Los tres días de festejos en Chantilly, ofrecidos en honor del rey Luis XIV en abril de 1671 por su primo el Príncipe Luis II de Condé, no fueron para nada satisfactorios para su organizador. La primera noche, los asados no llegan a la mesa; la segunda noche, los fuegos artificiales se traducen en un fiasco por culpa del mal tiempo; la tercera noche, el pescado y el marisco no llegan a tiempo... De desespero y sintiéndose deshonrado, el célebre François Vatel, controlador general de la boca del Príncipe de Condé y responsable de los festejos, se atraviesa a si mismo con su propia espada. Poco después, su cadáver es descubierto por un pinche de cocina que le buscaba para anunciarle que el pedido había llegado por fin; demasiado tarde...
Anécdota del Siglo XVII.
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