¿Has pensado alguna vez cuantas historias se esconden tras un retrato? Pues ésas son las que componen lo que llamamos "Historia".
viernes, 29 de mayo de 2015
jueves, 28 de mayo de 2015
CURIOSIDADES -183-
"¿Cuánto pesan 300 millones?"
Cada vez que la Reina Elizabeth II de Gran-Bretaña e Irlanda del Norte acude a la sede del Parlamento Británico, en Westminster, para dar su discurso de "apertura" en la Cámara de los Lores, la soberana atraviesa Londres (desde Buckingham hasta Westminster) con toda la pompa y ceremonia que exige tal evento desde que se estipuló en el año 1536: a bordo de la carroza de oro y escoltada por la Guardia Real, engalanada con sus mejores joyas. Una vez llegada al palacio de Westminster, Elizabeth II cambia su diadema de 1.330 diamantes y 180 perlas (heredada de la Reina Victoria), por la corona imperial estatal cuajada de 2.868 diamantes, 273 perlas, 17 zafiros, 11 esmeraldas y 5 rubíes, con sus 31,5 cms. de altura y su peso de 1 kgr. En tan solo este quilogramo de peso se concentran, entre piedras preciosas y el armazón de oro, la friolera suma de 300 millones de euros.
Cada vez que la Reina Elizabeth II de Gran-Bretaña e Irlanda del Norte acude a la sede del Parlamento Británico, en Westminster, para dar su discurso de "apertura" en la Cámara de los Lores, la soberana atraviesa Londres (desde Buckingham hasta Westminster) con toda la pompa y ceremonia que exige tal evento desde que se estipuló en el año 1536: a bordo de la carroza de oro y escoltada por la Guardia Real, engalanada con sus mejores joyas. Una vez llegada al palacio de Westminster, Elizabeth II cambia su diadema de 1.330 diamantes y 180 perlas (heredada de la Reina Victoria), por la corona imperial estatal cuajada de 2.868 diamantes, 273 perlas, 17 zafiros, 11 esmeraldas y 5 rubíes, con sus 31,5 cms. de altura y su peso de 1 kgr. En tan solo este quilogramo de peso se concentran, entre piedras preciosas y el armazón de oro, la friolera suma de 300 millones de euros.
sábado, 23 de mayo de 2015
CURIOSIDADES -182-
"Cabellera Imperial"
La que fue Duquesa Elisabeth en Baviera (1837-1898), desdichada consorte del Emperador Francisco-José I de Austria y más conocida como "Sissí", poseía una fabulosa cabellera castaña que le llegaba hasta los tobillos. Esa impresionante cabellera demandaba, sin embargo, unos cuidados poco comunes. Lavados una vez al mes (cada 3 semanas), los cabellos de la emperatriz eran responsabilidad exclusiva de su peluquera Fanny Angerer, que también ejercía su oficio en el Teatro Imperial de Viena. Levantada a las 5 de la mañana, Sissí se sometía al ritual diario de su baño en agua fría (para conservar su lozanía) que combinaba también con baños en litros de aceite de oliva templado para darle suavidad a su piel. Una vez limpia, y ante su tocador y en bata, entraba su peluquera para peinar su abundante cabellera, un trabajo que requería hasta 2 horas diarias. Cuando tocaba lavarlos, la peluquera le aplicaba una mascarilla hecha a base de huevo y coñac, y debía permanecer con ésta durante todo el día hasta el aclarado final. Ese día, la emperatriz no tenía agenda y no abandonaba sus aposentos para dedicarlo exclusivamente a sus cuidados.
Otra curiosidad sobre la reina-emperatriz, aparte de su anorexia y su obsesión por estar delgada, es su extrema coquetería a la hora de abordar su imagen. Tras cumplir los 30 años de edad, prohibió tajantemente que se le hicieran fotografías; no deseaba que la posteridad la recordase envejecida sino eternamente joven y bella. Después de los treinta, Sissí no salía al exterior de sus residencias de otro modo que con la cara cubierta por un velo o tapándola parcialmente con su abanico.
La que fue Duquesa Elisabeth en Baviera (1837-1898), desdichada consorte del Emperador Francisco-José I de Austria y más conocida como "Sissí", poseía una fabulosa cabellera castaña que le llegaba hasta los tobillos. Esa impresionante cabellera demandaba, sin embargo, unos cuidados poco comunes. Lavados una vez al mes (cada 3 semanas), los cabellos de la emperatriz eran responsabilidad exclusiva de su peluquera Fanny Angerer, que también ejercía su oficio en el Teatro Imperial de Viena. Levantada a las 5 de la mañana, Sissí se sometía al ritual diario de su baño en agua fría (para conservar su lozanía) que combinaba también con baños en litros de aceite de oliva templado para darle suavidad a su piel. Una vez limpia, y ante su tocador y en bata, entraba su peluquera para peinar su abundante cabellera, un trabajo que requería hasta 2 horas diarias. Cuando tocaba lavarlos, la peluquera le aplicaba una mascarilla hecha a base de huevo y coñac, y debía permanecer con ésta durante todo el día hasta el aclarado final. Ese día, la emperatriz no tenía agenda y no abandonaba sus aposentos para dedicarlo exclusivamente a sus cuidados.
Otra curiosidad sobre la reina-emperatriz, aparte de su anorexia y su obsesión por estar delgada, es su extrema coquetería a la hora de abordar su imagen. Tras cumplir los 30 años de edad, prohibió tajantemente que se le hicieran fotografías; no deseaba que la posteridad la recordase envejecida sino eternamente joven y bella. Después de los treinta, Sissí no salía al exterior de sus residencias de otro modo que con la cara cubierta por un velo o tapándola parcialmente con su abanico.
viernes, 22 de mayo de 2015
jueves, 21 de mayo de 2015
CURIOSIDADES -181-
"Madame Lucifer"
Francisca María de Borbón, más conocida como Mademoiselle de Blois (1677-1749), hija legitimada del rey Luis XIV y de la Marquesa de Montespan, era grande, majestuosa, pese a un pequeño defecto de caderas. Tenía el cutis fresco, un busto perfecto, cabellos castaños, escasas cejas, dientes largos y mejillas caídas que llevaron a decir a Madame la Princesa Palatina, su suegra, la siguiente observación en el curso de la boda: "El rostro de mi nuera se parece como dos gotas de agua a un culo."
Sus mejillas llegaron incluso a inspirar una cancioncilla burlona escrita por su propia hermana, la Duquesa de Borbón:
Ingeniosa y un tanto cínica, la entonces futura Duquesa de Chartres declaró poco antes de su boda con Felipe II de Orléans: "¡Poco me importa que él me quiera mientras se case conmigo!"
Sujeta a frecuentes ataques de cólera o de mal humor que acababan muy a menudo en migrañas (verdaderas o fingidas), dotada de un orgullo desmesurado, justamente apodada por su marido "Madame Lucifer", no toleraba que le recordasen que era la hija de la Marquesa de Montespan: "Era nacida de Luis XIV y eso era todo, como Minerva de Júpiter" recordaba el Duque de Saint-Simon en sus memorias y añadiendo que "...era Infanta de Francia hasta sentada en su silla oradada".
De hecho, detestaba a su madre porque ésta, tan hermosa en su juventud, nunca le perdonó que naciera tan fea, y se valía de su partida de nacimiento en la que tan solo figuraba como padre el rey para relegarla a las tinieblas del olvido*.
Su ociosa vida no era otra que la de una permanente perezosa, por lo que la princesa vivía habitualmente encerrada en su alcoba tumbada en un canapé y rodeada por sus damas de honor que, sea dicho de paso, eran auténticos cardos borriqueros. Su suegra lo atestigua en una de sus numerosas cartas: "Se ha hecho fabricar un canapé sobre el cual permanece tumbada cuando juega al lansquenet (...) juega tumbada, come tumbada, casi toda su vida la pasa tumbada."
Felipe II de Orléans, que siempre observó un exquisito comportamiento hacia ella, le rendía visita a diario. Si desde su canapé tapizado de blanco y oro fruncía el cejo (lo que solía pasar con frecuencia), él se inclinaba y abandonada sus aposentos. Cuando el humor de "Madame Lucifer" mejoraba, el duque se quedaba a su lado y se permitía bromear sobre sus defectos, bromas a las que ella respondía alegremente con otras sobre él. Nunca se atormentó ni sintió celos por las innumerables infidelidades del Duque de Orléans que, por otro lado, le hizo nada menos que ocho hijos para cumplir con su deber de esposo.
(*)_Teniendo en cuenta que la Marquesa de Montespan era una mujer casada y que había tenido hijos adulterinos con Luis XIV, no podía figurar en ningún caso como la madre en las partidas de nacimiento de sus bastardos.
Francisca María de Borbón, más conocida como Mademoiselle de Blois (1677-1749), hija legitimada del rey Luis XIV y de la Marquesa de Montespan, era grande, majestuosa, pese a un pequeño defecto de caderas. Tenía el cutis fresco, un busto perfecto, cabellos castaños, escasas cejas, dientes largos y mejillas caídas que llevaron a decir a Madame la Princesa Palatina, su suegra, la siguiente observación en el curso de la boda: "El rostro de mi nuera se parece como dos gotas de agua a un culo."
Sus mejillas llegaron incluso a inspirar una cancioncilla burlona escrita por su propia hermana, la Duquesa de Borbón:
"¡Bella princesa!
Dónde las otras tienen narices
¿Por qué vos ponéis las nalgas?
¡Bella princesa!"
Ingeniosa y un tanto cínica, la entonces futura Duquesa de Chartres declaró poco antes de su boda con Felipe II de Orléans: "¡Poco me importa que él me quiera mientras se case conmigo!"
Sujeta a frecuentes ataques de cólera o de mal humor que acababan muy a menudo en migrañas (verdaderas o fingidas), dotada de un orgullo desmesurado, justamente apodada por su marido "Madame Lucifer", no toleraba que le recordasen que era la hija de la Marquesa de Montespan: "Era nacida de Luis XIV y eso era todo, como Minerva de Júpiter" recordaba el Duque de Saint-Simon en sus memorias y añadiendo que "...era Infanta de Francia hasta sentada en su silla oradada".
De hecho, detestaba a su madre porque ésta, tan hermosa en su juventud, nunca le perdonó que naciera tan fea, y se valía de su partida de nacimiento en la que tan solo figuraba como padre el rey para relegarla a las tinieblas del olvido*.
Su ociosa vida no era otra que la de una permanente perezosa, por lo que la princesa vivía habitualmente encerrada en su alcoba tumbada en un canapé y rodeada por sus damas de honor que, sea dicho de paso, eran auténticos cardos borriqueros. Su suegra lo atestigua en una de sus numerosas cartas: "Se ha hecho fabricar un canapé sobre el cual permanece tumbada cuando juega al lansquenet (...) juega tumbada, come tumbada, casi toda su vida la pasa tumbada."
Felipe II de Orléans, que siempre observó un exquisito comportamiento hacia ella, le rendía visita a diario. Si desde su canapé tapizado de blanco y oro fruncía el cejo (lo que solía pasar con frecuencia), él se inclinaba y abandonada sus aposentos. Cuando el humor de "Madame Lucifer" mejoraba, el duque se quedaba a su lado y se permitía bromear sobre sus defectos, bromas a las que ella respondía alegremente con otras sobre él. Nunca se atormentó ni sintió celos por las innumerables infidelidades del Duque de Orléans que, por otro lado, le hizo nada menos que ocho hijos para cumplir con su deber de esposo.
(*)_Teniendo en cuenta que la Marquesa de Montespan era una mujer casada y que había tenido hijos adulterinos con Luis XIV, no podía figurar en ningún caso como la madre en las partidas de nacimiento de sus bastardos.
domingo, 17 de mayo de 2015
Anécdotas Históricas -272-
En 1695, la linajuda Condesa de Grignan, hija de la célebre Marquesa de Sévigné, casaba a su primogénito, Louis-Provence de Castellane d'Adhémar de Monteil, Marqués de Grignan, con la hija de un intendente de provincias, de nobleza de nuevo cuño pero muy rico: Anne-Marguerite de Saint-Amand. Como en otras grandes familias de la aristocracia de entonces, se trataba de un matrimonio por interés puramente económico entre el heredero de un nobilísimo pero arruinado linaje y una hija de la alta burguesía recientemente incorporada a esa nueva nobleza gracias a su dinero.
Para disculparse ante la alta sociedad de semejante alianza desigual, dado que los Grignan eran de muy rancio abolengo, y según el testimonio del Duque de Saint-Simon, la condesa presentó entonces ante sus conocidos a su insignificante nuera de abultada dote del siguiente modo:
-"Verán ustedes: hace falta estiércol sobre las mejores tierras."
Anécdota de: Françoise-Marguerite de Sévigné, Condesa de Grignan (1648-1705).
viernes, 15 de mayo de 2015
jueves, 14 de mayo de 2015
CURIOSIDADES -180-
"Sangre Real en Downing Street"
El actual Primer Ministro del Reino Unido de Gran-Bretaña, el Muy Honorable Mr. David Cameron (n.1966), que acaba de ganar por segunda vez las elecciones, resulta ser un primo lejano de la Reina Elizabeth II. Ambos comparten a un mismo antepasado real: el rey Jorge III (1738-1820).
David Cameron es, en su caso y gracias a las mujeres, un descendiente del rey Guillermo IV (1765-1837), que reinó entre 1830 y 1837 sucediendo a su hermano mayor y predecesor Jorge IV y precediendo a su sobrina carnal la reina Victoria I, tatarabuela de Elizabeth II.
Retrato de Guillermo IV, Rey de Gran-Bretaña e Irlanda, Rey de Hannover entre 1830 y 1837. / Abajo, retrato de la actriz Dorothea Bland, alias Mrs. Jordan, amante del entonces Duque de Clarence.
Guillermo IV, entonces príncipe real y 4º en el orden sucesorio con el título de duque de Clarence y de St.-Andrews en vida de su padre el rey Jorge III, mantuvo una larga relación con la famosa actriz Dorothea Bland (1761-1816), alias Mrs. Jordan, de la que nacerían nada menos que una decena de hijos ilegítimos, entre ellos una hija bautizada como Lady Elizabeth FitzClarence (1801-1856), más tarde convenientemente casada con un lord de ilustre linaje: William George Hay, Conde de Erroll (1801-1846). Cinco generaciones más tarde y siempre a través de las mujeres, nació en 1966 David Cameron, nieto en séptimo grado de Jorge III.
viernes, 8 de mayo de 2015
martes, 5 de mayo de 2015
CURIOSIDADES -179-
"Sentido de Familia"
El Príncipe Honorato III de Mónaco, también Duque de Valentinois con Paridad Francesa (1720-1795) fue considerado como un miembro más de la familia real francesa al ser el biznieto del rey Luis XIV, igual que su primo el rey Luis XV. En lugar de residir habitualmente en su principado, vivió la mayor parte de su vida en Versailles y en París, disfrutando de los honores debidos a un pariente del monarca. Tanto es así que, para recalcar su pertenencia a la 'gloriosa' dinastía Capetiana, promulgó una Ley Sucesoria en la que, si viniera a extinguirse el linaje de los Grimaldi, la corona monegasca sería naturalmente heredada por el rey de Francia, cosa que nunca llegó a suceder. En cualquier caso, su esposa Maria-Caterina de Brignole-Sale, le abandonó para vivir en concubinato con otro primo suyo, el Príncipe Luis V José de Condé, jefe de una rama secundaria de la Casa de Borbón. Una vez viuda en 1795, pudo contraer matrimonio con su amante.