El señor Émile Littré apreciaba particularmente la exacta utilización de las palabras. Un buen día, su esposa entró en su despacho pillándole con la criada, ambos completamente desnudos y ocupados en hacer lo que la naturaleza manda acometer en esas ocasiones. Madame Littré, muy digna, se exclamó:
-"¡Estoy sorprendida!"
-"No, corrigió el marido, somos nosotros los sorprendidos. Vos estáis asombrada."
Anécdota de: Émile Littré, lexicógrafo y filósofo, autor del Diccionario de la Lengua Francesa (1801-1881).
No hay comentarios:
Publicar un comentario