La Princesa Cristina de Dinamarca, Duquesa Viuda de Milán y luego Duquesa Viuda de Lorena, pasaba por ser una más que notable candidata a casarse con alguna testa coronada europea. No solo era bella, también poseía una inmejorable educación y una fortuna en rentas. Enrique VIII de Inglaterra, que ya andaba por su tercera liquidación matrimonial, sintió gran interés por la joven viuda y mandó a su embajador para tantear el terreno. Por desgracia para él, Enrique VIII ya tenía muy mala fama como marido y todas las princesas rehuían sus propuestas matrimoniales. La Duquesa Viuda de Lorena no fue la excepción. Al enviado inglés, Cristina dejó caer sarcásticamente un "No" rotundo:
-"Decid a Su Majestad que si tuviera una cabeza más en mi cuerpo, con sumo gusto la pondría a su servicio."
Anécdota de: Cristina de Dinamarca, Duquesa Vda. de Lorena (1521-1590).
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