"Más alto que grande"El zar Pedro Alekseievich Romanov, más conocido como Pedro I "el Grande" (1672-1725), Emperador de Todas las Rusias, no llevó el título de "grande" precisamente por su victoria sobre el rey Carlos XII de Suecia en Poltava, firmando así la defunción de la hegemonía sueca en el Báltico, sino por su impresionante estatura: medía nada menos que 2,4 metros. Sin embargo, ese físico tan inusual para sus súbditos rusos, ponía de relieve peculiaridades anatómicas que no le favorecían mucho al considerar el conjunto. Aunque el rostro tenía cierta belleza viril, su cabeza parecía diminuta en proporción al torso, imponente, dotado de anchas espaldas y poderosos brazos, soportado por piernas demasiado delgadas y pies más estrechos de lo que se podría esperar, lo que le daba el aspecto de una gigantesca y desproporcionada marioneta.
A ese aspecto bizarro, se unían sus convulsiones faciales: tics nerviosos y muecas incontrolables, que hacían que sus ojos guiñaran sin cesar, frunciendo al mismo tiempo la boca y la nariz, moviendo la mandíbula y echando la cabeza hacia la derecha.
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