UNA SEDE DE PODER:
EL PALACIO DEL ELÍSEO
Situado en el número 55 de la parisiense calle Faubourg-Saint-Honoré, del distrito VIIIº, el actual palacio fue el palacete del entonces Conde d'Évreux, quien encargó su diseño y construcción al arquitecto Armand-Claude Mollet, y cuyas obras se llevaron a cabo entre 1718 y 1722.
El Palacete u Hôtel d'Évreux nació a raíz de una burla del Regente Felipe II de Orléans cuando el Conde d'Évreux le solicitó la capitanería de las cazas de Monceaux:
-"Os la daré cuando yo mismo pueda entregárosla en vuestro palacete."
El Palacete u Hôtel d'Évreux nació a raíz de una burla del Regente Felipe II de Orléans cuando el Conde d'Évreux le solicitó la capitanería de las cazas de Monceaux:
-"Os la daré cuando yo mismo pueda entregárosla en vuestro palacete."
Retrato de Henri-Louis de La Tour D'Auvergne, Conde d'Évreux (1679-1753); obra de H. Rigaud.
Para poder pagar la construcción de su lujoso palacete y asegurar su tren de vida de acuerdo con su rango, el Conde d'Évreux casará con la hija del financiero Antoine Crozat, cuya dote se eleva a la fabulosa cifra de 2 millones de libras. Él tiene entonces 32 años y ella 12. Se separará de la rica heredera el mismo día del baile ofrecido para la inauguración de su nueva residencia, el 14 de diciembre de 1720. El conde, que había especulado con el sistema de Law y la Compañía de las Indias, retiró el suficiente dinero para indemnizar a su suegro.
El Hôtel de Évreux, representado a vista de pájaro en los llamados Planes Turgot de 1734-1739.
Plano alzado y corte del Hôtel de Évreux en el siglo XVIII.
Como lo prometido es deuda, el Regente acudirá en persona al Hôtel d'Évreux para entregar al conde su nombramiento al frente de la Capitanía de Cazas de Monceaux, regalándole además 530 m2 de terreno para felicitarle por haber ganado el desafío.
El Conde d'Évreux morirá en su admirada residencia parisina en 1753, considerada como la mejor y más elegante casa de su tiempo. El mismo año, será el rey Luis XV quien comprará el palacete para convertirlo en la residencia de la Marquesa de Pompadour, su gran amiga y favorita, por la suma de 730.000 libras. Aunque los lugares encantan a la amante del rey y le llevan a acometer reformas, ampliaciones y redecoraciones, acaba por espaciar sus estancias tras la súbita muerte de su hija en 1754.
Detalle de un retrato de la Marquesa de Pompadour, Jeanne Antoinette Poisson-Le Normant d'Étioles (1724-1764); obra de F. Boucher.
Tras el deceso de la Marquesa de Pompadour, el edificio sirvió de escaparate a lo largo de un año para subastar todo el mobiliario y las obras de arte que había amasado y repartido en sus numerosas residencias la difunta. El Hôtel d'Évreux volvía a ser propiedad de la Corona y destinado a hospedar a los monarcas extranjeros de visita en Francia.
En 1773, nueve años después de la desaparición de la Marquesa de Pompadour, el palacete es adquirido por el banquero Nicolas Beaujon, quien desembolsa 600.000 libras y se instala entre sus muros a partir del 30 de noviembre de 1774. La residencia, degradada en el curso de esa lacuna de 9 años, llevan al banquero a rehabilitarla y redecorarla, encargando el grueso de las obras al arquitecto Étienne-Louis Boullée. Se hacen retoques interiores y se ensancha y alarga el edificio.
Busto del banquero Nicolas Beaujon (1718-1786); obra de Houdon.
El financiero, convertido en un inválido, conservará su palacete hasta agosto de 1786, momento en que lo vende al rey Luis XVI por la suma de 1.100.000 libras pese a la estimación inicial de 3 millones. El monarca le otorga una utilidad concreta: convertir el palacete en residencia para los embajadores extraordinarios y los soberanos extranjeros de visita oficial o privada en la capital.
El 21 de diciembre, Nicolas Beaujon fallece entre sus muros. El 25 de abril de 1787, todo el mobiliario y los elementos decorativos son vendidos en subasta pública.
Retrato al pastel de la Princesa Louise-Marie-Thérèse-Bathilde de Orléans, Duquesa de Borbón (1750-1822).
El mismo año de 1787, es la Duquesa de Borbón, hermana del Duque de Orléans, quien ya anda separada de su marido desde 1781 y cuya presencia en la corte de Versailles ha sido vedada por sus aventuras amorosas, la que compra al rey el palacete por la suma de 600.000 libras. Desde ese momento, la residencia es rebautizada como Hôtel de l'Élysée (Palacete del Elíseo), dada su vecindad con la avenida.
La dueña del lugar, apasionada de quiromancia, astrología y ciencias ocultas, da rienda suelta a sus aficiones en compañía de personalidades tan famosas como el Doctor Mesmer, por citar solo a una.
Durante la Revolución Francesa, la Duquesa de Borbón será apodada popularmente "la Ciudadana Verdad" por su adhesión al republicanismo y sus donaciones al directorio del distrito de los Capuchinos para asegurar la paz pública. Sin embargo, y por culpa de la huída a Austria de su sobrino el Duque de Chartres en 1793, será arrestada y encarcelada por orden de la Convención, y por espacio de año y medio en el Fuerte de Saint-Jean de Marsella. Milagrosamente salvada de la guillotina durante el Terror, sería liberada en 1795 obteniendo el permiso para volver a su residencia parisina. Durante su encarcelamiento, la Convención había requisado todos sus bienes. Tendría que esperar hasta enero de 1797 para que el Directorio le devolviera oficialmente su Palacete del Elíseo.
Dada su mala situación financiera, la Duquesa de Borbón se verá en la necesidad de alquilar los bajos a una pareja de empresarios flamencos, los Hovyn, que abrirán un establecimiento en el que se ofrecen bailes populares, juegos de salón, conferencias y conciertos públicos. Se organizan incluso exposiciones de pintura y escultura, y salones literarios. Aparte de esto, las "habitaciones privadas" son alquiladas para encuentros amorosos de una noche.
En este negocio tan diverso, la Duquesa de Borbón se embolsa 18.000 libras por año; los muebles son alquilados por la suma de 3.200 y, por 8.000 libras de más, la pareja puede organizar fiestas campestres en los jardines.
El golpe de Estado del 18 fructidor del Año V, dirigido sobretodo contra los monárquicos, lleva al exilio a la Duquesa de Borbón fuera de Francia; ella, junto con su cuñada y su primo el Príncipe de Conti, son llevados hasta la frontera española para que se instalen en Barcelona. La Duquesa no volverá a París hasta pasados diecisiete años y tras la caída del Ier Imperio.
El Directorio vende entonces el palacete de la duquesa como bien nacional y anula el contrato de alquiler de los Hovyn. Estos últimos conseguirán comprar la residencia gracias a la ayuda de un avalador que les adelanta la suma de 10.300.000 libras, pero por la cual tan solo pagan un tercio.
El matrimonio Hovyn se desharía de su negocio el 19 de junio de 1798, vendiendolo a un tal Ribié, antiguo director de teatro que, a su vez, lo vende en 1801 al heladero italiano Velloni. El mobiliario fue embargado el 13 de marzo del mismo año. Pero la hija de los Hovyn, Julie Marie Liévine Hovyn, recompra diferentes partes de la propiedad y abre diversos locales que dan a la calle y que se convertirán en tiendas de vinos, restaurantes y mercerías; divide también el 1er piso del palacete en quince apartamentos que alquila por 300 y 900 Francos, dándole una renta anual de 14.660 Francos. Un apartamento de ocho estancias sería incluso alquilado por 1.200 Francos a Madame de Lavaulx, con derecho a los jardines.
En 1799, el Consulado pone un término a esos dislates. El cuñado de Napoleón Bonaparte, Joachim Murat, compra la propiedad a la hija de los Hovyn el 6 de agosto de 1805, por 570.000 Francos. Dada la degradación del palacio, Murat tendrá que encargar importantes y costosas obras de reacondicionamiento, restauración y redecoración. Entre sus paredes se instalará con su esposa Carolina Bonaparte. El palacete pasa al estatus de palacio al recuperar su esplendor de antaño.
Retrato del Príncipe Joachim Napoleón Murat, Gran Duque de Berg (1767-1815), Rey de Nápoles.
Cuando Murat se convierte en el nuevo rey de Nápoles, deberá abandonar su Palacio del Elíseo al Estado el 15 de julio de 1808, asi como todo su mobiliario. Napoleón I y Josefina de Beauharnais ocuparán el Elíseo hasta la Campaña de Francia. Más tarde, tras el divorcio de la imperial pareja, el palacio sería ofrecido a la ex emperatriz como residencia oficial, junto con los castillos de Malmaison y de Navarre. Napoleón I se lo intercambiará por el Palacio de Laeken, en Bruselas, el 13 de febrero de 1812. La nueva consorte del Emperador, Maria-Luisa de Austria, sería instalada en la primera planta junto con su hijo el rey de Roma.
En 1814, tras el desastre imperial, es el zar Alejandro I Pavlovich quien se hospeda entre sus muros para, luego, cedérselos al vencedor de Waterloo, el Duque de Wellington... Con el retorno de los Borbones, la Duquesa de Borbón reclamará la devolución de su antigua propiedad, pero Luis XVIII se la denegará ofreciéndole en compensación el Hôtel de Matignon o el de Valentinois.
Retrato del Príncipe Charles Ferdinand de Francia, Duque de Berry (1778-1820).
El Palacio del Elíseo se convertirá en la residencia oficial de los Duques de Berry en diciembre de 1815. El sobrino carnal del rey Luis XVIII y su esposa Maria-Carolina de las Dos-Sicilias, se instalarían definitivamente en 1816. El 13 de febrero de 1820, el Duque de Berry sería asesinado a la salida de la Ópera, por un obrero llamado Louvel. La Duquesa, desmayada y con el vestido salpicado de la sangre de su esposo, es llevada a toda prisa de vuelta al palacio. Tras unos meses deprimentes, la viuda abandona el lugar para instalarse en Las Tulerías, donde daría a luz al hijo que esperaba de su marido. El 15 de abril, se cubrían con sábanas todo el mobiliario del Elíseo y quedaba desafectado por espacio de 28 años.
En las casi tres décadas que van desde 1820 a 1848, el Palacio del Elíseo no tiene un destino concreto; en ocasiones, serviría ocasionalmente de residencia a los monarcas extranjeros de visita oficial en Francia.
En 1848 y bajo la joven IIª República, tras ganar las elecciones presidenciales, Luis Napoleón Bonaparte es curiosamente instalado en el Palacio del Elíseo, escogido como su residencia oficial y permanente en la capital. Al tercer año de su mandato, el Príncipe-Presidente urdirá su golpe de Estado (diciembre de 1852) proclamando el IIº Imperio y la caída del régimen republicano.
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