Cuando Carolina de Brandenburgo-Ansbach agonizaba en su lecho de muerte en 1737, rogó a su marido el rey Jorge II de Gran-Bretaña (1683-1760) que volviera a casarse. Galantemente, éste le respondió que no iba a volver a casarse ya que con sus amantes tenía más que suficiente. Entre éstas se pueden resaltar dos o tres nombres, como la condesa de Yarmouth, de la cual tuvo un hijo bastardo, la condesa de Suffolk y Lady Deloraine. Pero por lo visto, Jorge II no le hacía ascos al sexo masculino... Persistentes rumores le adjudican un "affaire" con el 2º duque de Argyll, uno de sus más leales generales escoceses que reprimió duramente las rebeliones Jacobitas.
En su vejez, anduvo casi siempre clavado en cama, sufriendo agudos ataques de gota.
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