¿Has pensado alguna vez cuantas historias se esconden tras un retrato? Pues ésas son las que componen lo que llamamos "Historia".
sábado, 29 de noviembre de 2014
jueves, 27 de noviembre de 2014
Anécdotas Históricas -259-
Anne Thoynard de Jouy, Condesa d'Esparbès (1739-1825) era por parte de madre pariente de la familia Le Normant d'Étioles, lo que la convertía en una prima por cortesía de la Marquesa de Pompadour, favorita oficial del rey Luis XV de Francia. Gracias a su matrimonio con el linajudo Jean-Jacques Pierre d'Esparbès de Lussan du Gout, Conde d'Esparbès (en 1758), la joven condesa de 19 años fue presentada en la corte de Versailles.
En la corte, Madame d'Esparbès es admitida en la intimidad de Madame de Pompadour y forma parte de esas hermosas parientes de las que la favorita le encanta rodearse, para permitir al Rey tomarse la libertad, de cuando en cuando, de coquetear sin alejarse de ella. Es, de hecho y con todo el afecto y según una divertida moda de la corte que la marquesa, designando a su joven prima, que la llama "la salope" (la guarra). Todo hay que decirlo, la joven no se anda con rodeos en sus coqueteos y ha pertenecido a todo el mundo, lo que le vale el apodo de "Madame Versailles", dejando entender que había abierto la puerta de su alcoba a todos los cortesanos. Luis XV no será una excepción en su lista de amantes ocasionales; divertido por su absoluta falta de virtud, se la lleva a la cama y, si hemos de creer al escritor Chamfort, tuvieron la siguiente y asombrosa conversación de "sobrecama":
-"Te has acostado con todos mis súbditos." Suelta el rey.
-"¡Ah, Sire!"
-"Has tenido al Duque de Choiseul."
-"¡Es tan poderoso!"
-"Al Mariscal de Richelieu."
-"¡Tiene tanto ingenio!"
-"A Monville."
-"¡Tiene tan bonitas piernas!"
-"Desde luego; pero ¿el Duque d'Aumont, que no tiene ninguna de esas cosas?"
-"¡Ah, Sire! ¡Es tan devoto de Su Majestad!"
Prontamente dejada y reemplazada por otra, no tarda en convertirse en la experimentada amante del joven Duque de Lauzun, al que desvirgará y enseñará las artes amatorias en 1763. Después de su joven y guapo pupilo, se convierte en la amante oficial del Príncipe de Condé, lo que no le impedirá postular por el puesto de favorita real tras el fallecimiento de la Marquesa de Pompadour, erigiéndose en la rival de la Duquesa de Gramont, hermana del ministro Choiseul. Si ésta tiene el apoyo de los hermanos Pâris y de su propio hermano, Madame d'Esparbès es avalada por el Príncipe de Soubise, amigo íntimo del rey. Y triunfa cuando, la Duquesa de Gramont, mujer cabezona, sin gran belleza y un poco masculina, se ofrece a Luis XV con tanto descaro que éste, hombre tímido, rehusa tomarla y la lleva hasta la salida de su cuarto. Sin embargo, la relación entre Madame d'Esparbès con el rey, que pareció ir viento en popa en sus inicios, fue arruinada por una malévola intriga del Duque de Choiseul, en la que quedó desacreditada y exiliada en Montauban. La anécdota es bastante cruel ya que, poco antes de serle notificada la orden de exilio, la Condesa d'Esparbès se encuentra subiendo por la gran escalera cruzándose con Choiseul y éste, ante toda la corte, le suelta con mofa:
-"Bueno pequeña, ¿cómo van sus asuntos?"
La frase se hizo tan popular que la pobre pretendiente no pudo levantarse del golpe propinado. Luis XV, que detestaba las indiscreciones y el ridículo, la echó de la corte. Tan solo después de la caída del ministro, la condesa pudo volver a Versailles.
Anécdota de: Anne Thoynard de Jouy, Condesa d'Esparbès (1739-1825) / Luis XV, Rey de Francia y de Navarra (1710-1774) / Étienne-François de Choiseul-Stainville, 1er. Duque de Choiseul (1719-1785).
CURIOSIDADES -165-
"Un Rey y Padre Infernal"
El Rey Federico-Guillermo I de Prusia, Elector de Brandenburgo (1688-1740), más conocido como "El Rey Sargento" (apodo que le otorgó su cuñado Jorge II de Gran-Bretaña: der Soldatenkönig, literalmente el Rey-Soldado), era el extraño sucesor de aquel pomposo y megalómano Elector Federico III de Brandenburgo, convertido en 1701 en el 1er Rey en Prusia con el ordinal de Federico I (1657-1713) y de la inteligente princesa Sofía-Carlota de Hannover. Casado con la distinguida, refinada y culta princesa Sofía-Dorotea de Hannover - su prima y hermana del rey Jorge II de Gran-Bretaña-, era padre de catorce hijos entre los cuales se encontraba su presunto heredero el futuro Federico II "El Grande". Si siempre fue fiel a su consorte, sus celos no tenían límite y no toleraba que sus cortesanos le hicieran la corte.
Protestante espartano y piadoso, convirtió su reino en un estado militarizado y su corte en un gigantesco cuartel, acabando con la fastuosidad y pompa que caracterizó el reinado de su padre, el rey Federico I. Sus únicas residencias se fijaron fuera de Berlín: en el Palacio Real de Potsdam y en su amado castillo campestre de Wusterhausen, austeramente amueblado y que servía para la temporada de caza. Para enderezar las finanzas del Estado, Federico-Guillermo I impondrá a su corte y a si mismo un rigor presupuestario implacable; de los 142 cargos existentes en la corte de su progenitor, los reduce a 47, y deja a la mitad el número del servicio doméstico; también despide a todos los artistas de la corte y, en su 1er año de reinado, los gastos se redujeron drásticamente al 80% . Tampoco le tiemblan las manos a la hora de convertir en dinero contante y sonante todos los objetos de lujo y artísticos acumulados por sus padres, mandando venderlos en subasta, incluídos los hermosos carruajes reales y los mejores vinos de la real bodega paterna. Sin embargo, su ejército de 40.000 hombres, que era la niña de sus ojos, dobló sus efectivos hasta alcanzar los 83.000.
Si para su pueblo fue un padre severo, para su familia fue un verdadero monstruo castrador.
Las crónicas definen al segundo monarca prusiano como un auténtico maltratador, un bestia, un hombre brutal, insensible, cruel y véase psicópata. Con su estatura de 1,75 metros, era un hombre obeso, de aspecto ingrato, grosero y paquidérmico, que solo encontraba placer llenándose el buche de salchichas, cerveza y vino del Rhin, llegando a alcanzar los 130 kgrs. de peso. Pese a los esfuerzos de su madre, la reina filósofa, nunca quiso aprender el francés y siempre habló mal el alemán. Detestaba a los escritores, que tachaba de "meatintas", la música y todo lo que oliera a cultura e intelectualidad. Solo daba importancia a la actividad física, a la caza, a la vida espartana del militar. Nunca enfundaba traje alguno que no fuera su querido uniforme y vivía con gran austeridad, sin lujos ni refinamientos. De carácter violento, colérico y despótico desde temprana edad, repartía patadas y bastonazos a diestro y siniestro sin importarle el rango de sus víctimas.
Sus grandes aficiones eran su ejército (su gran obsesión y su único amor, sobretodo sus adorados soldados gigantes que conformaban su guardia personal), la caza y sus reuniones del "Tabakskollegium" en las que, rodeado de sus generales, fumaba en pipa y se emborrachaba bebiendo enormes jarras de cerveza, una tras otra hasta altas horas de la noche. Podemos imaginarnos el nivel de las conversaciones que tenían lugar en ellas. En aquellas reuniones, obligaba a sus aún jóvenes hijos varones a participar activamente: tenían que fumar, beber y reír como los adultos. Pero a su heredero no le agradaban esas costumbres tan groseras y, en muchas ocasiones, percatándose Federico-Guillermo I que hacía muecas de disgusto, vaciaba su jarra sobre su cabeza, le abofeteaba o tiraba del pelo para humillarle ante todos. En las cacerías, el Rey le obligaba a acompañarle y le prohibía llevar guantes cuando en el termómetro marcaba 10 grados bajo cero. No había día en que tratara a Federico de "pequeño marquesito francés", supremo insulto que utilizaba para remarcar sus amaneramientos, que le sacaban literalmente de quicio.
Federico-Guillermo I hacía extensiva su enfermiza crueldad y maltrato contra su hijo mayor, a sus demás hijos. En las comidas, escupía sus gargajos en los platos antes de servirlos a los príncipes y les forzaba a comerlos, estallando en carcajadas cuando éstos empezaban a vomitar de puro asco en la mesa real. Por lo demás, también se llevaban su ración de insultos y palizas en público. En resumen, fue un padre "encantador" convencido que, educando con mano dura a su prole, los convertiría en personas de provecho, honestas, rectas y piadosas como él.
El Rey Federico-Guillermo I de Prusia, Elector de Brandenburgo (1688-1740), más conocido como "El Rey Sargento" (apodo que le otorgó su cuñado Jorge II de Gran-Bretaña: der Soldatenkönig, literalmente el Rey-Soldado), era el extraño sucesor de aquel pomposo y megalómano Elector Federico III de Brandenburgo, convertido en 1701 en el 1er Rey en Prusia con el ordinal de Federico I (1657-1713) y de la inteligente princesa Sofía-Carlota de Hannover. Casado con la distinguida, refinada y culta princesa Sofía-Dorotea de Hannover - su prima y hermana del rey Jorge II de Gran-Bretaña-, era padre de catorce hijos entre los cuales se encontraba su presunto heredero el futuro Federico II "El Grande". Si siempre fue fiel a su consorte, sus celos no tenían límite y no toleraba que sus cortesanos le hicieran la corte.
Protestante espartano y piadoso, convirtió su reino en un estado militarizado y su corte en un gigantesco cuartel, acabando con la fastuosidad y pompa que caracterizó el reinado de su padre, el rey Federico I. Sus únicas residencias se fijaron fuera de Berlín: en el Palacio Real de Potsdam y en su amado castillo campestre de Wusterhausen, austeramente amueblado y que servía para la temporada de caza. Para enderezar las finanzas del Estado, Federico-Guillermo I impondrá a su corte y a si mismo un rigor presupuestario implacable; de los 142 cargos existentes en la corte de su progenitor, los reduce a 47, y deja a la mitad el número del servicio doméstico; también despide a todos los artistas de la corte y, en su 1er año de reinado, los gastos se redujeron drásticamente al 80% . Tampoco le tiemblan las manos a la hora de convertir en dinero contante y sonante todos los objetos de lujo y artísticos acumulados por sus padres, mandando venderlos en subasta, incluídos los hermosos carruajes reales y los mejores vinos de la real bodega paterna. Sin embargo, su ejército de 40.000 hombres, que era la niña de sus ojos, dobló sus efectivos hasta alcanzar los 83.000.
Si para su pueblo fue un padre severo, para su familia fue un verdadero monstruo castrador.
Las crónicas definen al segundo monarca prusiano como un auténtico maltratador, un bestia, un hombre brutal, insensible, cruel y véase psicópata. Con su estatura de 1,75 metros, era un hombre obeso, de aspecto ingrato, grosero y paquidérmico, que solo encontraba placer llenándose el buche de salchichas, cerveza y vino del Rhin, llegando a alcanzar los 130 kgrs. de peso. Pese a los esfuerzos de su madre, la reina filósofa, nunca quiso aprender el francés y siempre habló mal el alemán. Detestaba a los escritores, que tachaba de "meatintas", la música y todo lo que oliera a cultura e intelectualidad. Solo daba importancia a la actividad física, a la caza, a la vida espartana del militar. Nunca enfundaba traje alguno que no fuera su querido uniforme y vivía con gran austeridad, sin lujos ni refinamientos. De carácter violento, colérico y despótico desde temprana edad, repartía patadas y bastonazos a diestro y siniestro sin importarle el rango de sus víctimas.
Sus grandes aficiones eran su ejército (su gran obsesión y su único amor, sobretodo sus adorados soldados gigantes que conformaban su guardia personal), la caza y sus reuniones del "Tabakskollegium" en las que, rodeado de sus generales, fumaba en pipa y se emborrachaba bebiendo enormes jarras de cerveza, una tras otra hasta altas horas de la noche. Podemos imaginarnos el nivel de las conversaciones que tenían lugar en ellas. En aquellas reuniones, obligaba a sus aún jóvenes hijos varones a participar activamente: tenían que fumar, beber y reír como los adultos. Pero a su heredero no le agradaban esas costumbres tan groseras y, en muchas ocasiones, percatándose Federico-Guillermo I que hacía muecas de disgusto, vaciaba su jarra sobre su cabeza, le abofeteaba o tiraba del pelo para humillarle ante todos. En las cacerías, el Rey le obligaba a acompañarle y le prohibía llevar guantes cuando en el termómetro marcaba 10 grados bajo cero. No había día en que tratara a Federico de "pequeño marquesito francés", supremo insulto que utilizaba para remarcar sus amaneramientos, que le sacaban literalmente de quicio.
Federico-Guillermo I hacía extensiva su enfermiza crueldad y maltrato contra su hijo mayor, a sus demás hijos. En las comidas, escupía sus gargajos en los platos antes de servirlos a los príncipes y les forzaba a comerlos, estallando en carcajadas cuando éstos empezaban a vomitar de puro asco en la mesa real. Por lo demás, también se llevaban su ración de insultos y palizas en público. En resumen, fue un padre "encantador" convencido que, educando con mano dura a su prole, los convertiría en personas de provecho, honestas, rectas y piadosas como él.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
LAS AMANTES DEL DUQUE FELIPE II DE ORLÉANS
LISTA DE LAS AMANTES DE FELIPE II, DUQUE DE ORLÉANS, REGENTE DE FRANCIA 1715-1723.
Felipe II, XIIIº Duque de Orléans y Primer Príncipe de la Sangre (1674-1723), era el nieto del rey Luis XIII y de Ana de Austria, hijo de "Monsieur" hermano menor del rey Luis XIV y de su segunda esposa la Princesa Palatina Elisabeth Charlotte de Baviera, Duques de Orléans. Ostentó desde su nacimiento el título subsidiario de Duque de Chartres, hasta el fallecimiento de su padre en 1701. En 1692, contrae matrimonio con la hija legitimada de su tío el rey habida con la Marquesa de Montespan, Françoise-Marie de Borbón, conocida como Mademoiselle de Blois. La pareja, mal avenida, tendría sin embargo 8 hijos (7 hijas y 1 varón). De este modo, el príncipe no solo es el sobrino carnal sino también el yerno del rey Luis XIV. Pero, fuera de su infernal matrimonio con "Madame Lucifer", tal y como la apodaba el propio Duque de Orléans, éste lleva una vida paralela con sucesivas amantes y favoritas más o menos oficiales que le traerían por lo menos 3 bastardos conocidos, de los que se ocuparía bien poco.
En 1715, a la muerte del rey Luis XIV, el Duque de Orléans se convierte en el regente de Francia en nombre del joven Luis XV, de tan solo 5 años de edad. Su regencia duraría hasta octubre de 1722, fecha en que es proclamado mayor de edad y coronado Luis XV. En ese momento, y tras cesar en sus funciones de regente, el joven rey le concede el cargo de Primer Ministro tras el fallecimiento del Cardenal Dubois a inicios de agosto de 1723. Su ejercicio al frente del gobierno duraría poco, al morir súbitamente el 2 de diciembre del mismo año, fulminado por una apoplejía a la edad de 49 años.
LAS AMANTES & SUS BASTARDOS
1. Léonore, hija del conserje del Palais-Royal.
hacia1688; una hija bastarda nacida en 1689.
2. La Grandval, actriz.
hacia 1690.
3. Charlotte Desmares, actriz de la Comedia-Francesa (1682-1783).
Hacia 1696, luego en 1698, finalmente en 1706; una hija bastarda nacida en 1702, llamada Angélique de Froissy, Condesa de Ségur. Legitimada en 1722.
4. Florence Pellerin o Perrin, bailarina de la Opéra. Hacia 1696; un hijo bastardo nacido en 1698, Abad de Saint-Albin y posteriormente obispo-duque de Laon y luego arzobispo-duque de Cambrai. Es posteriormente amante del Príncipe de Léon, heredero del Duque de Rohan y madre de varios de sus bastardos.
5. Marie-Louise Victoire Le Bel de La Boissière de Séry, Condesa d'Argenton (1684-1748) « Mademoiselle de Séry », Damisela de Honor de Madame la Duquesa de Orléans.
Hacia 1700; un hijo bastardo nacido en 1702, llamado el Caballero Jean-Philippe de Orléans, Abad de Hautvillers, Gran Prior de la Orden de Malta y Grande de España.
6. Mademoiselle Pinet de La Massonière.
Amante del Rey Luis XIV hacia 1706; hubo presumiblemente un bastardo.
7. La Duquesa de Gesvres.
8. Madame de Paramont.
9. Marie-Marguerite Rouxel de Médavy, Marquesa de Flavacourt (1679-1743).
10. Madeleine-Louise Charlotte de Foix-Rabat, Condesa de Sabran (1693-1768), también amante del 3er. Duque de Richelieu, Mariscal de Francia.
Hacia 1715.
11. Marie-Madeleine Coatquer o Coskaer de La Vieuville, Condesa de Parabère (1693-1755). Hacia finales de 1715 hasta 01/1721.
12. La Duclos, actriz.
13. Claudine-Alexandrine Guérin, Marquesa de Tencin (1682-1749).
14. Madame du Brossay.
15. Las dos Hermanas Souris, bailarinas.
16. La Duquesa de La Rochefoucauld.
17. La Duquesa d’Arpajon.
18. La Duquesa de Saissac.
19. La Condesa de Verrua.
20. Mademoiselle de Portes.
21. Madame de Mouchy.
22. Jeanne-Agnès Berthélot de Pléneuf, Marquesa de Prie (1698-1727). También amante del Duque de Borbón y 7º Príncipe de Condé.
23. Marie de Vichy-Chamrond, Marquesa du Deffand (1697-1780).
24. Sophie de Brégy, Condesa d’Averne.
25. Marie-Thérèse Blonel d’Haraucourt, Duquesa de Fallari (1697-1782).
Hacia 11/1720 hasta 01/1721.
26. Emilie Dupré, bailarina.
27. La Le Roy, chica de la Opéra.
28. Mademoiselle Cavalier.
29. Madame de Cursay.
30. La Princesa de Léon.
31. La Duquesa d'Albret.
32. La Duquesa de Villars (conocida como la Mariscala de Villars).
33. Mademoiselle de Chausseraye.
34. Francoise de Mailly (1688-1742), Marquesa de La Vrillière y luego Duquesa de Mazarin. Fue también la 1ª amante del Rey Luis XV, además de tía y tutora de la Duquesa de Châteauroux y de la Marquesa de Flavacourt.
35. Madame Hervaux.
36. La Marquesa de Nicolaï.
37. Madame Lévesque.
Hacia 1722.
38. Madame Houel (sobrina de la Condesa de Sabran).
Hacia 06/1723.
Felipe II, XIIIº Duque de Orléans y Primer Príncipe de la Sangre (1674-1723), era el nieto del rey Luis XIII y de Ana de Austria, hijo de "Monsieur" hermano menor del rey Luis XIV y de su segunda esposa la Princesa Palatina Elisabeth Charlotte de Baviera, Duques de Orléans. Ostentó desde su nacimiento el título subsidiario de Duque de Chartres, hasta el fallecimiento de su padre en 1701. En 1692, contrae matrimonio con la hija legitimada de su tío el rey habida con la Marquesa de Montespan, Françoise-Marie de Borbón, conocida como Mademoiselle de Blois. La pareja, mal avenida, tendría sin embargo 8 hijos (7 hijas y 1 varón). De este modo, el príncipe no solo es el sobrino carnal sino también el yerno del rey Luis XIV. Pero, fuera de su infernal matrimonio con "Madame Lucifer", tal y como la apodaba el propio Duque de Orléans, éste lleva una vida paralela con sucesivas amantes y favoritas más o menos oficiales que le traerían por lo menos 3 bastardos conocidos, de los que se ocuparía bien poco.
En 1715, a la muerte del rey Luis XIV, el Duque de Orléans se convierte en el regente de Francia en nombre del joven Luis XV, de tan solo 5 años de edad. Su regencia duraría hasta octubre de 1722, fecha en que es proclamado mayor de edad y coronado Luis XV. En ese momento, y tras cesar en sus funciones de regente, el joven rey le concede el cargo de Primer Ministro tras el fallecimiento del Cardenal Dubois a inicios de agosto de 1723. Su ejercicio al frente del gobierno duraría poco, al morir súbitamente el 2 de diciembre del mismo año, fulminado por una apoplejía a la edad de 49 años.
LAS AMANTES & SUS BASTARDOS
1. Léonore, hija del conserje del Palais-Royal.
hacia1688; una hija bastarda nacida en 1689.
2. La Grandval, actriz.
hacia 1690.
3. Charlotte Desmares, actriz de la Comedia-Francesa (1682-1783).
Hacia 1696, luego en 1698, finalmente en 1706; una hija bastarda nacida en 1702, llamada Angélique de Froissy, Condesa de Ségur. Legitimada en 1722.
Retrato de Philippa Angélique de Orléans, Mademoiselle de Froissy, Condesa de Ségur (1702-1785).
4. Florence Pellerin o Perrin, bailarina de la Opéra. Hacia 1696; un hijo bastardo nacido en 1698, Abad de Saint-Albin y posteriormente obispo-duque de Laon y luego arzobispo-duque de Cambrai. Es posteriormente amante del Príncipe de Léon, heredero del Duque de Rohan y madre de varios de sus bastardos.
Retrato del Abate Charles de Saint-Albin, Arzobispo de Cambrai (1698-1764).
5. Marie-Louise Victoire Le Bel de La Boissière de Séry, Condesa d'Argenton (1684-1748) « Mademoiselle de Séry », Damisela de Honor de Madame la Duquesa de Orléans.
Hacia 1700; un hijo bastardo nacido en 1702, llamado el Caballero Jean-Philippe de Orléans, Abad de Hautvillers, Gran Prior de la Orden de Malta y Grande de España.
Retrato del Caballero Jean-Philippe de Orléans (1702-1748).
6. Mademoiselle Pinet de La Massonière.
Amante del Rey Luis XIV hacia 1706; hubo presumiblemente un bastardo.
7. La Duquesa de Gesvres.
8. Madame de Paramont.
9. Marie-Marguerite Rouxel de Médavy, Marquesa de Flavacourt (1679-1743).
10. Madeleine-Louise Charlotte de Foix-Rabat, Condesa de Sabran (1693-1768), también amante del 3er. Duque de Richelieu, Mariscal de Francia.
Hacia 1715.
11. Marie-Madeleine Coatquer o Coskaer de La Vieuville, Condesa de Parabère (1693-1755). Hacia finales de 1715 hasta 01/1721.
12. La Duclos, actriz.
13. Claudine-Alexandrine Guérin, Marquesa de Tencin (1682-1749).
14. Madame du Brossay.
15. Las dos Hermanas Souris, bailarinas.
16. La Duquesa de La Rochefoucauld.
17. La Duquesa d’Arpajon.
18. La Duquesa de Saissac.
19. La Condesa de Verrua.
20. Mademoiselle de Portes.
21. Madame de Mouchy.
22. Jeanne-Agnès Berthélot de Pléneuf, Marquesa de Prie (1698-1727). También amante del Duque de Borbón y 7º Príncipe de Condé.
23. Marie de Vichy-Chamrond, Marquesa du Deffand (1697-1780).
24. Sophie de Brégy, Condesa d’Averne.
25. Marie-Thérèse Blonel d’Haraucourt, Duquesa de Fallari (1697-1782).
Hacia 11/1720 hasta 01/1721.
26. Emilie Dupré, bailarina.
27. La Le Roy, chica de la Opéra.
28. Mademoiselle Cavalier.
29. Madame de Cursay.
30. La Princesa de Léon.
31. La Duquesa d'Albret.
32. La Duquesa de Villars (conocida como la Mariscala de Villars).
33. Mademoiselle de Chausseraye.
34. Francoise de Mailly (1688-1742), Marquesa de La Vrillière y luego Duquesa de Mazarin. Fue también la 1ª amante del Rey Luis XV, además de tía y tutora de la Duquesa de Châteauroux y de la Marquesa de Flavacourt.
35. Madame Hervaux.
36. La Marquesa de Nicolaï.
37. Madame Lévesque.
Hacia 1722.
38. Madame Houel (sobrina de la Condesa de Sabran).
Hacia 06/1723.
sábado, 22 de noviembre de 2014
CURIOSIDADES -164-
"Diecisiete putas para desvirgar al Rey"
La hermosísima Marquesa de La Vrillière*, de 36 primaveras, fue escogida de entre la flor y nata de la aristocracia femenina de la corte de Versailles para convertir en hombre al inexperto, joven y adolescente rey Luis XV, de entonces casi 14 años, contando sobre su gran experiencia con el sexo masculino. Tenía en su haber a varios amantes, de entre los cuales se distinguía al hermoso Marqués de Nangis. El primer encuentro con el rey fue un sonado fracaso. Pese al 'savoir-faire' de la experimentada marquesa, el rey se quedó frío e inmune a sus 'artes' cual estátua de mármol. Se escogió entonces a la deliciosa Duquesa d'Epernon para llevar al éxito una misión en la que había fracasado estrepitosamente su predecesora. Tampoco consiguió excitar al adolescente ni acabar con su virginidad, ni ella ni quince otras damas escogidas con sumo cuidado y venidas a ofrecer sus 'servicios', una tras otra.
El chismoso memorialista y abogado parisino Barbier se hizo eco del asunto:
"Es una pena, ya que está bien formado y es un hermoso príncipe, pero si ése es su gusto ¿qué se le va a hacer? Está en situación de hacer lo que le plazca."
Poco después, todo París conoció el asunto y surgió una canción malévola que se oía por doquier y en cada esquina de las calles de la capital.
La Marquesa de La Vrillière no tiró la toalla. Volvió a la carga y, finalmente, triunfó con la promesa de que hicieran a su marido duque. Por desgracia, su marido falleció sin haber obtenido el tan ansiado título en setiembre de 1725. La Marquesa Viuda no se echó atrás en sus ambiciones; contrajo nuevamente matrimonio con Paul-Jules de La Porte-Mazarin, Duque de Mazarin (1666-1731) el 14 de junio de 1731, convirtiéndola por fin en duquesa y viuda de nuevo ¡al cabo de 3 meses!
(*)_Françoise de Mailly, Marquesa de La Vrillière (1688-1742), era la hija del Conde Louis de Mailly y de Anne-Françoise de Sainte-Hermine, y casó con el secretario de Estado Louis Phélypeaux, Marqués de La Vrillière, el 1 de setiembre de 1700, al que le dio 3 hijas y un hijo.
La hermosísima Marquesa de La Vrillière*, de 36 primaveras, fue escogida de entre la flor y nata de la aristocracia femenina de la corte de Versailles para convertir en hombre al inexperto, joven y adolescente rey Luis XV, de entonces casi 14 años, contando sobre su gran experiencia con el sexo masculino. Tenía en su haber a varios amantes, de entre los cuales se distinguía al hermoso Marqués de Nangis. El primer encuentro con el rey fue un sonado fracaso. Pese al 'savoir-faire' de la experimentada marquesa, el rey se quedó frío e inmune a sus 'artes' cual estátua de mármol. Se escogió entonces a la deliciosa Duquesa d'Epernon para llevar al éxito una misión en la que había fracasado estrepitosamente su predecesora. Tampoco consiguió excitar al adolescente ni acabar con su virginidad, ni ella ni quince otras damas escogidas con sumo cuidado y venidas a ofrecer sus 'servicios', una tras otra.
El chismoso memorialista y abogado parisino Barbier se hizo eco del asunto:
"Es una pena, ya que está bien formado y es un hermoso príncipe, pero si ése es su gusto ¿qué se le va a hacer? Está en situación de hacer lo que le plazca."
Poco después, todo París conoció el asunto y surgió una canción malévola que se oía por doquier y en cada esquina de las calles de la capital.
La Marquesa de La Vrillière no tiró la toalla. Volvió a la carga y, finalmente, triunfó con la promesa de que hicieran a su marido duque. Por desgracia, su marido falleció sin haber obtenido el tan ansiado título en setiembre de 1725. La Marquesa Viuda no se echó atrás en sus ambiciones; contrajo nuevamente matrimonio con Paul-Jules de La Porte-Mazarin, Duque de Mazarin (1666-1731) el 14 de junio de 1731, convirtiéndola por fin en duquesa y viuda de nuevo ¡al cabo de 3 meses!
(*)_Françoise de Mailly, Marquesa de La Vrillière (1688-1742), era la hija del Conde Louis de Mailly y de Anne-Françoise de Sainte-Hermine, y casó con el secretario de Estado Louis Phélypeaux, Marqués de La Vrillière, el 1 de setiembre de 1700, al que le dio 3 hijas y un hijo.
jueves, 20 de noviembre de 2014
UN MONSTRUO LLAMADO BORBÓN
EL DUQUE DE BORBÓN
alias
EL SIMIO VERDE
La corte del rey Luis XIV de Francia estuvo poblada de personajes notables, cuyos nombres han sido rescatados del olvido gracias a los historiadores y memorialistas contemporáneos. Unos más sobresalientes que otros, unos más despreciables que respetables, como los hubo miserables y magníficos en muchos aspectos. En este caso concreto, y si nos referimos a los miembros de la Casa Real, hubo uno que sobresalió no solamente por sus vicios y sus malas maneras, sino por su crueldad mental y su pronunciada sociopatía. Fue el terror de la corte, de los burdeles y el martirio de su familia. Era tan feo, detestado y temido, que los cortesanos le apodaron "el simio verde" y le rehuían espantados con solo verle a lo lejos.
Louis III de Bourbon-Condé, VIº Príncipe de Condé y Príncipe de La Sangre, XIIIº Duque de Bourbon, VIIIº Duque de Montmorency, Xº Duque de Guisa, Vº Duque de Bellegarde, VIº Duque d'Enghien y d'Albret & Par de Francia, XXVº Conde de Sancerre y XXIIIº Conde de Charolais, Señor de Chantilly (Nacido en el Hôtel de Condé, París, 18-10-1668 / Fallecido en el Pont-Neuf, París, 12-03-1710 ?). Fue el yerno del Rey Luis XIV además de ser el nieto del "Gran Condé" y heredero de su casa entre 1686 y 1709 con el título de Duque d'Enghien, aunque en realidad se le conocía bajo el título de Duque de Borbón, ya que llevó éste casi toda su vida. Dedicado al oficio de las armas, fue agraciado con el rango de coronel del Regimiento Bourbon-Infantería (1686), ascendido a mariscal-de-campo (1690), luego a teniente-general (1692) y finalmente Gobernador de Borgoña y Gran Maestre de Francia a la muerte de su padre (1709). Luis XIV le concedió el honor de ingresar en la Orden del Espíritu Santo en 1686, sin embargo perdió el título familiar y cortesano de "Monsieur le Prince" a favor del Duque de Orléans convertido en Primer Príncipe de La Sangre y presunto heredero al trono como representante de la rama Borbón-Orléans, que ocupaba el 2º lugar en la sucesión a la Corona después de la rama primogénita reinante.
Se le conocía en la corte con el título de "Monsieur le Duc" (Señor Duque), por poseer el ducado de Borbón, siendo hijo del entonces Duque de Enghien y de Albret, Enrique III Julio de Borbón, futuro Vº Príncipe de Condé, y de la Princesa Palatina del Rhin Ana-Enriqueta de Baviera-Palatinado-Simmern.
En 1685, contrajo matrimonio con una de las hijas legitimadas del Rey Luis XIV y de la Marquesa de Montespan: Luisa-Francisca de Borbón, conocida con el nombre de "Mademoiselle de Nantes" (1673-1743), y de la cual tendría nada menos que 9 retoños; a destacar entre éstos: el futuro VIIº Príncipe de Condé Luis IV Enrique (también conocido como Luis-Enrique I de Condé), Carlos, conde de Charolais, Luis, conde de Clermont, y Luisa-Elisabeth.
Tiene por hermanos a Ana-Luisa, duquesa du Maine, a María-Ana, duquesa de Vendôme, y a Maria-Teresa, princesa de Conti.
Casado a sus 17 años, se convierte en 1686, a la muerte de su abuelo el "Gran Condé", en el presunto heredero de la Casa de Condé, con el título de duque de Enghien, teniendo 18 años. Participa en 1692 en la batalla de Steenkerque y, el mismo año, a la edad de 24 años, se convierte en padre.
UN MONSTRUO
Presunto retrato de Enrique III Julio de Borbón, 5º Príncipe de Condé (1643-1709), hijo del "Gran Condé" y padre del Duque de Borbón, nuestro infame protagonista.
Tan joven y con tan solo 17 años, se muestra increíblemente violento, colérico, brutal, morboso, con un mal disimulado apetito por el sufrimiento ajeno. Sin embargo, nada se dejó al azar para transformar en príncipe modelo al sombrío y secreto vástago de Enrique III Julio de Borbón-Condé, el demente, y de Ana-Enriqueta de Baviera-Palatinado-Simmern, la mártir. Sacado a los 7 de entre los faldones de las mujeres, siguió hasta los 15 las enseñanzas de los padres Jesuitas que, desde tres generaciones, forman a los herederos de la Casa de Condé. En su prestigioso Colegio de Clermont, poseía, como todos los internos, una habitación pero no residía en ella y se hacía llevar a clase dos veces al día. Le impartían lecciones de Historia Antigua y geografía, la grandeza de su país y su sitio en el Mundo, el latín, el griego, y algo de física. Nada de deporte, aún menos clases de música. Un secretario tomaba notas en su lugar, con tal de que los deberes no le cansasen ni le aburriesen. De vuelta al palacete del Petit-Luxembourg, donde residía su familia, encontraba prestos para secundarle en sus esfuerzos o para distraerle si así lo deseaba, a dos preceptores jesuitas, un profesor de caligrafía, un profesor de baile y cantidad de oficiales subalternos deseosos de prepararle sus deberes y cálculos. Tantas disposiciones aportaron, sin embargo, pocos frutos; el joven príncipe se encuentra a menudo aquejado de una salud delicada, siendo nervioso, irritable en exceso, y poco dispuesto a la concentración más allá de un momento sobre un mismo tema o materia.
Retrato de la Princesa Palatina Ana-Enriqueta de Baviera-Simmern, 5ª Princesa de Condé (1648-1723), la desafortunada consorte de un demente y martirizada madre de un psicópata; obra de Pierre Gobert.
Sus enfermedades y sus deformidades físicas le sirven de excusa para ser perezoso. Tiene los hombros desiguales, y le tuvieron que poner botines especiales ya que el peso de su propio cuerpo tendía a arquearle las piernas.
Se le perdonaban sus exigencias y su malignidad. Sus hermanas y sus criados se dejaban torturar por él sin atreverse a corregirle, sufriendo que les pegase, les escupiera todo tipo de insultos a la cara y que los maltratase tanto física como mentalmente. Tan solo respetaba a su madre, piadosa y dulce, noble en su desgracia, y a Monseñor el príncipe Luis II de Condé, su abuelo.
Retrato de Luis II "el Grande" de Borbón, 4º Príncipe de Condé (1621-1686), más conocido como "el Gran Condé" por sus gestas militares, fue el abuelo del Duque de Borbón; obra de Justus Van Egmont.
Si todas aquellas lombrices, que reptan a los pies del Rey Luis XIV, creen que irá en contra de su naturaleza para complacer a los poderosos, se equivocan. Siempre aparece en la corte con una actitud ostensiblemente hostil: se precipita con violencia a través de los salones y cámaras, partiendo a los grupos y asambleas como una proa desgarrando las aguas, sea entrando como saliendo de ellas, con riesgo de darse porrazos contra los que se cruzan en su camino, imparable. El enano ni siquiera tiene figura para comprar el perdón ajeno por su comportamiento incivilizado y exento de cortesía. Considerablemente más pequeño que el más enano de los hombres, aparece gordo sin ser obeso, la cabeza enorme, la faz nada agraciada, afeada y de semblante terrorífico, con un cutis amarillento, de un amarillo lívido, con expresión furiosa e infernal. Con esto, tan contrahecho... que tiene joroba tanto por delante como por detrás. Tan feo es que los cortesanos de Versailles le apodan "el Simio Verde". Tiene una cara que delata sus vicios, y sus maneras son más propias de un convicto que las de un príncipe. Resulta su semblante tan repulsivo, y su carácter tan insufrible, que ninguna dama en su sano juicio, por mucha gloria que conllevase unirse a él, desearía vivir bajo su dependencia. Provocaba el temor y el asco, más que el respeto en sus interlocutores. Dicen que es ciertamente orgulloso, audaz, con ingenio, con lectura, algunos restos de una excelsa educación, de buenas maneras y alguna que otra gracia cuando quiere. Pero la maldad exhala por todos los poros de su cuerpo, como el sudor baña la frente del moribundo, y el mundo no se fía de él. En París, las prostitutas le temen más que la propia sífilis. Insultos y crueles comentarios salen a borbotones de su boca, para divertirse y para complacer su enorme orgullo que no parece tener cabida en su cuerpo. Azota, muerde, araña, gustando mezclar el olor de la sangre con la de sus eyaculaciones. Su ferocidad pasa por ser una virtud de su grandeza, y su cualidad de príncipe de la Sangre le protegen mejor que cualquier coraza. El Rey jamás dejará que arrastren a su yerno ante un tribunal. Que violase o asesinase en plena calle, se daría pronta orden para acallar el asunto y cerrar el caso. Tan solo se enfrentaría a una real reprimenda o a un breve exilio en sus tierras. Cuando el Rey no requiere de su presencia, reside en su castillo de Saint-Maur, donde se estableció a partir de 1694, para huír del agobiante mundillo de Chantilly. Allí reinan golpes, malos tratos, insultos, y hay que acostumbrarse o cambiar de protector...
EL ASESINO
Cuadro reproduciendo parcialmente el Hotel de Condé y sus jardines, residencia parisina de los Príncipes de Condé y hoy desaparecido.
De hecho, viola y asesina, no en plena calle, pero si a plena luz del día. Un día, en el burdel de La Chevalier, las complacencias de una putita no parecieron contentarle; sacudió a la chica, propinándole una paliza para reblandecerla y volvió a cabalgarla. Pero la cosa no pareció ir a su gusto; la prostituta tenía el temperamento tan generoso que, en ella, el duque no parecía sentir nada:
-"¡Ah! esto, descarada, de dónde sacas esta gruta en la cual uno se pierde? ¡Tu empleo consiste en calentar y alentar los ardores, y tú los ahogas en una marisma! ¿Sabes tu lo que cuesta el no satisfacerme?"
Y la chica palidece bajo el violento carmín que maquilla sus mejillas: "Mi Señor, por Dios..."
Y el enano, transfigurado en un demonio liliputiense con rictus sardónico, empezó a vomitar insultos mientras ella, que aún no tenía 15 años, le miraba totalmente petrificada. Blasfemando, babeando como un animal rabioso, desgarrando cojines y dispersando las plumas, parecía cual zorro destrozando un gallinero. Ese enano contrahecho, de color limón podrido, el culo al aire bajo su corta camisa, las piernas lívidas, pastosas, el vientre hinchado y los pies como garras, gritó:
-"¡Ningún perdón para las malas obreras! ¡Voy a educarte a mi modo!"
Al Duque de Borbón siempre le gustaba encanallarse en compañía, siempre temeroso de que le diera un patatús ya que solían darle a menudo, y por eso exigía que hubiese gente a su alrededor en sus momentos más íntimos. Así que sus dos comparsas, que andaban trajinando tranquilamente con sus respectivas putillas en los dos divanes dispuestos en los ángulos de la habitación, tuvieron que detenerse y atender a las órdenes del príncipe:
-"¡Agarrad fuertemente a esta señorita! ¡Lo que pienso meterle, al menos, ella lo notará!"
Y el duque metió en la vagina de la chica, prontamente atada de pies y manos a las columnas de la cama, un enorme petardo con la mecha encendida. La desgraciada lo notó tan bien que reventó, aunque le hicieron falta tres largas horas para rendir su último aliento, el vientre reventado y vaciándose de toda su sangre.
Sin inmutarse, el yerno del Rey, encantado de su fechoría sangrienta, regresó a Versailles para acostarse con su deliciosa esposa, festejando al día siguiente su 18º cumpleaños y su primer aniversario de boda. El asunto tuvo una escandalosa repercusión, hasta llegar a oídos del propio monarca...
LA BODA
Retrato de Luisa-Francisca de Borbón, Mademoiselle de Nantes, 13ª Duquesa de Borbón (1673-1743), futura 6ª Princesa de Condé, hija natural legitimada del rey Luis XIV y de la marquesa de Montespan.
Los Condé habían apostado y puesto sus esperanzas sobre Luisa-Francisca de Borbón, Mademoiselle de Nantes, hija legitimada del Rey, desde que el Príncipe de Conti se casara con su hermana, Mademoiselle de Blois. Luis III de Borbón tiene entonces 17 años cumplidos; su inclinación por la mala vida es tan notoria que, si se espera demasiado para casarle, acabará por perder toda reputación y el Rey desestimará su candidatura. De este modo, Luis II, Príncipe de Condé, asedia al monarca tan estrechamente como si la salvación del Reino dependiese de su aprobación. Su insistencia, sus buenas maneras, sus halagos, su servilismo dan mucho de que hablar en la corte. Parece que el tiempo en que los príncipes altaneros intentaban desbancar las prerrogativas del Rey, haya pasado a mejor vida... Obviamente, el "Gran Condé" esperaba borrar, mediante este matrimonio, la mala impresión que el recuerdo de la Fronda ha dejado un poso amargo en el ánimo del Rey.
La prometida mira asombrada al hombre con el cual le acaban de casar. El Duque Luis III de Borbón bizquea de un ojo y, bajo el otro, una enorme verruga peluda ha aparecido. De asco, la joven princesa se sobresalta, soltando la mano del marido. En el gesto, cae de su 4º dedo el anillo de oro cincelado, se desliza, cae en la alfombra y rueda sobre el pavimento de mármol de la capilla. Los murmullos estallan entre los presentes. Sacerdotes y servidores se precipitan sobre la alianza cual halcones sobre su presa. Luis III retoma la mano furtiva y, deslizando sus dedos hasta la muñeca, más arriba aún, bajo las mangas de encajes, pellizca el brazo de la novia hasta amoratarlo. Luisa-Francisca intenta apartarse sin llamar demasiado la atención de los demás; pero él la retiene con fuerza. Enormes lágrimas en sus ojos, la princesa se muerde los labios en un intento para no gritar de dolor. Luis III, con un rictus en los labios, de su mano derecha le pasa el anillo.
Retrato del Rey Luis XIV de Francia y de Navarra (1638-1715), en un grabado coloreado de finales del siglo XVII.
La noche de bodas no será más que una comedia. La flamante Duquesa de Borbón aún es una chiquilla, una niña. Tras la ceremonia religiosa, todo el mundo tiene que asistir a un concierto y, luego, asistir a la Cena del Rey. Se ha dado orden que no se consuma el matrimonio inmediatamente: habrá que esperar a que la hija del Rey cumpla sus 13 años, a menos que sus primeras menstruaciones aparezcan antes de lo esperado. Desflorar a una cría no es nada, pero someter su cuerpo a los rigores del sexo antes de que pueda procrear, la dejarían estéril. Se recomienda al novio la abstinencia. El duque se desnudará en el salón del Gran Apartamento, al final de la galería. Su Majestad le entrega la camisa de dormir y, de pasada, constata con estupor sus deformidades. De acuerdo con su nuera, la Delfina, el Rey y ella llevan a los novios hasta la cama nupcial. Se echan las cortinas, se cierran las puertas para, enseguida, reabrirlas, sacar a los recién casados del nido y llevarlos, cada uno por su lado, a sus respectivos aposentos.
La unión no se consumaría hasta 1686, pero una epidemia de viruelas hace estragos entre cortesanos y príncipes. No pudiendo llevarse a la Princesa de Conti, la Muerte se venga llevándose a Luis-Armando I de Borbón, Príncipe de Conti. A punto de fallecer estuvo también la Duquesa de Borbón, contagiada de viruelas. Para evitar cualquier contagio, su marido rehuye su habitación y no se quita jamás el pañuelo que aprieta bajo sus narices. Durante el día sale de cacería para combatir el contagio con el aire puro y el esfuerzo físico. Es su abuelo quien cuidará de ella, y quien caerá víctima de viruelas... La Duquesa de Borbón escapará de las garras de la Muerte.
MILITAR Y CORNUDO
Retrato de Luis III de Borbón-Condé, 13º Duque de Borbón (1668-1710); obra de H. Rigaud.
Luis III de Borbón se distinguirá durante las batallas de la Liga de Augsburgo, y en particular en Steenkerque y en Neerwinden.
Retrato de Francisco-Luis de Borbón, 4º Príncipe de Contí (1664-1709), primo del Duque de Borbón y amante de su esposa, según H. Rigaud.
En 1692, en la batalla de Steenkerque, da muestras de valía: es él quien dispondrá las tropas en orden de batalla, contribuyendo al éxito de las tropas del Mariscal-Duque de Luxemburgo. Pese a esa mención, y a su retorno a Versailles, los honores de la victoria honran a su primo, el Príncipe de Conti. Éste tiene a todas las damas a sus pies, incluída la esposa de Luis III de Borbón. Celoso, este último deja preñada, año tras año, a su esposa para disuadirla de tener amantes. Los rumores circulan... Francisco-Luis de Borbón-Conti parece haber obtenido algún que otro encuentro con la Duquesa de Borbón. Dado que no puede capturarle y someterle a tormento, ordena a sus numerosos espías que le sigan de cerca noche y día...
LA MUERTE
Retrato del Gran Delfín Luis de Francia (1661-1711); obra de H. Rigaud.
Luis III poseía todas las cualidades necesarias para dejarle entrever su porvenir y el de sus hijos, en la mayor de las esperanzas: el rango, el genio militar, el gusto por los asuntos públicos... Su esposa decidió entonces acercarle al Delfín. Poco a poco, parecía dibujarse la figura del próximo reinado, y sonreír a los Condé. Luisa-Francisca pensaba gobernar al Delfín y, gracias a esa influencia, su marido podría hacerse con el control de los ejércitos y del Estado. Era, desde luego, contar sin la Parca.
Desde hacía dos años, un tumor venía devorándole el cerebro, provocándole insufribles e indescriptibles migrañas oftálmicas hasta el punto de querer arrancarse los ojos. Perdió gusto por sus bacanales subidas de tono, y cada vez parecía menguar su razonamiento. Durante un tiempo, para contentar a sus médicos, se avino a tomar únicamente leche de vaca, cinco veces al día, y un día a la semana leche de burra. Pero se asqueó a fuerza de vómitos y volvió a sus comidas habituales.
Grabado del siglo XVIII reproduciendo el Pont-Neuf o Puente Nuevo de París, dominado por la estátua ecuestre del rey Enrique IV.
Fallecería en pleno carnaval, haciendo horribles muecas, mientras cruzaba el Pont-Neuf en su carroza, el 12 de marzo de 1710*. Un año atrás, su demente padre había pasado a mejor vida, convirtiéndole en el 6º príncipe de Condé. Viuda la Duquesa de Borbón, se encuentra finalmente libre y con ganas de llevar adelante sus intrigas para alcanzar el poder a través de su hijo y heredero.
(*)_Distintas fuentes dan distintas fechas de su fallecimiento. Unas lo sitúan el 12 de marzo, otras el 4 de mayo o el 11 de octubre.
domingo, 16 de noviembre de 2014
CURIOSIDADES -163-
"Regreso post-mortem"
El ex Rey Estanislao II Augusto de Polonia (1732-1798), último monarca electo de aquel país desgarrado entre tres voraces potencias vecinas (Prusia, Rusia y Austria), falleció exiliado en San Petersburgo, víctima de una apoplejía en 1798. Casi un siglo y medio más tarde, una mañana de julio de 1938, los aduaneros de una pequeña estación ferroviaria de la frontera polaca descubren, no sin sorpresa, un ataúd de plomo depositado en un vagón de mercancías aparcado en una vía de garaje. Picados por la curiosidad, lo abren y, estupefactos, descubren un esqueleto envuelto en un ajado manto de púrpura forrado de armiño, coronado y agarrando un cetro real: es el ex Rey Estanislao II Augusto Poniatowski, que los Soviéticos han devuelto a su país de origen ¡en virtud de un tratado de restitución de trofeos de guerra!
El ex Rey Estanislao II Augusto de Polonia (1732-1798), último monarca electo de aquel país desgarrado entre tres voraces potencias vecinas (Prusia, Rusia y Austria), falleció exiliado en San Petersburgo, víctima de una apoplejía en 1798. Casi un siglo y medio más tarde, una mañana de julio de 1938, los aduaneros de una pequeña estación ferroviaria de la frontera polaca descubren, no sin sorpresa, un ataúd de plomo depositado en un vagón de mercancías aparcado en una vía de garaje. Picados por la curiosidad, lo abren y, estupefactos, descubren un esqueleto envuelto en un ajado manto de púrpura forrado de armiño, coronado y agarrando un cetro real: es el ex Rey Estanislao II Augusto Poniatowski, que los Soviéticos han devuelto a su país de origen ¡en virtud de un tratado de restitución de trofeos de guerra!
CURIOSIDADES -162-
"Los Stroganov"
En el siglo XV, los Stroganov son unos mercaderes riquísimos, propietarios de inmensas extensiones de tierra. En 1446, un gran-duque de Moscú es hecho prisionero por los Tátaros que reclaman un rescate de 200.000 rublos. Para desgracia del ilustre prisionero, los cofres del Tesoro Moscovita están vacíos: ¡es la familia Stroganov quien se hace cargo del rescate!
Iván IV el Terrible encargará a los ricos Stroganov la conquista de Siberia y su colonización. Admitidos en los rangos de la aristocracia imperial con el Barón Grigori Dmitriyevich Stroganov (1656-1715) bajo el zar Pedro I el Grande, figurarán como los mayores terratenientes de todo el Imperio Ruso.
En el siglo XV, los Stroganov son unos mercaderes riquísimos, propietarios de inmensas extensiones de tierra. En 1446, un gran-duque de Moscú es hecho prisionero por los Tátaros que reclaman un rescate de 200.000 rublos. Para desgracia del ilustre prisionero, los cofres del Tesoro Moscovita están vacíos: ¡es la familia Stroganov quien se hace cargo del rescate!
Iván IV el Terrible encargará a los ricos Stroganov la conquista de Siberia y su colonización. Admitidos en los rangos de la aristocracia imperial con el Barón Grigori Dmitriyevich Stroganov (1656-1715) bajo el zar Pedro I el Grande, figurarán como los mayores terratenientes de todo el Imperio Ruso.
CURIOSIDADES -161-
"Gente con clase y clases de gente"
La célebre y precoz retratista francesa Elisabeth Vigée-Lebrun (1755-1842), pintora oficial y favorita de la reina María-Antonieta de Austria y de la alta sociedad cosmopolita, se vio obligada a exiliarse después de estallar la Revolución Francesa. Su vida corría verdadero peligro: su amistad con la Austríaca y sus relaciones con toda aquella pandilla de aristócratas ahora perseguida, convirtiéndose en un objetivo de Madame Guillotina, la forzó a recoger sus pinceles y pinturas para encontrar refugio y seguridad al otro lado del Rhin, con solo 100 luises de oro en el bolso. Que fuese en Viena como en San Petersburgo, donde fue acogida por la mismísima emperatriz Catalina II la Grande, la alta aristocracia rusa seguía dándose de codazos para que la inmortalizase en sus lienzos.
Pero en 1800, Elisabeth Vigée-Lebrun fue borrada de la Lista de los Emigrados y el embajador francés en San Petersburgo le entregó su pasaporte para regresar a su patria. Con inmensa tristeza, abandonó Rusia dos años más tarde para volver a una Francia totalmente transformada. Reinstalada en París para seguir con su oficio de pintora, no acaba de encontrar su sitio en una sociedad totalmente diferente a la que conoció antes de 1789. El único retrato que le encomendó en 1805 la familia Bonaparte, fue el de la Princesa Carolina Murat (1782-1839), la más joven hermana del emperador Napoleón I. Sin embargo, esa "Alteza Imperial" de maneras nuevas, propias de una advenediza, se mostrará tan desagradable con la retratista a lo largo de las sesiones de posado, que ésta acabaría por exclamar, asqueada: "¡He pintado a auténticas princesas que jamás me han atormentado ni me han hecho esperar tanto!"
La célebre y precoz retratista francesa Elisabeth Vigée-Lebrun (1755-1842), pintora oficial y favorita de la reina María-Antonieta de Austria y de la alta sociedad cosmopolita, se vio obligada a exiliarse después de estallar la Revolución Francesa. Su vida corría verdadero peligro: su amistad con la Austríaca y sus relaciones con toda aquella pandilla de aristócratas ahora perseguida, convirtiéndose en un objetivo de Madame Guillotina, la forzó a recoger sus pinceles y pinturas para encontrar refugio y seguridad al otro lado del Rhin, con solo 100 luises de oro en el bolso. Que fuese en Viena como en San Petersburgo, donde fue acogida por la mismísima emperatriz Catalina II la Grande, la alta aristocracia rusa seguía dándose de codazos para que la inmortalizase en sus lienzos.
Pero en 1800, Elisabeth Vigée-Lebrun fue borrada de la Lista de los Emigrados y el embajador francés en San Petersburgo le entregó su pasaporte para regresar a su patria. Con inmensa tristeza, abandonó Rusia dos años más tarde para volver a una Francia totalmente transformada. Reinstalada en París para seguir con su oficio de pintora, no acaba de encontrar su sitio en una sociedad totalmente diferente a la que conoció antes de 1789. El único retrato que le encomendó en 1805 la familia Bonaparte, fue el de la Princesa Carolina Murat (1782-1839), la más joven hermana del emperador Napoleón I. Sin embargo, esa "Alteza Imperial" de maneras nuevas, propias de una advenediza, se mostrará tan desagradable con la retratista a lo largo de las sesiones de posado, que ésta acabaría por exclamar, asqueada: "¡He pintado a auténticas princesas que jamás me han atormentado ni me han hecho esperar tanto!"
LULLY, un genio florentino en Versailles
JEAN-BAPTISTE LULLY
SUPERINTENDENTE DE LA MÚSICA DEL REY
Jean-Baptiste Lully, nacido Giovanni Battista Lulli en Florencia el 28 de noviembre de 1632 y fallecido en París el 22 de marzo de 1687, fue un compositor francés de origen florentino en el período barroco que desempeñó el cargo de superintendente de la Música Real durante el reinado de Luis XIV de Francia.
Por sus dones de músico y de organizador, asi como de cortesano e intrigante, Lully dominó el conjunto de la vida musical francesa siendo el orígen de varias formas que concibió y organizó: la tragedia lírica, el gran motet y la obertura a la francesa. Su influencia sobre toda la música europea de su época fue grande y numerosos son los que le deben algo, de un modo u otro... Henry Purcell, Georg Friedrich Haendel, Johann Sebastian Bach y Jean-Philippe Rameau se cuentan entre ellos.
Hijo de una pareja de molineros florentinos, Maldo Lulli y Caterina del' Sera, es descubierto en 1645 por el príncipe Roger de Lorena-Guisa, caballero de Malta (1624-1653). Se lo lleva consigo a Francia en 1646, consiguiendo empleo como "chico" de cámara al servicio de la Gran Mademoiselle, Duquesa de Montpensier, que deseaba perfeccionar sus conocimientos del idioma italiano.
Retrato de la Princesa Anne-Marie-Louise de Orléans, Duquesa de Montpensier (1627-1693).
A la edad de 13 años, manifestando serias disposiciones para la música, aprendió a tocar el violín, la guitarra y el clavicémbalo, demostrando ser un excelente bailarín, por lo que pronto se unió a la Gran Banda de los Violines del Rey, compuesta por 24 instrumentos. En 1653, Lully bailó con el rey Luis XIV en el Ballet de la Nuit. Poco después, obtuvo la dirección de la Banda de los Pequeños Violines.
Cortesano aplicado y hábil empresario, se convirtió en el primer compositor de la corte, y sus arias y ballets consagraron su reputación. Respaldado por Luis XIV, fue nombrado compositor de la Cámara y, finalmente, superintendente de la Música Real.
Naturalizado francés en 1661, casó meses más tarde con Madeleine Lambert, hija del director de la Música de la Duquesa de Montpensier. Tuvieron 6 hijos: 3 varones y 3 hijas. Una de ellas, Catherine-Madeleine Lully, casaría en 1684 con Jean-Nicolas Francine, sucesor de Lully al frente de la Real Academia de Música.
Retrato del dramaturgo y comediógrafo Jean-Baptiste Poquelin aka Molière (1622-1673).
A partir de 1664, Lully trabajó regularmente con Molière, creando el género de comedia-ballet sin por ello renunciar a los ballets de la corte. Después de una fructífera colaboración, Lully y Molière se enfadaron y se convirtieron en enemigos irreconciliables en 1671.
Desde 1672, Lully se hizo con el privilegio de la Real Academia de Música. Colmado de honores y riquezas, compuso una tragedia musical al año y eclipsó, gracias al favor real, a todos los demás compositores dramáticos de su época como Marc-Antoine Charpentier, André Campra y Louis-Nicolas Clérambault. En 1681, Lully llegaba al zénit de su carrera convirtiéndose en secretario del Rey.
Retrato del rey Luis XIV de Francia y de Navarra (1638-1715).
Pese a tener esposa y seis hijos, fue conocida y muy criticada su pronunciada inclinación por los de su sexo. Para colmo, Luis XIV tenía en horror lo que entonces se llamaba el "vicio italiano"; lo toleraba a duras penas ya que su propio hermano Felipe, duque de Orléans, era uno de los más notables homosexuales de la corte y el gran protector de los que eran perseguidos por sus aficiones sodomitas. Pero, cuando en 1685 las relaciones entre Lully y Brunet, joven y hermoso paje de la Capilla Real, fueron destapadas públicamente, el favor del Rey menguó hasta el punto de negarse a asistir al estreno de su última ópera Alcide, en 1686.
Retrato del Gran Delfín Luis de Francia (1661-1711).
No obstante, consiguió el favor del Gran Delfin, ante quien estrenó su última pastoral Acis y Galatea el mismo año.
La causa de la muerte de Jean-Baptiste Lully fue particularmente curiosa, ya que se originó en un accidente mientras dirigía el ensayo de un Te Deum que debía tocarse en la corte para celebrar la recuperación del Rey tras una enfermedad. No consiguiendo obtener lo que quería de los músicos, Lully, con su característico temperamento explosivo, se puso furioso y se golpeó violentamente un dedo gordo del pie con su "bastón de dirección" (larga y pesada vara engalanada con lazos anudados y un pomo de plata ricamente decorado, que servía para dar el compás o cadencia golpeando el suelo). La herida se infectó y, pese a una amputación, la gangrena se propagó al resto de su cuerpo hasta infectar gran parte de su cerebro.
Pese a su fallecimiento, Lully permaneció en la memoria como el verdadero creador de la ópera francesa. Había compuesto 14 tragedias líricas y más de 20 motetos entre los cuales destaca su famoso Te Deum de 1677, así como 11 motetos de un estilo más italiano.
Admirado por los músicos de su época, sus obras siguieron escuchándose en la corte sin discontinuidad hasta la Revolución de 1789. Su influencia fue inmensa en Francia, sobretodo sobre sus compatriotas como François Couperin, Marin Marais, Michel-Richard Delalande y Jean-Philippe Rameau. Muchos de sus alumnos contribuyeron a la difusión de su estilo en el extranjero, tanto en Inglaterra como en Alemania e Italia. Su orquesta se había convertido en un modelo de perfección por su disciplina y ritmo, por lo que su papel en la historia de la música instrumental del siglo XVII es considerable. De hecho, se le sigue admirando como el fundador de la orquesta moderna.
Fanfarria para el Carrusel Real (1662) / Primera pieza para trompetas, timbales y oboes:
sábado, 15 de noviembre de 2014
viernes, 14 de noviembre de 2014
DON MANUEL DE PORTUGAL, El Infante Aventurero
INFANTE REBELDE Y AVENTURERO
DON MANUEL DE BRAGANZA
CONDE DE OURÉM
DON MANUEL DE BRAGANZA
CONDE DE OURÉM
Don Manuel José Francisco Antonio Caetano Estevao Bartolomeu de Bragança y Baviera-Neuburg, Infante de Portugal, Conde de Ourém -por cortesía-, nació en el Palacio da Ribeira, Lisboa, Portugal, el 3 de Agosto de 1697 y falleció en la Quinta de Belas, Sintra, Portugal, el 3 de Agosto de 1766. Fue el séptimo hijo de Don Pedro II, Rey de Portugal y de los Algarves, y de su esposa la reina María-Sofía de Baviera-Neuburg, y hermano menor del rey Juan V de Portugal que, por no querer obedecer al deseo real de entrar en las órdenes clericales, se fugó a Amsterdam y recorrió Europa para ofrecer sus servicios al Emperador del Sacro Santo Imperio Romano Germánico.
Su educación principesca le llevaría a idealizar la vida militar, a tener un alto concepto de sí mismo y de su posición, soñando con gloriosas hazañas, laureles y honores. Sin duda influenciado por la Guerra de Sucesión Española a sus diez años, dejó escrito una sentencia que definía perfectamente su carácter: "Más deben los hombres perder la vida con honra que vivir en la infamia."
Retrato de Don Juan V de Bragança, Rey de Portugal y de los Algarves (1689-1750).
Destinado naturalmente a la carrera eclesiástica, el Infante Manuel se rebeló contra el deseo de su hermano a que entrase en las órdenes por ser el menor de la Familia Real. Deseoso de llevar una vida llena de aventuras y, sobretodo, a ejercer una gloriosa carrera militar a pesar de que su país estuviera en paz con sus vecinos, el Infante se enfrentó al rey negándose a doblegarse ante su deseo de convertirle en un príncipe de la Iglesia. La tensa audiencia pública entre el monarca y su hermano se saldó con un bofetón real ante toda la corte al perder el rey su sangre fría. Tras la deplorable desavenencia, el humillado, encolerizado e indignado infante de 18 años se dio a la fuga.
Acompañado por tres personas que formaban su restringida comitiva, se distinguían entre ellos a un hijo del Conde de Tarouca, Manuel Teles da Silva, de su misma edad, y a dos jóvenes criados más un repostero y otro de servicio general, el Infante Manuel se daba a la fuga con un puñado de joyas, 20 mil cruzados de plata y una carta de cambio del mismo valor (firmado por el comerciante Manuel de Castro Guimaraes con orden de cobro en Londres) en los bolsillos, embarcó secretamente a bordo de un barco británico destino a los Países-Bajos, el 5 de noviembre de aquel año de 1715.
Tras de si dejaba una extensa carta al rey Juan V, en la que justificaba su partida para atender el ofrecimiento de Viena a luchar contra los Turcos.
Una vez desembarcado en Amsterdam (14 de noviembre de 1715), donde fue recibido por el embajador Luis da Cunha, llevó una vida alegre y disipada que provocó las quejas del viejo diplomático: "Incesantes fiestas, carreras de trineos y bailes en las que danzaba hasta las 7 de la mañana me dejaban medio muerto, al tener que asistir..."; de Amsterdam pasó a La Haya donde el jolgorio siguió a lo largo de 3 meses más. Recibió allí la orden de su hermano de volver inmediatamente a Portugal. Desafiante, rehusó doblegarse y viajó a París, donde fue bien acogido por el Conde da Ribeira Grande y agasajado por la corte francesa. Una nueva orden de regreso por parte de Lisboa le empujó a huir de nuevo.
Retrato del Príncipe Eugenio de Saboya-Carignano (1663-1736), según J. Van Schuppen.
De Francia pasó a Alemania y ofreció sus servicios al Príncipe Eugenio de Saboya-Carignano, primer ministro del emperador Carlos VI de Austria, para luchar contra los Turcos en Hungría. Aceptada su oferta por Viena, se le encontró 4 días después guerreando en la batalla de Petrovaradin, donde sufrió una herida sin importancia pero en la que se cubrió de gloria. Poco después, participó activamente en el asedio y captura de Timisoara.
Retrato de Carlos VI de Austria, Emperador del S.S.I.R.G., Rey de Hungría y de Bohemia (1685-1740).
En 1717, convertido en un oficial del Ejército Austríaco, siguió sirviendo bajo las órdenes del Príncipe Eugenio y participó en la conquista de Belgrado. Tras el Tratado de Passarowitz, que ponía un término a la guerra austro-turca (1718), fue agraciado con el rango de mariscal-de-campo de los Ejércitos Imperiales y obtuvo el mando de un regimiento de acorazados con una renta de 50 mil cruzados. Sin ocupación ni destino concreto, el Infante Manuel se dedicó a viajar por todas las cortes europeas, viviendo una vida de placeres y frivolidades que hicieron correr ríos de tinta entre los escritores contemporáneos.
Retrato de Maria Zofia Sieniawska (1698-1771), Princesa Czartoryska.
En 1728, se convirtió en uno de los candidatos barajados para obtener la mano de la rica Maria Zofia Sieniawska (1698-1771)*, gracias al respaldo de Viena, en un intento de conseguir una sólida posición en Polonia antes de la celebración de la elección de un nuevo monarca polaco. De sobras conocido en las cortes de Viena y de San Petersburgo, fue propuesto como el nuevo Rey de Polonia durante un breve tiempo en el curso del año 1733, y durante la Guerra de Sucesión Polaca. El fracaso de su candidatura polaca le desilusionó y le llevó a regresar a Portugal el 21 de octubre de 1734, al no tener los medios suficientes para seguir viviendo lejos de su país natal y sin el sustento de una pensión. Para colmo, había acumulado muchas deudas por culpa de su dispendioso tren de vida.
Retrato de Don Manuel de Bragança, Infante de Portugal, Conde de Ourém (1697-1766).
Regresado a la corte lisboeta, su hermano Juan V le asignó a residencia en el Palacio de los antiguos Señores de Belas (La Quinta de Belas, en Sintra, propiedad del Conde de Pombeiro), bajo la estrecha vigilancia de su guardia, concediéndole también el título de Conde de Ourém y una pensión, amén del pago de sus deudas pero vetándole el acceso a la corte. Instalado en su nueva residencia, pasó sus 32 ultimos años como un mecenas sin grandes medios económicos pero rodeado de una animada corte de escritores y artistas.
Sobrevivió a su hermano el rey Juan V y al devastador terremoto que destruyó Lisboa al encontrarse en Sintra.
Murió soltero y sin hijos el día de su 69º cumpleaños y fue sepultado con honores en el Panteón Real del Monasterio de Sao Vicente de Fora, de Lisboa.
(*)_Maria-Zofia Sieniawska, viuda de su primer matrimonio con el magnate Stanislaw Donhoff, acabó casándose con el Príncipe August Aleksander Czartoryski, tras ser pretendida por 5 otros candidatos (el Conde de Charolais, príncipe de la Casa de Borbón-Condé, el Infante Manuel de Portugal, el Conde Jan Klemens Branicki, el Conde Franciszek Salizy Potocki y el Príncipe Jan Tarlo) . Su fabulosa herencia, recibida de su padre en 1726, se componía de extensas propiedades en Rutenia, amén de 35 ciudades, 235 pueblos y aldeas, y de la fortaleza de Berezhanyski; a esa prodigiosa fortuna se sumaron las propiedades y fincas de su difunto marido, y todos los bienes de su madre. Es la antepasada de la actual Reina de los Belgas, Mathilde d'Udekem d'Acoz, consorte del rey Philippe I de los Belgas.
jueves, 13 de noviembre de 2014
ACTUALIDAD: 9N, PIEL DE GALLINA
9N, PIEL DE GALLINA
No fui a votar el 9-N. No por falta de ganas, sino porque pese a estar empadronada en Cataluña, todavía en mi documento de identidad figura mi anterior domicilio español. No creo que sea fácil para mucha gente, hacerse una idea de la alegría que se desborda dentro de mí, tras haber podido liberarme de una situación personal extremadamente compleja, en donde la oscuridad y la hipocresía conforman los ejes de un estrato social endogámico, orgulloso de su caspa y reñido con el menor concepto de libertad personal.
Se dice que somos los peores analistas de nosotros mismos y es muy posible que yo sea víctima del síndrome del converso, pero la sensación de descompresión es tan gratificante para mí, que lo que menos me importa en estos momentos es el calificativo que puedan adjudicarme.
El hecho de que no estuviera habilitada para votar el domingo, no significa ni mucho menos que renunciara a participar de esta gran orgía catalana de la libertad, que no lograron atenuar ni el secular dogmatismo gubernamental, ni un tiempo inestable. En los ojos de la gran mayoría de personas con las que me crucé, se atisbaba el indisimulable brillo de una sonrisa transgresora. Posiblemente muchos de ellos no habían vuelto a disfrutar de tan gratificante sensación desde sus años de pubertad.
La noche previa a la jornada reivindicativa fue para algunos, lo más parecido a una noche de reyes. Me llamó la atención que a más de un amigo, le costara controlar sus nervios y contara cada minuto que faltaba para poder ir a votar. Les pregunté y me confesaron que experimentaban la sensación de ir a votar por primera vez.
Dicen que la necesidad aviva el ingenio y mis ansias de paladear los aires de libertad en comunión con otras personas no conocen límites. La mejor manera que encontré para disfrutarlos, fue apuntándome como periodista voluntaria a una televisión, para ir remitiendo datos e impresiones durante el transcurso de la jornada. Una experiencia que acabó siendo realmente inolvidable.
Si dijera que durante mi periplo por distintas mesas logré contener la emoción, mentiría. Vi a ancianos con mirada ilusionada; a gente abrazándose tras haber votado; a una señora besando a los miembros de la mesa; a vecinos de cola departiendo como si se hubieran conocido de toda la vida. Sin embargo, la anécdota más impactante me la relató un compañero que también ejercía de reportero voluntario: un anciano fue a votar antes de asistir al entierro de su esposa. "Ella hubiera sido la primera en venir a votar" , dijo conteniendo a duras penas sus lágrimas (foto de abajo). Todo aquello solo podía definirse como complicidad y dignidad de un pueblo. No me pregunten si era legal o ilegal; solo sé que no había visto nada parecido en toda mi vida.
La participación se situará alrededor de los 2,4 millones cuando hayan votado los rezagados. Cualquiera con dos dedos de frente sabe que lo del 9-N fue una exhibición de firmeza popular sin precedentes. No fue una votación más; fue entre otras cosas, un desplante en toda regla al mismo Tribunal Constitucional que cuatro años y cuatro meses antes, había dictaminado que el voto de los catalanes en un referéndum con todas las bendiciones legales, era papel mojado.
Tratar de restarle méritos a aquel estallido de libertad y democracia, solo se entiende si va dirigido a los sectarios de turno. La mayoría absoluta de la que disfruta el PP, se logró con el mismo porcentaje de votos que obtuvo el SI-SI en Cataluña el pasado domingo. Sin embargo, lo más relevante desde mi punto de vista, fue que en esta ocasión, los votos pro independencia, han superado en 260.000 a los que obtuvieron el grueso de fuerzas soberanistas en las pasadas elecciones autonómicas y eso ha sucedido en un ambiente de amenazas por parte del gobierno central y bajo la reiterada consigna de que la votación no servía para nada. Tan solo un gobierno zombi puede ignorar esta incontestable realidad. Mi impresión es que cada día que pasa, la situación se consolida más irreversible.
Lo que carece de cualquier sentido es que los 3,5 millones que no han votado se los adjudique una opción determinada. Parece más sensato pensar que en un referéndum con pregunta binaria o en una convocatoria plebiscitaria, 1/3 de esta mayoría silenciosa, sería favorables al no; 1/3 favorable al sí y 1/3 abstencionista, lo cual nos arroja la cifra de 3,2 millones votos independentistas, 1,4 millones de votos unionistas y 1,2 millones que irían a la abstención. Es muy complicado obligar a más de 3 millones de catalanes a que se sientan españoles a la fuerza. Claro que eso es tan solo mi humilde opinión.
"9N, Piel de Gallina" de Pilar de Díez Ruz-Hinojosa / 11-11-2014 / http://pilidiez.wordpress.com
in Perder una guerra se asimila. Los escarnios permanecen indelebles.