Un buen día, Monseñor Philippe Cospéan -o Cospéau-, Obispo-Conde de Lisieux, ordenó obispo a otro joven religioso que, a decir de los testigos, no era en absoluto agraciado. Éste, al finalizar la ceremonia de consagración, quiso agradecerle con efusividad el gesto y vio contestarse:
-"¡Por Dios!¡Soy yo quien debería dároslas a vos, pues antes de haceros obispo, yo era el obispo más feo de toda Francia!"
Anécdota de: Philippe Cospéan o Cospéau, Obispo-Conde de Lisieux (1571-1646).
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