Napoleón I, que pasó la mayor parte de su existencia sobre los campos de batalla, tan solo sufrió un percance en su vida: el 23 de abril de 1809, en Ratisbona. Fue herido por una bala en el talón. Extraída ésta por el cirujano y vendado, el emperador volvió a ensillar su montura para continuar batallando.
Anécdota de: Napoleón I, Emperador de los Franceses (1769-1821).
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