Un día, el carruaje del rey Jorge II de Gran-Bretaña se detiene en una posada de un pequeño pueblo de provincias para comer algo. Al pedir un huevo duro, el posadero le reclama nada menos que 1 guinea. El rey sorprendido por semejante precio, no falta en decirle, mientras desembolsa la guinea:
-"¡Pues si que deben de ser escasos los huevos por aquí!"
Y el posadero, sonriéndole al tiempo que metía la moneda en su bolsillo, le aclaró:
-"Oh, no, Señor. Lo que escasea aqui son los reyes."
Anécdota de: Jorge II, Rey de Gran-Bretaña e Irlanda y Elector de Hannover (1683-1760).
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