lunes, 18 de junio de 2012

ENIGMA VAMPÍRICO -I-



Un clérigo, Eugenius Van Rechem (1858-1943), segundo del Obispo de Gante en la Iglesia de San Bavón, fue un teólogo de renombre que creó una orden femenina llamada "Hermanas de María", y el guardián del célebre cuadro de los hermanos Van Eyck, "El Cordero Místico" y de las otras reliquias y tesoros de la catedral de Gante, entre las cuales se cuenta con la pretendida "Cabeza de San Juan Bautista" que fue ofrecida a Salomé.



Gran erudito, consagró buena parte de su existencia a estudiar los orígenes del cristianismo, y sus relaciones con los ritos paganos de los cuales la cristiandad hacía más que tomar prestados algunos de sus elementos. Se centró también sobre muy antiguas profecías de carácter bíblico, así como sobre la leyenda medieval de los Reyes-Pescadores. Y sobre la historia de los Cátaros, Templarios y de su misión en Tierra Santa. Incluso se interesó por la herejía espiritista, pues algunas técnicas en vigor no estaban exentas de utilidad.

Un día de 1914, recibió en confesión a uno de sus amigos, que ya conocimos en el anterior artículo titulado "¿Vampiros?" de este foro de Historia, y que fue rebautizado con un nombre falso: el extraño Señor Pieter Schlemihl...

Recordemos que Schlemihl era un médico de Gante, especialista de la sangre, protagonista de una asombrosa peripecia relatada en "¿Vampiros?" . Pues bien, este extraño caballero le confió el relato de su aventura que le había llevado hasta los confines de Hungría, y de las consecuencias que le habían acarreado. Incrédulo al principio, Van Rechem se hizo entregar todas las pruebas que autentificasen su historia y habían provocado su condenación eterna. Éstas consistían en una maleta y los rollos de cera que contenían las grabaciones del testimonio del cazador de vampiros.



Lentamente, su visión del cristianismo cambió, acompañada de un cierto malestar, y particularmente cuando entró en contacto con el arqueólogo que, el primero, había descubierto la tumba panoniana. Hablamos, evidentemente, de la Panonia Romana.

El citado arqueólogo andaba en la búsqueda de la tumba de un personaje bíblico importante, y cuya existencia se había terminado en los confines del Imperio Romano en el siglo I de nuestra Era. La tumba en cuestión era la de Poncio Pilatos, el procurador romano que hizo condenar a Cristo a la crucifixión.

Según un texto apócrifo llamado "Mors Pilati", citado por el historiador cristiano Eusebio (siglo IV d.C.), habría sido exiliado a la actual ciudad de Viena (Austria), donde se habría suicidado. Viena entonces se llamaba Vindobona, en la época romana.



Tras el descubrimiento de lo que parecían ser las ruinas de la mítica ciudad de Troya, por el multimillonario Schliemann, pocos años antes, algunos arqueólogos aficionados no dudaron en fiarse de las leyendas para llevar a cabo sus búsquedas arqueológicas.

Recreación virtual de la antigua ciudad romana de Vindobona, en el s. I d.C.


Tras haber llevado a cabo infructuosas búsquedas cerca de la ciudad francesa de Vienne, en el Delfinado, en el Lago Pilate, y en Suiza, en el monte del mismo nombre en cuya cúspide se encuentra igualmente un lago, acaba por llegar a Austria y Hungría, entre las ciudades de Viena y de Budapest. En el curso de las pesquisas, descubrió, en una zona de 60 km alrededor de un punto concreto, todos los cuerpos enterrados en tumbas datadas del siglo XIV hasta el XVIII, y que llevaban un crucifijo sobre la frente o sobre el pecho. Como si una superstición local quisiera protegerles de algo o de alguien. Algunos esqueletos tenían, además, una moneda puesta entre los dientes para impedirles que masticasen, cuenta la leyenda....



Y al centro, casi geométrico, de ese círculo yacía una tumba romana panoniana aislada de las demás, fechada entre el siglo I o II de nuestra Era. De ésta proceden los objetos, mandíbula y osamentas, que persuaden más tarde al médico el iniciar su búsqueda del vampiro.

Gobernador de Judea, Pilatos habría recibido su nominación gracias a los orígenes "imperiales" de su esposa, Claudia Procula (hija ilegítima de Claudia, esposa del emperador Tiberio, y nieta del emperador Augusto). Es ella quien, en la Bíblia (Mat 27, 19) será avisada por un sueño de no meterse en los asuntos de "ese hombre", Jesús de Nazaret, y que advertirá a su esposo. Éste habría hecho bien en escucharla...

Pilatos fue procurador del 26 al 36 de nuestra Era, hasta el final del reinado de Tiberio. Su exilio parece ser una extraña e inesperada condena por parte de Roma, esa Roma que aún pervive bajo el reinado del Vaticano, como todos sabemos.



¿La tumba panoniana es pues la suya? Nadie lo sabrá con certeza pero, aunque eso parezca extraño, esto explicaría el orígen del primer vampiro en nuestras tradiciones occidentales.

En el curso de la flagelación de Cristo, Pilatos fue salpicado por su sangre, y absorbió algunas de esas salpicaduras quizás por burla o por inconsciencia (?). No se sabe. Preso de pánico por las transformaciones que se operaban en él, se lavó rápidamente las manos para deshacerse de la maldición ligada al deicismo del cual era responsable. La Biblia es tajante sobre este tema:

"Ya tengo bastante sangre de este justo..."habría dicho Pilatos, a lo que la muchedumbre judía respondió: "¡que recaiga sobre nosotros!" (Mat. 27, 24-25).



Otros personajes, como el judío errante, han sido maldecidos por haber participado a este asesinato en toda regla.

Seguidamente, y tras la crucifixión, Pilatos fue responsable de varios baños de sangre de los cuales los judíos fueron víctimas. La locura sanguinaria ya no le abandonó. Este hecho nos trae a la memoria a otro personaje de la Historia, ligado a esta aventura, que acabó también por suicidarse. No hace falta recordar que los desfiles nazis se asemejaban furiosamente a los desplazamientos de las hordas romanas, y que la sangre de Cristo recayó sobre los Judíos, ni que Roma e Italia estaban del lado de los nazis...

Nótese que en Suiza y en Francia, en los dos lagos mencionados anteriormente, y llamados "Pilate" (Pilatos), está terminantemente prohibido tirar cualquier cosa por temor a provocar una tremenda tempestad, poder atribuido a los vampiros, por cierto...

Sangre del Justo, sangre de los profetas, sangre de la Alianza, la sangre inocente, el precio de la sangre,... "ésta es mi sangre derramada para vosotros"; la sangre juega un papel capital en la Biblia.

El miedo al crucifijo, propio del vampiro, es el recordatorio de su primera falta, y es curioso notar que éste no reacciona ante los demás símbolos de las diferentes religiones. Extraña teoría quizá, pero curiosamente lógica si, siguiendo el ejemplo de Arminius Vambéry, interpretamos la Historia desde un punto de vista mágico, desde el punto de vista de lo Sagrado.

Recordemos sin embargo que los primeros mitos vampíricos son de origen asirio-babilónico y tibetana-india, aunque en Occidente se califique a éstos de "superstición" ligada a la cristiandad.



En enero de 1933, con la llegada de Adolf Hitler al poder, Eugenius Van Rechem tuvo la confirmación de que la confesión de Pieter Schlemihl desembocaba sobre la negra realidad. También se percató del secreto que, desde hacía 2000 años, se escondía en el seno de la cristiandad y cubría un saber aún más extraño e infinitamente más mágico...

Adivinó la presencia de las fuerzas oscuras luchando por hacerse con el poder absoluto y demencial en el interior mismo de la Iglesia Romana. Se puso entonces a buscar el método más eficaz con el cual destruir el mal que se estaba expandiendo por el mundo como una mancha de aceite. La eliminación de la "criatura" exigía el uso de extraordinarias armas sobrenaturales.

Alphonsus Joseph-Mary Augustus Summers Montague (1880-1948), sacerdote inglés católico traductor del Malleus Maleficarum y autor de varias obras sobre vampirismo, licantropía, demonología y brujería.


Llamó a uno de sus colegas ingleses, un tal Montague Summers, autor de varias publicaciones sobre el vampirismo, el cual confirmó todos sus temores. Por regla general, el vampiro está ligado a su tierra; no puede abandonarla durante mucho tiempo, salirse de su territorio. Poncio Pilatos había aprovechado la enorme extensión del Imperio Romano; Hitler también iba a intentar ganar espacio vital. Recordemos que el Führer abandonó en pocas y contadas ocasiones Alemania antes de la IIª Guerra Mundial, salvo para ir brevemente a Italia.

El vampiro, sostenido por las potencias de las sombras (entre otras la sociedad secreta de Thule), había encontrado en el fascismo un inimaginable medio de extender su poder más allá de los límites que le eran generalmente impuestos.

El puñal contra los demonios ya no era un arma suficiente para combatir a las legiones de la noche. Había que encontrar otra cosa...

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