Un buen día, mientras el décimo séptimo Conde de Oxford, Edward De Vere, se presentaba ante la reina Elizabeth I y le hacía la mejor de sus reverencias para saludarla, se le escapó, para desgracia suya, un sonoro pedo que provocó la general carcajada entre toda la asistencia. Sumamente humillado y avergonzado por ese accidente fisiológico, Lord Oxford abandonó inmediatamente la corte londinense e inició un viaje por Europa lo suficientemente largo para que le olvidasen a él y a su pedo.
Tras ese tiempo prudencial, Lord Oxford se decidió finalmente a regresar a Londres y presentarse en la corte para saludar a la reina. Elizabeth I le dio la bienvenida con una amplia sonrisa y esas palabras:
-"Milord, ya he olvidado el pedo."
Anécdota de: Edward De Vere, XVIIº Conde de Oxford (1550-1604).
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