lunes, 14 de mayo de 2012

OCULTISMO: La Mano de Gloria

Un instrumento mágico:

LA MANO DE GLORIA



La Mano de Gloria es un amuleto más bien inquietante, que posee la reputación de volver a su propietario invisible y el de paralizar a aquellos que miran su luz. Muy buscada por ladrones y saqueadores, algunos raros ejemplares aún se dejan ver en algunos museos.

El nombre de "Mano de Gloria" deriva de la palabra "Mandaglore" que, a su vez, procede de la Mandrágora, mágica raíz muy cotizada entre ocultistas de siglos pasados. La Mano de Gloria tiene cinco velas por cada dedo de la mano. La tradición cuenta que, en el caso de que la vela del dedo pulgar no se encienda, una de las personas sometidas al sortilegio no se dejará someter y acabará capturando al ladrón. En este caso, el ladrón se guardará de robar en la casa y la evitará. Para contrarrestar el sortilegio de una Mano de Gloria, la leyenda quiere que se le tire leche para apagar sus llamas.

Para fabricar una Mano de Gloria, según la edición de 1826 del "Diccionario Infernal" de Collin de Plancy, hay que hacer lo siguiente:

"Esta mano de gloria es la mano de un ahorcado, que hemos de preparar de la siguiente manera: se envuelve en un trozo de sábana mortuoria, prensándola fuertemente para que pueda salir el resto de sangre aún contenida en sus venas; luego se deposita en un jarrón de terracota, con sal, pólvora, pimienta y zimat, todo bien pulverizado. Se deja reposar durante quince días; después, se expondrá al sol en época de canícula, hasta que quede bien disecada; si el sol no bastara, se puede poner en un horno encendido con esparraguera y verbena. Luego se compondrá una especie de vela, con la grasa del ahorcado, cera virgen y sésamo de Laponia; se sirve uno de la mano de gloria como de un candelabro para tener esa maravillosa vela encendida. En todos los sitios donde se irá con ese diabólico instrumento, aquellos que moran en ellos permanecerán inmóbiles, sin poder moverse como si estuvieran muertos."

El "Petit Albert", nombre de un célebre diccionario francés decimonónico, añade que las mechas han de trenzarse con los cabellos del propietario de la mano.

Collin de Plancy añade que el hecho de que ya no se ahorca tanto como antes, hace que la fabricación de esas manos sea cada vez más difícil. Añade la leyenda siguiente:

"Dos magos, que acudieron a una posada para robar, con la intención de sustraer las pertenencias de los allí presentes, pidieron al propietario pasar la noche al lado del fuego de la chimenea; éste, caritativo, les dejó permanecer allí. Cuando todo el mundo fue a acostarse, la sirvienta, que no se fiaba del sospechoso aspecto de aquellos dos viajeros foráneos, se escondió tras una puerta espiándoles a través de la cerradura, para ver qué hacían. Vio como los dos hombres sacaron de un saco una mano de muerto, untando con un ungüento los cinco dedos de aquella extremidad cadavérica y enciendiéndolos a excepción de uno que no conseguían encender, pese a los repetidos intentos; y esto porque, como la sirvienta comprendió, de todos los que dormían en la posada ella era la única que permanecía despierta, ya que los demás dedos estaban prendidos para sumir en un hipnótico y profundo sueño a aquellos que ya estaban durmiendo. Fue inmediatamente a despertar al patrón, pero no lo consiguió por mucho que lo sacudiera de la cama, como tampoco pudo conseguirlo con los demás clientes hasta que no se apagasen los dedos de la mano del muerto. Mientras tanto, los ladrones empezaban con su cometido en una habitación contigüa. Viendose descubiertos por la mujer, los dos magos se largaron con su triste botín y desaparecieron en la oscuridad de la noche.

Los ladrones no pueden servirse de la mano de gloria cuando se ha tenido la precaución de frotar el quicio de la puerta con un ungüento, compuesto de hiel de gato negro, grasa de gallina blanca y de sangre de lechuza; dicho ungüento debe hacerse durante la canícula."
sigue relatando el autor, pues vaya pestilencia en pleno verano, realmente hay que tener estómago para ser brujo!!!

 

Fuente: "Diccionario Infernal" de Mr. Collin de Plancy, 1826 / traducción: Arnau.

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