El abate Terray, controlador-general de Finanzas (hoy sería ministro de Hacienda), era dueño de un gran loro que siempre estaba apostado sobre la barandilla de la escalera que llevaba a su despacho. El animal, siempre que veía a alguien, gritaba indistintamente: "¡Al ladrón!"
Un visitante, al sorprenderse por el grito del loro, exclamó:
-"¡Ah, este animal, como podemos ver, está acostumbrado a anunciar a su dueño!"
Anécdota de: Joseph Marie Terray, Señor de La Motte-Tilly, Abad de Molesmes y de Troarn (1715-1778), Controlador General de Finanzas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario