esposa se casaron durante la década de 1650 y no en 1661, como afirman en muchos diccionarios biográficos.

De hecho, hay un dato importante a retener para confirmar nuestras sospechas: un bando del Parlamento de Londres en el que se estipula que Lord Monson obtendrá "el privilegio de llevar una coraza de dos piezas y un bote para evitar sufrir daños en sus huesos, por culpa de los golpes que habitualmente le propina su señora en la cama..." (Actas, Votos y Edictos del Parlamento, 1660, pág. 6).

Durante esos años que van de 1651 a 1661, el maltratado Lord Monson será la comidilla y el hazmerreír de sus colegas parlamentarios al saberse que su mujer le daba palizas un día si y otro también por nimias discusiones políticas, y el bando parlamentario viene a confirmarnoslo.


Volviendo a nuestro pobre William Monson, éste fue creado 1er Vizconde Monson of Castlemaine y Par de Irlanda en 1628, y presumiblemente armado caballero por el rey Carlos I en 1633 (cosa totalmente falsa). En la década de 1630, se pasó al bando parlamentario convirtiéndose en una notable figura de la oposición ante la Corona y el gobierno de Carlos I. Elegido diputado por Reigate en 1640, 1645 y 1648, fue un activo miembro del "Parlamento Largo" que se opuso al monarca y luchó contra los realistas durante la Revolución Inglesa. Durante la 1ª guerra civil, formó parte del comité del condado de Surrey y, en la 2ª, capitaneó la defensa del castillo de Reigate, asediado por Lord Holland, general realista.

Retrato del rey Carlos I de Inglaterra (1600-1649), según Mytens en 1631.

Al conformarse el alto tribunal encargado de juzgar a Carlos I, prisionero de Cromwell y de los Parlamentarios, Lord Monson fue nombrado juez de la corte suprema junto a otros pares, para presidir la apertura y subsiguientes sesiones del juicio del rey (Enero de 1649). Sin embargo, al estar en desacuerdo con los procedimientos del alto tribunal y con las formas de la fiscalía al instruir el proceso judicial contra el monarca, Lord Monson rehusó ser uno de los firmantes de la sentencia a muerte de Carlos I.

Durante la década de 1650, Lord Monson padeció tales dificultades financieras que se vió encarcelado por deudas en la cárcel de Fleet. Liberado en 1659, al restaurarse el "Rump Parliament", su destino se ensombreció aún más cuando, un año más tarde, la monarquía fue restaurada en la persona del rey Carlos II, hijo y heredero de Carlos I, y el Lord Protector Richard Cromwell y la república puritana fueron derrocados por el general George Monck.

Al producirse la Restauración (1660), Lord Monson fue incluído un año más tarde en la lista de los regicidas y detenido para ser, a su vez, juzgado por la Cámara de los Lores. En su defensa, alegó que, pese a formar parte del alto tribunal que condenó a muerte al rey Carlos I, trabajó en la vana esperanza de encontrar una forma de salvarle de la pena capital recordando que se había negado a firmar su sentencia de muerte en 1649. De poco le valieron sus alegatos: fue encontrado culpable de regicidio por el tribunal supremo y condenado a la degradación y expiación pública de su crimen, asi como al encarcelamiento perpétuo. Le confiscaron todas sus propiedades, le privaron de sus títulos nobiliarios y de todos sus honores, sentenciándolo a recorrer a pie el camino que va desde la Torre de Londres hasta Tyburn y hacer el camino a la inversa con un cepo al cuello, bajo los insultos de la multitud agolpada a su paso. Luego, fue encerrado en la cárcel de Fleet, pasando allí los últimos doce años de su vida. Murió en su celda en 1673, a la edad de 66 años.

Nuestro personaje, que había adquirido las tierras de Reigate (Reigate Castle, Surrey), casó en primeras nupcias con Lady Margaret Stewart, hija de James Stewart, 2º Lord Doune y de Elizabeth Stuart, 2ª Condesa de Moray (1625), de la que enviudaría en 1639. Luego, y eso nadie lo cita, con Frances Alston, del que obtendría un único hijo varón, Alston Monson (1647-1675). Tiempo después -se baraja erróneamente la fecha de 1661, cuando en realidad es en la década anterior-, contraería nuevamente matrimonio con una viuda, la Señora Elizabeth Horner, de la que tendría una hija (Lady Elizabeth Monson) y que, convertida en la 3ª Vizcondesa Monson, fue inmortalizada el mismo año por Sir Peter Lely, a menos que fuera en 1655, como indican otros especialistas.



En 1676, la Vizcondesa viuda Monson de Castlemaine contrajo matrimonio con Sir Anthony o Adam Felton, 3er Baronet Felton de Playford, convirtiéndose en Lady Felton hasta su muerte acaecida el 26 de diciembre 1695. El año siguiente, su cuarto y último marido se reunía con ella en la tumba. La única hija que tuvo con Lord Monson y bautizada con su mismo nombre de pila, Elizabeth, casaría por dos veces sin más precisiones.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Anécdotas Históricas -65-



Hubo una mujer que fue primera en tres cosas que, por norma, eran reservadas al sexo masculino. Hablamos de una aristócrata francesa de rancio abolengo y gran fortuna: Marie Adrienne Anne Victurnienne Clémentine de Rochechouart de Mortemart (1847-1933), XIIª Duquesa de Uzès; hija del Conde Louis de Mortemart y de Marie-Clémentine de Chevigné, era nada menos que la biznieta y gran heredera de Barbe-Nicole Clicquot-Ponsardin, la propietaria de las bodegas Clicquot-Ponsardin, conocida como "La Gran Dama del Champaña" o simplemente "La Viuda Clicquot", que había amasado una fortuna al comercializar el vino espumoso que producían sus viñedos por toda Europa.
Casada en 1867 con el Duque Jacques-Emmanuel de Crussol, futuro XIIº Duque de Uzès (1840-1878), estaba emparentada con lo más granado de la alta sociedad francesa, fuese aristocrática como financiera. La familia la llamaba comúnmente por su tercer nombre de pila: Anne, aunque también se la conocía como "Marie-Clémentine". Mujer intrépida y lanzada, dedicó su vida a las obras de caridad, a la cinegética, al arte, a la música, a la poesía, a la literatura e incluso a la política. Notable escultora bajo el pseudónimo de "Manuela", fue también una importante activista del feminismo y la fundadora del Automóbil Club Femenino y del rally París-Roma, al que participó con 80 años de edad!

En 1897, se convirtió en la primera mujer que obtuvo el permiso de conducir y en ser la propietaria de un coche Delahaye; la primera también en verse multada por exceso de velocidad cuando iba a 15 km./h. en vez de ir a los 12 km./h. permitidos, por los caminos del Bois de Boulogne en 1898; y finalmente, la primera en ser nombrada teniente de lobería en 1923, al ser una experta cazadora, cuyo equipaje (el Equipaje del Castillo de Bonnelles) tuvo fama de ser el mejor del mundo en su tiempo.

Anécdota de: Anne de Rochechouart-Mortemart, 12ª Duquesa de Uzès (1847-1933).  

sábado, 19 de noviembre de 2011

Cita de la Semana



"Las cadenas del matrimonio son tan pesadas que hacen falta dos para llevarlas. A veces tres."

frase de: Alexandre Dumas "Hijo", escritor (1824-1895).

jueves, 17 de noviembre de 2011

Anécdotas Históricas -64-



Una noche en que se celebraba un fastuoso baile de disfraces, ofrecido por el emperador Napoleón III y la emperatriz Eugenia de Montijo a toda la corte y al cuerpo diplomático extranjero en el palacio de las Tulerías, apareció la hermosísima Condesa de Castiglione (Virginia Oldoini, amante del monarca francés y agente italiano) disfrazada de reina de corazones, como en la baraja francesa, llevando entre otros un gran corazón colgando de su cintura y a nivel del pubis, causando sensación entre la asistencia; se adelantó hasta los emperadores para hacer la reverencia de rigor y se oyó decir, por boca de la emperatriz, quien la miró de arriba a abajo:

-"¡Tenéis el corazón bien bajo, madame!"

Anécdota de: Eugenia de Montijo, Emperatriz de los Franceses (1826-1920). 

Anécdotas Históricas -63-


El 27 de marzo de 1662, la dulce y delicada cuñada del rey Luis XIV, Enriqueta Ana de Inglaterra, más conocida como "Madame" Duquesa de Orléans, dio a luz en el Palais-Royal a una niña en vez del tan ansiado heredero varón. La decepción y el hastío, compartido con su marido y el resto de la asistencia, le llevaron a ordenar a la comadrona:
-"¡Que la tiren al río!"

No ejecutaron la orden. Aunque quizás hubiera sido mejor así para la recién nacida princesa dado su desafortunado destino, ya que esa pobre niña acabaría convirtiéndose en la reina de España, al ser forzada a desposarse con el rey Carlos II "el Hechizado". Se trataba nada menos que de Maria-Luisa de Orléans.

Anécdota de: Enriqueta Ana de Inglaterra, Madame, Duquesa de Orléans (1644-1670).

lunes, 14 de noviembre de 2011

Anécdotas Históricas -62-


Retratos del rey Luis XIV y de su hermano "Monsieur" Felipe, Duque de Anjou.

En 1651, durante la Fronda (sublevación parlamentaria y nobiliaria contra la autoridad de la Corona), la familia real francesa se encontraba en la localidad de Corbeil. Y es allí donde se produce una divertida a la par que reveladora anécdota sobre los dos hijos del finado Luis XIII y de la entonces reina-regente Ana de Austria, los jóvenes Luis XIV (13 años) y "Monsieur" Felipe de Francia, Duque de Anjou (11 años):

"El Rey, cuenta el Sr. de La Porte, quiso que Monsieur durmiera en su habitación, la cual era tan pequeña que tan solo dejaba cabida a una persona para pasar entre la cama y la pared. Por la mañana, cuando se les despertó, el Rey, sin pensarlo y porque no se acordaba de que compartía habitación con su hermano, escupió sobre la cama de Monsieur quien, casi de inmediato y adrede, hizo lo mismo sobre la cama del Rey, el cual, visiblemente enfadado, le devolvió otro escupitajo en plena cara. Monsieur saltó entonces sobre la cama del Rey y se meó en ella; el Rey, como no, hizo lo propio en la cama de Monsieur. Dado que ya no tenían con qué escupir y mearse el uno al otro, empezaron a arrancarse las sábanas y luego a darse de bofetadas y golpes, degenerando en una furiosa pelea de hermanos. Durante la reyerta, hice lo que pude para separarles y poner fin a los golpes; pero, no pudiendo con ellos, acabé por mandar a por el Duque de Villeroy, quién consiguió poner fin a la pelea. Monsieur se había enfadado con más prontitud que el Rey, pero el Rey fue mucho más difícil de calmar que Monsieur."

He aquí una imagen reveladora de los carácteres de los hermanos: Felipe, de humor cambiante e irritable pero buen chico, se calmaba enseguida. Luis XIV, más tranquilo y calmado, no olvidaba jamás y se revelaba rencoroso.

Anécdota de: Luis XIV, rey de Francia y de Navarra (1638-1715) y de Felipe de Francia, Duque de Anjou y luego de Orléans (1640-1701).

sábado, 12 de noviembre de 2011

Frase de Cine



-"Quisiera hacer un brindis por los novios: la vida es corta, el matrimonio muy largo... asi que, bebed y se os pasará más rápido."


frase de: Shirley MacLaine, actriz (n.1934) en "Dicen por ahí...".

Frase de Cine



-"Señorita... envíe un ramo de rosas rojas y escriba "te quiero" al dorso de la cuenta."


frase de: Groucho Marx, actor y cómico (1890-1977).

Cita de la Semana




"Los ignorantes son los muchos, los necios son los infinitos; y así el que los tuviere a ellos de su parte, ése será señor de un mundo entero."

frase de: Baltasar Gracián Morales, padre jesuita y escritor (1601-1658).

lunes, 7 de noviembre de 2011

LA CONSPIRACION DE CINQ-MARS

Conspiración y Muerte del Marqués de Cinq-Mars



Retrato de Henri Coiffier de Ruzé d'Effiat, Marqués de Cinq-Mars (1620-1642)

El Cardenal-duque de Richelieu vivía en una permanente angustia de una sedición de los Grandes del Reino. El éxito de un complot le habría, irremediablemente, llevado a su caída en desgracia, véase también a su asesinato a manos de sus enemigos.

Puesto que los acontecimientos de los años pasados así lo probaban, su temor no tenía nada de obsesión paranoica. La última revuelta en aquellas fechas, había sido protagonizada por el Duque de Bouillon, el Duque de Guisa y Luis de Borbón, Conde de Soissons.

Financiado por España, el ejército de los conspiradores, ayudado por 7.000 hombres del Emperador Romano, había derrotado al del rey, mandado por el mariscal de Châtillon, cerca de Sedan el 6 de julio de 1641. La batalla se recordaría como la "del Bosque de La Marfée".

Retrato de Luis de Borbón, Conde de Soissons (1604-1641).


Durante algunas horas, el cardenal de Richelieu se creyó perdido hasta que un mensajero le dió la noticia que el Conde de Soissons, había sido muerto de un pistoletazo en la frente. ¿Escaramuza de último minuto?¿asesinato? Nadie lo supo. A menos que se trate de un accidente: el conde tenía la mala costumbre de levantar la visera de su casco con el cañón de su pistola.


Retrato de Frédéric-Maurice de La Tour d'Auvergne, IIº Duque de Bouillon & Príncipe de Sedan (1605-1652).

Decapitada la conspiración, el Duque de Bouillon, hermano mayor del Vizconde de Turenne (futuro mariscal), ofreció su sumisión y el rey Luis XIII le perdonó. El favorito real, el joven y hermoso Marqués de Cinq-Mars, había intervenido en su favor. Cuan importante debió de sentirse entonces el marqués, al interceder de esta manera ante el soberano francés para salvar al príncipe soberano de Sedan, sobrino del príncipe Mauricio de Nassau-Orange (estatúder de Holanda) y nieto del célebre Guillermo I "el Taciturno" de Orange!

Una conspiración en marcha


Retrato del Cardenal Armand-Jean du Plessis de Richelieu (1585-1642), 1er Duque de Richelieu y de Fronsac, Primer Ministro del rey Luis XIII de Francia; obra de Philippe de Champaigne.

Una vez más, la Providencia vino a socorrer al Cardenal de Richelieu. Aún estando el inminente peligro apartado, los hilos de una nueva conspiración empezaban ya a tejerse.

Convertido en rival y enemigo del cardenal, el Marqués de Cinq-Mars, por su posición de favorito, no debía tardar en ser contactado por los opositores del primer ministro.

Entre los conjurados, reencontrábamos al inevitable Gastón, duque de Orléans, hermano del rey y saludado con el título de "Monsieur". También estaba Louis d'Astarac, marqués de Fontrailles, la mismísima reina Ana de Austria, consorte del soberano, y François-Auguste de Thou, joven consejero en el Parlamento de París y devoto amigo de la reina. No olvidemos al Duque de Bouillon, que también se unió a éstos, haciendo gala de su majestuosa ingratitud. En resumen, he aquí un buen ramillete de conspiradores incorregibles.

Sin ser el instigador del complot, Cinq-Mars se convertiría en la piedra angular y peón de éste.

Las tentativas personales del marqués para desprestigiar al cardenal a ojos del rey, eran bastante inciertas. Un día que Luis XIII se quejaba de la pesada tutela de su primer ministro, Cinq-Mars espetó:

-"Sire, sois el dueño. ¿Por qué no lo despide?"

-"Hermoso amigo, no vaya usted tan aprisa! El cardenal es el más grande servidor que Francia tuvo jamás. No sabría estar sin él. El día en que se declarase contra vos, ni siquiera yo podría conservaros."

Quedaba así patente la confianza, la estima y la sumisión del rey a su primer ministro, aún intactas, y el favorito habría hecho bien en desconfiar de esa respuesta.

Retrato del Príncipe Gastón de Francia, "Monsieur" Duque de Orléans y de Montpensier (1608-1660), hermano menor del rey Luis XIII de Francia y presunto heredero del trono hasta 1638; pastel de Nanteuil.


En el curso de un encuentro privado en casa del Duque de Chaulnes, en agosto de 1641 en Amiens, Gastón de Orléans dejó caer esas caritativas palabras:

-"Ah! si el cardenal pudiese morir, seríamos tremendamente felices!"

El Marqués de Fontrailles, auténtico inspirador del complot, respondió:

-"Vuestra Alteza tan solo ha de darme su consentimiento y encontrará de sobras gente que lo aparten de su presencia!"

Cinq-Mars y Gastón de Orléans no planeaban llegar tan lejos! Sin embargo, no sin temores y reticencias, la idea de enviar al cardenal ad patres se insinuó en la mente de algunos de los conjurados.

Sin duda Cinq-Mars se dejó influenciar por sus antiguos camaradas de la Guardia Real, el Conde de Tréville (o Troisville), los señores de Tilladet, de La Salle y Des Essarts, que no habrían tenido escrúpulos a la hora de utilizar ese expeditivo modus operandi.

Retrato de François Auguste de Thou (1607-1642), amigo del Marqués de Cinq-Mars.


Pero, cuando hizo saber de sus intenciones a su amigo François-Auguste de Thou, éste le replicó que era enemigo de la sangre y que, por su ministerio, jamás derramaría ni una sola gota.

En noviembre de 1641, bajo la instigación de Fontrailles, Gastón de Orléans retomó contacto con el Marqués de Cinq-Mars. Este último explicó que todas sus trifulcas con el rey, de las cuales toda la Corte se complacía en comentarlas, no eran más que maniobras destinadas a engañar al Cardenal de Richelieu.

Presumiendo de su influencia, aseguró que el rey deseaba fervientemente la paz y estaba dispuesto a separarse de su primer ministro. El Duque de Orléans quiso entonces asegurarse de la resolución de su hermano el rey, e interrogó al favorito:

-"¿Habéis propuesto al Rey la ruina de Su Eminencia el Cardenal?"


-"No he querido hacer nada sin estar seguro de vuestra protección."

Nada avaro en promesas, Orléans animó al conspirador a seguir adelante. Por otro lado, el hermano del rey buscaba el apoyo de su cuñada Ana de Austria. Prometió que, pasara lo que pasara, nunca revelaría que ella estuviera al corriente de sus intenciones. No se sabe qué prometió Ana de Austria, pero supo convencer a François de Thou para que se asociara a la conspiración.

El Tratado de la traición

La ejecución del proyecto implicaba muchos peligros y, en caso de fracaso, había que asegurar una sólida retirada. François de Thou se puso entonces en contacto con el Duque de Bouillon, entonces destinado en la provincia del Limosín. Recién perdonado por el rey, el duque dudó.

Una carta del Cardenal de Richelieu llegó entonces, encargándole de ponerse al frente de los ejércitos de Italia. La noticia decidió al Duque de Bouillon para personarse en la corte, donde el Marqués de Cinq-Mars le informó de los avances de su proyecto. Juzgando que la plaza fuerte de Sedan no estaba capacitada para sostener el asedio de los ejércitos reales, estimó que el apoyo de un ejército extranjero era necesario.

Gastón de Orléans y el duque de Bouillon, por mediación del Marqués de Cinq-Mars, dieron por terminada la vieja querella que les oponía y los conjurados se pusieron de acuerdo para llevar a cabo sus cosas. Redactaron un proyecto de tratado con el enemigo, el rey Felipe IV de España, en guerra contra Francia desde el 19 de mayo de 1635. François de Thou no participó en su elaboración.

Retrato de Felipe IV de Austria (1605-1665), Rey de las Españas & de las Indias entre 1621 y 1665; según Velázquez en 1640.


El tratado preveía que Felipe IV aportara 12.000 soldados, 6.000 jinetes y 400.000 escudos para pagar el sueldo de un ejército levado en Francia y un destacamento para Sedan.

Gastón de Orléans, por su lado, se comprometía a firmar la paz en nombre de Francia y cada país restituiría las ciudades conquistadas. Francia renunciaría a sus alianzas con Suecia y con los príncipes alemanes protestantes. Bien mirado, se puede decir que se ofrecía la victoria en bandeja de plata a España.

Toda molestia mereciendo un salario, el rey de España se comprometía a conceder una pensión anual de 120.000 escudos a Gastón de Orléans, y una de 40.000 escudos al Duque de Bouillon y al Marqués de Cinq-Mars.

El tratado estipulaba también que "el Serenísimo Duque de Orléans o aquellos que marcharan en su partido, se comprometían a librar un punto fortificado o una plaza fuerte entre aquellas que escogiera Su Católica Majestad, de manera que, en caso de revés militar, el ejército extranjero, por medio del mencionado tratado, entrado en territorio francés, pudiese encontrar en éstas refugio. Monseñor el Duque de Orléans se compromete a iniciar los movimientos de las tropas a partir del momento en que las tropas de Sus Católicas e Imperiales Majestades, hayan cruzado el Rhin para penetrar en Francia."

Leyendo esto, se calibra perfectamente la gravedad de la traición en la cual se había tirado de cabeza el frívolo Henri d'Effiat, marqués de Cinq-Mars, por el amor de una princesa de la Casa de Gonzaga (a la que pretendía desposar pasando por encima de la diferencia de rangos).

El texto precisaba: "Declaramos unánimamente que no tomamos en esto ninguna medida contra Su Cristianísima Majestad (Luis XIII) y en perjuicio de sus Estados, ni contra los derechos y autoridad de la Cristianísima Reina reinante (Ana de Austria), y que tendremos el deseo de mantenerlos en todo lo que les pertenece."

Obviamente, la conspiración iba dirigida contra el cardenal-duque de Richelieu.

Con el sulfuroso escrito cosido en sus trajes, el Marqués de Fontrailles se encargó de la delicada misión de negociar con el Conde-Duque de Olivares, valido del rey Felipe IV de España.

El 13 de marzo de 1642, el tratado era firmado y el marqués volvió a Francia, llevando encima una carta del rey de España para el Duque de Orléans. La temible policía del cardenal andaba ya tras los pasos del conspirador, pero perdió su rastro en el camino de vuelta y Richelieu debió de sospechar que se estaba tramando algo sin tener pruebas fehacientes...

Por los caminos del Rosellón

"Cuando los franceses tomen Arras, las ratas cazarán los gatos", se decía entonces. Pero es lo que se produjo efectivamente el 9 de agosto de 1640. La ciudad del condado de Artois cayó en manos galas.

Esta victoria se sumaba a otras que venían a aligerar la presión española al Norte del reino de Francia.

Por otro lado, la Lorena había sido invadida después de la traición del duque Carlos IV, durante el episodio de La Marfée. Alemania, arrasada por la Guerra de los Treinta Años, deseaba la paz (que tendrá que esperar 7 años más). El gobernador de los Países-Bajos Españoles, el cardenal-infante Don Fernando de Austria, hermano de Felipe IV de España y de Ana de Austria, acababa de rendir su último suspiro. Inglaterra se hallaba ocupada en la revuelta de los Escoceses. Gracias a las victorias del Conde de Harcourt y a la diplomacia de Giulio Mazarini (discípulo de Richelieu), la Duquesa de Saboya recuperaba para sí la regencia saboyana.

Retrato del Cardenal Giulio Mazarini (1602-1661), según un pastel de B. Vaillant.


Estos despejes dentro de la situación política y militar permitían al rey y a su ministro acudir en auxilio de los catalanes, que se habían sublevado contra Madrid. Las cortes catalanas habían, en efecto, votado la deposición del rey Felipe IV y elegido al rey Luis XIII como nuevo Conde de Barcelona, el 23 de enero de 1641!

La situación de España se había vuelto tan crítica que, además, se enfrentaba a una rebelión portuguesa debidamente financiada y apoyada por Richelieu.

El 3 de febrero de 1642, dos cortejos, separados por cuestiones de intendencia, tomaban camino hacia el Rosellón para asediar la ciudad de Perpiñán: en uno se encontraba el cardenal de Richelieu, en el otro el rey Luis XIII y su favorito, Cinq-Mars.

Una confianza quebradiza

Retrato de Luis XIII "el Justo" (1601-1643), Rey de Francia y de Navarra entre 1610 y 1643, según Philippe de Champaigne.

Durante el viaje, el favorito usó de toda su influencia para intentar quebrar la confianza de Luis XIII, asegurando que solo Richelieu representaba un insalvable obstáculo para concluir la paz.

Por vez primer, el rey iba a actuar a espaldas de su ministro, autorizando secretamente al marqués de Cinq-Mars y a De Thou a corresponder con Roma y Madrid para intentar concluír un tratado de paz. Pero ese razonable proyecto tan solo era obra de François de Thou.

En el curso de una conversación durante la cual el rey se quejaba de ser el "esclavo" del cardenal, Cinq-Mars exclamó:

-"¡Echadle!"

Luis XIII contestó que no era tan sencillo hacer eso.

El favorito, perdiendo la compostura, sugirió entonces:

-"El camino más corto y rápido es mandar que lo asesinen cuando acuda a los aposentos de Vuestra Majestad, dónde los guardias del cardenal no entran!"

Sorprendido, el rey quedó brevemente mudo y luego respondió:

-"El cardenal es hombre de la Iglesia, sería excomulgado."


Retrato de Jean Arnaud de Peyre, Conde de Troisville, Capitán de los Mosqueteros y más conocido como "el Conde de Tréville" gracias a la novela de Alexandre Dumas.

El Conde de Tréville, capitán de los Mosqueteros a caballo, asistía a la conversación y tomó la palabra:

-"Si tengo el permiso de Vuestra Majestad, no dudaré e iré a Roma para obtener la absolución donde estoy seguro de ser bien recibido."

Si damos crédito al Marqués de Montglat, que transcribió esta conversación, el rey omitió contestarle.

Ciertamente, Luis XIII gustaba quejarse en privado del cardenal de Richelieu, y le criticaba a menudo. Quizás pensase que, de este modo, difuminaba su imagen de soberano supeditado a las directrices del ministro todopoderoso. Pero se duda seriamente que hubiese realmente pensado en dejar que se asesinase a su ministro.

Fuertes de la más que ambigua actitud del rey, los conjurados tomaron sus palabras por un acuerdo tácito, y resolvieron poner en marcha su proyecto en Lyon, donde la corte llegó el 17 de febrero de 1642.

Cinq-Mars se encontraba junto al rey en sus aposentos mientras que sus compañeros, los señores de Tréville, des Essarts, de Tilladet y de La Salle, se apostaban en la antecámara real. Pero Richelieu se presentó acompañado de su capitán de guardia, contrariamente a la costumbre establecida.

¿Le falló la determinación ante la presencia del capitán, fue disuadido por el rey o simplemente estaba intimidado por la púrpura cardenalicia del imperioso ministro?

Se sabe que, al aparecer la eminencia, el marqués se retiró de los aposentos reales sin haber llevado a cabo su cometido, y mandó fuera a sus acompañantes.

Gastón de Orléans, invitado por Cinq-Mars a participar en el evento, no se presentó. Sin duda esa ausencia menguó la voluntad del favorito. La ocasión fallida no debía presentarse nunca más y, el 23 de febrero, el cortejo se puso en marcha.

El Soplo Anónimo


Retrato de la Infanta Ana de Austria, Reina de Francia y de Navarra (1601-1666), consorte de Luis XIII y hermana de Felipe IV de España.

Llegado a Narbona, Richelieu, que estaba entonces con sus 57 primaveras, cayó repentinamente enfermo. Dada la gravedad de su estado, el cardenal tuvo que dejar al rey y al favorito continuar el camino hacia Perpiñán sin él.

Por carta, el rey aseguraba como de costumbre a su ministro el afecto de siempre. Sin embargo, el cardenal atravesaba sus peores días de angustia. Temía que el monarca le abandonase y muchas razones le llevaban a creer que así ocurriría un día u otro. Tras un doloroso episodio, tanto moral como físico, el cardenal decidió reanudar su marcha pero regresando a la capital, anticipando el retorno del rey que, también, cayó enfermo.

En el momento en que se encontraba en Arles, Richelieu recibió, el 11 de junio, un mensaje de la más alta importancia:

-"¡Traedme un caldo!¡ Estoy confuso!" , espetó al leerlo.

No era de extrañar, pues se trataba de una copia del famoso tratado confeccionado por el Marqués de Fontrailles. Por fin la prueba estaba en sus manos!

Mandó a Charpentier, su secretario, que leyera el infame documento y le ordenó que hiciera varias copias.

¿Quién dió el soplo y envió la copia del tratado al cardenal? Permanece siendo un misterio, pero hay indicios de que fuera la mismísima reina Ana de Austria, la que asestó el mortal golpe a la conjura. Se puede intentar comprender su gesto. El estado de salud del rey, aunque tan solo con 41 años de edad, y la corta edad del pequeño Delfín Luis de Francia, nacido el 5 de septiembre de 1638, permitían pensar que pronto todo conduciría a una época de regencia en Francia.

Por otro lado, el alejamiento del Duque de Bouillon en Italia, las tergiversaciones de los conjurados y las advertencias de Fontrailles, convencido de que el rey y Cinq-Mars ya no se encontraban en buenas relaciones, auguraban un mal final para la conspiración. Para colmo, todo París andaba pasándose copias del tratado bajo capa y hasta la princesa de Gonzaga, por la que suspiraba tanto el marqués de Cinq-Mars, estaba al corriente del triste "affaire".



Aunque Luis XIII aseguraba sus repetidas visitas a la alcoba de la reina, cumpliendo puntualmente con su deber conyugal, sus relaciones con Ana de Austria eran malas. Sabía que, como el caso de las "Cartas Españolas" lo había probado (en agosto de 1637), la reina era capaz de mantener secreta correspondencia con el enemigo, y la amenazaba regularmente de separarla de sus hijos.

Retrato de la reina Ana de Austria con su primogénito el Delfín, futuro Luis XIV.


¿Qué peso habría tenido entonces una princesa española sin la tutela del heredero del trono de Francia? Al traicionar a los conjurados, la reina daba pruebas a su esposo, así como al cardenal de Richelieu, de su deseo de reconciliarse y de consolidar el futuro de la monarquía (lo que entrañaba también la integridad del reino frente a España y Austria). De un solo golpe, también apartaba a su cuñado Gastón de Orléans de la regencia.

Si ese fue su pensamiento, el porvenir acabó por darle toda la razón. Se sabe que, poco después de haber sido informado del tratado, Luis XIII escribió una carta a su esposa para asegurarle su afecto y prometerle que jamás le quitaría a sus hijos.

El arresto de los conjurados


Retrato de Henri Coiffier de Ruzé d'Effiat, Marqués de Cinq-Mars (1620-1642).

El 12 de junio de 1642, el Conde de Chavigny, secretario de Estado para los Asuntos Exteriores, llegó a Narbona portador de un mensaje de Richelieu para el Señor Sublet de Noyers, secretario de Estado para La Guerra. Los dos ministros se personaron ante el rey, sorprendiéndole conversando con el marqués de Cinq-Mars. Tomando del brazo al rey, Chavigny apartó al marqués con un tono autoritario alegando que tenía que entretener a Su Majestad de una importante noticia.

Retrato de Claude Bouthillier, Señor y 1er Conde de Chavigny (1581-1652), Secretario de Estado para Asuntos Exteriores.


Los tres hombres se retiraron para hablar en secreto y, en el curso de la audiencia privada, Luis XIII se dejó convencer para firmar el arresto de los señores de Cinq-Mars, de Thou y de Bouillon.

Uno se puede hacer idea de la incredulidad del monarca en ese momento, preguntando más tarde si no se habían confundido de persona al implicar al marqués de Cinq-Mars. Richelieu, con copia en mano de ese tratado, se había anticipado a las reticencias del soberano ordenando a Chavigny convencerle de que se arrestase a Cinq-Mars en primera instancia, y que si las acusaciones eran falsas, se le liberaría poco después.

El mismo día, François de Thou fue arrestado. El día siguiente y tras intentar huír, fue el turno del marqués de Cinq-Mars. Parece ser que, asaltado por los remordimientos, Luis XIII intentó prevenirle de que su vida peligraba.

A pesar de sus dudas, el rey no podía deshacerse de su amistad con el favorito.

En el momento de su ingreso en la fortaleza de Montpellier, donde fue inicialmente encarcelado, Cinq-Mars murmuró:

-"¿Y pues?¿Hay que morir a los 22 años?¿Hay que conspirar contra su patria desde tan temprana edad?"

El mismo 12 de junio, el rey mandó a Casale, en Italia, al señor de Castellan para que arrestase al Duque de Bouillon. Buscando huír, los soldados descubrieron al duque escondido en una granja de alfalfa. Se puede decir que fue un momento poco glorioso para ese orgulloso militar. El duque fue encarcelado en la lúgubre fortaleza de Pierre-Scize, en Lyon.

En cuanto al marqués de Fontrailles, éste había olido que las cosas se ponían feas mucho antes de que se descubriera el complot, y se había refugiado en el extranjero. Antes de partir, había hecho advertencias a Cinq-Mars y al duque de Orléans. El favorito no quiso oír sus consejos; estaba enamorado de la princesa María de Gonzaga y manifestaba la típica imprudencia de la juventud.

Las declaraciones del Duque de Orléans



No contento con los arrestos, el cardenal juzgaba de suma importancia someter a interrogatorio al Duque de Orléans. Usando de un estratagema, Luis XIII impidió que tomara éste el camino de la huída, invitándole a tomar el mando del ejército de Champaña. Sensible a ese gesto de confianza, Gastón de Orléans cayó en la trampa y permaneció dentro del país.

Mediante una segunda carta, el rey informaba a su hermano del arresto de Cinq-Mars, con pretexto de sus "insolencias". Gastón de Orléans escribió entonces una carta al cardenal de Richelieu:

"Primo mío, el Rey mi Señor me ha hecho el honor de escribirme cual ha sido finalmente el efecto del ingrato Monsieur le Grand (Cinq-Mars, llamado "Monsieur le Grand" por su cargo de Caballerizo Mayor del Reino). Es el hombre del Mundo más culpable de haberos decepcionado después de tantas bondades. Las gracias que recibía de Su Majestad me han hecho desconfiar de él y de todas sus actitudes. Asi es pues, primo mío, que conservo por Vos mi estima y mi amistad enteras."

Huelga hacer cualquier tipo de comentario al respecto.

El 28 de junio, Luis XIII y Richelieu debían reencontrarse en Tarascón para una primera entrevista tras muchos meses de separación. No fue sin duda un banal espectáculo que el de asistir al reencuentro de estos altos personajes del Estado, tan enfermo el uno como el otro, y estirados en dos camas puestas para este fin. Únicamente asistieron al evento los ministros Chavigny y Sublet de Noyers, fieles servidores del cardenal. Naturalmente, el cardenal comprendió que el rey había traicionado su confianza durante los últimos meses. Habló pues con firmeza y amargura.

A tres contra uno, el rey capituló y otorgó plenos poderes a su primer ministro para arreglar el proceso judicial de los conjurados y los asuntos militares del Rosellón. Era entonces indispensable que Gastón de Orléans admitiera su culpabilidad en el triste asunto.

Chavigny, enviado del cardenal, previno al hermano del rey que todo se sabía de su implicación y que nadie respondía de su cabeza para salvarla, al haber cometido semejante crimen contra el rey y el reino.

Aterrorizado, el duque de Orléans envió misivas al monarca y al cardenal, y también a su propio confesor el abad de La Rivière, para que testimoniara en su favor ante ellos. Luis XIII respondió que su clemencia dependía de si le explicaba todo cuanto había que saber sobre el asunto.

Mientras tanto, todas las personas comprometidas en el complot empezaron a hablar de buena gana dando asombrosos detalles de toda la operación. De este modo, Richelieu supo del intento fracasado de su asesinato a manos del marqués de Cinq-Mars y de sus amigos en Lyon.

Por su parte, Luis XIII se encontraba sometido a una presión psicológica organizada sutilmente por el Cardenal y destinada a inclinar la balanza real a su favor y en contra, obviamente, de Cinq-Mars. No se omitieron detalles, como la famosa respuesta del favorito cuando le preguntaron por la mala salud del rey durante el asedio de Perpiñán: -"¡Se retrasa!"

El proceso de los conjurados

Dada la presencia del Duque de Bouillon en Pierre-Scize y de Gastón de Orléans en Annecy, refugiado en las posesiones de su hermana Cristina, Duquesa Regente de Saboya, el Cardenal de Richelieu escogió la ciudad de Lyon para abrir allí el proceso judicial.

Se personó allí en barco, remontando por el río Ródano, llevando consigo y bajo escolta a François de Thou. Tras una tentativa frustrada de evadirse, el Marqués de Cinq-Mars fue transportado en carroza y rodeado por 600 guardias, desde Montpellier hasta la fortaleza de Pierre-Scize.

Los primeros interrogatorios no dieron resultados, ya que Cinq-Mars y De Thou se obstinaron a negarlo todo de forma sistemática.

Dado que el documento original del tratado había desaparecido, era indispensable que una copia fuese autentificada. A la espera del primer ministro, la comisión extraordinaria encargada del juicio y presidida por Pierre Séguier, canciller de Francia, se encontró con Gastón de Orléans en la localidad de Villefranche-sur-Saône el 29 de agosto de 1642.

Giulio Mazarini había obtenido la clemencia del rey para el Duque de Orléans y la restitución de sus posesiones en contrapartida del reconocimiento del tratado. Pero Gastón rehusó de forma categórica un careo con Cinq-Mars, lo que no le impidió revelar en veinte artículos todo lo que sabía y autentificar la copia del tratado. Añadió que fue solicitado por Cinq-Mars para unirse a los conspiradores y para colaborar en la caída del cardenal. Si el hermano del rey hacía, por norma, gala de gran arrojo y valentía en los campos de batalla, en ese momento mostraba una vez más su lamentable cobardía en los asuntos políticos.

Era entonces corriente, ver políticamente necesario, perdonar a los Príncipes de la Sangre, pero la actitud de Gastón de Orléans hacia los demás conjurados tuvo que herir sensiblemente a muchas conciencias:

"....y porque Monsieur estaba desgraciadamente envuelto en este asunto que los hizo perecer, hasta el punto que se ha creído que su sola confesión hecha ante el Señor Canciller fue la que más los inculpó, y que fue causa de sus muertes. El acomodamiento de Monsieur (Gastón de Orléans) se hizo, y volvió a París bajando a mis aposentos tan alegre y dicharachero como si los señores de Cinq-Mars y De Thou no se hubiesen quedado por el camino. Admito que no pude verle sin pensar en ellos, y que en mi alegría sentí que la suya me daba pena."

Así lo atestigua en sus "Memorias" la Duquesa de Montpensier, la mismísima hija de Gastón de Orléans que, en aquella época, contaba ya 15 años de edad.

El Duque de Bouillon tampoco demostró ser más valiente y olvidó su palabra dada. En su careo con el Marqués de Cinq-Mars, declaró desconocer todo acerca del famoso tratado y explicó que solo habría librado la plaza de Sedan al enemigo en el caso de que muriera el rey. Todo lo demás era responsabilidad del marqués. Para salvar su cabeza, el duque aceptó ceder la plaza de Sedan que su padre había heredado de su primera esposa, Charlotte de La Marck.

El golpe de gracia fue dado por el rey en persona el 6 de agosto. Escribió al canciller Séguier:

"... pues ese impostor y calumniador, el mayor que nunca hubo, no olvidó nada de todo lo que pudo hacer para disponerme contra mi Primo el Cardenal de Richelieu. Pero, cuando sobrepasó los límites hasta llegar al extremo de proponerme que me deshiciera de mi Primo, ofreciéndose para hacerlo, tuve en horror esos malos pensamientos y los odié, de manera que, al no encontrar mi apoyo para sus temibles planes, se puso en contacto con el Rey de España contra mi persona y mi Estado por desespero de no poder conseguir lo que deseaba."

Ese escrito fue arrancado del rey por el Conde de Chavigny y el Señor de Noyers. Pero, ¿qué tenía que esconder el escrupuloso Luis XIII para comportarse de tal manera? La suerte del Marqués de Cinq-Mars estaba echada, pero los cargos fallaban contra François de Thou.

Richelieu perseguía a De Thou con un odio mal comprendido por los historiadores. Haciendo gala de un encarnecimiento indigno de un gran ministro que hacía temblar Europa, usó de un miserable estratagema.

El 10 de septiembre, por medio del Barón de Laubardemont, hombre de confianza de Richelieu y miembro de la comisión, el cardenal hizo creer a Cinq-Mars que De Thou había confesado su total implicación en la trama. Si quería evitar la tortura y salvar la cabeza, tan solo tenía que firmar un documento confirmando así todo lo dicho por su amigo. Obviamente era una mentira, pero Henri de Coiffier de Ruzé d'Effiat, Marqués de Cinq-Mars, cayó de lleno en la trampa.

El 12 de septiembre, de buena mañana, el juicio celebró su comienzo con un careo entre François de Thou, sus "supuestas confesiones" y el Marqués de Cinq-Mars. El favorito, en un gesto que le honra, tomó entonces la defensa de su amigo, explicando que este último había hecho todo lo posible para disuadirle de llevar a cabo ese proyecto, cuando fue informado de la existencia del tratado con los españoles. Pero ya era demasiado tarde.

El hermoso e inconsciente Marqués Henri de Cinq-Mars fue condenado a la pena capital por unanimidad, y su amigo François de Thou por 12 votos contra 2. El cardenal acababa apenas de dejar la ciudad de Lyon cuando recibió la noticia en Lentilly. Al mismo tiempo, como una buena noticia nunca llega sola, Richelieu se enteraba que Perpiñán había capitulado el 9 de septiembre.

El final



El mismo día, a finales de la tarde, los condenados fueron llevados desde el palacio de Justicia hasta el lugar de su suplicio, en la plaza des Terreaux. Contrariamente a la costumbre observada para esas ocasiones, no fueron en un carro sino en carroza!

Cinq-Mars se sorprendió del trato del cual eran objeto, preguntándose por qué no les habían maniatado y llevados en un carro como les correspondía normalmente a los reos. Divertido, preguntó: -"¿Cómo señor, nos llevan en carroza?¿Es así como nos vamos al Paraíso?"

Un testigo apuntó en su diario que el marqués iba elegantemente vestido, llevando un traje en tela de Holanda, de color pardo y cubierto con pasamanería de encaje de oro ancho de dos dedos, y un sombrero de ala ancha negro.

El patíbulo tampoco era el esperado. En lugar del tradicional tronco tallado, se había puesto una columna de madera alta de 3 pies y encajada en el estrado. Los condenados debían abrazarse a ella, apoyando las rodillas en un pequeño banco. Este insólito patíbulo había sido reclamado por un ejecutor ocasional que reemplazaba al oficial de turno que estaba en cama al haberse quebrado una pierna.

El mismo testigo relata:

"...el ejecutor seguía la carroza a pie, era un hombre de edad avanzada, contrahecho, vestido como un mano de obra que asiste a los masones y que jamás había realizado ejecución alguna, aparte de manejar el hacha, de la cual tuvo que servirse ya que no había otro ejecutor, estando el de Lyon con la pierna rota..."

La carroza llegó en la plaza donde una considerable muchedumbre se agolpaba para asistir a la ejecución capital. Bajó primero el Marqués de Cinq-Mars del coche. Tres trompetas impusieron el silencio y se dió lectura de la condena. François de Thou quedó en la carroza.

Cinq-Mars subió dignamente las escaleras del estrado. Padeciendo los preparativos, recitó el "Salve Regina" con su confesor y rehusó que le vendasen los ojos. Arrodillado y abrazado a la columna, espetó al verdugo:

-"¿Y bien?¿a qué esperas?"


Lyon, Plaza des Terreaux, 12 de septiembre de 1642: el Marqués de Cinq-Mars y su amigo el Sr. de Thou son decapitados.

El hacha no cortó de buenas a primeras la cabeza del cuello. El espectáculo fue horrendo. El marqués, con la cabeza casi colgando, hizo ademán de levantarse. El verdugo tuvo que dar la vuelta alrededor de su víctima para cogerle por los cabellos y terminar su oficio. La cabeza rodó hasta los pies del patíbulo de donde fue lanzada al estrado por un testigo. Ese macabro incidente debía ser frecuente...

El cuerpo decapitado del marqués fue apartado, arrastrado hasta un rincón y cubierto por una lona. Le llegó el turno a François de Thou, quien subió sin vacilar las escaleras del patíbulo, perdonó y abrazó al ejecutor. Impresionado por la abundante sangre de su amigo, aceptó que le vendasen los ojos. Fue recitando el "In Manus Tuas" cuando el pobre De Thou recibió el primer golpe de hacha del verdugo en el cráneo. El ejecutor aficionado se mostró aún más torpe que antes y, bajo los silbidos de la muchedumbre, tuvo que rematarle de 4 golpes para decapitarle!

Siniestro eco de la Historia, esta ejecución respondía a la del Conde de Chalais, realizada en Nantes en 1626, y en la cual el verdugo, también novato, tuvo que rematar al condenado con más de una decena de golpes para cumplir con su cometido.

CONSECUENCIAS:



La noticia de la muerte del Marqués de Cinq-Mars hizo la vuelta del país y produjo una viva emoción. La impopularidad del cardenal de Richelieu llegó entonces a un nivel alarmante. Sin embargo, el cardenal aún no había acabado con sus enemigos. Exigió el despido de los capitanes comprometidos, y cuya presencia en el entorno del rey le inquietaba no sin razón. Muy reticente, Luis XIII se negó a ceder, sobre todo en el caso del Conde de Tréville al que tenía en muy alta consideración, confianza y estima. Finalmente tuvo que ceder...

La madre del marqués de Cinq-Mars, la Marquesa d'Effiat (viuda del mariscal), fue exiliada en Touraine. Su hermano fue privado de sus beneficios de abad y el castillo de Cinq-Mars fue arrasado hasta los cimientos.

Retrato de la Princesa Luisa María de Gonzaga de Nevers (1611-1667), hija del Duque Carlos III de Nevers y de Rethel -luego Duque Carlos I de Mantúa- y esposa del rey Ladislao IV de Polonia.


En cuanto a la princesa Luisa María de Gonzaga, Richelieu le hizo saber con perfidia, cuando ella reclamó los recuerdos y las cartas depositadas en la carta perteneciente a su enamorado, que se había encontrado tantas cartas y mechones de pelo de diferentes mujeres que era menester que enviase ella misma uno de sus propios mechones y una carta escrita por ella para distinguir cuales eran las suyas.

Luisa María de Gonzaga se consoló casando con el rey Ladislao IV de Polonia...

Siguiendo una estrategia habitual para deshacer las crisis, Richelieu presentó al rey su dimisión que, obviamente, Luis XIII rehusó aceptar. Entonces el cardenal se mostró exigente sobre la actitud a la cual debía conformarse entonces el monarca. Se puede decir que Richelieu chantajeó moralmente al rey divulgando cosas horribles supuestamente confesadas por el difunto marqués de Cinq-Mars, declaraciones que, por cierto, nunca fueron escritas por orden del Canciller Séguier.

Se puede afirmar que, a raíz de ese triste asunto, la inquebrantable confianza entre el rey y el cardenal se resquebrajó. El cambio se hizo notar sensiblemente en la correspondencia después del juicio de Lyon: los gestos y muestras de afecto desaparecieron.

El 4 de diciembre del mismo año de 1642, el cardenal de Richelieu falleció, casi tres meses después de la ejecución capital del marqués de Cinq-Mars, su antiguo protegido. La noticia hizo reguero de pólvora por toda Europa e inspiró al Papa Urbano VIII esa curiosa frase:

"Si hay un Dios, lo pagará! Pero si no hay Dios, menudo hombre!"

Luis XIII fallecería cinco meses después, el 14 de mayo de 1643, designando en su cama de moribundo a Ana de Austria como regente del reino de Francia (20 de abril), debidamente asesorada por un consejo formado por Gastón de Orléans, el Príncipe de Condé, el Cardenal de Mazarin, el Canciller Séguier, Bouthillier de Chavigny y el Conde de Chavigny (hijo del anterior).