El mariscal francés Catinat, que fue uno de los más brillantes capitanes del reinado de Luis XIV, era tan modesto como bueno y desinteresado. Su carácter prudente y reflexivo le habían merecido el apodo, otorgado por sus tropas, de "Padre Pensamiento". La sencillez en su forma de vestir era equivalente a su indiferencia por los honores y las distinciones. Enemigo de cábalas y de la intriga, se había elevado hasta la primera dignidad militar sin jamás haber solicitado nada a nadie.
En 1705, su nombre fue incluído en una lista de nuevos caballeros de las órdenes del Rey, pero Catinat rehusó tal distinción atrayéndose los reproches de parientes y familiares. Cansado de oír siempre la misma queja al respecto, acabó por soltarles:
-"¡Pues muy bien! ¡Ya podéis borrarme de vuestra genealogía!"
Anécdota de: Nicolas de Catinat de La Fauconnerie, Señor de Saint-Gratien y Mariscal de Francia (1637-1712).
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