Antes de la llegada del ministro Jean-Baptiste Colbert, la marina francesa era casi inexistente. A la muerte del gran ministro de Luis XIV en 1683, su efectivo pasó de 18 a 276 navíos en tan solo 23 años. Al mismo tiempo, aparecieron los corsarios del rey, que no costaban un céntimo a las arcas del Estado y aportaban grandes beneficios a la Corona con sus rapiñas en alta mar.
Anécdota del siglo XVII.
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