En 1695, la linajuda Condesa de Grignan, hija de la célebre Marquesa de Sévigné, casaba a su primogénito, Louis-Provence de Castellane d'Adhémar de Monteil, Marqués de Grignan, con la hija de un intendente de provincias, de nobleza de nuevo cuño pero muy rico: Anne-Marguerite de Saint-Amand. Como en otras grandes familias de la aristocracia de entonces, se trataba de un matrimonio por interés puramente económico entre el heredero de un nobilísimo pero arruinado linaje y una hija de la alta burguesía recientemente incorporada a esa nueva nobleza gracias a su dinero.
Para disculparse ante la alta sociedad de semejante alianza desigual, dado que los Grignan eran de muy rancio abolengo, y según el testimonio del Duque de Saint-Simon, la condesa presentó entonces ante sus conocidos a su insignificante nuera de abultada dote del siguiente modo:
-"Verán ustedes: hace falta estiércol sobre las mejores tierras."
Anécdota de: Françoise-Marguerite de Sévigné, Condesa de Grignan (1648-1705).
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