LA ARROGANCIA CASTELLANA ARRUINA A ESPAÑA
La noticia
no trascendió al público español, gracias a las malas artes de los dueños de
los medios de comunicación nacionales, -que
adoptan el papel de auténtica guardia pretoriana del régimen del 78 difundiendo
mentiras y fomentando la incultura política entre los españoles-, pero al
otro lado de los Pirineos, ya todo el mundo ha leído el relato de la bochornosa
actitud de los representantes españoles en Bruselas que precedió el
levantamiento de veto contra Carles Puigdemont y Toni Comín en la sede
europarlamentaria, tras saberse la sentencia del TJUE a favor de Oriol
Junqueras y reconociendo su inmunidad con efecto retroactivo. De hecho, es la segunda noticia más leída.
El solo
hecho de leer el artículo del diario “Libération” titulado “Crise de nerfs Espagnole à Strasbourg / Ataque de nervios español en
Estrasburgo”, da vergüenza ajena. Pero, ¿qué tipo de gentuza se ha colado e
infiltrado en las instituciones europeas? Se pregunta legítimamente uno al leer
el relato. El diario parisino ha reconstruido minuciosamente la presión,
llevada al límite, que aplicaron los representantes de Madrid para evitar, in extremis, que tanto Puigdemont como
Comín fuesen acreditados como eurodiputados en el Europarlamento. Los hechos se
desencadenan cuando salta la noticia de la sentencia del tribunal de
Luxemburgo. El corresponsal francés del diario en Bruselas, explica que una
parte de la administración del Parlamento Europeo, infiltrada en demasía* por funcionarios
españoles a las órdenes de Madrid, igual que en la Comisión, exige que la
cuestión sea, de entrada, retrasada lo más que se pueda con el pretexto de ser
estudiada por el servicio jurídico (que ya había incurrido en irregularidades y
fraude contra los diputados catalanes bajo las órdenes del corrupto Tajani),
antes de adoptar una posición y aplicarse la sentencia. Hablando en plata, los
españoles pretendían groseramente bloquear de
facto y sine die la aplicación de la sentencia del TJUE. Ahora se explica
por qué el Parlamento y la Comisión, trufados de “agentes” españolísimos,
dieron su apoyo a España delante del TJUE. Pero la cosa se torció para los
intereses españoles, ya que se toparon con un nuevo presidente de la
Eurocámara, David Sassoli que, si bien es italiano como su infausto y
avergonzador predecesor, es partidario de acabar con las intromisiones y
arbitrariedades de los estados miembros. De hecho, la decisión del tribunal de
Luxemburgo ha sido una buena noticia para el Europarlamento, que así se libera
de las interferencias espurias y demás arbitrariedades como ese exigido
juramento a la constitución española que choca frontalmente y es incompatible
con el ordenamiento jurídico europeo. Y como la norma europea está por encima
de la española, la deja como lo que es y siempre ha sido: una disposición
ilegal e inaceptable, invalidada.
Es entonces
cuando la presidenta del grupo Socialista, la española Iratxe García, exige
reunirse con el presidente David Sassoli antes de que éste dé la noticia ante el Parlamento. Cuando ésta comprende que Sassoli no
cambiará de parecer y no cederá ante las presiones y las estrafalarias
exigencias españolas, Iratxe García pierde literalmente los papeles ante
Sassoli, espetándole a voz en grito “¡Tú
no puedes hacer esto a España!¿te das cuenta de lo que vas a hacer?”. Acto
seguido, viendo que ya no tiene nada que hacer, por impotencia y despecho, una
rabiosa Iratxe García echando espumarajos por la boca, lanza los dosieres a los
pies del presidente. Éste, impávido ante las violentas invectivas y malas
maneras de la española, no se doblega ante sus amenazas y comparece para dar la
noticia, advirtiendo a España que aplique la sentencia. El tono de Sassoli transpira enfado con España. La sentencia del TJUE
se respetará, se aplicará y reconocerá inmediatamente y de forma pública. Lo
que no cuenta el periodista es que, justo antes de que apareciera el presidente
Sassoli, Josep Borrell, cabreado como una mona, batió retirada por la puerta trasera: abandonó el hemiciclo visiblemente humillado, enfadado y despotricando (¡cómo no!) del presidente. Su "España Global" acababa de acusar una derrota en toda regla. La misma tarde, Sassoli otorgaba las
acreditaciones a Carles Puigdemont y a Toni Comín como eurodiputados.
Pero el
esperpéntico espectáculo de los representantes españoles no se para ahí. Acaban
cubriéndose de gloria intentando, de manera harto patética como infructuosa, impedir que los eurodiputados catalanes sean fotografiados por la
prensa dentro del hemiciclo del Parlamento Europeo y que luzcan sus distintivos. Fracasan estrepitosamente y
se consume entonces el naufragio español en aguas europeas. No hay mejor muestra del odio visceral e
irrefrenable de estos representantes españoles, que les lleva a perder las formas, sin caer en la cuenta que afean y hunden al país que representan. Otra cosa: la evidente falta de respeto de la representante española Iratxe García hacia el Presidente Sassoli, pone en relieve una concepción patrimonial de la UE que no se corresponde con la realidad.
¿De dónde
diablos sacaron a esta impresentable socialista? ¿Fue en la
Universidad de Valladolid dónde le enseñaron a comportarse así en los
despachos? ¿Como una mujer zafia, malencarada? Parece un Borrell con faldas,
porque no encuentro gran diferencia entre uno y otro personaje en su forma de
mal llevar las contrariedades. No saben qué quiere decir y en qué consiste el fair play. Ni hablemos de diplomacia.
Cuando se
hizo pública la sentencia del TJUE reconociendo la inmunidad de Junqueras desde
su elección, y de rebote la de Puigdemont y Comín, estallaron las castizas
cabezas de políticos, magistrados, policías, militares, tertulianos y periodistas españolísimos. Las
explosiones fueron en cascada. El efecto dominó hundió bajo el Tsunami catalán
la certeza de que España aún tenía la sartén por el mango en Bruselas. Pero el
trío corrupto formado por Tajani, Tusk y Juncker, debidamente comprados y
cebados por Madrid, fue barrido y sustituido por otro que ya está harto de la
arrogancia de los pedigüeños/corruptores mesetarios. La tortilla ha dado la
vuelta y la época de los paños calientes con Madrid ha pasado. La justicia
española se ha retratado solita al convertirse en un tribunal inquisidor, igual que sus cuerpos de seguridad salpicados
por el perjurio, la violencia gratuita y la sangre de sus víctimas torturadas, igual que
su clase política, su ejército, su prensa y su monarquía que dan protección y
alas al renacimiento fascista en España, gran enemigo de la Unión Europea y
apóstol de la autarquía franquista.
La ahora
llamada “doctrina Junqueras” ha sentado un precedente que ha torpedeado y hecho
añicos la línea de flotación del nacionalismo español. También ha supuesto una
cascada de hostias como panes para los endiosados y muy politizados jueces de
su Tribunal Supremo, de su fiscalía general y de su coro de enardecidos
hooligans desneuronados. Más que España, es Castilla, que pretende pertenecer
al club europeo pero sin doblegarse a sus reglas. Imponer las suyas si acaso. Solo quiere sus ventajas y
ninguna restricción a sus pretensiones**. Quiere ser europea más que nada para
“cortar el bacalao” y para figurar en el ajedrez de la unión como si fuera una
pieza importante (espejismos ambos), pero no está dispuesta a renunciar a su
esencia francocasposa que pretende
perpetuar los tiempos del NO-DO y al establishment
franquista. Segundas partes nunca fueron buenas, y más en el caso de la
prolongación de un régimen instaurado por un tirano y prolongado por sus hechuras de sangre real, ya impopulares representantes de una dinastía
de dudosa ascendencia. Atada y bien atada estuvo España, pero las
ataduras, como todo, se desgastan y acaban por romperse por ese afán de
tensarlas década tras década.
El TJUE les
ha abollado el orgullo de un mazazo. Ha reventado algunos eslabones de las
pesadas cadenas que amarran España al pasado. Son arrogantes, no pueden
evitarlo. Se comportan como niños consentidos y hasta ahora nadie les había
parado los pies. Por eso ahora se han vuelto unos furibundos anti-europeos de
la noche a la mañana. La “Doctrina Junqueras” ha humillado a toda la élite
filofranquista en su guerra sin cuartel ni honor contra los independentistas
catalanes. “Puta Europa” gritan ahora ultrajados políticos y periodistas
rebosantes de bilis. A buenas horas. Claman por un brexit a la española, un “Spexit” (que uno
se pregunta por qué no se dice Spainexit, en vez de utilizar el nombre de un
medicamento), porque no admiten haber perdido la batalla del Europarlamento, ni
admiten que el tribunal de Luxemburgo les diga a su Tribunal Supremo que ha
prevaricado, falseado, trampeado, que ha cometido atropello deliberado contra
los presos políticos catalanes, que han vulnerado los derechos políticos de sus
víctimas, que han violado la inmunidad europarlamentaria y encarcelado
arbitrariamente retorciendo leyes por motivos puramente políticos. Hay que
comprender cómo se deben de sentir cuando alguien les dice que su “consolidada
democracia” es más bien, en todo su conjunto, una guarrada que es necesario
coger con pinzas, que ya toca higienizarla, sanearla, limpiarla, reformarla,
mejorarla, europeizarla, porque pronto se lo sugerirán los hombres de negro
agitando su larga lista de deudas contraídas e impagables.
En cualquier caso, el Spexit nunca tendrá lugar y España no podrá independizarse de Europa por su cara bonita. España ya no pertenece a los españoles sencillamente porque sus gobernantes la han hipotecado repetidas veces, aparte de haberla saqueado hasta lo indecible. Debe el doble o el triple de lo que vale y no tiene con qué pagar si los catalanes la plantan. España es una empresa en quiebra que pronto entrará en suspensión de pagos. Tampoco es cierto que Madrid esté por delante de Catalunya en cuanto a producción de riqueza, eso es hacer trampas al solitario y se ha convertido en una malsana y fea costumbre en España: mentir y creerse sus propias mentiras. Y las mentiras tienen las patas muy cortas. No le auguro nada bueno en el futuro, eso si le queda algo de futuro como país.
Notas:
(*)_España sólo representa el 8% en la U.E., sin embargo el funcionariado español, que es abiertamente catalanófobo en Bruselas o en Estrasburgo, ha invadido las instituciones europeas doblando incomprensiblemente ese porcentaje (16%), lo que seguramente es criticado y mal visto por los demás estados miembros dada la inaudita e incomprensible sobrerrepresentación de España.
(**)_Hasta la fecha de diciembre de 2018, España es el estado miembro con más expedientes abiertos por infracciones en la UE: 97 en total. Pero la cifra ya se ha superado en 2019. Eso se debe a que España no aplica o aplica demasiado tarde y de mala gana las directivas europeas, cuando no las infringe. Esas infracciones conllevan multas millonarias que el gobierno español se guarda muy mucho de publicitar a ojos de sus conciudadanos.
Notas:
(*)_España sólo representa el 8% en la U.E., sin embargo el funcionariado español, que es abiertamente catalanófobo en Bruselas o en Estrasburgo, ha invadido las instituciones europeas doblando incomprensiblemente ese porcentaje (16%), lo que seguramente es criticado y mal visto por los demás estados miembros dada la inaudita e incomprensible sobrerrepresentación de España.
(**)_Hasta la fecha de diciembre de 2018, España es el estado miembro con más expedientes abiertos por infracciones en la UE: 97 en total. Pero la cifra ya se ha superado en 2019. Eso se debe a que España no aplica o aplica demasiado tarde y de mala gana las directivas europeas, cuando no las infringe. Esas infracciones conllevan multas millonarias que el gobierno español se guarda muy mucho de publicitar a ojos de sus conciudadanos.
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