Un día, la reina Victoria I de Gran-Bretaña recibió la carta de uno de sus pródigos nietos en la que éste le reclamaba un adelanto sobre su asignación. La augusta abuela respondió con otra carta en la que, además de negarle el dinero e indignarse, le recomendaba que acabase cuanto antes con su dispendiosa vida, pusiera orden en sus asuntos financieros y rentabilizara lo que se le daba. El joven príncipe, siguiendo al pie de la letra las recomendaciones de la reina, ¡vendió enseguida la carta por 25 libras esterlinas!
Anécdota de: Victoria I, Reina de Gran-Bretaña e Irlanda, Emperatriz de la India (1819-1901).
No hay comentarios:
Publicar un comentario