Cuando en 1887 se probó con éxito la primera silla eléctrica, los fabricantes del siniestro invento recibieron el encargo de tres sillas de parte del Negus Menelik II, emperador de Abisinia (actual Etiopía) que, por aquella época, intentaba modernizar su país. El enfado del emperador fue monumental cuando, una vez llegadas las 3 sillas eléctricas, se encontraron con que no tenían dónde enchufarlas... Y es que los asesores imperiales se olvidaron de indicar al monarca que, para que funcionaran, primero era menester disponer de energía eléctrica, fuente de la cual carecía entonces su primitivo imperio.
Dado que las 3 sillas no podían servir para el fin con que habían sido encargadas, Menelik II las convirtió en 3 tronos imperiales para su uso personal.
anécdota de: Menelik II, Emperador de Abisinia o Etiopía (1844-1913).
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