Al producirse el alzamiento contra Isabel II, en 1868, un cortesano le habló a ésta de volver a Madrid, pues se hallaba en San Sebastián, donde según él le esperaban la gloria y el laurel, y la reina le respondió jacarandosa:
-Mira, hijo, la gloria para los recién nacidos y el laurel para la pepitoria.
Anécdota de: Isabel II, Reina de España (1830-1904).
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