EL LIMÓN: un cítrico imprescindible
El limón o la lima, ya conocida en la Persia antigua y llamado limu, debió su introducción en Europa gracias a las conquistas de Alejandro Magno en Oriente Medio, Africa del Norte y Asia. Desde Oriente Medio hasta la India y China, el cítrico ya era apreciado por sus virtudes medicinales y como ingrediente culinario. Los médicos griegos y romanos, que apreciaban sus ventajas, utilizaban los limones para confeccionar sus remedios medicinales.
Con las invasiones de las tribus bárbaras del Norte y la caída del Imperio Romano en el siglo III, el cultivo del limón en la Europa meridional fue abandonado, sus plantaciones arrasadas. Hubo que esperar hasta las Cruzadas del siglo XII para que los caballeros, regresados de Tierra Santa, trajeran consigo el cítrico y volviera a ser cultivado. Por otro lado, gracias a las invasiones de las penínsulas ibérica e itálica por parte de los árabes, en el siglo X, los limoneros fueron nuevamente traídos, implantados y cultivados en el Sur del Continente Europeo.
Considerado un fruto exótico en la Europa del Norte desde la época renacentista, el limón solo se encontraba en las mesas de reyes y aristócratas dado su elevado precio.
Con el auge de la navegación tras el "descubrimiento" del Continente Americano, el limón se convirtió en la fruta imprescindible de los marineros para combatir el escorbuto en sus largas travesías, y se implantó en América gracias a los colonos hispano-lusos.
Hoy en día, el limón es muy apreciado por su utilidad en el ámbito culinario y sus virtudes medicinales, ya que es eficaz para combatir más de 150 enfermedades distintas.
El limón o la lima, ya conocida en la Persia antigua y llamado limu, debió su introducción en Europa gracias a las conquistas de Alejandro Magno en Oriente Medio, Africa del Norte y Asia. Desde Oriente Medio hasta la India y China, el cítrico ya era apreciado por sus virtudes medicinales y como ingrediente culinario. Los médicos griegos y romanos, que apreciaban sus ventajas, utilizaban los limones para confeccionar sus remedios medicinales.
Con las invasiones de las tribus bárbaras del Norte y la caída del Imperio Romano en el siglo III, el cultivo del limón en la Europa meridional fue abandonado, sus plantaciones arrasadas. Hubo que esperar hasta las Cruzadas del siglo XII para que los caballeros, regresados de Tierra Santa, trajeran consigo el cítrico y volviera a ser cultivado. Por otro lado, gracias a las invasiones de las penínsulas ibérica e itálica por parte de los árabes, en el siglo X, los limoneros fueron nuevamente traídos, implantados y cultivados en el Sur del Continente Europeo.
Considerado un fruto exótico en la Europa del Norte desde la época renacentista, el limón solo se encontraba en las mesas de reyes y aristócratas dado su elevado precio.
Con el auge de la navegación tras el "descubrimiento" del Continente Americano, el limón se convirtió en la fruta imprescindible de los marineros para combatir el escorbuto en sus largas travesías, y se implantó en América gracias a los colonos hispano-lusos.
Hoy en día, el limón es muy apreciado por su utilidad en el ámbito culinario y sus virtudes medicinales, ya que es eficaz para combatir más de 150 enfermedades distintas.
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