En cierta ocasión, en un restaurante de Cadaqués, apareció el artista Salvador Dalí acompañado por todo un tropel de amigos. Como era costumbre en él, Dalí daba por sentado que no pagaba la cuenta, ni la de él ni la de sus acompañantes. Su sola presencia ya era un gran pago, un honor y una impagable publicidad para cualquier local. El propietario del restaurante le pidió entonces, muy educadamente, que al menos tuviera el detalle de hacerle un garabato en una servilleta de papel para saldar lo adeudado y Dalí rubricó su firma en ella.
-"¿Solo la firma?" suelta el propietario decepcionado al artista, "¿Por qué no me añade un pequeño dibujo?"
Y Dalí le espetó, contundente:
-"¡He dicho que le pagaba la comida, no todo el restaurante!"
Anécdota de: Salvador Dalí i Domènech, Marqués de Dalí de Púbol (1904-1989), artista, pintor, escultor, escenógrafo y grabador surrealista.
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