FELIPE VI LA LÍA EN SU 1ª DECISIÓN POLÍTICA
COMO REY
Difícil contentar a todos pero aún más molestar a tantos. Los nuevos asesores de Zarzuela sustituyeron a los corruptos que rodeaban a su padre como con el cetro de todos los desmanes por bandera, pero no parecen haber estado muy atinados en su primera actuación. Si a Rafael Spottorno, jefe de gabinete del todavía rey Juan Carlos (tiene sueldo público para ejercer como tal), le piden 2 años de cárcel e inhabilitación por robar 235.000 euros con las tarjetas “black” de Caja Madrid (se niega a devolver más de 11.953) o a Javier Ayuso, hoy periodista-jefe en “El País” lo acusa el comisario Villarejo de corrupción, ahora es Jaime Alfonsín, jefe de la Casa de Felipe de Borbón, quien debería quedar inhabilitado por su torpeza. Aún mayor teniendo a su lado como jefe de Comunicación a un ex corresponsal parlamentario como Jordi Gutiérrez, tan ligado a Cataluña. Felipe VI no recibe a las autoridades democráticas catalanas y obviamente ERC se ha sentido ofendida por la inusual discriminación regia. Ha relegado a Albert Rivera (Ciudadanos) a la audiencia del jueves 21 con los partidos minoritarios, lo que ha generado cierto malestar en la formación naranja. Ha provocado escisiones artificiales en PP y PSOE y se ha guiado por las premuras al dividir a Podemos en cuatro grupos sin esperar la resolución de la Mesa del Congreso. Con todo ello, ha fragmentado en hasta 15 partidos lo que las urnas solo dejaron en 10. ¿Cabe mayor desatino en un acto que hasta ahora era meramente protocolario pero que quizás al ser el primero de la legislatura con cierto calado político es observado con lupa y a pesar de ello es relativamente fácil de superar?
Quizás llevado de un bondadoso afán pluralista tan acorde con los nuevos tiempos, Felipe VI ha “cuarteado” a todas las fuerzas parlamentarias. Así, ha ignorado que esta vez la navarra UPN se presentaba en coalición con el PP y le ha dado audiencia por sí sola. De esta forma, el presidente del partido, Javier Esparza, se ha apresurado a afirmar que será él y no ninguno de sus tres diputados, quien irá a la cita, quebrando a su vez otra tradición parlamentaria (solo van a Zarzuela los parlamentarios electos). El error se debe a que Felipe VI ha sido quien ha dado la opción a los partidos de elegir a su interlocutor, algo que antes se hacía mediante la tácita indicación de que al menos fueran diputados. Lo mismo ha ocurrido con Foro Asturias, el partido del inefable Alvarez Cascos, que iba coaligado con el PP, por lo que no sería extraño ver al célebre dinosaurio popular paseándose de nuevo por el Pardo. Felipe VI no ha citado sin embargo a Pedro Gómez de la Serna, diputado encuadrado en el Grupo Mixto tras su baja del PP, otra discriminación incomprensible ya que podría representar perfectamente a los corruptos expulsados de su partido y arengar desde ahí a los que todavía están dentro.
Pero no solo el Grupo Popular está algo molesto con Felipe VI por haberle birlado 5 diputados de golpe. A los socialistas les ha hecho lo mismo: Nueva Canarias iba coaligada con el PSOE (como los socialistas catalanes, vascos o gallegos) pero se ha encontrado con que Felipe VI también les cita por separado en la Zarzuela. Coalición Canaria, en cambio, sí era acreedora a ese derecho porque se presentaba en solitario. Sin duda la similitud de siglas contribuyó al trabalenguas y al lío posterior. En Podemos tampoco se explican el prematuro fraccionamiento regio, toda vez que la Mesa del Congreso decide el miércoles que según el actual reglamento (que puede modificarse por mayoría absoluta) los grupos del Congreso que no hayan competido electoralmente no pueden constituirse en grupos propios. El transfuguismo bochornoso y el flagrante fraude de ley en los que incurrieron IU, PNV y Coalición Canaria durante la hégira del bipartidismo –como moneda de cambio de apoyos al Ejecutivo– sí está permitido en el Senado por tratarse de una cámara que, aunque inoperante, superflua y derrochadora, es territorial. Si Felipe VI hubiera esperado al miércoles, podría haber pactado directamente con Pablo Iglesias una audiencia múltiple con los 4 portavoces y no esta evitable escisión, como ha hecho también con PP y PSOE.
Hay más agraviados con las audiencias reales, que suelen ser meramente protocolarias pero que Felipe VI ha estado a punto de convertir en un problema de Estado, quizás debido a su impericia guiada de buenas intenciones pluralistas: se niega a recibir al presidente electo de Cataluña y a la presidenta de la cámara autonómica. ¿Por qué? ¿A qué esta inquina si recibe sin problemas a la representante de EH-Bildu? Los efectos del “marianismo”, que tantos destrozos han causado a la unidad territorial española, nunca debieron traspasarse a la Zarzuela. El rey, que constitucionalmente no vota, jamás debe “preseleccionar” a sus interlocutores elegidos por las urnas, sean estos nazis, comunistas, nacionalistas, independentistas, animalistas o taurinos. Peligroso precedente que debe rectificar lo antes posible y que abona el sedimento antimonárquico que ya crece por sí solo y a sus anchas sin necesidad de autoayudas. Por otra parte, esta justificada autoexclusión de ERC solo le pone alfombra roja a otra “estrella” mediática que aterriza en las Cortes y que ha sido eclipsada por la potente irrupción de los diputados de Podemos: el nuevo portavoz Gabriel Rufián: republicano, parado, 33 años, hecho a sí mismo, que asegura que el único rey que le manda es su hijo pequeño.
Y el último de los perjudicados: Albert Rivera. ¿Pero qué le ha hecho el aseado y educado líder de Ciudadanos a Felipe VI para que lo relegue a la audiencia del jueves y no lo haya concentrado el viernes junto a Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Mariano Rajoy? Cuando todos los analistas políticos nacionales e internacionales coinciden que esta nueva España se dibuja a cuatro y las urnas así lo han refrendado; cuando los debates seguidos más masivamente en las televisiones así lo han certificado; cuando Rivera jamás ha dicho una palabra más alta que otra sobre la elección no directa del Jefe del Estado –y parte de sus bases sumamente racionales, intelectuales y formadas, callan pero no comulgan con ruedas de molino–… también ha sido objeto del desaire “felipista”. ¿Tanto costaba haber trabajado ese día en Zarzuela mañana y tarde –como la privilegiada minoría de los españoles que lo hacen todos los días, salvo los funcionarios– agrupando en la sesión matutina a Rivera e Iglesias y en la vespertina a Sánchez y Rajoy? No cayeron en esto los bien remunerados asesores regios, siempre más pendientes del buen apetito propio y de los faisanes, gatos y reses que campan a sus anchas por sus palacios, pagados con el erario público y a los que convendría que fuesen pensando en renunciar. Al menos hasta que España salga de la crisis y proporcione trabajo a todos sus ciudadanos.
in www.espiaenelcongreso.com
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