"Salvada por las ballenas"
El 2 de febrero de 1852, se produjo el famoso atentado del cura Martín Merino contra la reina Isabel II de España (1830-1904), a la salida de la madrileña iglesia de Atocha.
La soberana de 22 años, reaparecía en público por vez primera ya recuperada de su tercer parto, en el que había dado a luz a la Infanta María-Isabel de Borbón (20 de diciembre de 1851) posteriormente conocida como "la Chata" y presunta heredera del trono; para agradecer el feliz acontecimiento, Isabel II acudió entonces a misa con nutrido séquito al templo de Nuestra Señora de Atocha. Fue a la salida del oficio religioso cuando un cura, haciendo el gesto de querer entregarle una carta, sacó un arma blanca y le asestó una puñalada aparentemente mortal de necesidad. La rápida reacción del séquito real evitó que el religioso le asestara una segunda, mientras la reina caía de espaldas por el impacto y la recién nacida era recogida y protegida por el coronel de Alabarderos Reales.
Por fortuna, y gracias a las ballenas de su apretado corsé, la hoja del cuchillo resbaló contra éstas infligiendo una herida sin importancia a Isabel II. Todo quedó en un susto. El cura, sin embargo, pagó caro su intentona: inmediatamente apresado, fue sumariamente enjuiciado y condenado a garrote vil para, después, ser quemado ya muerto en una pira y sus cenizas dispersadas a los cuatro vientos.
En esa época, la imagen de la reina sufría un desprestigio creciente por sus escándalos sexuales en parte (amén de los de su madre, la reina-regente Maria-Cristina de Borbón), y por otra por la dura represión política y la oposición del gobierno al librecambismo europeo. Sin embargo, Isabel II no fue el primer objetivo del cura regicida, sino que planeaba asesinar al General Ramón-María Narváez, ex Presidente del Consejo de Ministros, por el indigno fusilamiento de Martín Zurbano. El hecho de que el General Narváez se encontrase mejor protegido (desde que había sufrido un atentado en noviembre de 1843), llevó a Merino a atentar contra la reina, que andaba más desprotegida.
El 2 de febrero de 1852, se produjo el famoso atentado del cura Martín Merino contra la reina Isabel II de España (1830-1904), a la salida de la madrileña iglesia de Atocha.
La soberana de 22 años, reaparecía en público por vez primera ya recuperada de su tercer parto, en el que había dado a luz a la Infanta María-Isabel de Borbón (20 de diciembre de 1851) posteriormente conocida como "la Chata" y presunta heredera del trono; para agradecer el feliz acontecimiento, Isabel II acudió entonces a misa con nutrido séquito al templo de Nuestra Señora de Atocha. Fue a la salida del oficio religioso cuando un cura, haciendo el gesto de querer entregarle una carta, sacó un arma blanca y le asestó una puñalada aparentemente mortal de necesidad. La rápida reacción del séquito real evitó que el religioso le asestara una segunda, mientras la reina caía de espaldas por el impacto y la recién nacida era recogida y protegida por el coronel de Alabarderos Reales.
Por fortuna, y gracias a las ballenas de su apretado corsé, la hoja del cuchillo resbaló contra éstas infligiendo una herida sin importancia a Isabel II. Todo quedó en un susto. El cura, sin embargo, pagó caro su intentona: inmediatamente apresado, fue sumariamente enjuiciado y condenado a garrote vil para, después, ser quemado ya muerto en una pira y sus cenizas dispersadas a los cuatro vientos.
Retrato de Isabel II de Borbón y Borbón-Dos-Sicilias, Reina de España (1830-1904).
En esa época, la imagen de la reina sufría un desprestigio creciente por sus escándalos sexuales en parte (amén de los de su madre, la reina-regente Maria-Cristina de Borbón), y por otra por la dura represión política y la oposición del gobierno al librecambismo europeo. Sin embargo, Isabel II no fue el primer objetivo del cura regicida, sino que planeaba asesinar al General Ramón-María Narváez, ex Presidente del Consejo de Ministros, por el indigno fusilamiento de Martín Zurbano. El hecho de que el General Narváez se encontrase mejor protegido (desde que había sufrido un atentado en noviembre de 1843), llevó a Merino a atentar contra la reina, que andaba más desprotegida.
Retrato del General Ramón María Narváez Campos, 1er Duque de Valencia, G.E. (1800-1868).
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