ENRIQUE IV "EL GRANDE"
REY DE FRANCIA & DE NAVARRA
1553 - 1610
FICHA TÉCNICA:
Nacido el 14 de diciembre de 1553, en el Castillo Real de Pau, Navarra.
Hijo de: Antonio, Duque de Borbón y de Vendôme, y de Juana III de Albret, Reina de Navarra.
Declarado y jurado Príncipe de Viana (Heredero del Trono Navarro), en 1555.
Proclamado Rey de Navarra en 1572, como Enrique III de Navarra.
Casado con:
1º/-Margarita de Valois, Princesa Real e Infanta de Francia, hija del rey Enrique II de Francia y de Catalina de Médicis, Princesa de Urbino.
2º/-María de Médicis, Princesa Gran-Ducal de Toscana, hija del Gran-Duque Francisco I de Toscana y de la Archiduquesa Juana de Austria.
Hijos habidos del 2º matrimonio:
-Luis, Delfín de Francia y Príncipe de Viana, 1601-1643 (futuro Luis XIII).
-Elisabeth de Francia, Reina de las Españas, 1602-1644.
-Cristina de Francia, Duquesa de Saboya, 1604-1663.
-Enriqueta-María de Francia, Reina de Inglaterra, Escocia e Irlanda, 1605-1669.
-Nicolás de Francia, Duque de Orléans, 1607-1611.
-Gastón Juan-Bautista de Francia, Duque de Anjou, Duque de Orléans, 1608-1660.
Hijos naturales habidos: 9
con Gabrielle d'Estrées, Marquesa de Montceaux y Duquesa de Beaufort:
-César de Borbón, Duque de Vendôme y de Beaufort, 1594-1665.
-Catalina-Enriqueta de Borbón, 1596-1663.
-Alejandro de Borbón, Caballero de Vendôme, 1598-1629.
con Catherine-Henriette de Balzac d'Entragues, Marquesa de Verneuil:
-1 hijo, 1600.
-Enrique de Borbón, Obispo de Metz, Duque de Verneuil, 1601-1682.
-Gabriela-Angélica de Borbón, 1603-1627.
con Jacqueline de Bueil, Condesa de Moret:
-Antonio de Borbón, Conde de Moret, 1607-1632.
con Charlotte des Essarts:
-Juana-Bautista de Borbón, Abadesa de Fontevrault, 1608-1670.
-María-Enriqueta de Borbón, Abadesa de Chelles, 1608-1629.
Designado Heredero del Trono de Francia en 1584, por su primo y cuñado el rey Enrique III de Francia.
Proclamado Rey de Francia en 1589.
Coronado el 27 de febrero de 1594, en la Catedral de Chartres.
Asesinado el 14 de mayo de 1610, en París.
Si Enrique IV de Borbón, rey de Francia y de Navarra, se queda en la historia enmarcado entre la famosa gallina a la olla (poule au pot) y el penacho blanco, es porque tiene una dimensión particularmente importante, a imagen y semejanza de Carlomagno: como él, se le conoce como un conquistador primero y un civilizador después.
Conquistador de su propio reino, Enrique de Navarra se convierte, a la muerte de Enrique III, en rey legítimo de Francia. Ya a la muerte del último hijo de Enrique II y de Catalina de Médicis, Francisco-Hércules, duque de Alençon y de Anjou, en 1584, Enrique III de Borbón, rey de Navarra, se convierte en pretendiente lejano y directo por descender de San Luis IX de Francia. Pero, siendo hijo del duque Antonio de Borbón y de Juana III de Albret, reina de Navarra, figura como príncipe protestante y jefe del partido hugonote. En 1585, Enrique III de Francia le deshereda de la sucesión real francesa por esa razón. En 1589, vuelve sobre su decisión y contrae una alianza con él para asediar París, en manos de la Liga Católica y capitaneada por los duques de Guisa. En el momento de fallecer, Enrique III le vuelve a designar como su legítimo sucesor en el trono, a condición que renuncie a la fe protestante. Pero el nuevo rey Enrique IV no renuncia por ello, y en un principio, al calvinismo y a su alianza con la reina Elizabeth I de Inglaterra, lo que parece intolerable a la mayoría de los franceses. Y, como Enrique IV rehúsa por segunda vez en abjurar del calvinismo, la guerra es retomada entre católicos y hugonotes. El monarca, curtido batallador, cosecha brillantes victorias derrotando las tropas del duque de Mayenne y del rey Felipe II de España a cuyo mando está Alejandro Farnesio, duque de Parma, venido en ayuda de la Liga Católica. Los éxitos se suceden en Arques en septiembre de 1589, en Ivry en marzo de 1590 y en Chartres en el mes de abril del mismo año. Aprovechando la ventaja, Enrique IV asedia nuevamente la capital de su reino.
Se sabe que el rey, sensible a la miseria de los parisienses, autoriza a las mujeres y niños a salir de la ciudad, y el envío de convoyes para alimentar a los que se quedan tras las murallas. Pero París no cae: no se rendirá hasta que Enrique IV abrace de nuevo la fe católica. Solo si da el paso, la capital abrirá sus puertas al monarca.
Sobre el insistente consejo de su gran compañero de armas y amigo, Maximilien de Béthune, barón de Rosny (futuro 1er duque de Sully), Enrique IV cede para instruirse en la fe católica y reincorporarse en el seno de la Iglesia Romana. De este modo, prepara su conversión para tumbar el único obstáculo que le impide ser coronado rey. Ya que la catedral de Reims está en manos de los Guisa, Enrique elige la catedral de Chartres para la ceremonia de su consagración, siete meses después de su solemne abjuración en la real abadía de Saint-Denis (necrópolis de los reyes de Francia), realizada el 25 de julio de 1593.
Por fin ungido con los santos óleos, consagrado y coronado rey con el fastuoso boato y ceremonial que son propios de este evento, París abre sus puertas a Enrique IV quien entra triunfalmente en ella, para mayor desconcierto de los españoles.
Fuerte del apoyo militar de Inglaterra y de las Provincias-Unidas, Enrique IV concluye la guerra contra España mediante el Tratado de Paz de Vervins, el 2 de mayo de 1598: España debe restituir a Francia todas las plazas ocupadas.
Tras asegurar la paz con el exterior, el rey favorece la paz interna mediante el Edicto de Nantes: los protestantes franceses obtienen la libertad de conciencia y se benefician de la igualdad de derechos civiles, como cualquier súbdito católico. Para el culto, las mismas libertades son concedidas, excepto en París.
Tras nueve años de combates, Enrique IV se encuentra con la inmensa tarea de reconstruir un reino desangrado por décadas de guerra civil y religiosa. Los doce últimos años de su reinado se dedican exclusivamente a la reconstrucción del país con eficaces medidas para devolver la vitalidad al comercio, a la economía, al cultivo y a la cultura nacionales. El duque de Sully, superintendente de las Finanzas y virtuoso del ahorro, pone en marcha una eficaz fiscalidad y una titanesca reconstrucción de puentes y caminos, dotando el país de una modernísima red de carreteras, de puertos y de plazas fuertes. Su mayor logro será dejar el Tesoro Real rebosante de oro: cuando abandona su cargo, deja una Hacienda Real muy solvente, con superávit y enormes recursos.
Retrato de Maximilien de Béthune, 1er Duque de Sully (1559-1641).
Laffemas, nombrado controlador general del Comercio y de las Manufacturas de Francia, establece varias fábricas en Lyon, Tours, Paris, en las provincias del Poitou y de Béarn; se exportan sedas, tapicerías y pieles. Se cimentan las bases de una industria francesa que alcanzará su cénit con el reinado de Luis XIV, nieto de Enrique IV.
Siendo la paz y la autoridad real restablecidas, la prosperidad económica florece de nuevo. El rey alienta a la nobleza rural, fundamentalmente protestante, para dar empuje a la agricultura, y se procede a la desecación de las insalubres marismas de la Saintonge para ganar tierras de cultivo. Las provincias, víctimas de la anarquía de la guerra civil, vuelven a su dinamismo de antaño. El rey funda el Colegio de La Flèche, que confía a los Jesuitas, y moderniza la capital francesa con un nuevo plan urbanístico: en 1603 inaugura el Pont-Neuf (Puente Nuevo) que une las dos orillas del Sena. Hace edificar la inmensa galería del Louvre, uniendo el Palacio del Louvre con el Palacio de Las Tulerías sobre el muelle derecho del Sena, la Plaza Real (actual Plaza de los Vosgos), la Plaza Dauphine y renueva la Isla de la Cité. Funda el Hospital de San Luis, proyecto que había sido del rey Francisco I pero que nunca se llevó a cabo. Y, para reactivar el comercio interno, procede a la construcción del canal de Briare, que une el Sena con el Loira.
De los puertos franceses y de sus atarazanas, salen nuevos y flamantes navíos, y las expediciones de Samuel de Champlain para iniciar la exploración del Valle de San Lorenzo, en Canadá. Champlain fundará la ciudad de Québec, como primer enclave de la colonia francesa en el Nuevo Mundo.
A partir de 1599, queriendo asegurar su descendencia, Enrique IV solicita al Papa la anulación de su matrimonio con su prima la estéril y casquivana Margarita de Francia (hermana de los últimos reyes de la Casa de Valois, Francisco II, Carlos IX y Enrique III), popularmente conocida como "la reina Margot".
Retrato de María de Médicis, Reina de Francia y de Navarra (1573-1642).
Tras el lamentable episodio con su favorita Gabrielle d'Estrées, con la que amenazaba casarse y convertirla en reina, Enrique IV contrae matrimonio con la princesa de Toscana, María de Médicis, en 1600. Ésta, le dará seis hijos y un sucesor, el futuro rey Luis XIII, nacido en 1601.
El mismo año de 1600, Enrique IV firma la paz con el duque de Saboya mediante la Paz de Lyon: Francia se hace con la Bresse, el Bugey, Valromey y Gex, territorios que protegen la región activa de Lyon y aseguran el paso de los regimientos Suizos a Francia. Y aunque el reinado de Enrique se beneficia de las divisiones entre potencias europeas, queda pendiente la amenaza de la alianza entre los Habsburgo de Madrid y de Viena. Por ello, Enrique IV sostendrá a los protestantes de las Provincias Unidas (Países-Bajos), sublevados contra el dominio español. También por ese motivo interviene directamente en la crisis de sucesión del ducado de Juliers, para impedir la expansión del Sacro Santo Imperio, como hicieron sus predecesores Francisco I y Enrique II.
Pero esas luchas contra las potencias católicas despiertan hostiles sospechas entre los antiguos miembros de la Liga Católica Francesa.
El 13 de mayo de 1610, habiendo hecho coronar en la abadía de Saint-Denis a su esposa María de Médicis, a la cual confía la regencia del reino en su ausencia, Enrique IV inicia los preparativos para ir a la guerra. El 14 de mayo, queriendo visitar a su viejo amigo el duque de Sully en su domicilio, es víctima de las puñaladas de Ravaillac en plena calle. Trasladado urgentemente al Palacio del Louvre, de donde había salido la misma mañana, fallece poco después.
hoy, 18 de Noviembre, han cambiado los nombres, pero la realidad es la misma, corrupción, guerra, intereses creados, y ¿quien sigue sufriendo las consecuencias de todo eso? el pueblo, siempre la misma victima.
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