El rey Eduardo VII de Gran-Bretaña, que pasó por ser uno de los mejores monarcas ingleses y no solo por su imagen de bonachón, también tenía su carácter: muy temperamental, a veces entraba en violentos e incontrolables arranques de cólera.
Una noche en la que presidía una concurrida cena de gala en palacio, se manchó accidentalmente el pecho de su impoluta camisa de smoking al llevarse a la boca unas espinacas. Terriblemente enojado por haberse ensuciado y para sorpresa de todos los comensales, hundió repentinamente sus dos manos en el plato y se restregó rabiosamente todas las espinacas por todo el pecho.
Anécdota de: Eduardo VII, Rey de Gran-Bretaña e Irlanda, Emperador de la India (1841-1910).
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